Ellas sabían que tenían que conversar. Minjeong y Jimin tenían un tema pendiente, sobre todo la porrista sabía que le debía una explicación. Nadie besa a alguien de la nada y se puede salir con la suya, sobre todo porque ella había sido la primera en trazar una línea entre las dos, línea que Jimin cruzó.

Minjeong sabía muy bien lo que Jimin le provocaba. Todas las chicas con las que había estado antes eran completamente insignificantes al lado de su vecina. En poco tiempo le había hecho darse cuenta de lo que era la verdadera atracción y estaba segura de que si Jimin se atrevía, las dos podrían llegar muy lejos, pero su vecina continuaba siendo un enigma muy difícil de descifrar.

Al día siguiente no se dirigieron mirada alguna. Jimin hasta pensó en faltar a clases para no toparse con Minjeong, pero decidió que eso era darle demasiada importancia. Así que esa mañana se puso el uniforme como todos los días y le pidió a su papá que la lleve hasta la escuela.

De camino reconoció a Minjeong y Yunjin caminando juntas. El corazón se le aceleró al verla y el estómago se le revolvió cuando pensó en la posibilidad de que Yunjin se hubiera enterado de lo que había ocurrido la tarde anterior entre las dos.

Por suerte eso al parecer, no había sucedido. Yunjin le habló de forma normal, hace poco se habían reconciliado y el grupo tenía una armonía casi perfecta.

En el caso de Minjeong las cosas no habían sido tan distintas. La compañía de Yunjin la noche anterior le había servido para distraerse del recuerdo del beso y ya en la escuela estuvo con sus amigas y no tuvo encuentros con Jimin que le pudieran recordar lo que pasó entre ellas.

—Chaewon ¿Puedo hablar contigo? —le preguntó a su amiga cuando estaban a minutos de salir a la hora de almuerzo.

Yoon y NingNing notaron que solo se refería a ella y decidieron dejarlas a solas.

Minjeong se ofreció a comprar el almuerzo y juntas caminaron hasta el parque de la escuela para comer ahí. Chaewon tenía el presentimiento de que Minjeong buscaba que estuvieran solas para poder conversar sobre Yunjin.

La porrista le había comentado que Minjeong ya sabía lo de ellas, y si bien nunca lo habían conversado, Winter había dejado uno que otro mensaje oculto con respecto al tema.

—Te quiero hablar sobre Yunjin.

Su teoría resultó ser cierta. Originalmente estaba segura de que el tema no era un problema para ella, pero en el momento en que su nombre salió de los labios de Minjeong sintió que se le apretaba el corazón.

—¿Qué pasa con eso? —Minjeong intentó encontrar las palabras correctas para preguntarlo sin que Chaewon se sienta amenazada por ella.

—¿Qué es realmente lo que tienes con ella? Yunjin lo ha mencionado, pero nunca ha podido explicarme bien su relación.

Chaewon se sintió un poco decepcionada al escuchar eso. No podía mentir y decir que ella sabía exactamente lo que tenía con Yunjin, pero saber que desde la otra parte tampoco había seguridad la hacía sentir algo desilusionada.

Minjeong la observó con un poco de impaciencia. —Bueno, es difícil de definir. —La pregunta logró que Chaewon se llenara de pensamientos mixtos ¿Por qué había empezado a salir con Yunjin? En un principio todo fue espontáneo y al poco tiempo decidió que estar con ella sería una buena forma para distraerse de los recuerdos de Minju. Ambas habían encontrado a la otra en un momento vulnerable y se regalaron compañía y afecto cuando más lo necesitaban.

Pero ahora ya había pasado un tiempo de eso. Ahora Chaewon era consciente de la forma en que Yunjin la veía, notaba que cada vez quería estar más con ella y si no fuera por las barreras que ambas pusieron, cualquiera pensaría que están en una relación formal. —Supongo que somos amigas con beneficios. —Al no estar preparada para encontrar una definición exacta, decidió ocupar un término que era común para definir a dos amigas que eran más que amigas.

