-Así que tienes otra función social a la que ir esta noche -le dijo JinYoung a Baro secamente mientras los dos hombres estaban sentados en el estudio de Baro.

-¿Por qué? sí, la tengo

-¿Y llevaras a Sandeul-ssi de nuevo contigo? -JinYoung estaba investigado.

-Sí, sin duda lo llevare

-¿Por qué suenas tan optimista sobre esto? -JinYoung murmuró. Cuando GongChan le había dicho a JinYoung que Baro y Sandeul estaban enamorándose, el abogado se había reído en la cara del pobre ángel. La idea de alguien sin emociones y despiadado como Baro se enamorara, era sólo un pensamiento demasiado divertido. Sin embargo, ahora JinYoung estaba empezando a pensar que había algo de verdad detrás de las palabras de GongChan. Baro odiaba con pasión los eventos sociales, pero ahora que Sandeul estaba allí, el empresario parecía casi encantado ante la perspectiva de tener que salir y mezclarse con los demás.

-De todas formas, hablando de Sandeul-ssi -JinYoung continuó, -el chico ha estado viviendo contigo durante la última semana y media, Baro. Seguro ahora que debe estar recuperado por completo. Creo que es hora de que discutamos su pago para que él pueda irse

JinYoung no perdió de vista la forma en que los ojos de Baro se ampliaron ligeramente cuando se refirió a Sandeul con irse.

-No sé si se ha recuperado en su totalidad todavía -dijo el empresario con rigidez. JinYoung puso los ojos en él.

-Baro-ssi, si Sandeul no se ha recuperado en este tiempo, entonces tal vez sería mejor para él que se traten sus lesiones en un hospital- JinYounh dijo, -realmente no hay un punto en mantenerlo en tu casa más tiempo

-Pensé que nos habíamos puesto de acuerdo para no ir a los hospitales -respondió Baro con la misma voz desinteresada.

-Yo realmente no creo que Sandeul-ssi sea más una amenaza para tus relaciones públicas. Realmente no parece del tipo que demanda- JinYoung respondió, enarcando las cejas -además estoy seguro de que tiene una familia a la que regresar también. Cuanto más rápido hablemos con él, más rápido él podrá seguir con su antigua vida

-¡Como si su antigua vida fuera buena para él! -Baro gruñó, poniéndose de pie bruscamente -¡Yo no veo el punto de resolver las cosas con Sandeul sólo para que él se moleste y ande en las calles como lo hacía antes!

-Baro-ssi...

-Eso es todo por ahora, JinYoung. Si me disculpas, tengo que ir a informarle a Sandeul de la función de esta noche -Baro dijo en un tono áspero. Y con eso, el empresario salió de la habitación.

JinYoung suspiró y se recostó en su silla. Está bien, eso no salió como yo quería...

-¡Yah! ¿Qué hiciste? ¡Tenías que convencer a Baro de dejar ir a Deul!

JinYoung casi saltó fuera de su piel cuando escuchó la familiar voz chillante cerca de su oído. El abogado se dio la vuelta sólo para descubrir el vacío a su lado.

-¿GongChan? ¿Dónde estás? -preguntó el hombre, juntando sus cejas.

-¡Ya te dije que no puedo aparecer delante de las personas por largos períodos de tiempo! -la voz se quejó, -¡Todavía me estoy recuperando de la última vez, así que sólo puedo hacer que mi voz aparezca!

-Así que ahora sólo voy a lucir como un loco que está hablando consigo mismo. Perfecto -murmuró JinYoung oscuramente.

-¡Estás solo en esta habitación! ¿Quién te va a ver? -la voz de GongChan cuestiono -y además, estas huyendo del punto principal. ¡Se suponía que harías que Baro echara a Sandeul de su casa!

-Eres un mejor amigo horrible, ¿lo sabes? ¿Quién en el mundo querría que su mejor amigo fuera echado a la calle sin siquiera un solo centavo? -JinYoung preguntó.

-¡Yaaah! ¡Estoy haciendo esto por el bien de Deul! Si Deul se enamora de Baro y luego tiene que volver al cielo, va a estar aún más deprimido y triste y entonces él va a llorar y entonces yo llorare y luego DongWoo se enojara con nosotros de nuevo y nos dirá que debemos dejar de darle dolores de cabeza y entonces...

-¡Está bien, lo entiendo! -JinYoung gritó, cortando el sermón del ángel -pero creo que será imposible conseguir que Sandeul sea echado de la casa. Has visto lo mucho que Baro se ha enamorado de él...

-Esta situación es mucho más grave de lo que se pensaba originalmente -GongChan suspiró, -tal vez tenemos que cambiar nuestras tácticas...

~~~

El coche de Baro barrió por las calles de Seúl hacia la ópera, donde la sinfonía de la noche tendría su apertura de la serie de conciertos navideños. Era de esas funciones donde Baro realmente hacía la mayor parte de sus negocios. Ellos no eran obligatorios. Eran necesarios.

Sandeul se sentó junto a Baro, extraordinariamente tranquilo, pero luciendo como si acabara de salir de las páginas de un cuento de hadas. Un príncipe de nieve - con su traje Armani color azul hielo con una cadena de diamantes y su pelo castaño oscuro cayendo suavemente sobre su piel pálida. A petición de Baro, llevaba un nuevo par de aretes de diamantes en sus dos orejas.

La tensión en el carro era dura como barras de oro y parecía casi tan impenetrable. Baro era un hombre que había tratado con los hombres más difíciles del mundo de los negocios, sin embargo, no parecía poder hacer frente a un pequeño chico llamado Sandeul.

Baro tuvo la sensación de que podía hacerlo bien cuando se trataba de Sandeul. El chico le había robado el aliento cuando bajo las escaleras - a pie, no a través del pasamanos. Y Baro le había dado un cumplido. Baro pensó que a todas las personas les gustaba tener cumplidos. Pero Sandeul había lucido como si fuera a llorar, o tirar algo.

-Aun sigues estando desanimado

Sandeul le miró con tristeza y luego negó con la cabeza, -No realmente…

-No entiendo. Me he sentado aquí los últimos minutos tratando de averiguar qué diablos está mal -La voz de Baro se oía al borde de la ira. Él pensó en suavizar sus palabras y añadió -Quise decir lo que dije

-¿Cuándo?

-Esta noche. Cuando bajaste las escaleras. Te dije como lucias

-Sí -Sandeul se volvió a la ventana de nuevo, -lo recuerdo. Dijiste luzco la riqueza bellamente

Por su tono, uno hubiera pensado que Baro había dicho que tenía una verruga en la nariz. Baro se sintió tan condenadamente incomodo. Parecía que no podía hacer nada para complacer a Sandeul y eso lo molestaba mucho. Esta era la primera vez que él realmente quería hacer a otra persona feliz, y él estaba fallando miserablemente en ello.

Un instante después el coche se detuvo al término de la calle donde se encontraba la ópera. Baro abrió la puerta y en silencio ayudó a Sandeul a bajar, sosteniendo su brazo mientras conducía al pequeño a lo largo de la acera. Justo delante de ellos, estaba lleno de gente que pertenecía a la alta sociedad de Seúl y daban pasos como si fueran ganado hambriento de heno.

Los que pasaban y los que estaban en los edificios vecinos eran espectadores, con la esperanza de obtener una visión de los famosos magnates empresarios o estrellas que estaban presentes en el evento de la ópera. Y estaban los mendigos, tratando de conseguir algo. La indignación se alineaba en las aceras, sosteniendo bufandas de lana desgastadas y latas oxidadas de estaño.

Sandeul echó un vistazo a los mendigos y se detuvo como de pronto le hubieran crecido raíces. Sacó su brazo de las garras de Baro y se alejó de él hacia la línea de los pobres, su hermoso rostro mostraba todas las emociones que sentía.

-Sandeul

Hizo caso omiso de la llamada de Baro.

Baro vio, horrorizado, como Sandeul desenroscaba uno de sus carísimos aretes de diamantes y lo iba a lanzar en la lata más cercana.

-¿Qué demonios estás haciendo? -Baro gritó, corriendo y agarrando la mano de Sandeul. Sandeul miró a Baro con sorpresa. Miró a los pordioseros de nuevo, y luego a Baro.

-Alguien tiene que ayudar -le susurró en voz baja mientras colocaba su mano en el brazo de Baro.

El empresario lo miró por un momento muy largo. Dios... ¿cómo podría alguien andar por ahí siendo tan gentil e inocente?

-No importa cuán solitario tu mundo es, Woonie, no todo el mundo es lo suficientemente fuerte como para hacerlo todo solo

Baro sabía que había perdido.

La voz de Sandeul se hizo aún más pequeña. -Pueden ser ángeles caídos

Baro excavo en su bolsillo. Su voz fue más áspera de lo que hubiera querido cuando dijo -Ponte el arete de nuevo. -Le tendió un puñado de dinero.

Un instante después, el empresario recibió un regalo que valía más que cualquier fortuna.

Una sonrisa de Sandeul.

~~~

Fue la noche más larga que Sandeul podía recordar. Debió haber conocido un centenar personas como Baro. Las mujeres miraban sus diamantes con ojos codiciosos. Los hombres hablaban de dinero y de negocios, mientras que un buen número de ellos también lo miraba - no a sus diamantes - con los mismos ojos codiciosos. Dos de los hombres, incluso pellizcaron el trasero de Sandeul cuando Baro estaba de espaldas.

El chico angelical había perdido la cuenta del número de personas que le dijo, -¿Armani? Qué hermoso -nunca entendió el sentido de la palabra que le decían.

Sandeul se preguntó si el infierno era en realidad una gran fiesta de la sociedad de Seúl.

Y Baro. Desde el momento en que había entrado en el interior, había mantenido cerca a Sandeul, con la mano en el brazo del chico más pequeño. Cuando Baro le miraba era con una mirada oscura que rayaba en la obsesión, como si Sandeul fuera algo necesario para él, desesperadamente necesario.

En realidad, Sandeul fue atrapado con la guardia baja, porque cuando Baro lo miraba de esa manera el chico angelical sentía una vulnerabilidad en el hombre más alto que él no había visto nunca antes. Baro apretó su agarre, y estaba constantemente atrás de Sandeul como si temiera que el más joven se fuera de allí.

Se hizo la noche un poco tensa y difícil para Sandeul. Se supone que debería haber estado agradecido de que la noche había sido interrumpida.

Ahí había un arpa.

Sandeul siempre había amado el arpa. Era el único instrumento que tocaban en el cielo, pero nunca le habían permitido acercarse a cualquiera de ellos, dado que por lo general terminaba por destruirla de alguna manera.

Esta vez, Sandeul se había sentado en el balcón de la ópera, con la frente apoyada en su mano cuando... una por una... cada cuerda del arpa se rompió. Una serie de ¡Biong! ¡Biong! ¡Boing!

Había algunas cosas que eran iguales estuviera en el cielo o en la Tierra. Era eso, o Dios tenía un extraño sentido del humor...

~~~

Después de que el arpa se había roto en medio de la sinfonía, el show fue cancelado y una hora más tarde, Sandeul se encontraba de pie en su habitación en la casa de Baro, vestido con una camisa holgada y mirando por la ventana a un mundo que todavía no entendía completamente. En un momento de capricho inexplicable, Sandeul extendió la mano y dibujó un corazón en la escarcha de la ventana.

En el momento en que terminó, tuvo la sensación de que él ya no estaba solo. Se dio la vuelta.

Baro estaba en la habitación, medio volteado, con la mano cerrando la puerta detrás de él. Se volvió y se apoyó contra el poste de la puerta, con los brazos cruzados.

Baro estudio a Sandeul como si no fuera a dejar de mirarlo por mucho tiempo. El empresario estaba vestido todavía con su camisa y pantalón negro, pero su frac y corbata blanca habían desaparecido, y los dos botones de madera de ónice y diamante, cerca del cuello de la camisa estaban sueltos.

Sandeul vio la rigidez de la mandíbula cuadrada de Baro, la tensión en su cuello, la cruda necesidad en sus ojos color chocolate. El chico angelical se acercó a la cama y se sentó en el centro, sintiéndose pequeño y abrumado, sin saber exactamente por qué Baro estaba allí.

-¿Por qué siempre me miras de esa manera?

Baro levantó una ceja, caminando hacia Sandeul, mirando hacia abajo en el chico pequeño desde una altura intimidante. -¿Qué manera es esa?

-Como si estuvieras hambriento -Sandeul respondió con sinceridad.

Baro emitió una risa rápida e irónica por lo que le dijo -¿Es tan obvio? Debo estar perdiendo mi cara indescifrable

Hubo una fuerza de algún tipo entre ellos. Había estado desde el primer momento en que se habían visto entre sí. Ahora esa fuerza era tan fuerte que Sandeul podía sentirla cerniéndose, incluso en el pequeño espacio que los separaba.

Baro se coloco en su rodilla sobre el colchón, su mano fue a tomar la mejilla de Sandeul, después, la deslizo a través de su cabello castaño, sosteniendo la cabeza del chico angelical en su palma. Baro jalo al más joven hacia él suavemente - muy suave para un hombre con tal poder.

Con un tacto tan suave como el roce de un copo de nieve, Baro besó a Sandeul. La mano del empresario se trasladó hasta la cintura de Sandeul, levantándolo. El hombre mayor se sentó en la cama, tirando a Sandeul en su regazo y llenando la boca del más joven con su lengua y su sabor.

Las estrellas en el cielo estuvieron de repente con Sandeul en una gran cantidad de emoción que confundió al pobre chico. Los dedos de Baro trazaron su mandíbula y luego se retiro de su boca, sólo para besar la cara, ojos, mejillas y orejas de Sandeul.

-Déjame hacerte olvidar tu pasado, Sandeul. Hacerte olvidar del hombre que te arruinó

Sandeul tomo el mentón de Baro en sus manos. -Nadie me arruinó, Woonie. Yo me arruine

Los ojos de Baro se estrecharon, y corrió su dedo pulgar sobre el labio inferior de Sandeul. -Eres demasiado generoso. Se necesita otro hombre para hacer a un chico caído

Aturdido, Sandeul se echó hacia atrás, dejando caer las manos. -¿Qué?

-Yo sé lo que te pasó. JinYoung me dijo todo lo que dijiste después del accidente

-¿Crees que soy un chico caído? -Sandeul preguntó, sintiendo nacer una sonrisa.

Baro le dio una mirada directa, -Tú lo admitiste, Sandeul. Dijiste que habías caído y estabas avergonzado. No me dijiste de dónde eres. Supuse que fue porque fuiste deshonrado

Sandeul se echó a reír, sólo una pequeña risa, pero una risa es lo mismo. -Yo no soy un chico caído. Yo soy un ángel caído

-Llámalo como quieras, Deul. Chico caído. Ángel caído. Paloma sucia. Realmente no me importa -Baro lo agarró por los hombros. -Tu pasado no es de mi incumbencia

-No -dijo Sandeul, moviendo la cabeza: -Yo soy un ángel, o al menos yo era uno. De verdad, yo tenía una aureola y alas, pero no podía realizar ningún milagro así que...

Baro sintió que su orgullo se hería profundamente. Él se tensó y se levantó abruptamente. -Si no estás interesado... dilo. No hagas estas excusas ridículas

-¡Es la verdad!

-¿Esperas que yo crea que eres un ángel?

-¡Un ángel caído!

Baro se cruzó de brazos y se apoyó contra la pata de la cama -pruébalo

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