-Es la tercera vez en cuatro días que intentas escaparte Tiffany- Espeto la  presidenta del alumnado, desde atrás de su enorme escritorio de roble –Y solo llevas cuatro días aquí-

-Digamos que mi instinto de supervivencia se activa bastante rápido- Aseguro la castaña con un gesto de sus hombros que denotaba la poca importancia de los sucesos.

Sí que había sido un espectáculo lo de la noche anterior.

Después de toparse con la chica Fantasma vagó por los pasillos hasta que dio el cambio de turnos entre las monjas y las guardias de seguridad.

Trato de escurrirse por uno de los pasillos, salir por la puerta del servicio y después pensaba saltar por las rejas del jardín trasero.…

Pero no, Por qué nadie le había dicho que el maldito sistema de seguridad, aparte de turnos de vigilancia, detectores de movimientos y guardias de seguridad, contaba con unos malditos perros guardianes…

¡Si!

Solo por arte de magia había logrado correr más rápido que la docena de perros que la persiguieron por la mitad del enorme patio y lo peor es que si pesara solo un kilo de más no habría podido saltar lo suficiente para trepar a uno de los cientos de manzanos que había…

Y al final

¿Qué había conseguido?

Estar cuatro horas sobre un manzano, de las cuales dos tuvo que aguantarse la llovizna típica de una noche nublada…

Al final había optado por alimentar a los canes con manzanas, pero los malditos perros eran carnívoros y ni se inmutaron cuando les arrojo casi una docena…

-Debería darte vergüenza Tiffany, este colegio tiene tradiciones, normas y un prestigio que cuidar… y que una de nuestras alumnas de un espectáculo tan denigrante deja mucho que desear…- Continuo con su aburrido discurso.

“¿Podría el jardinero conseguirle una botella de Soju? Le podría dar algunos billetes por el favor, y tal vez agregar algunos cigarrillos. ¡Si! Eso necesitaba un poco de nicotina para aplacar sus nervios…”

-¿Tiffany me estas poniendo atención?- Soltó de repente la también castaña interrumpiendo sus pensamientos.

-Si… por supuesto Soyeon, es que mi cara tiene dislexia y en vez de mostrar mi rostro de satisfacción muestra el de aburrimiento… discúlpala- Respondió con sarcasmo y recostándose en la silla en la que estaba desde hacía más de media hora –Continua tienes toda mi atención

-Enserio los archivos hablaban de tu comportamiento como intachable, pero comprendo que es lo que te pasa, quizás el encierro o extrañas a tus padres…

“Es una linda oficina se ve acogedora, además las sillas son cómodas” pensaba sin prestar la más mínima atención a la presidenta “Serian excelentes para estar con un chico, pero tendría que conseguir las llaves, y claro conseguirme a un chico con quien usarla”

-¡Hwang!- gruño Soyeon cansada de la nula atención de la castaña –La superiora me pidió que me encargara de ti, porque tu abuela es una vieja conocida de este establecimiento, pero tendré que tomar medidas drásticas contigo

-¿Que harás?- Comenzó a reír burlonamente –No rezar a la hora de almuerzo, Oh !Ya sé! no podré entrar a la capilla por tres días

-No- Aseguro con completa seriedad y seguridad Soyeon –Se te asignara un opekun

-¿Opekun?

¿Iba a poner a una de esas idiotas a que me siga a todas partes?

Esto había superado todas sus expectativas, ahora si estaba segura que todo el mundo en ese colegio estaba loco.

Su abuela estaba chalada y ahora estaba más que segura que la odiaba, como había recomendado un lugar así para la formación de su única nieta…

“vieja loca y maldito su asqueroso gato zombie”

Pero por favor, ¿Un Opekun? Para ella Tiffany Hwang.

Pero qué demonios se había imaginado esta chica estirada.

Acaso creía