────────────────────────────────────

Había escuchado la explicación de su novio una y otra vez. Conocía la historia de memoria, por supuesto todos les tenían tanta envidia que no encontraron otra forma que involucrarlos en un escándalo para sacarlos de la competencia.

Las cosas no se iban a quedar así, su papá y el de Na Jaemin eran abogados. Ya estaban ordenando todos para presentar una demanda en contra de la liga, la escuela y si era necesario la estación de policías que se metió a esa fiesta para encontrar drogas.

Jeno seguía hablando y Karina solo podía ver como el helado se derretía de su vaso y ya amenazaba con caer a la mesa. —Jaemin cree que fueron los de Cube. Es una escuela de Seúl, siempre nos han tenido envidia. —Karina asintió, pensando si podía pedir otro helado porque el suyo se estaba terminando.

Su novio comenzó a describir un partido contra ese equipo, Jimin ya estaba completamente disociada de la conversación y asentía sin saber lo que estaba escuchando.

Lo único que logró distraerla fue la imagen lejana de Yunjin entrando al mismo café junto a Jay, otro de los miembros del equipo de basquetbol. Los dos conversaban mientras caminaban al mostrador y pedían algunas cosas. Jimin los vio reír mientras escogían algunos dulces y luego notó que Jay pagaba por todo. Qué hipócrita, pensó Jimin.

Kim Minjeong.

—¿Qué? —Jimin volvió toda su atención a su novio en el momento en que escuchó ese nombre salir de su boca.

—Así se llama tu vecina ¿No? —Jeno por fin comenzó a tomar su helado, Karina hizo una mueca de asco al notar que ya estaba casi todo derretido. —Te decía que al menos van a animar al equipo de fútbol por ahora y que con Kim Minjeong ya no son tan malas o al menos eso escuché.

Eso era cierto. Ya se había corrido la voz sobre la mejoría que tuvo el equipo de fútbol femenino. Ese viernes tenían su primer partido como locales y los tickets se habían agotado. También se dio cuenta de que Minjeong comenzaba a recibir cartas de admiradoras, lo que le molestaba un poco, pero que obviamente no confesaría.

—Todas las chicas están jugando mucho mejor, creo que el nuevo entrenador es muy bueno. —El fútbol era un deporte en equipos, ella no creía que todos los honores se los tendría que llevar su vecina.

Jeno pagó por los helados y se ofreció a caminar con Jimin hasta su casa. Ahora que no tenía partidos y el equipo estaba suspendido tenía mucho tiempo libre para pasar con Karina. Definitivamente sus planes de querer estar sola no se iban a poder llevar a cabo.

El camino a casa giró en torno al mismo tema. Jeno estaba completamente obsesionado con la suspensión y Jimin estaba al borde de explotar y decirle en la cara que la mitad del equipo eran hijos de papi que se creían adultos por beber y conseguir drogas, pero que al final ninguno se hacía responsable de sus actos.

El chico hablaba sin parar y decidió nuevamente desconectarse de todo lo que decía. Cuando ya estaban llegando a su casa notó esa figura que tanto la confundía. Minjeong iba corriendo en dirección a ellos, llevaba una sudadera y shorts demasiado cortos como para que Jimin mantenga la cordura.

Jeno de pronto se cayó y alzó su mano para saludar a la chica, quien simplemente sonrió al pasar corriendo a alta velocidad.

—Oye ¿Crees que podrías conseguirme tickets para el partido?

Karina se detuvo frente a su casa, confundida por la pregunta. —¿Para el partido de fútbol? —Jeno asintió, acariciando la mano de su novia. Las manos de Jeno eran ásperas y Karina siempre pensó que obtenían el efecto opuesto al que él quería dar.

—Las porristas no necesitamos tickets, no tengo. —Por supuesto que Karina tenía tickets de cortesía, pero se negaba a tener a Minjeong y Jeno en un mismo lugar.

—Bueno, ya veré cómo consigo algo. —Los dos se quedaron en silencio, Jeno se quedó viendo la casa y notó que no había ningún auto estacionado. —¿Estás sola? ¿Quieres que te haga compañía mientras llegan tus padres?

Jeno se acercó peligrosamente a ella, llevando su mano a su cintura para acortar todavía más la distancia entre ellos.

—No creo que eso sea buena idea.

