05 - Final

Frío Leo

Vale, repasemos mentalmente. Había hecho algo que me prometí que no podía hacer. Enamorarme de alguien cuando sabía perfectamente que dentro de unos pocos días nos separaríamos y aunque podríamos mantener el contacto, no sería lo mismo.

Pero bueno... Qué se le va a hacer...

Cuando por fin salí de mi ensimismamiento y volví a la Tierra, me di cuenta de que Leo seguía en una mezcla de shock, mundo interior y lo que parecía ser un espectáculo de fuegos artificiales en su cabeza. Lo sé porque eso es lo que me había pasado a mí y tenía la misma cara de pasmado que yo.

-Leo... Leeeeeeeooooo...-dije agitando mi mano por delante de su cara, a ver si lo conseguía recuperar.

-Mm... ¿Eh?-dijo volviendo en sí. A medias.

-Deberíamos volver. Aunque me gusta mucho pasar tiempo contigo, hacerlo aquí nos convertiría en dos cubitos de hielo.

Lo que dije pareció que terminó de despejar a Leo. Aunque de una manera singular... Ahora se estaba ruborizando. ¿Eing? ¿Y por qué? ¿Qué dije? Repasemos mentalmente... “Cubitos de hielo...” “Hay que volver...” “Pasar tiempo contig--”

Aaaahhhh....

Oyyyy, pero que mono...

-Leo, ¿sigues ahí?-dije con una sonrisa divertida.

-¿E-Eh? Sí, s-sí...

-¡Pues vamos!-dije cogiéndole la mano y echando a caminar por las festivas calles de Dublín. A ver, era todo muy bonito y tal, PERO ME ESTABA CONGELANDO DE VERDAD.

Llegamos rápido al edificio del campamento, ya que a mitad de camino empecé a caminar deprisa, pues notaba cómo empezaban a dolerme las articulaciones del frío. Iba practicamente arrastrando a Leo, lo cual debía ser muy divertido de ver, ya que una chiquilla de 1,60 llevando a rastras a una torre de 1,80...

Tras atravesar las puertas, nos dimos cuenta que por donde quiera que pasábamos todos nos miraban como si fuéramos de otro planeta. Los susurros de los cuchicheos pronto pasaron a ser voces que se oían claras, sin importar si Leo o yo nos enterábamos de lo que hablaban. Dedos que nos señalaban, bocas tan abiertas que parecía que se les caería la mandíbula...

Leo estaba incómodo. Me apretaba la mano con tanta fuerza que ya me estaba empezando a doler. Giré mi cabeza para dirigirme a él, pero al ver su cara sentí cómo el corazón me daba un vuelco. Leo tenía pinta de estar muy asustado.

Bueno, teniendo en cuenta de que Leo era conocido por su ausencia aún así cuando estaba presente, pasar de eso a caminar por los pasillos de la mano de una chica, pues era seguro que llamaría la atención. Bueno, por lo menos no me había soltado la mano.

Tengo que hacer algo para calmarlo...

Mm... ¡Oh!

-¿Que crees que dirán nuestros amigos de esto?-dije haciendo como si no viera a toda la gente que había a nuestro alrededor.

De repente, Leo dejó de fijarse en la muchedumbre y me miró sorprendido, pero sin miedo en los ojos. Bueno, mentira. Miedo sí tenía, pero otro tipo de miedo.

-Que nunca deben enterarse. Por lo menos los míos. Si no, será mi fin...

-Lo mismo digo.

-Son capaces de coger un avión hasta aquí solo para vernos.

-Lo mismo digo.

Sin darnos cuenta, con la conversación centrada en Sol y los amigos de Leo, llegamos hasta nuestra habitación sin reparar en nuestros alrededores. Los cuchicheos se desvanecieron, los índices apuntándonos desaparecieron... Sólo estábamos Leo y yo, caminando mano en mano por los pasillos del edificio. Aunque he de decir que me pareció ver al grupito diva... Y no miraban con muy buena cara... Tengo que tener cuidado al salir mañana...

Al llegar a la habitación, dejamos todas nuestras cosas en el suelo y nos cambiamos de ropa (juntos no, que andáis pensando, lector@s ertid@s...). Ya habíamos cenado por el camino, y estábamos tan cansados que nos costaba pensar con claridad. Y tras echarle un vistazo al reloj, entendí por qué: las 3 de la mañana. ¿En qué momento se había hecho tan tarde?

-Bueno... Yo ya me voy a la cama...-dije bostezando.

-Oh... Que duermas bien...-dijo Leo en su tono característico casi inaudible.

-Igualmente.-dije acercándome a él y dándole un beso en la mejilla.

Leo me miró sorprendido y acto seguido su cara se trasformó en un tono de rojo que cualquier tomate envidiaría. No pude reprimir una carcajada, lo que hizo que Leo se pusiera todavía más rojo, si es que eso era posible, e intentara ocultarlo llevándose las manos a los mofletes. ¡Aish, pero qué mono! ¿De verdad que no me lo puedo llevar de vuelta a España?

Después de subir la escalera que separaba nuestros dos “pisos”, apagué la luz de arriba para parecer que estaba durmiendo y me asomé disimuladamente por la barandilla para mirar a Leo. Me gustaba este tipo de habitación, ya que la parte de arriba no estaba cerrada. En lugar de una pared, había una barandilla para prevenir caídas desde el primer “piso” (seguro que el campamento no quiere problemas de chicos con cabezas rotas...), haciendo que la habitación pareciera más amplia de lo que era.

