Prologo.

S[he]´s

Las razones que daban eran; la forma en que cada traje y vestido hacían resaltar el curveado cuerpo que poseían y las medias junto con las ligas que hacían lucir sus delgadas y largas piernas.

Tal vez en realidad no sabían su razón pero lo único que sabían con exactitud era que no podían abandonarlo ya que aquel lugar era su hogar, los escenarios su camino y las luces de los reflectores les habían mostrado el oscuro sendero por el que estaban.

Hacía ya casi tres años en que Doyoon, Wonwoo y Jihoon habían encontrado aquel cálido hogar que ofrecía todo lo que habían buscado por todo este tiempo; calidez, seguridad, confianza y amor. Medio año después Junhui, Seokmin y Seungkwan se unieron a aquel refugio y un año más tarde Junghan y Dongjin se unieron a la familia. Aquel lugar les había enseñado cuan apasionado se puede llegar a ser por lo que tanto te gusta realizar.

Choi Seung Cheol, la persona más amable y considerable que pudieron haber conocido en su vida. Les tendió la mano, les dio cobijo y que les permitió la entrada a su mundo con tan sólo haber puesto un pie frente a su cabaret. Un hermoso y perfecto ángel recuerdan haberlo llamado así de forma interna después de que ese pálido ser acepto integrarlos a su “Casa de Muñequitas”. Él y las chicas más el personal del cabaret les había demostrado que el mundo no era tan espantoso y que aún quedaba una gran chispa de esperanza.

Cada uno de ellos había experimentado diversas formas de humillación, rechazo y burlas por gente que conocían a través de sus vidas. Algunos dudaron de que si realmente valía la pena seguir viviendo y aguantando todo esto. Si la pasión que cada uno tenía por los escenarios, los reflectores y los bailes valía el rechazo y humillaciones de la sociedad en la que vivían.

Cuando Seung Cheol los vio, enseguida supo que a su “Casa de Muñequitas” había entrado ocho nacientes estrellas. Ni un segundo dudo en integrarlos junto a sus chicas de After School y hacerlos parte de la gran familia que había en ese lugar. Este hermoso ángel les había demostrado que incluso los más raros y extraños seres humanos tenían la oportunidad de ser felices y apasionados por sus dones que poseían.

Sonrieron entre sí, recordando aquella historia mostrándoles que tanto habían crecido como personas y como intérpretes. No existía alguna razón para que pudieran dejar esa profesión por un trabajo mediocre, según ellos se referían así a los trabajos que eran convencionales.

-POV DoYoon.-

Si las humillaciones, los insultos y rechazos por parte de mi familia no me importaron mucho menos me importa de aquel estúpido hombre ajeno a mi familia que pudiera decirme para tratar de hacerme desistir.

“Doyoon, eres un enfermo mental” recordé internamente mostrando una ligera sonrisa torcida y amarga en mis gruesos labios. Park, mi última relación amorosa. Un sábado frío me dejo reclamándome que “No podía seguir siendo pareja de un chico tan raro y extremadamente enfermo mental”, me llamo entre la discusión bicho raro, enfermo mental, impuro y miles de mierdas más. Eso no me importo ni lo más mínimo que él pudo imaginarse.

¿Era un enfermo mental vivir mi sueño? ¿Qué tenía de malo usar medias, tacones y corsés? Muchas chicas lo hacían, ni mis compañeros y ni yo seremos la excepción.

Abandone enseguida mis pensamientos cuando entre al estacionamiento del cabaret, estacione con cuidado mi pequeña camioneta roja. Apague el motor y retire la llave antes de tomar mi bolsa de cuero negro con mis pertenencias del asiento del copiloto. Salí colocándome mejor la bolsa y cerré la puerta, me encamine hacia la cajuela. La abrí y saque de ahí una gran maleta café llena de vestuarios, después la cerré.

