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El grupo de amigas había decidido asistir juntas al partido de basquetbol. Chaewon fue la que requirió de mayor convencimiento, pero finalmente aceptó a ir a cambio de que NingNing le compre snacks.

Al entrar se encontraron con la enorme puerta que daba entrada al gimnasio, el piso era de mármol y a un costado se encontraba una vitrina llena de trofeos que la escuela había ganado. Se detuvieron en la recepción para recoger los boletos y Minjeong se detuvo un momento a ver las distintas fotografías enmarcadas de los equipos de años anteriores que habían ganado algunos de los trofeos. Detectó en poco una donde se encontraba Jeno, habían sido campeones el año anterior y lucía radiante.

Yoon se pegó a su lado y le acercó su ticket. Agradeció y se volteó a ver que Chaewon y NingNing estaban en la tienda de dulces que estaba en el vestíbulo también. —¿No querías comprar nada? —Yoon destacaba por estar siempre preocupada por todas, algo que había hecho que la más alta se gane un lugar especial en su corazón. —Estoy bien, cené antes de salir.

Las cuatro encontraron sus asientos, la vista era muy buena desde ese lugar y Minjeong no dejaba de sorprenderse por la calidad que tenía ese gimnasio.

La atmósfera era vibrante, ya que el equipo de la escuela estaba a punto de comenzar su primer partido de la liga regional. La fuerte música llamó a las cheerleaders a salir a la mitad de la cancha para comenzar a levantar al público. Sus uniformes estaban impecables y llenas de alegría comenzaron a animar y motivar al equipo. En un momento Minjeong hizo contacto visual con Jimin el cual duró hasta que la porrista le guiñó un ojo y se sintió incapaz de poder seguir viéndola a los ojos.

—¿Viste a Giselle? Es la más guapa. —Le susurró NingNing en un momento y Minjeong simplemente asintió sin haber visto a Giselle.

Las gradas estaban completamente llenas y todo el mundo gritaba por ver al grupo de porristas haciendo sus piruetas y demostrando sus habilidades de baile.

Unos cuantos minutos después salieron de ahí y ambos equipos corrieron a la cancha para hacer el último calentamiento.

El partido comenzó con un ritmo acelerado y Minjeong comprendió de inmediato porque todos eran aficionados del basquetbol ahí. Ambos equipos manejaban su propia estrategia y alternaban el liderazgo, respondiendo con canastas rápidas por ambas partes.

Cuando el primer cuarto llegó a su fin el equipo local iba adelantado por apenas unos pocos puntos. Minjeong estaba fascinada por el ambiente y la calidad del juego, en su cabeza se puso la meta clara de que algún día algo así ocurriría en sus partidos de fútbol.

—Sé que me van a juzgar por esto, ya que ustedes están locas por las mujeres, pero Jay se ve tan guapo.

Yoon no dejaba de ver al chico con el número 8 en la espalda.

—No tengo ni idea de por qué nos seguimos juntando contigo. —Yizhuo rodó los ojos y Minjeong comenzó a reír, viendo finalmente al chico al cual hacía referencia. Claramente no podía verlo de esa forma, pero entendía su popularidad porque no se podía negar su belleza.

—Todo el mundo dice que sale con Yunjin.

Minjeong lo observó mejor. Si estuvieran juntos harían una muy linda pareja, pero estaba completamente segura de que Yunjin tenía su corazón ocupado por otra persona.

—Voy al baño. —Chaewon se excusó y no dejó dudas de que estaba molesta por las palabras de Yoon.

El partido terminó con tensión y algunos jugadores se retaron en más de una ocasión a darse golpes por la calentura del partido. Por suerte para todos los presentes, el partido terminó con una ajustada victoria local.

Cuando salieron de la escuela ya estaba completamente oscuro y como era habitual se dividieron según la dirección en la que vivían y fue por eso que Minjeong caminó junto a Yoon.

En el momento en que se separaron caminó un poco más lento, en su cabeza se repetía la imagen de Jimin en su uniforme de porrista y el contacto visual que habían hecho.

Cada tiempo muerto en que las porristas salían a la cancha Minjeong solo la veía a ella, su corazón daba vuelcos al verla moverse. Estaba casi segura de que Jimin había intentado coquetear con ella. Un sentimiento de incertidumbre y celos se apoderó de ella.

Mientras caminaba sus pensamientos se apoderaron de ella. Tenía bien claro que Jimin tiene novio. La atracción y la culpa estaban mezclados dentro de ella.

De lo único que estaba segura era de que no podía hacer nada con respecto a sus sentimientos. Jimin era amigable ahora y su verdadera personalidad parecía aparecer cada vez que estaban solas, pero iba a respetar la relación que ella tenía con su novio.

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—La señora Yang está loca si cree que vamos a terminar esto en una semana. —Giselle tenía un palo de helado e intentaba cortarle la punta para hacerlo calzar con una de las esquinas de su maqueta. Tenían que recrear un edificio o arquitectura histórica. Ellas habían decidido hacer el coliseo romano, algo que en sus cabezas sonaba razonable, pero que en la práctica terminó siendo más difícil.

—No vamos tan mal. —Sullyoon era siempre optimista. Las cuatro habían decidido inscribirse como un grupo, Jimin ofreció su casa para trabajar y ese día comenzaron a armar su maqueta.

Aquello era cierto, la maqueta no iba tan mal. Después de cuatro horas trabajando ya se podía diferenciar lo que querían hacer. Yunjin y Jimin eran tan perfeccionistas que no querían dejar pasar ningún detalle.

—¿Cómo vas con Jeno?

Por supuesto que Aeri iba a ser la primera en comenzar a hablar de algo completamente opuesto a lo que estaba haciendo. Ya estaba aburrida de cortar y pegar palitos.

—Bien.

Jimin respondió de forma cortante, enfocada en seguir haciendo lo suyo.

—No te quedaste después del partido.

Era una tradición para Jimin quedarse a festejar junto a su novio después de cada partido, o consolándolo las pocas veces que perdían.

—Estaba cansada.

La voz de Jimin sonó un poco irritada y las demás lo notaron por lo que Sullyoon decidió salvar la situación cambiando el tema de conversación. —Jooyeon me invitó a salir.

—¿Jooyeon? ¿El chico de la banda?

Sullyoon asintió. El chico se le había acercado en la mañana y le había invitado a una cita a un café nuevo que había abierto. —Pero le dije que no.

—¿Por qué no? Es un poco raro, pero es muy guapo. —Acotó Giselle, volviendo a trabajar con los palitos.

—Porque no me gusta.

Yunjin sonrió al escuchar su sencilla explicación. Sullyoon siempre ha sido tímida, pero no por eso dejaba que la pasen a llevar.

—Pero podrías aprovechar, que te invite a salir o que te compre algo. Todo ese tiempo en que los hombres se dedican a cortejarte es muy divertido. —Sullyoon hizo una mueca al escucharlo, el argumento de Giselle no le convencía.

—No me parece que eso sea correcto. —Intervino Yunjin. —Si no tiene la mínima intención de conocerlo no está bien aprovecharse de él.

—¿Acaso no es lo que haces con Jay? —Yunjin se sintió incómoda de inmediato con la pregunta de Jimin.

—Jay y yo somos amigos.

—Pero le gustas.

—No le gusto, en serio solo somos amigos.

Aeri y Sullyoon se quedaron viendo con incomodidad. Las dos casi nunca discutían y de la nada pareció que la tensión entre ellas se arrastraba hace un tiempo. —¿Acaso estás de acuerdo con usar a alguien para tu provecho solo porque sabes que le gustas? —Yunjin se quedó viendo fijamente a Jimin para escuchar su respuesta. Las dos habían dejado de trabajar y se dedicaron por completo a esa discusión.

—La verdad no veo el problema. Yo creo que a Sully le vendría bien salir un poco.

Después de eso Yunjin pidió excusarse y se fue al baño para refrescar un poco su rostro. No le gustaba discutir con nadie y desde que su situación familiar empeoró, estaba totalmente sensible ante cualquier tipo de altercado.

Estaba encerrada para que nadie entrara, se sentía completamente angustiada. La tensión del momento había hecho que su ansiedad se disparara, y ahora se sentía al borde de un ataque de pánico.

Se sintió desesperada por consuelo, sacó su teléfono del bolsillo con la intención de llamar a Chaewon. Sin embargo, su preocupación aumentó cuando se dio cuenta de que su teléfono se había apagado por falta de batería. Le estaba costando respirar y lo único que quería era poder escucharla o estar con ella.

Una oleada de frustración y miedo se apoderó de ella. Sabía que necesitaba de su apoyo y comprensión en ese momento, la incapacidad de estar con ella no estaba ayudando. Se sentó en el suelo del baño, el frío la tranquilizó un poco y se concentró en regular su respiración y evitar que la situación empeorara.

Finalmente, Yunjin tomó una decisión. Aceptó que no podía pasar más tiempo ahí.

—Me tengo que ir. —Yunjin le habló al grupo intentando no demostrar toda la fragilidad que sentía. Con velocidad juntó sus cosas y entre que hacía eso les explicó que tenía una emergencia familiar y que luego se pondría al día ayudando con el trabajo. Estaba tan concentrada en lo suyo que no se percató de las caras de molestia e hizo oídos sordos a las cosas que le decían.

No se detuvo a escuchar nada y cruzó por la puerta principal, tampoco apreció lo tarde que era, simplemente se concentró en llegar a casa de Minjeong lo antes posible.

El aire fresco de inmediato la ayudó a liberar un poco de tensión, se paró frente a la puerta y tocó el timbre. No tuvo que esperar mucho y la puerta se abrió, siendo atendida por una trabajadora que había visto antes, pero que cuyo nombre no recordaba.

—Necesito ver a Minjeong.

La mujer inmediatamente la reconoció y la hizo pasar, haciéndole saber que Minjeong se encontraba en su habitación. La más baja se encontraba acostada en su cama leyendo el libro del mes cuando escuchó a alguien subiendo las escaleras y luego los suaves toques en su puerta.

Apenas Yunjin escuchó que podía pasar, entró casi corriendo y no esperó a que Minjeong se levantara, simplemente se lanzó encima de ella y comenzó a llorar en sus brazos.

Minjeong se asustó al principio, pero después de unos pocos segundos ya estaba correspondiendo al abrazo de Yunjin, sobando su espalda para que lo tome como señal de que podía llorar todo lo que quisiera. No preguntó nada, prefirió esperar a que ella se calmara y estuviera lista para poder hablar.

Después de varios minutos ambas se sentaron sobre la cama, Yunjin permanecía muy pegada a Minjeong. Desde hace un tiempo Chaewon era la única persona con la que confiaba estar en momentos así, pero increíblemente Minjeong había logrado hacerla sentir de forma similar.

—¿Qué fue lo que pasó? ¿Alguien te hizo algo?

Yunjin negó moviendo la cabeza. Tomó un largo respiro antes de hablar. —Fue una conversación trivial, de pronto Jimin me dijo algo y me sentí un poco atacada. Quizá exageré un poco, pero estoy tan sensible que perdí la cabeza. No podía respirar bien, pensé que iba a tener un ataque de pánico.

—Jin, no tenía ni idea de que estabas sufriendo cosas así ¿Llevas mucho tiempo?

Yunjin dudó de contestar, lo más fácil siempre era minimizar las cosas y no decir nada. Finalmente decidió abrirse. —Hace como un año, pero estos meses han sido difíciles. En el verano tuve una confrontación con mamá y desde entonces apenas nos hablamos. También está el estrés de la escuela, los ataques han sido más frecuentes últimamente.

Minjeong la apoyó con una mano en el hombro. —Lamento mucho que estés pasando por esto, creo que para cualquiera sería difícil de sobrellevar ¿Lo sabe Yoona? ¿Estás viendo algún profesional?

Yunjin suspiró un poco liberada. —No lo he hecho, mi mamá lo sugirió, pero no fue de la mejor forma y ya no quiero volver a tocar el tema con ella.

—No quiero que pienses que me estoy entrometiendo más de lo que debo, pero creo que deberías hacerlo. Te ayudará en muchos sentidos y si tienes miedo podemos hablarlo con mi mamá, ni Yoona, ni Yuri tienen que saberlo.

Yunjin se volvió a abrazar de ella, estaba realmente considerando la idea. No era falta de confianza en sus madres, era que sentía que ya tenían demasiados problemas como para agregar eso a la lista.

—¿Quieres llamar a tu mamá para que te venga a buscar?

—Sigue en Seúl ¿No hay problema de que me quede aquí?

—Por supuesto que no.

Yunjin se acomodó a un costado de Minjeong y se abrazó a ella mientras la mayor seguía leyendo. No tomó mucho tiempo y se quedó dormida, algo que tranquilizó a Minjeong porque sabía que eso significaba que estaba más relajada.

El resto de la tarde pasó casi volando, Minjeong tuvo que despertar con cuidado a Yunjin para que bajara a cenar. Tiffany y Taeyeon estaban felices de tenerla ahí y ver que nuevamente eran amigas, Minjeong le ofreció quedarse a dormir y la más alta aceptó de inmediato.

Yunjin entró al baño para darse una ducha y Minjeong se quedó en su escritorio avanzando en un ensayo del libro que estaba leyendo. Taeyeon entró a la habitación y se sentó en el borde de su cama. —¿Está todo bien con Yunjin? La noté más callada de lo habitual.

—Está bien, solo un poco estresada.

Taeyeon asintió, entendía que no era sencillo para ella. —Me alegra que puedan ser amigas de nuevo, si necesita algo ella tiene que saber que cuenta con todas nosotras.

Minjeong sentía que su mamá estaba ahí para decirle algo más, pero también notaba que estaba un poco insegura de hablar así que decidió no preguntar ni asumir cosas.

Cuando Yunjin llegó, Taeyeon se excusó para dejarlas solas.

Yunjin se acomodó en la cama y Minjeong giró en su silla para poder verla y reír un poco. —Mi pijama te queda algo corto. —La risa se le contagió a Yunjin, ya que el pantalón de pijama le quedaba a media pierna por lo alta que era en comparación a la mayor.

Después de eso se quedaron en silencio unos minutos, Minjeong se concentró en avanzar su tarea y Yunjin sacó su teléfono para escribirle a su mamá y a Chaewon.

Al avanzar lo suficiente su tarea decidió que podía continuar otro día, estiró su cuerpo y se sentó sobre su cama. Yunjin dejó su teléfono de lado y le prestó atención a su amiga. Era raro estar nuevamente así de juntas, sus cuerpos y personalidades habían cambiado muchísimo, pero incluso así Yunjin sentía que entre ellas las cosas eran como cuando eran niñas y podían pasar horas y horas juntas sin aburrirse.

—¿No te piensas ir a tu cama? Mamá preparó la habitación de invitados para ti.

—¿No puedo dormir contigo?

Sus palabras salieron sin pensar mucho. No sabía si estaba incomodando a Minjeong o no, pero era lo que quería hacer. —Está bien, pero no te des vueltas como cuando eras chica.

Yunjin abrió la cama y le hizo espacio a la más pequeña para que se acomode a su lado. Al principio fue un poco incómodo, pero luego de algunos movimientos para que ambas quedaran ajustadas en la cama todo se sintió cálido. Yunjin tenía un poco de miedo, pero había algo que le venía dando vueltas en la cabeza hace un rato y quería decirlo.

—Ten cuidado con Jimin.

Se volteó una vez más para dejarle la espalda a Minjeong.

—Ya empezaste con eso. —Minjeong no comprendía cuál era la necesidad que tenía de estar constantemente hablándole sobre Jimin cuando entre ellas no pasaba nada.

—Minjeong, yo veo como la miras y la forma en que cada vez que escuchas algo sobre ella te interesas en darle toda tu atención.

—Estás celosa.

—¿Celosa de ti? —Yunjin volvió a rodar para quedar frente a ella y demostrar con su expresión que estaba loca. —Tómame en serio, yo la conozco. Yo conozco a esas chicas.

—No me gusta Jimin, no me gusta nadie.

—Te creo, pero no dejes que te use. Eres una persona muy noble.

Yunjin la abrazó y se acomodó en su pecho, a Minjeong le sorprendió, pero no dijo nada.

Cuando estaba a punto de quedarse dormida escuchó un susurro de Yunjin preguntando si estaba despierta. —Dime.

—Tenías razón sobre Chaewon. —Confesó Yunjin después de un tiempo. —No del todo, pero en parte. Somos amigas, nos queremos mucho. No pienses nada más y no me preguntes nada, eso es todo lo que diré.

—Está bien.

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—Kim Minjeong.

La misma estaba en el patio, había despedido recién a Yunjin y se quedó ahí tomando un poco de aire. Solo había una persona que siempre la llamaba así y no se demoró mucho en ver a su vecina cruzando la calle. La joven llevaba ropa casual, casi demasiado cómoda.

—Yoo Jimin.

Jimin se paró frente a ella, el aire estaba fresco y el sol se asomaba de vez en cuando. Se quedaron viendo con una sonrisa algo cómplice que Minjeong quitó en el momento en que recordó las palabras que Yunjin le había dicho la noche anterior.

—Te quería pedir un favor. —Minjeong mordió su labio inferior, asintió y esperó a escuchar lo que decía. —En la agrupación necesitaban ayuda para llevar a un perrito rescatado al santuario, ahí donde fuimos la última vez.

—Está bien.

Jimin no tuvo ni que explicar. No tenía nada que ver con lo que dijo Yunjin, no podía decir que no a ayudar a un perrito que no tenía familia. —Le pediría a mi papá, pero no puede hasta la tarde. —Minjeong la escuchaba en lo que caminaban hasta dentro de la casa para así avisar a sus mamás.

—Winter, estaba recién conversando con Sooyoung sobre un café nuevo que abrió ¿Te gustaría que vayamos a tomar un —Tiffany dejó de hablar cuando vio que su hija estaba acompañada de la vecina del frente. —No sabía que tenías compañía. —Su mamá dejó de verse amigable de un momento a otro, miró a Jimin de pies a cabeza y luego a su hija en busca de alguna explicación.

—Voy a salir con Jimin, no debería tomarnos mucho.

—Me estás pidiendo permiso o me estás avisando.

Jimin dio un paso atrás, completamente intimidada por la mamá de Minjeong. —Necesito usar el auto así que, un poco de las dos.

Tiffany asintió y se fue de ahí. Las dos se quedaron viendo un poco confundidas y finalmente Minjeong la tomó del brazo para llevarla hasta el garaje donde estaba su auto.

—¿Estaba enojada tu mamá?

Minjeong puso el auto en marcha y salió con cuidado hasta la calle. —No te preocupes, es un poco celosa.

—¿Celosa? ¿Por qué estaría celosa de mi? —Minjeong se encogió de hombros. No quería explicarle que su mamá tenía un talento especial para darse cuenta cuando su hija sentía algún tipo de atracción por alguien.

Jimin no habló mucho, únicamente le dio las indicaciones para llegar a la casa donde estaban cuidando al perro.

—¿Cómo está Yunjin? Creo que ayer la hice sentir mal y desapareció de la nada, la vi cruzar hasta tu casa.

—Está estresada y cansada, creo que deben ser cuidadosas a veces con las cosas que le dicen.

Jimin entendía eso, pero tampoco comprendía cómo algo tan trivial como la conversación que estaban teniendo la había molestado tanto. —Es extraño que pase todos los días con ella, pero la conozco muy poco.

El aire se puso reflexivo. Jimin sabía muy poco de sus amigas porque sus conversaciones eran casi siempre superficiales, en cambio Minjeong era una persona que se dedicaba a conocer a las personas con las que estaba y no podía ocultar que eso se le hacía muy atractivo.

—Deberías hacerlo. Cuando me mudé me di cuenta de que hay que hacer conexiones profundas porque luego te vas y terminas sola, sin amigos ni nadie a quien extrañar o que te extrañe.

—Es aquí.

Jimin no tuvo oportunidad de contestar porque habían llegado a la casa de la persona que le estaba dando cuidados al perro. Jimin se bajó y la hizo esperar algunos minutos hasta que volvió a aparecer con un canil.

Decidió que lo mejor era ocupar el asiento trasero para así ir cerca del perrito. Winter comenzó a conducir, recordando a la perfección el camino al santuario.

—Me da curiosidad que te gusten tanto los animales y no tengas ninguna mascota. —Ya iban casi a mitad de camino cuando notó ese detalle.

—Mamá es alérgica al pelo de los gatos y de los perros, llevo años intentando que adoptemos a algunos de los animales que rescatamos y no hay caso. Al menos me conformo en ayudarlos ¿Y tú? ¿Tampoco tienes mascotas?

—No, siempre estamos muy ocupadas y no teníamos tiempo de cuidar una mascota y ahora dudo que lo quieran hacer, ya que nuestra estadía aquí es temporal.

—¿Temporal?

Minjeong aprovechó lo que les quedaba de viaje para contarle todo el tema de su abuelo y sus planes de volver a Estados Unidos en el momento en que termine la escuela. Jimin la escuchó con atención, lamentando el estado de salud que tenía el señor Kim. —Las universidades en Corea también son buenas y las becas deportivas existen aquí. —Minjeong le sonrió viéndola desde el espejo retrovisor. —Pero si te quieres devolver es problema tuyo.

Cuando llegaron al campo que Winter ya conocía, las dos se bajaron y vieron a Joohyun arreglando algunas plantas. La mujer ya se veía completamente recuperada y sonriente de verlas ahí. —Jimin, trajiste a tu amiga nuevamente. —La mujer dejó sus tareas de lado y se enfocó en saludar a las chicas.

Jimin bajó del canil y Joohyun les pidió que vayan a un galpón donde había preparado un pequeño espacio para el perro. —Lo vamos a dejar aquí un tiempo hasta que el veterinario lo revise y le ponga todas sus vacunas, después de eso podrá compartir con los demás.

El lugar estaba calefaccionado y al igual que el establo en el que habían estado antes todo parecía ser muy cómodo para los animales. —Jimin, podrías llevar a tu amiga a dar una vuelta por el jardín, el día está muy lindo.

Joohyun estaba ocupada acomodando al perrito y las dos jóvenes se miraron y asintieron, Minjeong tenía muchas ganas de conocer el lugar.

El jardín del santuario era un lugar encantador, estaba repleto de frondosos árboles, flores coloridas y algunos animales que disfrutaban de su libertad.

Mientras caminaban disfrutaban del ambiente tranquilo y sereno. El canto de los pájaros rellenaba el silencio de manera perfecta.

—Espero que el perrito esté más tranquilo.

—Lo estará, Joohyun hace maravillas con los animales que llegan acá.

El sonido de unos gatos jugando sobre un árbol las distrajo de la conversación y las dos sonrieron viendo a los felinos divirtiéndose con las ramas. Se veían felices disfrutando de ese lugar.

A Minjeong le distrajo algo aún más hermoso.

Sin poder resistirse centró su atención en Jimin. Su sonrisa y el brillo de sus ojos le robó el aliento, estaba segura de que no existía otra más hermosa. Era como si toda la belleza a su alrededor no fuera nada en comparación de aquella chica.

Inconscientemente, se quedó mirándola fijamente. Estaba cautivada y no podía dejar de hacerlo.

Jimin sintió el peso de la mirada contraria y por un momento intentó no prestarle atención, pero luego de un tiempo se volvió insoportable.

Sus ojos se encontraron, y en un instante, se dieron cuenta de la conexión innegable que había entre ellas. El tiempo pareció detenerse para las dos, lo que antes captaba su atención ya no era interesante. Nada importaba más que el poder estar viéndose de esa forma.

Minjeong finalmente pareció revivir, escuchando a su corazón latir como cuando una cascada cae con fuerza y dio un paso para acercarse a ella, no sabía el motivo, fue una reacción automática de su cuerpo.

Por otro lado, Jimin recordó que tenía que actuar con la cabeza y dio un paso atrás.

—Yo te gusto. —Jimin se cruzó de brazos, buscando distanciarse más de Winter. —Minjeong, olvídalo.

—¿Por qué? —preguntó, sin realmente notar que quizá de esa forma estaba confirmando las palabras de Karina.

—Porque a mi no me gustas, yo tengo novio y tampoco soy tu tipo.

—¿No eres mi tipo?

—Necesitas a una chica que te demuestre el amor que mereces, que sea valiente y que esté segura de lo que siente.

—Tienes una obsesión con definir lo que quieren las personas, no tienes ni idea de lo que busco en una persona.

Minjeong habló fuertemente. Le daba la sensación de que Jimin la veía a ella como una persona compuesta y segura de lo que quería, pero en realidad ni ella sabía lo que quería o lo que buscaba en una persona. De lo único que estaba segura era de que por primera vez sentía la verdadera necesidad de estar con alguien.

—Mira, me caes muy bien así que vamos a aclarar las cosas de una vez. Tú y yo nunca estaremos juntas, vamos a ser amigas y no me vas a volver a mirar de la forma en la que lo acabas de hacer. Ahora vamos a casa.

—Está bien. —Minjeong comenzó a caminar atrás de Jimin. —Pero supongo que tú también dejarás de verme así ¿O no?