Esperando que no me viera, saqué casi toda la cabeza por la barandilla, ya que la parte de Leo estaba justo debajo de mi suelo, y allí pude ver a un Leo nervioso/sorprendido/¿maravillado? Tenía una sonrisa que lograría derretir los casquetes polares. No me extraña que tengamos problemas con el calentamiento global con chicos así...

El chico tenía la mirada perdida y, tal y como decía mi madre, estaba abobado. Lo más probable es que ahora estuviera en su mundo interno, y si le llamabas, pues no respondería.

Aunque vamos a ser claros. Leo no era el único que se sentía así. Estoy segura de que mi corazón latía a una velocidad demasiado rápida para ser normal. Los latidos eran tan fuertes que los podía oír en mi cabeza, y tenía miedo de que Leo los estuviera oyendo también. Seguramente también estaría roja, pero no tanto como Leo. Eso era difícil de superar.

Con una alegría desbordante, saqué la cabeza de la barandilla y caminé intentando no hacer ruido para llegar hasta mi cama. No era plan que Leo se enterara de que le estaba espiando.

Cuando me acosté en la cama, me di cuenta de lo verdaderamente cansada que estaba. Fue caer y puf, lo siguiente que recordé fue estar abriendo los ojos ante tal claridad que se colaba en la habitación por las mañanas por el maldito tragaluz. De verdad. ¿Tan difícil es ponerle una persiana?

Después de estirarme en la cama y terminar de despertarme, me senté y debatí conmigo misma lo que iba a hacer. Quería hablar con las divas. Aunque sabía que no iba a salir bien escarmentada...

Me vestí lo más rápido que pude y bajé las escaleras sin hacer ruido para no despertar a Leo. Cogí la llave y tras cerrar la puerta, me dirigí a buscar a las divas. ¿Que tipo de tontería es esta? ¿Acosan al chico porque no quiso salir con una de ellas? Yo que creía que eran más maduras...

No tuve que buscar mucho. Siempre solían estar en el mismo sitio, el cual yo sabía perfectamente donde estaba ya que había pasado mis primeros días allí. Cuando llegué, las cuatro chicas dejaron de hablar y me miraron como si fuera una especie de demonio.

-Ooh... Mira quién se ha dignado a aparecer por aquí...

No te líes a patadas, Luna, no te líes a patadas...

-Uno, fuisteis vosotras las que no me queríais ver. Segundo, no vengo a hablar de mí.

-Oh, ¿vienes a defender a tu amorcito?-dijo Ashley lanzando no se cuantos besos al aire.

No te líes a patadas, Luna, no te líes a patadas...

-Decidme, ¿cuántos chicos hay en este sitio? ¿Cuantos chicos hay en Dublín?

-Puff... Un montón...-dijo Natasha sin ver a donde quería llegar.

-Entonces, ¿por qué la tenéis cogida con Leo?-dije cruzando los brazos para evitar que se me fueran a sus pelos y sufriéramos un desastroso incidente.

-Uno, porque NADIE nos dice que no. Dos, porque es divertido.

-Uno, ¿en qué clase de mundo vivís para tener ese tipo de pensamiento? Dos, si una persona sufre no es divertido.

-Venga... Si eran simplemente bromitas...-dijo Valentina pasándome el brazo por encima del hombro.

-Eh... Sí, claro, lo que vosotras digáis.-dije yo, quitándome el brazo de Valentina de encima.- Va en serio, dejad a Leo en paz. Dejad a todo el mundo en paz. ¿Por qué os tenéis que meter con alguien para ser felices? ¿Tan aburridas son vuestras vidas?

-Mira bonita...-dijo Carla cogiéndome por el pelo.-Lo que nosotras hagamos no es asunto tuyo.

No te líes a patadas, Luna, no te líes a patadas... Aunque claro, no iba a dejar tampoco que se saliera con la suya.

-Suéltame el pelo...-dije respirando para no meterme en una pelea.

Peeeeeeero claro, estas chicas no están acostumbradas a la amabilidad. Así que en vez de escucharme se rieron. Muy fuerte. Estaba empezando a notar como la sangre me hervía en las venas. Soy la chica con más paciencia y voluntad del mundo. No te líes a patadas, Luna, no te líes a patadas...

En vista de que Carla no tenía pensado soltarme, le agarré el brazo clavándole las uñas lo más fuerte que pude, lo cual tuvo reacción inmediata, ya que Carla me soltó mirándome con cara de incredulidad.

-Me... Me ha arañado...

-Y tú no me soltabas el pelo. Estamos en paz.-en realidad no, pero por lo que más quieras, no te líes a patadas, Luna, no te líes a patadas...

-Maldita hija de...

-¡Eh eh eh!-dije dando un paso hacia detrás y sacando dos sprays de pimienta de los bolsillos. No soy tan ingenua como para venir desarmada.-Nada de peleas.

Surtió efecto. En cuanto las cuatro divas vieron los botecitos se pararon en seco, con una expresión mezcla enfado/miedo. Was, me siento súper espía...

