II – Natal: Invasión

(Orestis-Spiridon Karnezis x Im Yoona)

De las invasiones, como afirma la mayoría de los historiadores, nacen muchas cosas. Es un choque cultural muy fuerte, obviamente.

Esa vez el invasor era el que hablaba griego.

Y la zona que ocupó era muy diferente a Asia Menor.

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Todo empezó en un partido que le tocó cubrir para su tarea de MC en un especial de NHK, cuyo presidente le pidió por favor que lo haga, con la excusa de que era muy querida en ese país. Y un mimo al ego nunca hace daño, y a Im Yoona le encantaba que de vez en cuando la reconocieran… como a todo el mundo.

En fin, el partido fue Grecia versus Japón, partido aburridísimo si lo hubo. Sin embargo, vio algo muy interesante en el arco griego. Un hombre alto, moreno, de ojos pardos que atentamente fijaba su vista en el partido.

Y la imagen de hombre ingresó por su retina y se escondió muy bien en la zona del cerebro que permite la memoria a corto plazo. O al menos eso pensaba, porque soñar y pensar en esa persona luego de varios días, ya nada tenía que ver con la memoria a corto plazo.

Sin embargo, no pensó en la “gravedad” del cambio sino hasta que se dio cuenta de que su novio, Seung Gi, pasó a ser un extraño que dormía junto a ella en la cama y toda su imaginación se inclinaba a ese hombre extranjero.

El invasor ingresó en el territorio y lo puso todo de revés. Lo peor de todo era que nunca habían hablado, ni siquiera él la había visto. Pero bastó sólo con noventa minutos de contemplación para que cambiara por completo varias cosas en las que creía, como su infinita atracción hacia el niño mimado de la nación.

¿La pareja más amada de Corea se resquebrajaría gracias a esa invasión? Gran pregunta. Supongo que tal vez dejaría de ser tan bucólica e idealizada, porque todo mundo puede caer en manos de cualquiera que pueda irrumpir en su vida; eso es como la muerte, inevitable e igualadora.