Su novio sonrió, despegándose de la porrista y moviendo su cabeza incrédulo. —Eres increíble Yoo Jimin. Un día estás encima mío rogándome para que te lleve a la cama y al otro con suerte me miras cuando te hablo.

Oh, entonces Jeno se dio cuenta. Jimin creía haber pasado desapercibida con su falta de atención. —Yo nunca te he rogado por nada. —Sus mejillas se enrojecieron por el enojo que le provocan las palabras de su novio.

Los ojos del más alto se oscurecieron y dio una vuelta sobre sí mismo como para tranquilizarse. —Yo a veces creo que ni tú misma te entiendes. —Bingo por primera vez los dos estaban de acuerdo en algo.

—Entonces digo lo mismo ¿O quieres que te recuerde lo que dijiste la última vez que estuviste allá adentro. —Apuntó a la ventana que correspondía a la de su habitación y Jeno se volvió a acercar a ella, ya no era lo mismo que hace un rato atrás. Ahora se acercó molesto y ofendido.

—Hey ¿Todo bien? —Minjeong, quien había dado una vuelta a la manzana apareció, su respiración era un poco agitada y tenía cabellos sueltos que se pegaban a su cara.

Algo en Jeno cambió de inmediato. Se alejó de su novia y volvió a sonreír con esos ojos de ángel que hipnotizaba a tantas chicas.

Minjeong había notado la tensión a la distancia y dudó un buen rato si interferir o no, pero cuando vio que el lenguaje corporal de Jeno se había tornado algo agresivo supo que tenía que meterse. Fuera Jimin o no, no estaba dispuesta a dejar que ningún hombre fuera agresivo con una mujer.

—Está todo bien. Yo ya me iba. —El chico no se fue sin antes besar los labios de su novia y sonreír por última vez a Minjeong.

Winter observó al chico caminar por unos segundos y después dirigió su mirada a Jimin. Notó que sus ojos tenían un brillo triste, como si estuviera aguantando las lágrimas.

No supo qué hacer. Desde ese día en el santuario que no se habían dirigido la palabra.

—Está bien. —Minjeong comenzó a caminar atrás de Jimin. —Pero supongo que tú también dejarás de verme así ¿O no?

Jimin se volteó tan rápido que la más baja casi choca contra ella. —Ni siquiera me tomaré el tiempo de mirarte.

Winter mordió su labio, era exactamente la misma Jimin con la que había hablado ese primer día de clases. La Jimin dura y dominante sabía que podía pedir a la gente lo que se le diera la gana y probablemente lo obtendría.

El camino de vuelta a casa fue silencioso y Minjeong aceptó que no valía la pena atormentarse por una persona como ella.

—Gracias. —Jimin notó que Minjeong estaba a punto de continuar corriendo.

Su voz se escuchó suave, incluso un poco vulnerable.

Minjeong se derrumbó por completo. Cómo era posible que la chica frente a ella era la misma que hace un tiempo la había amenazado, Minjeong no era capaz de entender.

Eran como dos personas viviendo dentro de una hermosa chica e incluso así esas dos personalidades le gustaban. Karina era atractiva con esa aura dominante, casi como la villana de una película y también la llenaba de suspiros cuando se comportaba como esa joven de enorme corazón que rescataba animales y estaba llena de inseguridades. A Minjeong le gustaba el paquete completo.

—Por nada. —El beep de su reloj le indicó que tenía que seguir corriendo, fue salvada por la campana y simplemente retomó su marcha, peleando contra las ganas que tenía de preguntar más, de entender por qué parecía que ella y su novia estaban a nada de gritar en medio de la calle.

────────────────────────────────────

Las tres salieron del entrenamiento derrotadas. Ya no quedaba nada para el próximo partido y el entrenador estaba obsesionado con practicar distintas jugadas.

—¡Yoon! —Yizhuo gritó, llamando a su amiga quien las estaba esperando mientras leía un libro. —Ven, vamos a tomarnos un café las cuatro. Tengo algo que conversar con ustedes.

Chaewon miró a Minjeong para saber si ella entendía qué era lo que estaba pasando, pero Minjeong se encogió de hombros al no tener ni idea de lo que estaba pasando.

Las cuatro caminaron hablando de la escuela y sobre el próximo partido. De vez en cuando alguna interrumpió el tema para preguntarle a NingNing sobre el tema que quería hablar, pero la china mantuvo el secreto vivo, diciendo que necesitaba que estén todas en una mesa para conversar.