-Ahora me vais a escuchar. Me dejaréis en paz a mí, a Leo, y a todas las personas de este mundo.

-¡PERO TÚ...!-dijo Natasha intentando acercarse a mí.

No se si sería un farol o de verdad me iban a pegar, pero yo por si acaso apreté un poco el spray, de manera que en vez de salir el contenido del bote salió un poco del gas, cosa que asustó a Natasha y paró en seco.

Empecé a caminar cuando me dijeron:

-No estarás preparada todo el rato... Cuando menos te lo esperes...-dijo Valentina con un tono claramente amenazante.

-Y yo estoy grabando todo lo que estáis diciendo con mi móvil, así que si me pasa algo a mí o a Leo, les puedo decir a los directores de este sitio quién fue.

Eso dejó bastante descolocadas a las divas, y por mucho que quisiera girarme para verle las caras seguí caminando--un momento... ¿Y por qué no?

A la vez que iba caminando me giré mi cabeza, y me tomó toda mi voluntad para no reírme. Tenían los ojos tan abiertos que se les iban a salir de las órbitas, y las bocas tan abiertas que de un momento a otro se les desencajaban las mandíbulas. Les dediqué una de mis mejores sonrisas y ahora sí, me fui.

Al llegar a la habitación, me encontré con que Leo ya estaba despierto, y... ¿buscándome?

-Mm... ¿Qué le ha pasado a tu pelo?-dijo Leo muy bajito. Tengo que quitarle la manía esa...

Me acerqué a un espejo y contemplé horrorizada cómo la diva alemana me había dejado el pelo.

-Wow, sí que tiró fuerte la Carla...-dije intentando poner los mechones donde se suponían que debían ir.

-¿Carla?-dijo Leo, atención al dato, gritando.

-Sí, pero no te preocupes, que ella llevará la marca de mis uñas durante un tiempo en su brazo.

-¿Te metiste en una pelea con las divas?-dijo Leo nervioso. Parece... ¿preocupado?

-No, porque estos amiguitos de aquí no dejaron que se acercaran a mí.-dije sacando los sprays de pimienta.-Aunque lo del pelo me cogió desprevenida...

-Me podrías haber avisado...-dijo dando un par de pasos hacia mí.

-Ya claro, te recuerdo que era contigo con quién se metían principalmente. Cosa que por cierto no creo que hagan más.

-¿Qué? ¿Cómo--?

-Grabé toda nuestra conversación. Incluso me veo demasiado buena, ya que debería ir ya mismo con el móvil a ver al director para que las expulsen. Veamos si las he echo entrar en razón...

De repente, por la cara sorprendida de Leo cayó una lágrima, ante mi ahora cara sorprendida y asustada, además de confundida. ¿Por qué...?

-¿Leo?

El chico se dio la vuelta intentando ocultar que estaba llorando, pero los sollozos le delataban. Me acerqué a él sin decir nada, poniéndole la mano en la espalda (lo cual era un poco difícil ya que yo casi que no llegaba).

Noté que le flaqueaban las piernas, así que lo llevé, casi arrastré, a su cama y lo senté, esperando a que se calmara para que pudiera hablar.

-Es...-dijo y parando en seco porque el llorar hacía que le fuera imposible hablar sin gallos. Tras coger aire, empezó otra vez.-Es la primera vez... que alguien hace algo por mí...

-Me habías asustado...-dije llevándome una mano a mi corazoncito, el cual ha sufrido muchos mini infartos últimamente, y soltando el aire de mis pulmones, ya que no me había dado cuenta de que estaba aguantando la respiración.-Vamos a ver... ¿Qué era lo que iba a decir? Ah, sí. Que siento mucho que te hayas topado con la peor gente que existe en el mundo si nunca te han defendido.

-Gracias...-dijo bajito, con la voz todavía rota a causa del sollozar.

-¡De nada!-dije tirándome a sus brazos, abrazándole como pude ya que era una posición un poco incómoda. Misión cumplida, porque oí a Leo reírse.

Cuando me quise dar cuenta, estábamos tan cerca que podíamos sentir el aliento del otro. Cerré los ojos, y me acerqué a él, dándole un beso que ríete tú de los besos de Hollywood. ¿Cómo lo hice? Ni idea, teniendo en cuenta que antes de Leo no había besado a nadie.

Al separarme y abrir los ojos, Leo me miraba con la sonrisa más dulce que uno se podía imaginar. Era tan dulce que era capaz de darte diabetes, además de hacerte vomitar arcoiris.

-Y eso un bonus para que no pierdas la fe en la humanidad, que todavía hay gente buena.

Y claro, como suele ser normal en estos casos, el ambiente de la habitación se transformó completamente después de que mi estómago decidiera que era un buen momento para quejarse por no haber desayunado nada más levantarme. Hasta me pareció ver a Leo riéndose.

-Vamos a desayunar...-dijo él con una pequeña sonrisa, saliendo por la puerta.

-Gracias por esperarme.-dije en un tono sarcástico.

Los siguientes días pasaron sin problemas. Bueno, espera, que eso es decir poco. Me sentía flotando en una nube. Y por la cara de Leo, supongo que él también. Estábamos juntos todo el rato, tanto que parecíamos hermanos siameses. Aunque eso sí, cada vez que tocaba a Leo, entiéndase por tocar cogernos de las manos, o tocarle el brazo, o lo que sea, me di cuenta de que se ponía rojo como un tomate. Leo me explicó que en Corea normalmente las parejas no tienen tanto contacto físico como en otras partes del mundo.

