Jeonju Art High School.

Di un largo suspiro al ver el edificio frente a mí. No quería regresar a clases. Amo la música, el arte... pero odio estar entre tantas personas. Yo sólo quiero escuchar, escribir, interpretar canciones; dibujar los rostros bonitos que veo en el campus, dibujar árboles, mobiliario, animales, garabatos, lo que sea.

-Taeyeon.- escuché a mi madre llamarme.- Espero que este año sea mejor que el anterior. Sabes a lo que me refiero.

Lo sabía. No había dejado de repetirlo en todo el camino. Ella quería, no, exigía, que hiciera amigos. Me había ordenado llevar a alguien a casa como prueba. Ni siquiera le importaba que tuviera una buena apariencia, sólo quería que yo fuera capaz de hacer amigos. Lástima que no podía.

-¿Me escuchaste?- habló mi madre otra vez.

-Sí.

-He hablado con el director sobre tu situación.

Algo dentro de mí se congeló al escucharla.

-¿Cuál situación?- me esforcé en ocultar el pánico de mi voz. Lo último que necesitaba era ser señalada por el director.

-Tu... problema. No tienes por qué preocuparte, Tae. Él lo entiende.

¿Lo "entiende"? ¿Qué quería decir con eso?

Asentí un poco sin mirarla ni responder, y bajé del coche. Con suerte el director no se metería conmigo y pasaría desapercibida.

Olvidaba que yo era la persona con la peor suerte del mundo.

-Hey, ¿eres Kim Taeyeon?- me preguntó un chico cuando me dirigía a mi primera clase. 

Lo miré de reojo. Noté que me sonreía y me "inspeccionaba".

-Sí.- hice todo lo posible por no sonar fría pero tampoco entusiasmada. Con los chicos había que tener cuidado.

-La señorita Choi me pidió que te dijera que quiere hablar contigo.- dijo metiendo sus manos en los bolsillos de sus pantalones.- ¿Quieres que te acompañe?

-No, gracias.- acomodé mi mochila en mi espalda y caminé a la dirección.

La señorita Choi era la secretaria del Director. Me imaginaba lo que quería.

-Kim, espera.

Mierda, mierda, mierda.

-¿Puedes caminar más lento? No puedo seguirte el paso.

Código rojo. ¡Código rojo!

-Te tengo.- casi pude escuchar el triunfo en su voz cuando logró tomar mi brazo.- ¿Tienes prisa?- le eché un vistazo rápido antes de mirar mis zapatos de nuevo.- Tranquila, sólo quiero hablar contigo. No muerdo.

Ugh, desagradable.

-La señorita Choi me espera.- intenté seguir mi camino, pero él sujeto con fuerza mi brazo.- Por favor, no quiero problemas.

-¿Sabes quién soy?

No. Y no me importaba.

Escuché una risita y lo miré de nuevo. Era lindo y él lo sabía. Un chico estrella, seguro.

-Soy Byun Baekhyun.- me extendió la mano. No fue correspondido.

-Lo siento. Adiós, Baekhyun.

Sin darle oportunidad a reaccionar, me deshice de su agarre y me fui de ahí tan rápido como un correcaminos.

Me paré frente al escritorio de la señorita Choi, tratando de llamar su atención. Ella me miró por encima de sus lentes.

-¿Kim Taeyeon?

Asentí.

-El señor Park quiere hablar contigo. Entra.- me señaló la puerta tras ella.

El señor Park no era la persona más agradable del mundo, aunque tampoco era desagradable. Si no estuviera detrás de la placa que decía claramente "DIRECTOR", nadie pensaría jamás que era el propietario de un lugar tan grande como este.

-Taeyeon, hola. Siéntate, por favor.- el hombre bajó los pies del escritorio y se acomodó decentemente en la silla.

-¿Quería hablar conmigo?

-Sí, ¿tu madre te ha dicho algo?

Asentí sin responder.

-Me gustaría que me dijeras qué necesitas para que te sientas cómo