"Me senté en mi cómoda silla mirando a través de la ventana a la nieve caer. Los copos blancos cayendo sin parar sobre el resto de los que habían caído antes en lo que solía ser el suelo, que ahora estaba completamente cubierto de nieve. Esa vista inundaba mi mente de recuerdos, hermosas memorias que jamás olvidaría. Aquel frío invierno en el que, llorando desconsoladamente, le confesé mi amor. Y ella me jaló y me contuvo entre sus brazos, y pronto lo único que podía escuchar eran sus susurros en mi oído diciendo ‘Te amo’, ‘te necesito.’ Y entonces el invierno no resultó tan frío. Mis inviernos, de hecho, ya no son fríos.

-"¿En qué piensas?"

Sentí un par de brazos a mi alrededor.

-"En ti."

Sabía que había sonreído.

- "¿Hay algo mal mi princesa?"

Me reí con su pregunta.

-"Deja de llamarme así, Yuri, es muy cursi." - Volví a reírme y me di vuelta para mirarla de frente. No podía evitar perderme en esos ojos, los ojos que me enamoraron por primera vez cuando era solo una niña, y siguen haciéndolo cada día. Con mi mano derecha acaricié su rostro, que tenía esa expresión tan inocente.

- "Amor ¿Segura que estás bien?" – insistió preocupada.

- "Sí, mi seobang, siempré lo estaré mientras te tenga a mi lado."

Guardó silencio durante un par de segundos.

- "... ¿Y a mi me llamas cursi?"

- "¡Yah!"

- "Perdón, Sicababy" - me mostró su pícara pero dulce sonrisa. Por cierto, es la sonrisa más hermosa que he visto en mi vida.

-"Te amo, Yul."

- "Te amo, mi princesa." 

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