Y yo le dije, claro está, que para su suerte o mala suerte, depende de como lo viera él, yo no era coreana.

Las divas nos dejaron en paz, aunque las miradas asesinas nunca terminaron. Los cuchicheos del resto de la gente tampoco, pero siempre me las arreglaba para distraer a Leo y que no le molestaran mucho.

Y así, desgraciadamente pasaron los días que quedaban hasta el día de nuestra separación. Quedamos en hablar todos los días por Messenger, porque sería muy caro hablar por teléfono. La cosa es que Leo no tenía Messenger, sino un programa parecido en coreano, pero me dijo que no me preocupara, que el se hacía una cuenta y se descargaba el MSN.

¿Seguiríamos saliendo? En principio no. Sabíamos perfectamente que lo más probable es que ni él viniera a España ni yo fuera a Corea. Así que lo más seguro es que no quedáramos como amigos. Pero bueno, mejor amigos que nada.

Ah, espera... Quisiera saltar esta parte de la historia, pero no puedo... Aunque nosotros no queríamos, les dijimos a Sol, N, Ravi, Hyuk, Hongbin y Ken (ME APRENDÍ LOS NOMBRES, SÍ, QUE CRACK QUE SOY) que Leo y yo estábamos saliendo durante los pocos días que nos quedaban de campamento. Al principio no nos creían, pero tras mi beso en la mejilla, por el cual dijeron “WOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOW” y aunque no entendí nada de lo que dijeron los amigos de Leo porque hablaban en Coreano, me lo podía imaginar.

Cuando por fin llegó el tan ansiado día por unos y tan triste por otro, por todos los pasillos veías a gente llorando, despidiéndose los unos de los otros. Yo nunca he sido de llorar, aunque la sensación de que me iban a arrancar el corazón no me la quitaba nadie. Y a Leo tampoco, cada vez que hablaba se le quebraba la voz.

Estábamos en el aeropuerto, y era el momento de separarnos. Nuestras puertas estaban separadas, una a cada lado del aeropuerto, y los aviones despegaban casi a la misma hora. En quince minutos debíamos embarcar, y sería nuestro adiós.

Pasajeros del vuelo...”

Nos estaban llamando a los dos, cada uno a su vuelo respectivo. Nos paramos y miramos cada uno a la dirección que tenía que ir. Aunque no quisiéramos separarnos, no podíamos hacer nada.

Sin decir nada, solté mi maleta y abracé a Leo, el cual se sorprendió un poco al principio, pero terminó envolviendo sus largos brazos alrededor de mí también.

-Te echaré de menos.

-Luna...-dijo con voz quebradiza.

-No te pongas a llorar, que si no me pondré a llorar yo también, y entonces tendremos un problema.-dije riéndome para ocultar que estaba al borde del llanto.

Me rompía el corazón verle así. Intentaba contenerse, pero no podía parar las lágrimas que caían por sus mejillas. Intentó llevarse las manos a la cara para ocultarse, pero yo le cogí los brazos para que no se escondiera.

-Tsk... Qué hace un hombre llorando...-dijo él.

-¿Y qué problema hay? Los hombres también lloran.-dije limpiándole la cara de lágrimas.

Última llamada: pasajeros del vuelo...”

Me puse de puntillas para poder llegar hasta él, y junté sus labios con los míos en el que sería probablemente el último de nuestros besos. Fue lento, sin prisas. Nuestros alrededores se empezaron a mover a cámara lenta, y disfrutamos del otro mientras todavía estuviera ahí.

Cuando finalmente nos separamos, los dos teníamos lágrimas en los ojos, y nos costaba mucho no dejarlas salir.

-Adiós...-dije con un último abrazo.

-Adiós...-dijo él correspondiendo el abrazo, apretando con tanta fuerza que casi dolía. Pero no me importaba. Ya nada importaba.

Esta vez sí, nos separamos y empezamos a caminar en direcciones opuestas, sin darnos la vuelta y agitando la mano, despidiéndonos. Cuando perdí de vista a Leo, no pude reprimirlo. Empecé a correr hacia la puerta de embarque llorando lo más fuerte que mis pulmones me dejaban, corriendo lo más rápido que mis piernas me permitían.

Prometimos contactarnos, hablar todos los días. Sin embargo, no fue posible.

Todos los días miraba el Messenger fijamente, a la espera de que saliera una solicitud de amistad desde Corea, la cual nunca llegó. Intenté escribirle SMS, llamarle... Sin embargo, no entendía muy bien la letra del número de teléfono. No sabía si aquello era un 6 o un 0, y me maldije todos los días por no haberlo apuntado bien.

Pasaron los años, y nunca más volví a saber de Leo.


 


 


 


 

Hasta aquel año. 2014. Habían pasado 7 años desde mi visita a Dublín.

Dos años antes, lo había visto debutar, a él y a sus amigos, con VIXX. Siempre estuve atenta a internet. Aunque no pude mantener el contacto con él, eso no me impidió buscar más sobre Corea. Estudié periodismo en la universidad, a la vez que aprendía coreano. Me fascinaba la cultura de aquel lugar.