Chaewon en realidad sabía que era algo mucho más profundo que eso, sabía que Yunjin se merecía algo más que eso. Pero no creía que Minjeong debía ser la persona encargada de obtener esa respuesta. Era algo que tenía que aclarar directamente con Yunjin.

Winter apretó sus nudillos. La respuesta de Chaewon le provocó una molestia que no sabía explicar. Esperaba algo más, quería algo más para Yunjin.

Yunjin se estaba enamorando de alguien que solo la veía como una amiga de la cual podía obtener beneficios.

Siempre que pudo, protegió a su amiga. Esta vez no sería la excepción. —Escúchame, Kim Chaewon. —La mayor se sorprendió por el tono de voz y como Minjeong levantó su índice para apuntar a su cara. —No quiero que vuelvas a ponerle una mano encima a Yunjin, quiero que te alejes de ella y busques a otra persona para resolver tus problemas existenciales.

—¿Qué?

—Me escuchaste bien. Yunjin ya tiene suficientes problemas como para además tener que ayudarte a pasar las penas, ella no te merece.

¿Por qué Minjeong habla como si Yunjin estuviera sufriendo? se preguntó Chaewon. Alguna que otra vez se había preguntado qué tan involucrada estaba Yunjin, debía admitir que sentía un poco de culpa, pero jamás pensó que la estaba haciendo sufrir. —Ella es grande para decidir con quién quiere o no estar.

Esas palabras desataron la furia total de Minjeong, quien le dio un fuerte empujón a Chaewon, haciendo que la mayor casi caiga al suelo. La otra no demoró en devolverle el empujón y la pelea estuvo a nada de desatarse si no fuera porque Jimin apareció de la nada para separarlas. —¿Y a ustedes qué les pasa? —Al ser un poco más cercana a Winter, decidió abrazarla a ella para impedirle que se vuelva a lanzar sobre su compañera de equipo. —¿Quieren que las expulsen o qué? —Las dos chicas seguían viéndose directamente y con mucho enojo.

Chaewon, al no tener nada que la detuviera fue quien se marchó del lugar.

—Hey, respira. —Jimin no dejó de abrazarla y después de casi un minuto Minjeong comenzó a relajarse. Cuando notó que era seguro, Jimin la soltó.

Era algo nuevo para Jimin verla así. Lo poco que conocía a Minjeong le hacía pensar que siempre estaba muy compuesta, su molestia con Chaewon tuvo que ser muy seria si la menor estaba dispuesta a llegar a los golpes con su amiga.

—Perdón, yo no soy así.

Minjeong no quería que Jimin se lleve una mala impresión de ella, se había salido de sus cabales y es que para ella, Yunjin era de las personas más importantes de su vida. —¿Qué fue todo eso? Pensaba que Chaewon es tu amiga.

—Lo es. —Dudó. —Tuvimos un malentendido, eso es todo.

Estaba agradecida de que Jimin estuviera ahí para impedir que su altercado con Chaewon llegue a más lejos. Nunca antes había reaccionado así y no le gustó.

—Ven conmigo.

Jimin la tomó de la mano e inconscientemente entrelazó sus dedos con los de ella. Ninguna dijo nada, solo caminaron en silencio en dirección a la cafetería.

El horario de comer ya había terminado, así que el lugar estaba casi vació. —Llegaremos tarde a clases. —Le recordó Winter, pero a la mayor no le importó. Se acercó al mesón y pidió una botella de agua y algunas gomitas.

Soltó su mano solo para pagar, pero luego volvió a tomarla y la arrastró hasta una sala desocupada. —Es la sala del club de matemáticas, nadie nos va a molestar. —Le explicó mientras se sentaban en el suelo. Jimin abrió la botella de agua y se la pasó a Winter. La menor agradeció y tomó un poco mientras la porrista abría la bolsa de gomitas.

Winter comió y bebió en silencio, para Karina no era incómodo, pero notaba que la otra chica no lo estaba pasando muy bien. —Hey, Win. —Susurró. —¿Está todo bien?