Era un poco aterrador cada vez que NingNing se ponía en modo planificadora, Yoon era la que la conocía hace más tiempo y sabía que eso solo podía significar algo loco.

Las cuatro tomaron asiento cerca de una ventana para mantener la discreción y Yizhuo se ofreció a pagar todo lo que pidieran.

—Comida primero, después les digo lo que vamos a hacer.

—¿Cómo estás tan segura de que vamos a aceptar lo que sea que nos vas a decir? —Chaewon era la que mantenía ese tira y afloja con Yizhuo, pero la china solo sonrió divertida. —Porque me aman.

Las cuatro pidieron pastel y distintos bebestibles.

—Se preguntarán para qué las tengo reunidas.

—Finalmente. —Chaewon rodó los ojos, atenta a lo que su amiga iba a decir.

—Como ya saben, estamos todas en campaña para lograr que Giselle se enamore de mí.

Yoon y Minjeong rieron, Chaewon soltó un quejido. —¡Eh! No quiero caras ni burlas, es más, cuando me vean caminando de la mano con ella será el único momento en que podrán reaccionar.

—¿Reaccionar cómo?

—Aplaudiéndome.

—Ok, ya tuve suficiente. —Chaewon se levantó, lista para irse de ahí, pero Minjeong la tomó del brazo y la obligó a sentarse nuevamente.

—Gracias, Win. —Yizhuo sacó de su mochila una libreta. Las tres habían notado que era ahí donde NingNing escribía todos sus secretos, ninguna lo había leído, pero ahora la joven defensa les mostró un mapa conceptual y en el centro estaba escrito Aeri Uchinaga con un corazón rojo alrededor. —Elaboré un plan infalible. Como ya saben todos los semestres tenemos un viaje escolar. Este año el destino es la aldea Hayan Nun. —Yizhuo tomó su teléfono y les mostró fotos de un complejo donde había bungalows en medio de una montaña nevada.

—Exactamente cómo sabes todo esto.

—Mi mamá es parte del comité. —Explicó, quitándole importancia a ese detalle. —Se supone que será un viaje espiritual y blah, blah. Tres noches en medio de la montaña muriéndonos de frío. —Volvió a tomar su cuaderno y apuntó a Yoo Jimin. —Yoo Jimin, presidenta de la clase. Como todos los años se le otorgan algunas tareas y este año se le pidió organizar varias cosas, una de ellas es asignar las cabañas.

—Creo que sé dónde irá esto.

Yizhuo sonrió. —Lamentablemente nuestra pobre presidenta está un poco colapsada y le pidió a Giselle que haga esto.

—¿Y eso cómo lo sabes?

—Te sorprendería todo lo que puedes escuchar cuando las personas no te prestan atención alguna. —Yoon asintió, era algo que le pasaba muy seguido. —Y aquí es donde nuestra querida Jayoon se vuelve importante.

Yoon abrió los ojos preocupada, de todas era siempre la más miedosa.

—Eres la única que tiene acceso a la casa de los Uchinaga. Necesito que entres a su habitación, encuentres el listado y nos cambies.

—Creo que eso es ilegal. —Chaewon no estaba convencida y tampoco creía que era justo que Yoon tuviera que meterse en problemas por el estúpido crush de NingNing.

—Claro que no. No va a forzar ninguna puerta ni nada por el estilo, además es una tarea sencilla.

Yoon se quedó pensativa. Las tres la miraban fijamente, la idea le aterraba porque no había nadie más intimidante que Aeri, pero adoraba tanto a Yizhuo que para ella era casi imposible decirle que no.

—Bueno, supongo que lo puedo intentar.

────────────────────────────────────

Las chicas ganaron su primer partido en casa por 4 a 0. Se sentían como las reinas de la escuela, todos las felicitaban y por primera vez en mucho tiempo eran notadas por los demás.

El lunes siguiente la cosa no fue distinta. Personas de otros cursos las saludaban en los pasillos, les regalaban porciones extras en la cafetería e incluso sus profesores las felicitaban.

—¿Conoces a Yuna del club de arte? —Minjeong se estaba quedando dormida en la clase de matemáticas cuando la pregunta de NingNing la interrumpió.

—No me suena.

—Es de un curso menor, la cosa es que me detuvo en medio del pasillo para pedirme que la siga de vuelta en instagram. Me han seguido tantas personas que no me había dado ni cuenta.