El año después de terminar la universidad, lo pasé inmersa en mi portátil, y en mi libro. Escribí sobre la historia de una chica y un dragón, los dos en la era Joseon. Al principio no tenía planes de publicarlo, pero después de que Sol (quien se había convertido en una famosa diseñadora de ropa) y otros amigos me lo leyeran y me obligaran a buscar una editorial—sí, obligaron... Fui de editorial en editorial, hasta que di con una que publicó el libro.

Fue un éxito. Se convirtió en un best-seller, y yo me encontré con un montón de dinero a mi temprana edad, además de entrevistas e incluso giras para promocionar el libro. Fue un año muy loco.

Por fin podía descansar. Y Sol me propuso algo a lo cual fue difícil resisitirse.

-Luna... Estaba pensando...

-¿Mm?

-Llevamos un año trabajando como locas...

-Mm...

-Y aunque esto es muy placentero... ¿Me estás escuchando?

-Mm...

Las dos estábamos repachingadas, como diría Sol, en unas tumbonas hinchables, tomando el sol en la piscina de la super casa que se había comprado mi mejor amiga diseñadora internacional.

-¡Escúchame!-dijo Sol salpicándome.

-¡Te estoy escuchando!

-Ah. Pues eso. Que digo yo que nos podríamos hacer un viajito para descansar.

-¿Un viaje? Mm... No estaría mal. ¿Qué destino exótico sugieres?

-Corea.

Mi corazón dio un vuelco al oír esa palabra. Si iba a Corea, ¿podría...? No... Sería prácticamente imposible... Él es una estrella, y yo...

-Sé lo que estás pensando, y sí, lo dije precisamente por eso. Y no te preocupes, tú tampoco es que seas poco conocida. Y menos en Corea, que están super encantados de que hayas usado la cultura coreana en tu obra.

-Wow, Sol, como se nota que has estudiado, que utilizas lenguaje culto y todo.

-A callar. ¿Entonces? ¿Nos vamos a Corea?

Cerré los ojos y recordé todo lo que había pasado 7 años atrás. ¿Seguiría Leo acordándose de mí?

Sé que le dije que no se preocupara, que había muchas chicas más en el mundo y que terminaría encontrando a alguien que le hiciera feliz, y que eso también me lo tenía que aplicar a mí. Pero qué quieras que te diga, yo no encontré nadie como Leo... Y he viajado por todo el mundo... Sí que tuve algún novio, pero no duró mucho nunca. Nunca fue una relación seria.

-¡Además! ¡Yo quiero ver en persona a N!-dijo Sol emocionada. Sí, había arrastrado a mi mejor amiga en mi obsesión hallyu.

-Pues... ¿Vamos?-dije sentándome sobre la tumbona.

-Maldita cabrona, me asustaste, por un momento pensé que ibas a decir que no...-dijo Sol, lanzándome al agua.

-¡¡MIS GAFAS DE SOL!!-dije saliendo a la superficie para respirar.

-Nah, no te preocupes, no les pasa mucho con el agua. Las hice principalmente pensando en eso.

-Oh... Ya habló la diseñadora...-dije cogiéndola por una pierna y arrastrándola hacia el mismo martirio al que me había lanzado minutos antes.

Y así, las dos cogimos un avión que nos llevó hasta el aeropuerto de Incheon. Por suerte para nosotras, aunque éramos conocidas, lo era más nuestro trabajo que nuestras caras, así que pudimos caminar por la calle tranquilamente.

-¡ME ENCANTA ESTE LUGAR!-dijo Sol mientras navegaba por internet con el ordenador de la habitación del hotel.-¿Y si nos compramos una casa aquí?

Aunque yo estaba más preocupada por otra cosa. ¿Cómo contactaríamos con los chicos de VIXX?

-Sol, voy a dar una vuelta por el hotel. ¿Tú te quedas aquí, verdad? Te veo enamorada, y no creo que te quieras separar del ordenador.-dije entre carcajadas.

-Qué bien me comprendes... Mañana mismo me caso con el internet de este sitio...

-“El” internet está mal dicho... Es “internet”, a secas...-dije saliendo de la habitación...

-¡LO QUE TÚ DIGAS, SEÑORA PERIODISTA!-gritó Sol para que la oyera aún con la puerta cerrada.

Estuve dando vueltas por el hotel, sin pensar muy bien a dónde iba. Mi mente estaba en otro lugar, recordando el día en el parque de atracciones. Y los días de después...

¿Cómo nos veríamos Leo y yo ahora? Yo no es que haya crecido mucho, así que...

De repente, sentí un impacto, y acto seguido caí al suelo. Cuando abrí los ojos otra vez, vi que me había chocado con otra chica, quién también estaba en el suelo, frotándose la cabeza, pues se había dado con la pared de atrás al caer.

-Yo... ¡Lo siento mucho!-dije en coreano, ayudándola a levantarse.

-No pasa nada... Yo también iba distraída...-dijo entre carcajadas.-¿Oh? Tú cara me suena... ¿Te he visto por la tele o algo así...?

-Quizás, soy escritora.

-¡AAAAAAH! ¡Tú eres la del libro de la chica y el dragón! ¡Soy una gran fan!-dijo dándome la mano.

