Que se creía esa Kim, tratándola así.

Ni siquiera era mayor que ella como para mandarla, al contrario era una enana.

Pero no sabía ni para que se quejaba si igual y le estaba haciendo caso.

“Fanny podrías ir a mi cuarto por las revistas de deportes” y además coquetear tan abiertamente en sus narices, acaso no tenía vergüenza.

Si es cierto con los dos meses que llevaba siendo su opekun, tenía que admitir que no solo era guapa, sino que era bastante inteligente, y era una buena deportista.

Pero acaso eso podría cubrir su carácter burlón, su egocentrismo, su a interior…

Claro la mitad de las tontas del colegio, querían algo con ella, pero acaso no se daban cuenta que era

“Su opekun”.

Bueno no es que fuese su niñera, le diera algún derecho sobre ella, pero por lo menos un poco de respeto ¿o no?... ¡ash!

Para que se quejaba de ellas, si Taeyeon era la que iba repartiendo sonrisas coquetas por el mundo.

Además ni siquiera se había dado cuenta de su cambio.

¡Si!

Finalmente había conseguido un shampoo decente, y su cabello se veía mejor que nunca, pero la muy tonta ni siquiera lo había notado.

Es decir si le gustaban tanto las chicas, porque no se fijaba en ella, bueno no es que quisiera que se fijara en ella, pero Osea era la chica más guapa de ese maldito colegio.

Contando que la mayoría estaban en una categoría de futura novicia o de callejera.

Siempre los chicos se habían peleado por estar con ella, ¿porque una mujer que le gustan las mujeres no se iba a fijar en ella?

En fin no iba a estar rompiéndose la cabeza por adivinar lo que piensa esa idiota cuando es tan simple y obvio, como concluir que tiene el gusto a la altura de los cayos.

-Idiota Kim!- Chillo azotando las revistas en el escritorio de la rubia – ¡Tonta! ¡Tonta! ¡Tonta!

-Porque no me dices, ¿por qué me gane esos apelativos ahora Señorita Modales?- Se escuchó la voz de la rubia.

Tiffany giro en sus talones, y como siempre que la veía con esa expresión tan natural, sintió que se le iba el aire.

Apoyada en el marco de la puerta, los brazos cruzados y la cabeza levemente inclinada.

Si no fuera tan… Kim.

Seguramente le gustaría.

-¡Eres una tonta desde tu nacimiento!- Espeto cuando recupero la compostura –Yo no soy la empleada de nadie, de hecho no sé por qué acepte venir a buscar tus revistas, mientras tu coqueteabas descaradamente con todas esas chicas… Acaso no tienes decencia, tan desesperada estas por aparearte - Pero que estaba haciendo, sonaba como una esposa abnegada y celosa. –Deberías mantener tu ropa puesta, y evitar meterte en líos de faldas…- Y lo peor es que se estaba poniendo nerviosa.

Y aun peor, Taeyeon parecía de lo más divertida con la escenita que estaba montándose, pues no quitaba una enorme sonrisa de satisfacción del rostro.

-¿Sabes? Tu cabello se ve muy lindo hoy- Comenzó a decir –hace que te veas más hermosa de lo normal- Había dejado su posición en el marco de la puerta para acercarse a Tiffany y tomar uno de sus castaños mechones.

-Suelta mi cabello Kim- Espeto la castaña, alejándose de la rubia.

Ahora sí que estaba realmente nerviosa, cuando Taeyeon sacaba su faceta de

“Soy un galán irresistible en versión femenina así que desnúdate” le costaba mucho no arrancarse la ropa y arremeter contra ella y casi violarle ahí mismo

Lo peor es que aparte de coquetear un poco con ella, y acabar con sus nervios, no pasaba de eso.

Todo terminaba con una palmadita en la cabeza, y un “Buena chica” como si fuera su mascota, cuando era ella la que tenía apodo de animal.

De todas maneras lo de su cabello era cierto, había conseguido un Shampoo para cabello seco y dañado y había hecho realmente maravillas en su cabello.

Debería haber acudido antes a Sunny y confiar en que la chica ventrílocua también podía ser de utilidad, y no solo una piedra en el zapa