Minjeong sonrió por el apodo, le gustaba cuando no la llamaba por su nombre completo. Se apartó el cabello del rostro y suspiró asintiendo levemente. —Ahora estoy mejor. —Puso su mano por encima de la de Jimin y las dos se quedaron así.

—¿Puedo saber qué pasó? No me tienes que contar, pero nunca te había visto así.

No estaba segura si Karina era o no la persona correcta para hablar del tema. No quería tener que dar detalles que tal vez podrían revelar algunos de los secretos de Yunjin.

—Chaewon estaba hablando mal de Yunjin. —No era completamente falso, según ella. —No me gusta que hablen mal de las personas que quiero.

Karina no sabía si creerlo por completo. En el ambiente escolar todos y todas hablaban mal de sus compañeros. Las personas no eran honestas y los chismes corrían por todos lados, pero eran pocos los que reaccionaban de la forma en que Minjeong lo había hecho. —Tuvo que decir algo muy feo si casi termina en golpes.

Minjeong asintió.

—Es extraño porque pensé que ellas se llevaban bien. A veces las veo sonreír entre ellas, jamás pensé que Chaewon sería del tipo que habla mal a la espalda de las personas.

—Nunca terminamos de conocer a las personas.

Después de eso la sala se llenó de silencio. Minjeong volvió a tomar agua, pero ninguna movió su mano y el contacto seguía.

—Le tienes que decir a Yunjin, no te lo puedes guardar.

—Claro que le diré, no tengas dudas.

Jimin y Yunjin estaban pasando por su mejor momento como amigas y sabía ahora que si Minjeong no le decía, entonces lo haría ella.

Minjeong le soltó la mano solo para tener espacio de poder dejar caer su cabeza en el regazo de Jimin. A la mayor le tomó por sorpresa y sintió cada músculo tensarse. Winter no había pensado mucho en sus actos, simplemente le nació ese cambio de posición para poder estar más relajada.

Cuando Jimin volvió a respirar, llevó su mano a la cabeza de Minjeong y comenzó a acariciar su cabello con mucho cuidado.

Se impresionó de la forma en que ella siempre le acelera el corazón y al mismo tiempo le daba tanta paz que lograba calmarla. Sabía que era distinto, ella tenía muchas amigas mujeres y ninguna le había hecho sentir así. No tenía dudas de que Minjeong era diferente.

Miró por la ventana, sonrió al ver los árboles y como el viento movía sus hojas. Tenía que aceptar que quizá ella no tenía que ser tan estricta y como los árboles, intentar cambiar cada cierto tiempo “¿Será que me gusta Minjeong?”, se preguntó mientras seguía acariciando su cabello.

—Win. —La llamó, a lo que Minjeong solo respondió con un suave y adorable “mmm” —Perdón si te incomodé el otro día en mi casa.

Con todo lo que había pasado y con lo cegada que estaba por su enojo, había olvidado por completo que la chica con quien se encontraba la había besado repentinamente un tiempo atrás. La imagen de ese momento se repitió en su cabeza y tuvo todo el sentido del mundo que Jimin se disculpara. Minjeong había reaccionado con incomodidad, pero en realidad y al verlo con perspectiva, Minjeong estaba feliz de que ese beso haya ocurrido.

—¿Puedo saber por qué lo hiciste?

Jimin llevaba un buen tiempo haciéndose esa misma pregunta. —No sé. —Respondió rápidamente. —Creo que… creo que simplemente quería hacerlo. —No había mejor explicación. Jimin llevaba un buen tiempo cuestionando sus sentimientos por la futbolista y creía que ese beso era la respuesta que llevaba buscando.

Minjeong se giró en su lugar para así poder ver a Jimin. A ella se le aceleró el corazón y sus manos bajaron desde su cabello hasta sus mejillas. Minjeong era tan hermosa, su rostro tan delicado y Jimin no podía dejar de acariciarla. —También quiero hacerlo ahora. —Confesó, dejando que todas sus palabras salgan y no se queden acumuladas en su cabeza, porque sabía que eso tarde o temprano se convertiría en culpa. De un momento a otro, Minjeong se sentó para que así ambas pudieran estar a la misma altura.