Yo encantada, y algo confusa también ya que había pasado todo muy rápido, le estreché la mano. Siempre es reconfortante oír a gente que le gusta lo que haces.

-¿Puedo preguntarte que haces por Corea?

Sin darnos cuenta las dos habíamos empezado a caminar, dando vueltas por el hotel.

-De vacaciones. Y también para encontrarme con un conocido. La cosa es que no sé cómo...

Saqué el móvil y miré el fondo de pantalla. Aparecíamos Leo y yo, yo maldiciendo a todo bicho viviente y él riéndose de mí, porque acabábamos de salir de la casa del terror.

-¡Oh! ¡Es Leo, de VIXX!

Eso me sorprendió. Tenía entendido que aunque fueran famosos, no lo eran tanto como otros grupos, por lo que no los acosaban tanto... ¿Me he topado con una Starlight?

-Mm... Déjame pensar...-dijo ella sacando su móvil. Después de mandar un par de mensajes, me dijo:

-Un amigo mío, Ryeowook, me ha pasado el número de N. Aquí está.-dijo enseñándomelo.

-¿Confías en una chica que acabas de conocer? ¿Y si soy una sasaeng?-dije entre risas mientras apuntaba el número. ¡Y esta vez bien!

-Nah, no creo que una escritora que podría aparecer en la tele si causa problemas quiera acosar a idols.

-Buena observación.-dije llamando a N. No iba a esperar.-Espero que no estén trabajando...

Después de cuatro tonos, oí la voz del líder de VIXX al otro lado de la línea.

-¿Sí? ¿Quién es?

-Hola... No sé si me recordarás, pero soy Luna, la chica que estuvo con Leo en el campamento en Dublín...

-¿En serio? ¡Pon la cámara!-dijo él, no con un tono de desconfianza, sino más bien de emoción.

-¡¡Sarang!! ¿¡Dónde estás!?-se oyó a alguien gritar cerca de nosotras.

-Oh, me están buscando. Bueno, ya nos veremos otro día. ¡Encantada de conocerte! ¡Espérame Baekhyun!-dijo la chica que me había salvado, y que gracias a ella podría llevar a cabo el propósito por el cual vine a Corea.

Tras darle al botón de la cámara en el móvil, me encontré a un N tumbado en el sillón, probablemente en su piso.

-¡Cuánto tiempo! ¿Cómo has conseguido mi número?

-Una chica que tiene un amigo que parece ser amigo tuyo.

-Aaaaaaaaah... Claaaaaaaro...-dijo N con cara de no haberse enterado de nada, lo que hizo que yo me riera.-Leo ahora mismo no está aquí, pero no tardará en llegar.

Al oír el nombre de Leo, mi corazón empezó a latir con fuerza. Si N se acordaba de mí, lo más probable es que Leo también... Estaba emocionada y asustada a la vez, sin entender por qué.

-Un momento. ¿Estamos hablando en coreano?-dijo N.

-Eeehh... Sí, creo recordar que el idioma en el que hablamos se llama coreano. Y eso deberías saberlo más tú que yo, ya que es tu idioma materno.

N al oírme se rió, feliz de haber encontrado a otra persona que dijera chistes tan malos como los suyos.

-Ya lo sé...-dijo entre carcajadas.-Me refería a que, ¿has aprendido coreano?

-Sip.

-¡OOOOOOOH! ¡SE ME HA OCURRIDO UNA IDEA!-gritó N, asustándome.

-Te escucho en cuanto mis pulsaciones vuelvan a un ritmo normal.

-Leo se supone que tiene que llegar en unas 3 horas. El resto no llegará hasta muchas más horas después porque tienen programas por grabar. Así que Leo espera que estemos aquí él y yo solos.

-Mm... Creo no entender por dónde van los tiros...

-¡Ven a nuestro piso! Yo me iré a cualquier sitio, por eso no te preocupes, y serás tú la que esté aquí cuando Leo llegue. Se va a llevar una sorpresa. Cha Hakyeon, eres un genio...-dijo aplaudiéndose a sí mismo.

Me empecé a asustar sin razón. ¿Y si Leo no quería verme? ¿Y si había cambiado? La gente puede ser muy diferente delante y detrás de la cámara...

-Irá.-dijo una voz detrás de mí. Al girarme me encontré a Sol, casi tan emocionada como N.

-Perfecto. Te enviaré la dirección por mensaje, y te quiero aquí rápido. No quiero que Leo llegue antes que tú, eso estropearía la sorpresa.

-Ahora mismo vamos para allá. Ah, y por cierto, soy Sol, amiga de Luna.

-¿Tú eras la amiga de Luna?-dijo N con la boca abierta.

-¿Eing?-dijo Sol sin entender nada.

-Un día que hablamos con ellos desde Dublín, te medio-presenté. 5VIXX se estaba peleando por ti.

-¿VIXX? ¿Peleando por mí? ¿Te estás riendo de mí?

-Lo que digo es 100% real.

-Sol, ¿te gustaría quedar algún día a tomar algo?-dijo N.

-Hoy mismo, mientras Luna se encuentra con Leo.

De verdad, parecían tal para cual.

-Estaremos allí, lo más rápido posible. ¡Vamos Luna, deja que la diseñadora te arregle!

-Yo puedo elegir mi ropa.