El tacón desgatado de mis botas hacía demasiado ruido y eco en la calle, la cual sólo era habitada por todo tipo de transporte que iban y venían sobre la avenida principal. Apresure mi andar hasta la puerta trasera del local, abrí muy despacio y luego entre elegantemente hacia el pasillo.

La puerta daba directamente hacia el pasillo de camerinos, así que estaba un poco iluminado ahí. Me abrí paso entre los carritos que traían nuestros maravillosos vestuarios, entre los de maquillaje, entre las maletas de las bailarinas y los bailarines extras y muchas cosas más que había por el piso. Varias cosas de las que me iba encontrando por mi camino me hacían recordar las innumerables veces que las había usado para cada presentación, trayéndome una gran sonrisa.

El eco de mis pisadas se hizo más claro al llegar al pasillo y el resplandor de reflectores con luces azules comenzó a dibujar mi silueta en el piso.

— ¡Perfecto! Ahora cámbialas por las rosas, Aron. — grito Mingyu desde alguna parte de la barra de bebidas del cabaret.

Los reflectores habían cambiado de dirección y de color, el hermoso rosa que iluminaba el escenario era perfecto. Mingyu comenzó a aplaudir por el gran trabajo que hacia Aron, estando aún escondido entre la oscuridad.

La luz rebotaba sobre el vidrio del gabinete de bebidas, que se hallaba al fondo del cabaret. Había botellas de diferentes colores, tamaños, texturas y sabores, y también había demasiados tipos de alcohol, estás brillaban demasiado debido a la prueba de iluminación que Aron y Mingyu realizaban para el escenario.

Hice un poco más lento mi caminar, observando el excelente trabajo que hacían mis compañeros a pesar de que me encontraba atrás del telón rojo sangre que tenía el escenario.

—Bien, ahora vayamos a probar las de color amarillo. Pague demasiados wons por esas putas luces. — Comentó Mingyu. En eso escuchó la típica risa de Aron mientras que los reflectores giraban de dirección nuevamente y pasaban de ser rosas a amarillas. Estás luces se encontraban por el borde del escenario así que por lo que el lugar se vio más iluminado y ahora sí puede ver donde se encontraba Mingyu, el cual se encontraba sentado en uno de los lugares de la barra de debidas.

— ¡OMMO! ¡Luce tan maravilloso! Mis hermosas muñecas deslumbraran más hermosas de lo que son. — Sus labios se curvaron demasiado dejando mostrar su bella sonrisa.

—Creí que eras estadounidense. — Pronuncie mientras salía detrás del telón.

— ¡Mi hermosa Lizzy, estás aquí! — Mencionó mientras aplaudía como un loco. Aron giro un poco las luces, enfocando a Mingyu de forma más clara. — Claro que no, idiota. — Dijo mostrando mejor su acento coreano. — Has llegado demasiado temprano. —Observó el reloj que traía en su mano. — ¿Por qué, Lizzy?

—Si llego tarde se quejan, porque si llego temprano se quejan, nunca les doy gusto. — Solté una ligera risa cruzando mis brazos a la altura de mi pecho mientras ladeaba un poco mi cintura.

Mingyu fingió una mueca de disgusto mientras que con su cara negaba suavemente.

—Mi reina es preferible que cambies tu descarada forma de ser o le diré a Seung Cheol que te dejé un buen tiempo sin escenarios y reflectores. — Vaciló amenazante. Pues ambos sabían que Mingyu no era capaz de hacerle eso.

— ¡Idiota! — Le enseñe el dedo de en medio de mi mano mientras caminaba hacia él con lentitud. — Ren me dijo que viniera lo más temprano que pudiera. — Aclaré mientras me sentaba en una de las sillas de su lado.

—Hablando de la Reina de modas. — Anuncio llevando su mano a su pantalón para sacar de su bolsillo su adicción, una caja de cigarrillos.