—Creo que yo también te quiero besar. —Sabía que Jimin era una persona complicada, tampoco olvidaba que tenía novio y que se estaba convirtiendo en lo que siempre odió. Pero no tenía tiempo para cuestionarse tanto y Jimin la calló con un beso.

A diferencia del primer beso, este fue lento y suave. Ambas parecían liberar las emociones que tenían guardadas por todo, Jimin se sintió tímida y así mismo exploró la boca de la menor. Su mano temblorosa se apoyó en su cintura y Minjeong se acercó más a ella. El beso se intensificó y las dos solo querían continuar, sintiendo una adicción inmediata a la otra.

Ninguna supo cuánto duró el beso, pero se sentía corto en relación con lo mucho que las dos se deseaban. Minjeong sonrió con un lado de su labio y Jimin rodó los ojos por lo engreída que era su expresión. —¿Qué? —preguntó irritada e intentando contener su sonrisa.

—Siempre supe que querías besarme. —Contestó Minjeong sin esa expresión que, después de sus palabras, solo parecía crecer.

—Te odio Kim Minjeong.

Y la nombrada continuó riendo, lo que solo pudo acabarse cuando Jimin la volvió a besar.

Era una sensación tan fresca y ligera. No había remordimientos, incluso cuando podría tener miles de dudas por lo que estaba haciendo, en su interior estaba segura de que había hecho lo correcto al soltar esos sentimientos que tenía reprimidos hace tanto tiempo.

—¿Crees que deberíamos conversar sobre esto?

Minjeong no quería bajarse de la nube, pero también sabía que estaba escondida en una sala besando a una chica con novio. La chica que su mejor amiga le había advertido de ser peligrosa. —Todavía no. —Contestó Jimin, dejando que no tenga derecho a réplica por besarla nuevamente.

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El camino de vuelta a casa fue un poco incómodo. Jimin no estaba enterada de que Yunjin se estaba quedando en la casa de Minjeong. La porrista tenía esperanzas de poder caminar sola con la futbolista, pero ahora estaba obligada a fingir que ella y Minjeong no tenían nada en común e incluso que no se llevaban tan bien.

—Estoy tan agotada. —Se quejó Yunjin, siendo ella la primera en hablar. —Hoy nos vamos a dormir temprano.

—¿Duermen juntas?

Karina no se demoró en preguntar, arrepintiéndose de inmediato porque no quiso demostrar tanto interés.

Yunjin pasó su brazo por encima de los hombros de Minjeong y atrajo a la más baja a su cuerpo. —No me gusta dormir sola y Jeongie es muy aplastable. —Sus mejillas se sonrojaron e intentó zafarse de Yunjin para no sentirse más hummillada.

—El problema es que tú eres gigante, pero te da terror dormir sola.

Karina se relajó luego de ver esa interacción. No había nada de temer, verlas juntas era como ver a dos hermanas con esa relación de amor y odio.

—Por cierto, ¿Dónde estuvieron en el último bloque? No las ví.

Las dos se vieron un poco nerviosas. No habían pensado en ese detalle porque el resto del bloque lo ocuparon dándose besos y conociéndose mejor. En ningún momento se preocuparon de crear algún plan que explique su ausencia.

—Fui a la enfermería. —Minjeong fue la primera en encontrar una excusa. —Me dolía la cabeza y me quedé dormida ahí, la enfermera no quiso despertarme.

—¿Te sientes bien ahora? —Yunjin puso su mano en su frente, preocupada por la salud de su amiga. Minjeong asintió, sonriendo para asegurarla. —Como si nada malo hubiera pasado, de hecho, me siento mejor que nunca. —Jimin se sonrojó porque sabía a qué se refería.

Estaba tan perdida en sus pensamientos que no notó la mirada de su amiga, quien todavía esperaba por una respuesta de su parte. —Mi mamá me llamó, dijo que iba a pasar por mí antes, pero finalmente no pudo y me quedé esperando.

Minjeong intentó contener su risa, Jimin era horrible con las excusas y hasta Yunjin se quedó un poco confundida al intentar encontrarle sentido a sus palabras.

Por suerte ya casi estaban llegando y Jimin se despidió rápidamente de las dos chicas antes de cruzar la calle e irse a su casa.

—Eso fue raro.

Minjeong se hizo la desentendida y entró a su casa junto a su amiga.

La menor se fue a bañar y ella decidió quedarse en su habitación un rato. Apenas se recostó en su cama se le formó una enorme sonrisa en el rostro. Era la primera vez que alguien la hacía sentir de esa forma. Nunca nadie había traspasado lo presencial y se había quedado pegada en su corazón, aunque no la tuviera al frente suyo. Yoo Jimin era diferente, no tenía dudas.

Tomó su teléfono para escribirle y de inmediato se dio cuenta de que no tenía su número.

Entonces la imagen del teléfono de Yunjin sobre su velador captó su atención. La porrista lo había dejado cargando y la tentación se hizo real. Sabía que estaba mal, pero no estaba segura de poder esperar hasta el día siguiente para conseguir el número.

Finalmente tomó el teléfono y se encontró con los números para poner su clave de seguridad.

—Eres tan predecible. —Se burló cuando el teléfono se desbloqueó después de poner la fecha de nacimiento de Yunjin.

[ChaeChae] ¿Me vas a contestar?

La notificación flotante apareció y fue en ese momento en el que notó que tenía varias llamadas perdidas de Chaewon.

Deslizó la barra de notificaciones y notó la lista de mensajes que Chaewon le había dejado. La curiosidad le ganó y los abrió. El último que le había enviado Yunjin era uno donde le daba los buenos días, por supuesto que Yunjin era de ese tipo, pensó Minjeong.

[ChaeChae] La clase está muy aburrida, ¿por qué no vamos al baño?

Apretó las cejas, comenzaba a sentir que Chaewon realmente solo quería a Yunjin para divertirse.

[ChaeChae] ¿Por qué no ves tu teléfono?

[ChaeChae] ¿De nuevo olvidaste cargarlo? YUNJINNNNNNN

La culpa la hizo volver a dejar su teléfono en el lugar.

Pero en serio quería tener el número de Jimin así que volvió a tomarlo. Ya no iba a leer más mensajes de Chaewon.

Esta vez se fue directamente a los contactos. Tenía varios y decidió acortar el camino escribiendo “Yoo” y ahí estaba, Yoo Jimin junto a un emoji de cisne. Rápidamente comenzó a copiar el número en su teléfono y cuando estaba por terminar, otra notificación flotante apareció.

[MamaYul] Jin, anoche tampoco me contestaste. Solo quiero saber cómo estás ¿Piensas venir en el receso? Te extraño mucho.

Escribió rápidamente el último número del contacto y se quedó pegada viendo el mensaje de Yuri. Jamás pensó que Yunjin podría estar ignorando a su mamá, sabía que las cosas estaban complicadas, pero jamás pensó que su amiga sería capaz de llegar hasta ese punto.

No podía evitar pensar en todos los recuerdos de infancia que tenía en el que Yoona y Yuri parecían la pareja perfecta. Ambas llenaban a Yunjin de amor y la pequeña se veía como la niña más feliz del mundo.

El contraste era tan grande, las cosas eran muy diferentes ahora. El corazón le dolía por su amiga, sabía que si ella estuviera en esa situación lo estaría pasando igual o peor. Y ahora, a todo eso tenía que sumarle que era ella quien tenía que decirle que Chaewon no quería nada serio con ella.

—¿Por qué estás revisando mi teléfono? —Yunjin no sonaba enojada, sino un poco impactada.

Minjeong rápidamente dejó el teléfono en el lugar inicial y comenzó a pensar en una excusa que no involucre estar buscando el número de la chica que le gusta.

—No dejaba de sonar, pensé que era alguna emergencia.

Se convenció con que había un poco de verdad en su mentira. Yunjin se aferró a la toalla que cubría su cuerpo y caminó hasta el lugar, tomando su teléfono para confirmar que había recibido varios mensajes.

—Te dejaré sola para que te cambies, estaré en la habitación de mamá.

Minjeong quería escapar de ahí para no seguir enfrentando a Yunjin, la culpa de mentirle a ella era superior.

Caminó lentamente por los pasillos, escribiendo su primer mensaje a Jimin. Guardó su teléfono en el bolsillo y tocó suavemente la puerta antes de abrirla un poco y encontrarse con su mamá, quien leía un libro y rápidamente lo marcó con un pedazo de papel.

—¿Tienen hambre? No las fui a saludar, el libro está muy bueno.

Tiffany golpeó suavemente la cama para que su hija se vaya a sentar a su lado. —No, solo quería saludarte. Yunjin se tenía que cambiar.

—¿Todo bien hoy en la escuela?

Minjeong asintió y decidió recostarse al lado de su mamá. Tiffany notó que eso significaba que algo realmente ocurría y decidió descartar el libro y recostarse de lado para poder ver a su hija de frente. —¿Qué pasa, amor?

La joven se tomó un tiempo para poder recolectar bien sus palabras. —Creo que me gusta alguien.

Tiffany puso una expresión de incredulidad. Ella y Taeyeon habían tenido varias conversaciones en relación a su hija y como nunca había estado en alguien serio con ninguna chica. Tenían miedo de que sea una mujeriega o que solo estuviera jugando con una u otra persona.

—¿Es alguien de la escuela?

Minjeong asintió y aunque Tiffany quería alegrarse, no podía no ver el temor que había en los ojos de su hija. —¿Y cuál es el problema? ¿No le gustas?

—Le gusto, pero tiene novio.

—Oh no. —Tiffany apoyó su cuerpo en su codo para poder alzarse un poco. —No, no, no, no. —Siguió repitiendo mientras movía sus manos sobre su cuerpo para así hacer más énfasis. —Eso nunca sale bien, ¡Nunca!

—Mamá, pero.

—Pero nada. —Tiffany sonó un poco molesta. —No quiero que te hagan daño, Minjeong. Créeme, conozco muy bien cómo terminan estas cosas.

Winter se molestó con sus palabras. No pensó que Tiffany le diría algo así, por el contrario, creía que se iba a alegrar por la felicidad que estaba sintiendo. Quizá se había equivocado, quizá debió hablarlo primero con Taeyeon. —¿Cuándo vuelve mamá?

—No lo sé, está ocupada trabajando.

—¿Trabajando?

Tiffany había hablado de más, pero su hija era siempre tan abierta y sincera con ellas que sentía el deber de decirle siempre la verdad. —Tu mamá fue a Seúl a ayudar a Yuri, quiere pedir parte de la custodia de Yunjin.

—¿Qué?

Su mamá levantó las manos, ella también estaba sorprendida. Yunjin estaba bien viviendo con Yoona, se había acostumbrado a la vida en Naevis y no le encontraba sentido a buscar compartir la custodia cuando en poco tiempo su hija tendría que irse a la universidad. Pero por sobre todo, no quería que su esposa se pusiera en medio del conflicto entre dos de sus amigas.

Se lo había hecho saber a su esposa. No estaba de acuerdo, no quería que ayude a una sabiendo que podía herir a la otra y aun así lo había hecho. —Tranquila, no va a pasar nada malo. Solo preocúpate de acompañar a Yunjin y no dejarla sola, no creo que la vaya a pasar muy bien cuando se entere.

Y casi como si la hubieran llamado, Yunjin se paró en el umbral de la puerta. Tenía una expresión indescifrable y después de saludar a Tiffany le pidió a Minjeong si podían hablar.

Cuando finalmente las dos estaban solas en la pieza de Winter, la más alta cerró la puerta y se cruzó de brazos. —¿Me puedes decir por qué estuviste a nada de golpear a Chaewon? ¿Estás loca?