-Tienes la oportunidad de que una diseñadora te elija la ropa, GRATIS, ¿y prefieres hacerlo tú?

-Sol 1 – Luna 0.-dijo N.

-Bueno, ya nos veremos más tarde. ¡Chaíto~!-dijo Sol.

-¡Adiós!-dijo él.

Después de que me despidiera agitando mi mano, Sol me arrastró literalmente hasta nuestra habitación para cambiarme de ropa. Y no voy a mentir, tener a una diseñadora por amiga es jugar con ventaja.

Una hora después, estábamos tocando el timbre del piso de VIXX, y N nos recibió con una gran sonrisa. Wow, parecía más alto que en la tele... Y eso que N era el más bajito...

-Bueno, siéntete como en tu casa. Sol y yo nos iremos a tomar algo por ahí.

-Gracias por todo, N.

-No hay que darlas.-dijo cerrando la puerta y dejándome a mí sola en el santuario donde los chicos vivían, cuando no estaban en la furgoneta.

Y la verdad, se notaba que aquí vivían chicos. Porque este sitio podía ser perfectamente un escenario para rodar una película donde había pasado un huracán. La palabra “desorden” no se acercaba a lo que estaban viendo mis ojos.

Así que me pasé la siguiente hora y media ordenando el piso. Fijándome en cada una de las partes de la casa para saber dónde guardar cada cosa. Cuando terminé, el piso había quedado impecable, pero yo apenas tenía fuerzas. Me dejé caer sobre el sofá y miré cómo los minutos pasaban lentamente, estando yo cada vez más cerca del momento en el que Leo y yo volveríamos a vernos.

Tenía miedo. Un miedo irracional, lo sé, porque, ¿qué es lo peor que podría pasar? Pero a la vez, estaba contenta, tan alegre que sentía que en cualquier momento podía salir volando.

Sentía que iba a salirme el corazón por la boca de emoción/nerviosismo, cuando fijé la mirada en la estantería que había delante de mí, y sentí una oleada de felicidad. Mi libro. “Cómo entrenar a tu dragón”, estaba allí.

De repente, oí unos pitidos que indicaban que alguien estaba tecleando el código de seguridad de la puerta. Había llegado el momento.

-N-hyung, ¿estás aquí?

No respondí, ya que obviamente yo no tenía la misma voz que N.

-¿Has ordenado el piso?-dijo Leo, con un tono de voz que delataba que no creía lo que veían sus ojos. Chico, si no crees en el orden, espero no darte un infarto cuando me veas...

Tenía pinta de ser su voz. La voz que oí en Dublín. La voz que oí incontables veces en vídeos de internet. Pero, sólo para asegurarme de que no me iba a confundir y que cerebro me estaba jugando una mala pasada, pregunté sin girarme:

-¿Quién eres?

-Taekwoon.-dijo él.

Ah. Encantada. Yo ser toro sentado. Y yo alegrarme de que tú no cambiar en años.

-Mm... Leo es más fácil de decir...-dije levantándome del sofá, y caminando hacia él para que me viera la cara.

Por un momento me asusté. Parecía que había visto un fantasma. Eso o que estaba asustado porque una chica a la que no conocía estaba en el piso donde se suponía que iba a estar N. ¿De verdad no me recordaba...?

-¿Luna?

Vale, no he dicho nada.

-Hol--

No me dejó ni decir “hola”. ¿Tú te crees? ¿Qué tipo de modales son estos que no deja a una saludar? Yo que iba tan feliz a decirle “hola”, y va él y me besa.

No es que me queje tampoco. ¿Y recordáis cuando dije que Leo no había cambiado? Retiro lo dicho. Sí que había cambiado en un aspecto.

Se acercó a mí sin quitarme la vista de encima, y después de poner sus manos en mi cara, hizo desparecer los pocos centímetros que quedaban entre nosotros entrelazando nuestros labios, dándome uno de esos besos que había anhelado tanto durante estos 7 años.

Cuando por fin nos separamos, Leo dijo con su voz característica apenas oíble:

-Tendría que haber preguntado antes, pero, ¿eres Luna, verdad-no tienes novio?

Al oír a Leo-y verle la cara de asustado al pararse a pensar ahora, temiendo mi respuesta, me entró la risa tonta.

-Sí, no.-dije entre risas.

Leo suspiró aliviado y se pasó una mano por el pelo, ahora rubio platino a causa del apremiante comeback.

-Al final no te libraste. Aunque he de decir que el pelo rojo de la era “On and On” te quedaba MUY bien.-dije tocándole unos mechones de su cabellera.

-Espera.-dijo confundido.-¿”On and On”? ¿Conoces a VIXX?

-Desde el debut. Qué digo desde el debut. Desde el MyDol.

-¿Estamos hablando en coreano?-dijo todavía todavía más confundido.

-¿Qué tiene este grupo que no sabe en qué idioma habla?-dije entre risas.

-¿Y N?

-Con Sol.

Se ve que no terminó de procesar mis palabras, porque se quedó mirando esperando a que dijera algo más.

-Tomando algo. ¿Les permito subir ya?-dije agitando mi móvil.

-A mí me da igual.

-Sol me mata como no te consiga ver hoy, así que les dejo subir.