Minjeong le iba a contestar, pero antes de que pudiera hacerlo las interrumpió Giselle, quien simplemente se dio vuelta para confirmar que eran ellas las que estaban hablando. Las dos futbolistas se vieron confundidas y se encogieron de hombros al mismo tiempo.

—¿Y la seguiste?

—Por supuesto.

Giselle se dio vuelta nuevamente, mostrando una extraña expresión de molestia. —Algunas aquí queremos escuchar la clase. —Se quejó, Minjeong aguantó la risa y NingNing levantó una ceja.

—¿Qué es lo que nos están enseñando? —Al ser una experta en matemáticas, decidió molestar un poco a Giselle.

Giselle apretó los labios demostrando enfado. —¡Lo sabría si no hicieran tanto ruido!

—¡Uchinaga y Ning! —El profesor de matemáticas les llamó la atención. —Las dos a detención ¡Ahora!

Aeri se levantó molesta y sin protestar mientras que NingNing simplemente se levantó y sonrió a Minjeong. —Oficialmente comienza el plan. —Le susurró, saliendo de la sala por detrás de la japonesa.

Minjeong se quedó sin palabras. Comenzaba a envidiar la determinación que tenía su amiga para conseguir el corazón de esa chica.

—Bueno, tienen a partir de hoy y hasta el próximo lunes para entregar su folleto de geometría avanzada. Pueden trabajar en ambos folletos, pero solo se entrega uno por pareja. Yoo Jimin y Kim Minjeong, trabajen juntas.

Ninguna de las dos se atrevió a protestar, el profesor parecía estar de mal humor después de expulsar a sus compañeras. Jimin se cambió de asiento sin hacer contacto visual con su nueva compañera.

—Yo hago de la uno a la cincuenta y tu de la cincuenta y uno a la cien.

Jimin ni siquiera la miró cuando tomó la decisión y Minjeong no se atrevió a ir en contra de ella.

Jimin, por otro lado, no era capaz de ver a Minjeong a los ojos. En su cabeza seguía muy presente aquel sueño ni el incómodo encuentro que había tenido con ella y Jeno.

Ambas comenzaron a trabajar en silencio. Jimin vio que Minjeong no tenía problemas para hacer sus ejercicios y eso la irritó un poco más ¿había algo que Minjeong no hiciera bien?

Los minutos pasaron y el lugar era bastante silencioso, todas trabajaban concentradas y apenas se escuchaban algunas discusiones relacionadas al trabajo que tenían que hacer. Jimin estaba enfocada en un problema sobre semejanza de triángulos cuando vio el lápiz de Minjeong escribiendo sobre su hoja.

-¿Está todo bien?- escribió, no queriendo interrumpir el silencio que había en la sala.

—No puedes escribir en el folleto. —Se quejó, empujando su lápiz con el propio.

—Podemos entregar el mío.

—Estoy bien. —Respondió finalmente, mirando a Minjeong por primera vez desde que había comenzado la clase. Mirándola por primera vez desde que la joven se había vuelto la protagonista de sus sueños. Y Winter se percató de que las cosas se habían dado vuelta. Ya no era la única que se derrumbaba al mirar a la otra a los ojos, Minjeong notó que algo había cambiado en Karina y lamentablemente para ella, la ilusión había vuelto a nacer.

Después de ese extraño intercambio de miradas las dos volvieron a sus ejercicios hasta que el timbre sonó para indicar que eran libres. —¿Nos juntamos el jueves? —Minjeong la alcanzó a atrapar antes de que Jimin saliera de ahí. —Así comprobamos que tenemos todas las respuestas y nos ayudamos en caso de que tengamos dudas.

Jimin se detuvo a ver la mano de Minjeong que atrapaba su muñeca y la movió bruscamente para dejar de hacer contacto con ella. —Si tengo dudas te aviso. —Jimin finalmente se fue sin confirmar o negar su próxima interacción.

Yoon y Chaewon estaban concentradas en avanzar los ejercicios lo máximo posible, incluso el sonido del timbre pareció no molestarlas y no fue hasta que Minjeong dejó golpecitos en la cabeza de Yoon que las dos dejaron de trabajar.

Las tres salieron juntas de la sala de clases y decidieron aprovechar el fresco del día y salir a tomar un poco de aire.

Yoon se tiró al suelo y dejó que el sol ilumine su rostro. Chaewon y Minjeong se quedaron en una banca viendo como la más alta del grupo disfrutaba. Era algo que nunca se decía en voz alta, pero todas estaban seguras de que era ella el pegamento que unía al grupo.