Levante mi vista hacia un costado del escenario, en donde un pequeño perchero atascado de una gran variedad de vestuarios, avanzaba de poco a poco abriendo paso hasta la parte central del escenario. Reí por lo bajo al oír demasiadas maldiciones mañaneras, las cuales provenían detrás del perchero.

El perchero fue empujado una vez más y este salió disparada a toda velocidad. Alguien estiro su brazo y lo freno, evitando que todo saliera volando por el lugar.

—Sí tan sólo el pendejo de Seung Cheol dejará de darte dinero para tus pinches cigarrillos, tal vez estás madres tuvieran unas mejores rudas. —Se quejó Ren, sacando de su bolsillo trasero de su pantalón su pequeña libreta negra.

Mingyu se removió de su asiento, sacando el cigarrillo de sus labios para responderle al rubio pero este ni tiempo le dio de decirle algo.

—Necesito 40 metros de satín rojo, 20 pares de tacones de charol rojos, necesito más hilos y alfileres. — Hablaba rápido. — Con el reciente embarazo de Nana, nos falta una bailarina para completar el baile de “Abracadabra”. Pondría a Aron pero no puedo, míralo. — Señalo al mencionado con su dedo índice. — Te digo ¿por qué? Porque el número es tan pechugas y tan buenos muslos y él está hecho como un hipopótamo. ¡ENGORDO HORRIBLE! —Gritó todo dramático.

—Ren, deja de ser tan pinche quejoso. — Aron había dicho a través del micrófono de la camina.

—Tú cállate pendejo. Ni siquiera me has tocado en una puta semana. — Le gritó Ren, con las mejillas totalmente rojas debido a la rabia que sentía. — ¡NECESITO UNA BAILARINA! ¡AHORA MISMO! — Exigió el chico.

—Lizzy pude cubrir eso, ¿no? — Ofreció amablemente Mingyu, volteándome a ver.

Pude sentir la mirada de todos encima de mí, mientras esperaban una respuesta por parte mía de forma silenciosa.

— ¿Qué crees? — Negué suavemente. — No puedo Min, lo siento mucho. Es que tengo mi agenda llena. — Fingí una cara de lastima. — Siento que terminará dándome una fatiga crónica si sigues ofreciéndome a mí primero en vez de las 7 estrellas restantes de este lugar. — Bromee, haciendo que todos riéramos, incluso a Ren.

— ¿Es en serio? ¿Acaso Park te folla de forma bestial cada noche antes de dormir? — Bromeo Ren, cruzando sus brazos sobre su pecho.

Le dirigí una mirada asesina para hacerle entender que había hecho un caos catastrófico en mí.

—No me digas que…— Ni siquiera lo dejé terminar la frase.

—Sí. — Asentí levemente. — No siempre se puede tener todo en esta vida. Tengo un sueño, tengo una familia. Era él o mi familia y creó que elegí muy bien. — Comente mientras curveaba leve mis labios para que no notarán que estaba tan afectado por eso aunque en realidad no estaba afectado pero me dolía un poco.

Ren me sonrió, milésimas después volvió a su estado maniaco y exigente.

— ¿Quién carajos será mi bailarina? — El rubio le grito a Mingyu.

— ¡Aquí estoy yo, mi vida! — Interrumpió una voz que todos conocíamos, abriendo las puertas de la entrada del lugar.

El ruido que provocaban sus botas negras de tacones pequeños al caminar hacia donde nos encontrábamos todos reunidos, estás hacían eco sobre el lugar.

—Creo que llegue a buena hora. — Nos guiño un ojo. — Hola, Lizzy, hola Ren y hola Mingyu. — Saludo primero y luego nos lanzó un beso tronado.

—No WooHee, ni pendejo te colocaría en un playback como de ese tipo. — mencionó Ren, haciendo una mueca de disgusto.

— ¿Por qué, Ren? — Sus labios se abultaron un poco. — Ya sé que la otra vez sin querer arruine tu creación pero no puedes odiarme toda la pinche vida por eso. — Won Woo dijo en el momento que se sentaba en la silla de mi lado, volviendo a abultar sus labios rosados.

—No, tienes la agenda ocupada como Lizzy y las demás. Déjalo pasar mejor, WooHee. — Bufó molesto el rubio. — Mejor quitaré a una bailarina del estúpido número y listo. Mierda resuelta.

—Está bien. — Aceptó mientras llevaba su mano hacia su rubio cabello revolviéndolo un poco haciéndolo lucir despeinado como siempre. — ¡MINGYU! — Gritó emocionado Wonwoo viendo al mencionado.

— ¿Sí, cariño? — Cuestionó posando su vista en él. — Te esperaba desde muy temprano aquí como siempre.

—Lo siento por haber llegado tarde pero es que mi pequeño auto es una p-o-r-q-u-e-r-í-a. — La última palabra la deletreó con demasiada lentitud. — Casi me da un ADP mientras venía hacia el cabaret. — Puso una cara dramática lanzando sus manos al aire de forma exagerada.

— ¿ADP? — Mingyu le preguntó confundido.

—Un ataque de pánico. — Le respondí soltando una ligera risa.

—Perdón, le diré a Seung Cheol que lo mande a arreglar o que te compre uno nuevo. — Su voz sonaba comprometedora mientras le sonreía amplio.

— ¿Hablas en serio? No es necesario llegar a eso, yo mismo puedo encargarme de eso. — Sus mejillas tomaron un color carmesí.

—Lo digo en serio, me encargaré de eso yo, WooHee. — Afirmó mientras se paraba de su asiento y se encaminaba hacia él.

—Soy Won Woo en este momento, cuando estoy en un show soy WooHee. — Mencionó con voz seria.

—Ah, está bien, Wonwoo. — Se resignó Mingyu mientras se sentaba a su lado.

—Parecen estar enamorados los dos. — Se burló Ren al ver a ambos chicos sentados juntos.

—Cállate, idiota. — Le respondió Wonwoo.

— ¿Alguna otra propuesta? — Preguntó el pelinegro mientras veía de forma seria a Ren.

—Mh, sí. — Contestó mirándolo con cara de disgusto. — ¡DEJA DE DECIRLE A SEUNG CHEOL QUE PONGA TANTOS NÚMEROS CON LATEX! — Gritó Ren dejando notar en sus mejillas un color rojo por la ira. — Mi taller huele asquerosamente horrible por tu maldita culpa. — Dijo al momento en que se retiraba del lugar.

— ¡Que malhumorado esta! — bufó Mingyu.

— Te escuche maldito. — Se escuchó a lo lejos la voz de Ren junto con el ruido del perchero que llevaba empujando. — Lizzy más te vale estar ahí en tres jodidos minutos o juro que te meto por ese pequeño trasero un carrete de hilo. — Sentenció.

—Anda Lizzy, mueve tu pequeño culo y ve con Ren antes de que cumpla lo que dijo. — Wonwoo se burló al verme con el rostro medio pálido por la amenaza del otro rubio. — El hecho que este maldiciendo tanto es por la ansiedad que tiene.

—Me voy ya que de paso las luces amarillas me están cejando demasiado. — Me levante de mi asiento sujete mi maleta y me dirigí hacia el taller con algo de pereza.

—Aron más te vale que está noche te folles a Ren para que le bajes esos humos que tiene. — Mingyu gritó dirigiendo su vista hacia la pequeña cabina en donde se encontraba el mencionado.

—POV Jisoo—

—Salgamos el día de hoy, en fin es viernes. — Propuse mientras estaba reunido con mis amigos en la sala de la casa de Mingming.

— ¿Y a dónde vamos? — Soonyoung preguntó cruzando sus brazos a la altura de su pecho.

—Podríamos ir a Pledis Entertainment. — Sugirió Mingming mientras sus achicados ojos nos miraba  a cada uno de los presentes de su sala.

— ¿Al cabaret? — Esta vez fue Chan quien abrió la boca.

—Sí, vamos, será divertido estar ahí. — Mingming insistió dejando mostrar su sonrisa gatuna. — Dicen que es el mejor lugar que existe en todo Corea del sur.

—No pienso gastar mi dinero en un lugar tan bajo como ese, así que paso. — Se negó a asistir Minghao.

—Por lo que escuchado en las calles dicen que ese lugar recibe a más de 200 personas por noches así sea cualquier día de la semana. — Insistió el de rostro felino para podernos convencer a todos.

— ¿Es enserio? — Mi voz sonaba sorprendida ante el comentario que nos había dicho Mingming.

—Sí. — tan sólo asintió.

—Pues hay que ir entonces. — Soonyoung dijo mientras los demás asentían con sus cabezas aunque Minghao no estaba de acuerdo pero sabíamos que terminaría yendo con nosotros.

—Pero, ¿por qué lo hace especial? — Minghao le pregunto a Mingming.

—No lo sé, pero dicen que lo que pasa ahí, se queda ahí. Es una regla de oro que tienen en ese lugar ya que está prohibido entrar con cámaras, teléfonos y cosas así. — La voz de este sonaba tan fascinado como sí ya hubiese estado ahí.

—Ming, ¿ya has ido ahí? — Era la primera vez que Hansol hablaba en la conversación ya que todo el rato que llevábamos hablando se mantuvo callado y serio.

—No pero un amigo ya lo estuvo y me lo contó. — Se encogió de hombros un poco.

—Entonces hay que ir y descubramos que lo hace especial. — Al fin Minghao había aceptado asistir.

Al final todos nos pusimos de acuerdo en ir al cabaret y que nos veríamos a las 9 de la noche en casa de Hansol para irnos en su auto hacia el lugar. Después de un rato más cada quien se retiró de la casa de Mingming. 

 A decir verdad todos nos sentíamos nerviosos por ir a un lugar así ya que iba a ser la primera vez puesto que todos no asistíamos a fiestas o acudíamos a ese tipo de lugares, siempre fuimos los típicos chicos raros de la escuela, de los que toda la escuela se burlaban y nos hacían la vida imposible. Cabe aclarar que muchos de los que se burlaban de nosotros, el día de hoy trabajan para nosotros porque a pesar de que tan sólo entre nosotros 6 nos hablábamos a nuestra corta edad ya éramos conocidos entre los más grandes empresarios, dándoles ideas y consejos sobre inversiones. También a nuestra temprana edad nuestros padres nos colocaron como gerentes de la empresa más importante de Corea del Sur y de todo el mundo. Pues sí, nuestros padres se conocían desde hace mucho y fundaron juntos la empresa.

Cuando Soonyoung, Mingming, Minghao y yo terminamos la carrera de Administración de empresas, creamos nuestra propia empresa junto con Hansol y Chan a pesar de que ellos aún no terminaban su carrera. Tenemos nuestra empresa, nuestro personal y sobre todo nuestra fortuna.

Estando al fin en casa me dirigí hacia la cocina en busca de un poco de comida ya que en casa de Ming no habíamos comido todo por estar jugando videojuegos. Después de haber comido me dirigí hacia mi habitación para saber escoger la ropa que me pondría para ir al cabaret. Quiero algo cómodo pero con un toque fresco y i.

Tarde casi como media hora para elegir mi ropa; pantalón negro ajustado, una playera holgada blanca junto con una chamarra delgada de color negro y unos vans igual negros. Al haber notado que ya eran las 7:30 de la noche fui a buscar mis cosas de higiene y después me fui a dar un buen baño caliente. Casi 20 minutos después termine y cerré las llave, estiré mi mano tomando la toalla con la cual me sequé el cuerpo y la enrede sobre mi cintura, salí de ahí regresando a mi habitación. Estando ahí comencé a vestirme y arreglarme con algo de prisa ya que a las 8:30 saldría de casa para ir a la de Hansol, aunque siendo sincero, todos vivimos como a 20 minutos de cada uno. ¡Que extraños somos!

—POV Soonyoung. —

El reloj que traía en mi mano marcaba las 8:30 de la noche cuando salía de casa para dirigirme a la de Hansol. Me sentía un poco nervioso pues no estaba seguro se me había vestido de forma adecuada para el cabaret, pues iba con un pantalón azul de mezclilla, camisa en tono naranja claro, un chaleco azul igual de mezclilla junto con unos zapatos negros. Me aterraba ir de manera inadecuada.

Después de haber caminado por un poco más de 20 minutos me encontraba frente a la puerta de la casa de Hansol, así que estiré mi brazo y toque el timbre una sola vez esperando a que me abrieran.

—Llegaste primero. — Dijo Hansol al momento en que abría la puerta. — Pasa, ya no han de tardar los demás. — Se hizo un lado para dejarme pasar.

—Gracias. — Entre a su casa y esperé a que cerrará la puerta para ir juntos a la sala a esperar los demás.

—No hay de qué. — Estaba cerrando la puerta cuando volvió a hablar. — Oh, ahí viene Mingming junto con el pequeño Chan.

— ¡Hey! — se escuchó la voz del menor mientras entraban a la casa luciendo ambos chicos muy bien.

— ¡Que guapos vienen! — Exclame divertido girándome para verlos mucho mejor. — Parece que en vez de tan sólo ir a divertirnos parece que vamos ir a conseguir pareja al cabaret.

—Ay no, el tener pareja implica muchas cosas pero sobre todo tiempo y eso no tengo. — Se había quejado Minghao mientras llegaba a la entrada de la casa al mismo tiempo en que Jisoo.

—Que amargado eres, Minghao. — Todos habíamos soltado una ligera risa por el comentario de Jisoo pero menos Minghao.

— ¿Nos vamos? — Inquirió Mingming por lo que todos asentimos.

Esperamos un momento a Hansol mientras este iba a buscar las llaves de su auto, minutos después ya estaba ahí. Salimos de su casa y fuimos hacia su cochera para poder irnos en su auto. Después de habernos subido a su auto negro yendo en la parte delantera Hansol y Joshua y en la parte trasera nos fuimos Chan, Mingming, Minghao y yo, algo apretados pero eso no importo mucho pues varias veces viajábamos así.

Después de casi 40 minutos de viaje hacia el cabaret, al fin llegamos así que Hansol entro al pequeño estacionamiento que había ahí buscando un lugar vació donde pudiera aparcar el auto hasta que al fin encontró uno. Se estaciono y bajamos todos del auto, esperamos unos segundos a Hansol ya que estaba asegurando su auto. Cuando al fin estábamos juntos los seis comenzamos a caminar hacia la entrada principal del lugar pero en eso vimos la gran fila que había para entrar.

— ¡Woah! Sí que viene tanta gente a este lugar. — Exclame sorprendido al ver a toda clase de chicos que habían formados.

—Creí que era broma de que veía más de 200 personas aquí pero ya vi que no lo era. — Había hablado Minghao.

—Tendremos que formarnos y esperar un largo rato ahí para poder entrar. — Jisoo menciono mientras estábamos yendo hacia el final de la fila para poder formarnos y esperar nuestro turno.

Llegamos al final de la fila y nos formamos ahí, mientras esperábamos entrar comenzamos a hablar sobre que podíamos encontrarnos ahí dentro en el cabaret. A decir verdad a todos nos daba un poco de miedo entrar y experimentar algo muy nuevo para nosotros.

Tras haber esperado por más de casi media hora, que pareció toda una eternidad nos encontrábamos en la puerta extremadamente nerviosos, pasando a través de los detectores de metales. Al concluir la revisión nos permitieron el paso hacia el lugar y al estar en la entrada del cabaret todos quedamos sorprendidos por lo que veíamos a nuestro alrededor.

— ¡Woah! — Dijimos todos al unísono.

El lugar era mágico, sinceramente. Nos adentramos más al lugar buscando una mesa para seis personas que no estuviera ocupada para podernos sentar ahí y disfrutar nuestra estancia en el cabaret.

—Es un lugar tan maravilloso. — Se escuchó la voz de Minghao.

—Sigo sin entender porque no podemos traer celulares o cámaras de vídeo. — Se quejó el más pequeño, Chan.

—Yo puedo aclararles esa duda. — Una voz muy varonil se escuchó detrás de nosotros haciéndonos brincar un poco por el susto que nos había dado.

Nos giramos todos un poco para ver quién era, se trataba de un chico más o menos de nuestra edad, bastante guapo y atractivo con ese traje brillante y demasiada diamantina de color esparcida por todo su cabello negro, sus ojos cafés estaban perfectamente delineados con crayón negro y sus labios lucían algo rosados.

— ¡Bienvenidos a Pledis Entertainment! Soy Choi Seung Cheol. — Se presentó amablemente con nosotros. — Al parecer son nuevos aquí ya que nunca los había visto.

—Sí, somos nuevos en este lugar. — Le respondí amablemente.

—Pues bienvenidos nuevamente. Yo soy el dueño de este lugar más maravillo de Corea del Sur junto con mi socio y mejor amigo, Kim Mingyu. — Nos señaló a un chico alto que iba más o menos vestido como él. — Y acerca de su duda, el negar grabar es algo simple… dejar al cliente con ganas de más de este mundo mágico.

— ¿Cómo es eso? — Jisoo fue quien pregunto esta vez.

—Antes de responder esa pregunta sólo quiero saber si son chicos de negocio o no. — la voz de Seung Cheol sonaba muy curiosa de saber aquello.

—Sí, los somos. ¿Por qué? — Fue Mingming quien le respondió a Seung Cheol de forma amable.

—Bueno, este es un lugar para relajarse, divertirse, huir del trabajo y de cualquier tipo de problema. — Comentó haciendo una seña para que lo siguiéramos. — Aunque no cobramos muy caro, pero las bebidas son algo caras y por día recibimos más de 500 visitantes, no sólo de Corea, sino que también de otros lugares. Es difícil no tener curiosidad sobre este lugar tan mágico. — Escuchábamos atentos mientras llegábamos a una mesa cerca del escenario y de la barra de bebidas.

—Que buena estrategia usan. — Alagó Hansol mientras tomábamos asiento.

—Gracias. — Sonrió Seung Cheol. — ¡Diviértanse! Y beban un trago, la casa de muñecas invita. — Soltó una ligera risa retirándose de ahí.

—Sería muy buena idea hacer negocios con ellos. — Propuso Chan mientras observaba detenidamente el lugar.

Nos quedamos un momento callados hasta que en eso vimos que un chico alto, que vestía similar a Seung Cheol se acercaba a nuestra mesa.

— ¡Bienvenidos! Soy Kim Mingyu. — Se presentó. — ¿Qué desean beber nuestros invitados en esta noche? — Inquirió mientras nos señalaba la vitrina de bebidas.

—Lo mejor de la casa. — respondí. Él tan sólo asintió y se fue de ahí.

En ese lugar había demasiadas mesas, no tan juntas pero bien esparcidas por todo el lugar quedando cerca del escenario para que todos pudieran tener buena vista. El escenario no era muy grande pero tampoco muy pequeño, tenía una plataforma de buen tamaño con una pasarela por la parte central y a su alrededor habían demasiadas luces.

Cada uno de nosotros admiraba con detenimiento el lugar, estábamos totalmente extasiados de aquel mágico mundo en el que estábamos. A decir verdad nunca nos imaginé estar en un cabaret como este, pues este tipo de cosas no eran de nuestro gustar.

— ¿Disfrutando del paisaje? — Preguntó Mingyu trayendo con él en sus manos una bandeja con 6 bebidas de colores.

—La verdad sí, lo estamos disfrutando. — Respondí mientras dejaba mostrar una pequeña sonrisa de satisfacción.

—Pero, ¿qué clase de cabaret es este? — Se giró un poco Hansol para poderle preguntar al chico.

—Digamos que es uno muy extraño e inigualable. — Contestó sencillamente.

—De eso creo no tenemos duda. — Y esta vez fue la voz de Chan la que se escuchó.

—Pues hay todo tipo de shows, se los diré; es para dejar salir todo el estrés que traemos por diversas causas. — Sonrió y se retiró de ahí dejándonos solos.

Tomamos cada uno de nosotros una bebida de las que Mingyu nos había dejado en la mesa, bebimos un poco de ellas y ¡Woah!, sabían demasiado bien.

— ¿Qué les parece la Casa de muñequitas? — Preguntó Seungcheol mientras se sentaba en la silla sobrante de la mesa.

—Muy interesante, ¿Le gustaría hablar sobre negocios, joven Choi? — Le propuso Jisoo.

—Claro que sí. No es difícil de mantener el lugar con lo necesario pero a veces se requiere de varias cosas, como más personal, unas cuantas remodelaciones pero sobre todo los vestuarios que usan mis hermosas muñecas, ya que esos son los más caros porque son únicos. — Contestó el pelinegro.

—Será demasiado sencillo hacer negocios con usted, ya tiene todo planeado. — Le comente dejando mostrar una sonrisa más estrecha.

—Gracias, si ustedes desean pueden regresar el día que gusten por la mañana, normalmente se limitan a ensañar, podemos hablar más tranquilos ustedes, Mingyu y yo. — Nos sugirió.

—Muchas gracias, eso nos agradará bastante. — Contestó cortésmente Minghao.

No supimos en qué momento se había unido Mingyu a la mesa con nosotros.

—Mi amor. — Se escuchó una dulce voz detrás de la barra de bebidas.

—Oh, Lizzy, que hermosas luces. — Alagó Seungcheol a la chica que se encontraba ahí. — Puedes venir acá un momento, Lizzy.

—Claro. — Asintió la chica saliendo detrás de la barra y caminó hasta nuestra mesa.- — ¡Mucho gusto! Soy Lizzy. — Hizo una pequeña reverencia.

— ¡Muchos gusto! Nosotros somos Jisoo, Soonyoung, Minghao, Hansol, Chan y yo soy, Mingming. — Nos presentó señalando a cada uno de nosotros para que pudieran saber quién era quien.

—Es un placer conocerlo a todos ustedes. — Nos sonrió leve mientras caminaba un poco hacia donde estaba Seungcheol.

—Estamos hablando de negocios. — Le mencionó al ver a la chica cerca de él.

— ¿En serio? Eso es genial. — Se escuchaba entusiasmada mientras se sentaba en las piernas del chico.

—Lo sé, cariño. — Con su brazo, Seungcheol rodeó la delgada cintura de la chica. Y esta se acercó un poco a su rostro para llenarlo por completo de cortos besos.

— ¡Lizzy! — Canturreó mientras apegaba más a la chica a su cuerpo varonil.

Las luces se apagaron.

Un solo reflector se posicionó en el escenario.

6 siluetas se mostraron en el escenario.

La multitud gritaba, chiflaba y aplaudía.

El show había llegado a su momento de comenzar.

— ¿Quiénes son? — Preguntamos mis amigos y yo al mismo tiempo.

—Ellas son nuestros diamantes junto con Lizzy y WooHee.

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