Las horas pasaron más rápido que cualquier otro día. Pronto el piso se llenó con el murmullo de seis chicos más dos chicas hablando. Finalmente conocí a aquellos chicos que había visto mil veces a través de la pantalla de mi portátil, y me complace afirmar que son prácticamente iguales a como se les ve delante de una cámara. Ah, y no olvidemos la parte donde me doy cuenta que a pesar del arrebato pasional de antes, Leo sigue igual de vergonzoso y nervioso con cualquier “skinship”, como dicen ellos.

Espera, deja arreglar lo de antes, que ha quedado poco concreto. Los chicos detrás de las cámaras son mejores que delante. Más divertidos, más idiotas, y... Más chicos, vamos.

-¿Y hasta cuándo os quedáis?-preguntó Leo con miedo, como si tuviera miedo de la respuesta.

-No tenemos fecha de regreso.

-Sacamos el pasaje de ida, ya que somos demasiado indecisas. Dijimos “pues ya volveremos cuando nos dé”. Aunque... ¿Qué te ha parecido Corea, Sol?

-Me encanta.-dijo como si fuera lo más obvio del mundo.

-¿Qué te parecería comprar un pisito aquí? Estaría bien este sitio para vivir... Un loft o algo...

Al oírme, las caras de Leo y N se iluminaron cual niño que recibe lo que pidió para Navidad.

-Pshé, no estaría mal.

-Una escritora de best-sellers y una diseñadora famosa están a otro nivel. “¿Nos compramos un piso para vivir en Corea? El chalet de España me está aburriendo...”-dijo Ravi con tono pijo.

-Nah, siempre quedará la mansión de California... Pero vivir aquí estaría bien...-dijo Sol haciendo que todos la mirarán con bocas abiertas y ojos desorbitados.

-No le hagáis caso, tampoco somos tan ricas... No tenemos ninguna mansión...-dije entre risas.

-Todavía...-dijo Sol muy seria.

De repente, noté cómo alguien me tocaba el hombro disimuladamente. Al girarme vi a Leo señalándome para que mirara a N. El líder miraba a Sol como...

-Esa misma cara de empanado tenía yo en Dublín.-me susurró Leo. Y miraba a N... Pues como Leo suele mirar a N.

-No vayas a ser malo con él.-dije dándole un pequeño codazo.

-¡Ooooh, la parejita!-vitoreó N.

-Retiro lo dicho. Tú, como si no me hubieras oído.

-Encantado.-dijo Leo con una sonrisa maligna.

Sol y yo terminamos pasando la noche en casa de los chicos. Hablamos tanto que cuando nos quisimos dar cuenta eran las 6 de la mañana. Por suerte para ellos, no tenían nada programado, así que podrían descansar. Los últimos en dormirnos fuimos Leo y yo. El resto había caído rendido. Aunque no es que a nosotros dos nos costara menos mantener los ojos abiertos.

Me iba a recostar en el pecho de Leo cuando se movió, acercándose a N y Sol, los cuales estaban durmiendo prácticamente uno encima del otro.

-Leo...-susurré para no despertar a nadie.

-Un momento...-dijo sacando su móvil. Después de hacerles una foto, dijo:-Sé que no lo podré utilizar durante mucho tiempo, pero tengo algo con lo que puedo chantajear a N hasta que empiece a salir con Sol.

-Qué malo que eres...-dije aguantándome la risa.

Finalmente, Leo se volvió a recostar en el sofá, y yo encima de él, utilizando su pecho a modo de almohada.

Quién lo diría. Al final y todo voy a tener que agradecérselo a mis padres. Ir a ese campamento no fue tan malo como esperaba. Y voy a oír lo que más odio que me digan: “Te lo dije.”

 

 

Bueeeeeeeeeeno....

Se terminó.

No, esta vez va en serio. 

 

Vale, ahora toca mis pensamientos sobre el capítulo.

En serio, escribir escenas románticas es... MUCHÍSIMOS PEOR QUE LEERLAS.

 

Y... ¿Alguien se dio cuenta de los cameos de mis otros fanfics? Sarang y mi versión de "Cómo Entrenar a tu Dragón"?

 

Quizás hago una secuela. Quién sabe. Para desarrollar la historia entre N y Sol. Y para seguir la de Leo y Luna. Aunque tampoco sabría como. Meh, ya se me ocurriría algo.

Pero eso sería ya más adelante, después de terminar mis otros fanfics ^^'

Gracias por la paciencia de este one shot que terminó convirtiéndose en un fanfic de 5 capítulos, y que debería haber sido un especial de Navidad. No hay maneras de escribir cosas pequeñas...

Una vez más, gracias^^

 

PD: es el primer fanfic que termino >.<

Like this story? Give it an Upvote!
Thank you!

Comments

You must be logged in to comment
ImGummyBear
#1
Chapter 2: Vale, señorita escritora, ¿cuando publicaras el siguiente capítulo? ¡Que me he quedado picada en saber que más pasa como para no seguir publicandola!
Me gusta como estás desarrollando a Leo en esta historia. Al principio puede parecer cerrado sólo para protegerse y proteger a alguien más, pero cuando vas avanzando te puede parecer tierno.
Vamos, me tienes colgada de un hilo, que quiero leer el siguiente capítulo y apaciguar la gran curiosidad en mi.
Lo esperocon ansias. (: