Capítulo 3: Contratado

Night At The Exo Museum (Una Noche En El Museo Exo)(Kaisoo) (Chanbaek)

No lo podía creer. ¡Al fin obtuvo un trabajo! Ansiosamente leyó el contenido del correo electrónico. 

Emisor: Exo Museum Office
Asunto: Solicitud de empleo aceptada

¡Felicidades, ha sido aceptado como guardia de seguridad en nuestro museo! 
Favor de presentarse a nuestra localidad lo antes posible para que firme el contrato de empleo, poder hacerle entrega de su uniforme y del horario en que empleará sus servicios. 

Gracias por contactarnos.
Atentamente, La Gerencia de Exo Museum.

Aún no lo podía creer. Leía y releía lleno de incredulidad. Se tallaba los ojos tratando de aclararse la vista creyendo que había leído mal. Se pelliscaba, se daba golpecitos en sus rellenitas mejillas en un intento por despertarse de un supuesto sueño.

Pero no, ninguno de esos intentos lo despertaron porque no era un sueño, ¡era real! ¡Todo eso es real! Su vida ya no apestaría. Mejoraría su calidad de vida. No podría ser más feliz. 

Feliz.

Feliz.

Feliz.

 

 

 

 

 

 

 

 

 


Pero, espérate. 

El no sabía cómo ejercer ese trabajo. Nunca en su vida, jamás de los jamases, había hecho un trabajo parecido. Aunque eso no sería problema para Do KyungSoo, el sabe cómo defenderse. Tomó clases de Taekwondo cuando era un crío. Además, de seguro que un museo tan reconocido como ese estaría lleno de cámaras de seguridad, alarmas, censores de movimiento y todas esas cosas que se utilizan para cuidar de un lugar con patrimonios nacionales e internacionales. 

De hecho, no sabe ni por qué requieren de un guardia de seguridad con lo avanzada que está la tecnología. Sería, tal vez, para no perder la costumbre. 

No tiene respuesta para esa incógnita. 

Pero, ¿qué importa? Lo importante es que ya tiene empleo. Un empleo el cual no tiene casi nada que hacer. Ya tenía hasta un plan, sí, es todo un genio planeando planes. Solo vean. 

Lo que tenía planeado hacer es solo dar un par de rondas, para disimular que está haciendo algo. Sentarse en algún banco, ponerse unas gafas, dormir y pretender que está pensando sobre la vida. Pero antes activaría una alarma en su teléfono, para que lo despertase una hora después, con alguna canción de SNSD. No es que ya la tuviera ahí porque le gustase, no, que va, es solo para ese motivo, despertarse.

Luego, haría un par de rondas más y se volvería a dormir. Así sucesivamente hasta que se acabe su turno. Un plan magnífico, ¿cierto? Seh.
lo sabes.

Lo sabe.

Lo sé.

 

Verifica la hora. Aún son las 1:30 de la tarde. Tenía entendido que el museo cerraba a las 4:30 en día de semana y a las 6:30 en los fines de semana. Queda tiempo para ir allá, firmar el contrato, recoger el uniforme y su horario. Pero antes tendría que ir a la casa de su prima para poder asearse como Dios manda, ya que por su crisis monetaria no tiene artículos de higiene.

Va hacia el closet en busca de ropa que luzca decente y presentable. Tarda mas o menos media hora en encontrar lo que parecía una camisa de vestir negra, toda estrujada, le pediría a su prima que se la planche. Y un pantalón de vestir negro, también estrujado. De zapatos, seleccionó unas converse negras y ropa interior, adivinen de qué color. Sí, negra. Es que el closet de nuestro protagonista está basado prácticamente en ese color, negro. 

Metió toda la ropa que escogió en una mochilita de Spiderman, que todavía conservaba de su niñez. Ah, tiempos aquellos. En fin, apresuró el paso para poder llegar lo más pronto posible al departamento de Amber. 

Tardó solo, aproximadamente, unos 15 minutos en llegar. Se paró frente a la puerta y tocó el timbre. 

DingDong📢

Esperó varios segundos, pero nada.

DingDong📢

Otra vez, nada.

¡DINGDONGDINGDONGDINGDONGDINGDONGDINGDONGDINGDONGDINGDONGDINGDONGDINGDONG¡📢📢📢

-¡Ya voy! ¡Ya voy!- Gritaba la muchacha desde el otro lado de la puerta.

¡DINGDONGDINGDONGDINGDONGDINGDONGDINGDONGDINGDONG!

-¡Que ya voy, dije! ¡Joder!- Abre la puerta una recién levantada y muy enmarañada Amber.-Tenías que ser tú.-

-Hola, primito.- Saluda con una sonrisa burlona.

-Hili, primiti. Vente, pasa- Le dice, apartándose de la puerta dejándolo pasar.-A qué debo tu grata presencia en mi humilde morada.- Sarcasmo everywhere.

-Vine a asearme como se debe. Toma esto.- Le entrega la mochila con la ropa- Dentro hay ropa, plánchala.- Se va hacia el baño.

-¿Y esto?- Dice al ver la ropa.- Está muy formal.-

-Ah, sí. Me contrataron.- Lo dice como si nada. Como si no hubiera estado deseándolo con todo su ser.

-¿¡Qué!? ¡Eso es genial! ¿¡Por qué lo dices como si no tuviera importancia!? ¡Muchacho, esto hay que celebrarlo!- Gritonea yendo hacia la nevera en busca de cervezas.

-Sí, puedes celebrar cuanto quieras, pero antes plancha la ropa.- Le grita desde el baño.

-Jeje, cierto.-

En el baño.

KyungSoo se hallaba enjabonando todo su cuerpecito con un jabón olor a vainilla, su favorito, asegurándose de que el mal olor se vaya. Luego de enjuagarse, se dispuso a razurarse. Se untó la crema para razurarse. Se razuró las axilas, sus esbeltas y tonificadas piernas y su parte prohibida. Hacía tiempo que no se afeitaba. Se deshizo como de 2 kilos de vello. 

Procedió a apagar la regadera y secarse, no sin antes limpiar el desastre de pelos en el cubículo.
Tomó un poco de la crema Victoria's Secret de su prima, sorprendentemente, tenía para humectarse las piernas. Todo macho debería de tener una piel apetecible de tocar, ¿no? Eso atrae mucho a las mujeres. Les encantan los hombres bien cuidados.

Buscó si había desodorante, pero, desgraciadamente, encontró uno olor a rosas. Ni modo, terminó por aplicárselo. 

Se acercó al pequeño espejo sobre el lavamanos para afeitarse la cara. Su rostro, al igual que sus piernas y axilas, ya tenía vello, el cual le crecía al estilo Hitler. Sí, solo le crecía bigote sobre sus acorazonados labios, de forma rectangular. Todo un horror.

Al terminar se colocó sus mini carzoncillos y salió del baño. No tenía vergüenza de que lo vieran semidesnudo, no si es su prima.

-¿Ya está lista mi ropa?- Le pregunta a su prima la cual está viendo la televisión.

-Sí, está sobre la tabla de planchar.- Le contesta sin tan siquiera voltear a verlo. 

Sin decir nada va hacia la ropa. Toma los pantalones de vestir, verificando de que no tuvieran arrugas. Bien, no las tenía, entonces se dispuso a ponérselos

-Apúrate no querrás que cierren el museo...- Le advierte, pero se detiene al ver el cuerpo que se trae su primo. -No es por nada, pero si fuera hetero ya me habría liado contigo, papeh.-Comenta guiñándole al acabar.

-Shh, calla, uno ya no puede vestirse tranquilo sin que lo acosen. uosa.- Le dice con una indignación fingida. 

-Pero es que mírate, Soo. Estás como quieres.- Seguía con sus halagos.-¡Arroz que carne hay!

-Lo sé, lo sé. Pero bájale que no hay para ti- Tan humilde.

-Tú y tu humildad.-

-Bueno ya me voy, deseame suerte.-

-Suerte para qué si ya estás contratado.-

-No me refería a eso, sino que suerte para que llegue a tiempo falta menos de una hora para que cierren- Dice agitado yendo rápidamente hacia la salida del departamento.

-¡Suerte!- No alcanzó a escucharla ya que cuando lo dijo ya iba llegando al elevador. 


-¡Demonios! Avanza y ábrete.- Se queja porque el bendito elevador está tardando más de lo debido en abrirse. ¿Por qué será que cuando más prisa uno tiene más lentas se le hacen las cosas?

¡Tín!

-¡Al fin! ¡Aleluya!- Al fin se dignó el acensor en abrir. Presiona el número uno en espera a que el acensor descienda. Pero para mala suerte de nuestro querido ojoncito, a las personas les dio con solicitar el acensor en esos precisos momentos, haciendo que se detenga en cada piso. 

-Sh*t, mejor me hubiera ido por las escaleras.- Piensa.- Hubiera sido más rápido. Ah, pero habría sudado y luego, apestaría y no, mejor no.

¡Tín!

El sonido del aparato que lo transportaba lo sacó de sus pensamientos. Había llegado al primer piso.

Salió apresurado de allí hacia la salida, pero no se percató que un muchacho iba de lado contrario, ocasionando un choque. 

-¡Demonios! ¡Quítate!.- Le grita al joven sin tan siquiera voltearlo a ver. No se disculparía. Su trabajo era más importante que una simple disculpa a un desconocido. Además, fue el joven que no vio por donde iba y se metió en el medio. Tsk.

Se detuvo en la acera haciendo señas a los taxis para que se detuvieran. Iría a pie si no tuviera tanta prisa. Y si no hubiera encontrado par de billetes en el baño de su prima, los cuales tomó prestados. Luego se los devolvería, cuando le pagaran el sueldo, y, por supuesto, si se acuerda de ello. No tiene muy buena memoria que digamos. Se suele olvidar de ciertas cosas, mayormente cosas sin sentido o sin importancia para el, como lo son las deudas con su prima. Total, siempre se las deja pasar. Lo ama, y él también...se ama >:v. Nah, él la aprecia mucho más de lo que se atrevería admitir en voz alta.

Regresando con KyungSoo, logró detener a un taxi, adentrándose rápidamente en la parte trasera del mismo. Enseguida le dijo la dirección del museo y el taxista se puso en marcha. Solo faltaba media hora para que lo cerraran.

En menos de trece minutos llega al dicho establecimiento, baja del taxi, no sin antes pagarle al taxista la cuota del viaje.

-¡Woa!- No creía lo que veía. Eso en vez de parecerse a un museo en un país oriental parecía un gran edificio romano o griego, no sabría decirlo, ya que no era muy bueno en historia cuando estaba en la escuela. Pero si sabría decir que era europeo. No estaba tan mal. Volviendo a la estructura, era realmente hermosa. Con enormes columnas de mármol, largas escaleras de granito. Unas enormes letras que decían "Exo Museum", las cuales se atrevería a decir que era oro o algo parecido.

Subió las escaleras aún anonadado, apreciando los bellos detalles en las paredes con un material parecido a la amatista. Sí, sabe mucho de piedras preciosas porque le iba muy bien en la clase de geología. 

En fin, salió de su trance. Pasó dos minutos enteros apreciando el museo. Dio pasos apresurados hacia la recepción o lo que sea que sea ese gran escritorio en medio del gran primer piso. Gracias a Dios, aún seguía ahí el secretario o lo que sea que sea.

-Buenas tardes, vengo a hablar con el gerente sobre el cargo de guardia de seguridad. Soy a quien con trataron. ¿Aún se encuentra aquí?- Pregunta, sin creerse que haya sido tan educado. Hacía tiempo que no lo era. Por lo que ve, aún sabe cómo hacerlo.

-Sí, aún se encuentra aquí. Está en su oficina. En seguida lo llamo.-Se apresura a tomar el teléfono marcando varios números y colocándoselo en el oído.- Perdone la molestia señor, pero acaba de llegar el señorito que fue seleccionado como guardia de seguridad.- Silencio. - Sí.- Más silencio.- De acuerdo.- Cuelga.- El señorito gerente quiere que vaya a su oficina. Pero, supongo que es nuevo y no sabe en donde queda, lo guiaré. Por favor, sígame.-El empleado hace un ademán con su cabeza para que lo siga. 

-De acuerdo.- Lo sigue.

-Tiene suerte de que el señorito esté de buen humor hoy, por lo general no atiende a nadie a esta hora.- Le dice muy amablemente el muchacho.

-Supongo.- Responde desinteresado.

Suben a un acensor, el chico presiona el último piso, el to. El edificio no es muy alto pero si es muy amplio. Abarca un gran terreno.

Siguen por un pasillo repleto de maquetas representando diferentes regiones del mundo y épocas de la historia. Le llamaron mucho la atención, eran muy graciosas las pequeñas réplicas de los distintos utensilios, sobre todo de la gente. Eran personitas diminutas, la ropa se veía muy graciosa, tan pequeñita. Pero le pareció raro que, el que parecía ser el líder de la pequeñita región romana, estuviera en riña o como que mirando mal al que parecía ser el líder de los vaqueros, el cual estaba haciendo lo mismo. Raro. 

Ignorando ese hecho siguió empleado hasta el final del pasillo. Deteniéndose justo frente de una puerta en la que unas palabras indicaban que la oficina le pertenecía al gerente. 

-Aquí es. -Indicó dándose la vuelta. Luego, hizo una reverencia y se fue.

Okay, tenía que admitir que estaba nervioso. No quería cagarla y perder el empleo. Respiró profundo. Tocó la puerta, esperando respuesta.

-Adelante.-

Ingresó a la oficina.

-Buenas tardes.- Saluda haciendo una reverencia.

-Buenas tardes, señorito Do. Pase y tome asiento.- Le indica el gerente.

-Muchas gracias.- Cierra la puerta y va hacia frente del escritorio y toma asiento.

-Déjeme, presentarme. Kim Junmyun, gusto en conocerlo.- Extiende su mano. 

-Do KyungSoo, pero supongo que ya lo sabe.- Le devuelve el saludo tomando su mano.

-Sí, lo sé. Veo que llegó bastante tarde, de hecho, ya cerró el museo.- Levanta una ceja.

-Sí, este...pues, verá, tan pronto como leí su correo electrónico de que me dieron el empleo, vine directo para acá.- Contesta nervioso rascándose el cuello. Ese muchacho lo intimidaba un poco, que quede claro que es solo un poquito.

-Vaya, por lo que veo estás ansioso por comenzar a trabajar.- Comenta con una pizca de burla.

-Sí, algo así.-

-Pues, basta de charla y más acción.- Se dispone a buscar en algunos cajones de su escritorio.- ¿Dónde lo metí?-Se pregunta así mismo en susurros. -Oh, aquí está. Mire, este es su contrato.- Le entrega los papeles.- Tómese su tiempo en leerlo. No hay problema.- Se recuesta en su silla giratoria en espera de que firme el documento.

-De acuerdo.- Lo toma y disimula de que lo está leyendo por un breve momento. En verdad no le importa mucho lo que dice, su única prioridad es obtener trabajo y punto.

Lo firma y lo entrega.

-Aquí está.-

-Oh, pues, bien. Gracias, déjeme buscar su horario.- Está sorprendido de que haya firmado el contrato sin chistar, sin preguntas ni miramientos.- Tome, aquí está. Su horario es de lunes a viernes de 6:00 pm a 6:00 am y en fin de semanas de 8:00 pm a 6:00 am. ¿Le parece bien?

-Sí, sí.- Dice no muy convencido de que le parezca bien. Es que ese horario significaba que no habrían más parties hard ni nada de eso. 

-También está la opción de mudarse al mini apartamento que es especialmente para los guardias de seguridad. Queda justo en el piso subterráneo de Exo Museum y no hay descuentos en el sueldo ni ninguna tarifa, es completamente gratis. ¿Lo quiere?

-¿En serio? Sí, sí, lo tomo. ¿Cuándo empiezo a trabajar?-

-¿Que tal si empieza mañana?-

-Sí, no hay problema.- Dice tratando de esconder la emoción.- Mañana mismo traigo mis cosas.

-Pues, perfecto. Así que no se diga más, señorito Do, usted queda contratado.-

-Muchísimas gracias, señor Kim.- Hace una reverencia sonriente.

-No es nada y por favor, no me llame señor Kim, prefiero que me digan señorito.- Dice un poco...¿divo?

-Gracias, señor, di-digo señorito Kim.- 

-Así está mejor.-

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