De pronto vieron que la alta se levantó de golpe, como dándose cuenta de algo. La siguieron con la mirada mientras caminaba en dirección a una parte del edificio, pese a ser alta no podía llegar hasta la ventana y se devolvió a ver a las chicas para llamarlas.

Las dos arrastraron sus piernas hasta llegar a ella. —Es la sala de detención. —Susurró, señalando a la ventana que era muy alta como para poder ver.

Por supuesto que todas querían ver a NingNing con Aeri y así fue como Chaewon terminó subiendo torpemente a los hombros de Yoon. Winter aprovechó la oportunidad para grabar un vídeo en caso de que las cosas salgan mal.

La joven de cabello corto se aferró con cuidado a la pared de ladrillos hasta poder asomarse a la ventana. Yoon se esforzaba para poder mantener el equilibrio y después de un poco de esfuerzo, Chaewon ya tenía una visión perfecta de lo que estaba sucediendo dentro de esa sala.

Winter y Yoon se veían expectantes y esperaban que Chaewon diga algo. —Bueno ¿Qué pasa? —La más alta preguntó jadeante, cansada ya de tener que tener a la futbolista sobre sus hombros. Chaewon bajó la mirada y puso su índice sobre sus labios para callarla y luego se volvió a concentrar en espiar.

Después de unos minutos, Chaewon le dio golpes en el hombro para indicarle que ya quería bajar.

Chaewon no dijo nada, buscando dejar a sus amigas con intriga y caminó hasta el lugar donde estaban antes. Cuando finalmente estaban las tres reunidas y sintió la presión de sus miradas decidió hablar. —Estaban conversando. —Todas habían escuchado una y otra vez a NingNing hablando sobre Giselle y como su relación era algo que ninguna podría llegar a comprender. Todas siempre veían a Aeri tratándola mal, e incluso siendo bastante cruel, pero todas esas actitudes parecían no afectar las cosas que NingNing sentía por la porrista. —Giselle estaba sonriendo y parecían muy cómodas.

La única que parecía no estar tan sorprendida por lo que vio fue la misma Chaewon, quien a pesar de no entender la obsesión, también sabía que Yizhuo había tenido acercamientos con la japonesa, solo que por alguna extraña razón, la chica la ignoraba frente a todos. Era irónico que ella misma estaba pasando por algo levemente parecido.

—Yizhuo está llena de sorpresas. —Sonrió Minjeong, recordando lo que le había dicho su amiga antes de salir expulsada a detención.

────────────────────────────────────

A Yoo Jimin nunca le gustaba sentir que las cosas estaban fuera de su control. No se creía una persona manipuladora, sino que creía ser el tipo de persona que buscaba situaciones que podía controlar y cuando algo estaba fuera de su alcance sentía una gran molestia.

Algo que jamás le había pasado era que lo que no podía controlar era algo que pasaba dentro de su cabeza. No había pasado una vez, sino dos veces había sido clara con Minjeong al decirle que no se acerque a ella. Pero eso al parecer, no servía de nada.

Si Minjeong estaba físicamente lejos de ella, entonces se encontraba en sus pensamientos y cuando finalmente lograba dejar de pensar en ella el destino la terminaba poniendo a su lado.

En su cabeza solo podía maldecir a Giselle por involucrarse en esa estúpida pelea con Yizhuo.

No sabía qué hacer con todos los pensamientos que tenía. Intentaba distraerse con distintas cosas, pasar más tiempo con su novio y evitar constantemente a la futbolista, pero nada le estaba resultando. No podía permitirse todo lo que estaba sintiendo.

—¿Has visto a Yunjin? —Jimin se acercó a Sullyoon, quien estaba trabajando en los ejercicios que les habían dejado. Había notado que las cosas con su amiga seguían un poco extrañas, no sentía que todo el asunto sea su culpa, pero le parecía tonto que estando en el mismo grupo de amigas no hayan intercambiado palabras. Supuso que de vez en cuando podía ser ella la que inicie una conversación para solucionar las cosas.

—Dijo que se iba a su casa. —Sullyoon dejó de trabajar y le dedicó su atención a su amiga.

Karina tomó su teléfono, todavía era temprano y Yunjin era del tipo que se quedaba un par de horas en la escuela para avanzar sus deberes. —Si te apuras yo creo que todavía la alcanzas.

Jimin asintió y ordenó sus cosas, despidiéndose rápidamente de Sullyoon para poder alcanzar a su amiga.

Caminó rápidamente por los pasillos de la escuela, viendo atentamente algún rastro de su amiga. Cuando salió hizo el camino que hacía Yunjin y sorpresivamente la encontró fácilmente. Se encontraba con la espalda apoyada en un árbol mientras sonreía escribiendo algo en su teléfono.

—Al fin te encuentro.

Yunjin guardó su teléfono y pareció un poco nerviosa de verla ahí. —Me has estado evitando todos estos días. —Karina llegó, enfrentándola de inmediato. —¿Podemos hablar?

—Tengo cosas que hacer.

—Vamos, no nos tomará más de veinte minutos. Te acompaño hasta tu casa, a no ser que tengas que juntarte con alguien. —Jimin ocupó un tono de voz molesto, casi como queriendo incriminar a Yunjin de algo incorrecto

Al principio Yunjin caminó de forma tensa, evitando a Karina escribiendo un mensaje a Chaewon, con quien había quedado de juntarse antes de ser increpada por su amiga.

—Desde ese día en mi casa siento que estás como enojada conmigo. Quizá fui un poco pesada, pero creo que has estado exagerando un poco tu reacción. No sé si te molestó lo de Jay, pero es un poco hipócrita decir que no tienen nada y al poco tiempo salir a una cita con él.

Yunjin se detuvo en seco —¿De qué estás hablando?

—No te hagas la tonta, yo misma los ví cuando estaba con Jeno.

—Karina, ya te dije que Jay y yo somos amigos. Salimos de vez en cuando de la misma forma en que lo hago contigo ¿De verdad crees que estoy tan desesperada por tener novio?

A Karina le costaba mucho entender que ella y Jay sean únicamente amigos. Ellos dos podían ser la segunda pareja más perfecta de la escuela, pero su amiga insistía en decir que eran solo amigos. —¿Y qué hay de todas esas sonrisas cuando escribes en tu teléfono?

A Yunjin se le detuvo el corazón en ese momento. Sabía que sus reacciones ante los mensajes coquetos de Chaewon no siempre podían pasar desapercibidos, pero tampoco se había dado el tiempo de pensar en una excusa para cuando alguien le cuestione eso.

—Perdóname por ser feliz.

—No seas dramática.

Yunjin apretó los dientes, no le gustaba mucho el rumbo que estaba tomando la conversación, así que decidió que era momento de contar parte de la verdad.

—Tengo dos mamás.

—¿Cómo dices?

—Así como Minjeong, yo también tengo dos mamás.

Era algo de lo que estuvo segura toda su vida que no le avergonzaba, pero desde que había llegado a vivir a ese lugar sentía la necesidad de encajar y de sentirse normal. Además, sus mamás ya no estaban juntas y quizá una forma de castigar a Yuri era omitirla por completo de su vida frente a sus nuevas amigas y compañeras. A veces sentía remordimiento, creía que no estaba siendo honesta, pero al nunca abrirse por completo con nadie simplemente aceptó que estaba bien.

Nunca nadie le preguntó y por lo mismo se convenció de que entonces no era algo importante.

—¿Por qué nunca dijiste nada? Pensé que tu mamá se estaba divorciando.

—No pensé que era importante. —Yunjin evitó hacer contacto visual con ella. —Se está separando… de mi mamá.

Karina se tomó un tiempo para volver a hablar. Antes de conocer a Minjeong no había tenido contacto con personas que tuvieran relaciones con alguien de su mismo o, era algo que ella jamás se había cuestionado hasta entonces y ver que tanto ella como Yunjin vivían en un contexto en que aquello estaba tan normalizado le daban una extraña sensación de seguridad… incluso algo de alegría.

Decidió entonces que no era necesario decir nada, simplemente se acercó a Yunjin lo suficiente como para darle un fuerte abrazo. A la más alta le tomó por sorpresa, pero no dudó en corresponder, pese a ser más baja la sensación de calidad fue muy especial para ella. —Perdóname por no apoyarte y por no hacerte sentir segura como para no contar eso. —Le susurró luego de sentir la humedad que dejaban las lágrimas ajenas sobre sus hombros. Karina no podía dejar de pensar en lo frustrante que debió ser para su amiga no poder decir todo lo que le estaba pasando.