Capitulo 2.

Así comezó todo

Ya iba de camino a mi apartamento, dándole vueltas a todo lo que había pasado. Aunque mi tobillo apenas dolía, algo me preocupaba y ocupaba todos y cada unos de mis pensamientos. El hecho de haber encontrado trabajo tan rápido y en la Big Hit, me hacía dudar bastante. Estas cosas solo pasaban en las películas y en los fanfics… o a otras personas, ¿pero a mí? ¿Desde cuándo tengo suerte o me pasan cosas así? Cuando comenzara a trabajar y viera que no hay nada raro, estaré más tranquila…

Cuando llegué a mi apartamento ya era de noche y estaba muy cansada, así que decidí irme a dormir, ya que mañana tenía que levantarme temprano para irme a trabajar.

El sonido del despertador hizo que me sobresaltara, ya que estaba profundamente dormida. Rápidamente me levanté, ya que no quería vaguear demasiado, porque quería ser puntual mi primer día de trabajo. Hice la cama y miré mi ropa, sin saber que era lo más adecuado para trabajar allí, así opté por unos vaqueros normales, unas vans negras y una camiseta simple de color rosa. Me duché y bajé a la tienda a comprarme unas galletas y comerlas de camino a la empresa. Miraba el reloj cada cinco segundos, por miedo a que se me hiciera tarde. Ya podía ver la empresa, miré mi reloj nuevamente y llegaba veinte minutos antes. Mientras me acercaba a la puerta principal pude ver a Seok, me saludaba alegremente.

  • Buenos días, ¿Estas nerviosa? – Preguntó alegremente .
  • Un poco… no te voy a mentir.
  • No te preocupes, al principio puede que te cueste, pero después estarás más tranquila.
  • Gracias. – Sonreí .
  • Aún te queda un rato para comenzar el trabajo, ¿no?
  • Si, aún me quedan veinte minutos. – Dije mientras miraba la hora en el móvil .
  • Si quieres podemos tomar un café en la cafetería de la empresa.
  • Sí, claro.

Entramos al gran edificio y nos subimos al mismo ascensor del día anterior, pero esta vez pulsó el botón de la última planta. Salimos y era una gran cafetería, habían muchas personas, algunas iban trajeadas, y otras llevaban ropa normal, como yo, lo cual me tranquilizaba, no quería desentonar. Nada más salir del ascensor, Seok me miró y señaló una mesa:

  • Siéntate en esta mesa, yo te invito.
  • Oh, no es necesario. – Insistí .
  • No te preocupes, no pago, lo paga mi tío. Vamos, siéntate.

Finalmente cedí y me senté en la mesa que había dicho. Miraba a la gente pasar, todos parecían muy profesionales y estar tranquilos, sin embargo mi corazón parecía que tarde o temprano se saldría de mi pecho. ¿Y si lo hacía mal? ¿Y si  hacía algo que estuviera mal visto aquí? Tampoco quiero llamar demasiado la atención… aunque todos aquí son coreanos, obviamente resaltaré, por mis grandes ojos y mi aspecto caucásico. En ese momento alguien me tocó el hombre y me sobresalten, ya que estaba completamente absorta en mis pensamientos. Seok se reía por mi leve saltito que había dado por el susto.

  • ¿En qué pensabas? – Dijo mientras dejaba un vasito de cartón delante de mí .
  • Creo que voy a vomitar… Comencé a sentir nauseas -.
  • Tranquila, cuando acabe el día te darás cuenta que no era para tanto. Oh, mira BTS.
  • ¡¿Qué?! – Dije mientras giraba mi cabeza asustada .
  • No sé si eres fan o te aterrorizan.
  • Me gustan, pero… soy bastante tímida.
  • Pues conmigo hablas tranquilamente y me conociste ayer.
  • Porque me hablaste tú, yo nunca lo habría hecho, me cuesta hablar con la gente. – Dije mientras miraba el café – Además me transmitiste confianza.
  • Me alegra oír eso, no tengo muchos amigos… Dijo algo cabizbaja -.
  • Yo tampoco.  –Dije mientras la miraba fijamente .
  • ¿En serio? – Levantó la mirada de su vaso .
  • En serio. – Asentí – .
  • Si quieres… Comenzó – Podríamos ser… ya sabes… amigas. Vaya, que patético a quedado… Lo siento. – Desvió su mirada al vaso nuevamente -.
  • Me encantaría. Eres mi primera amiga aquí. – Dije sonriendo – Me alegra que lo dijeras.
  • ¿De verdad? ¿No te he parecido patética?
  • No, para nada. Me has parecido valiente.
  • Genial… amiga. – Bebió un sorbo de su café .
  • Ahora que somos amigas, podemos ser sinceras, ¿no?
  • Por supuesto.  – Respondió .
  • No me gusta el café. – Dije mientras miraba mi vaso con cierto aire de desdén .
  • Entonces, ¿Por qué me has dicho que si?
  • Por vergüenza.
  • No te preocupes. –Rió – Tomo nota para la próxima.
  • A la próxima invito yo.

Miré el móvil y faltaban cinco minutos para comenzar a trabajar. Mi corazón que parecía tranquilo hace tan solo diez segundos, se había puesto tan acelerado que parecía que me daría un ataque.

  • Me tengo que ir, pero… ¿a donde tengo que ir? – Comencé a entrar en pánico .
  • Tranquila, ve al despacho de mi tío. Él te dirá lo que tienes que hacer, donde y todo.
  • Gracias, en serio… Me levanté del asiento -.
  • ¡Fighting! – Gritó Seok .
  • ¡Fighting! – Grité también, olvidando que estábamos en la cafetería .

Miré a mi alrededor y varías personas nos miraban fijamente, noté como mis mejillas comenzaban a acalorarse, eso significaba que me estaba poniendo colorada, así que simplemente dije adiós con las manos a Seok y salí de allí lo más rápido que pude.

Bajé hasta la cuarta planta, que era donde se encontraba el despacho del tío de Seok. Llamé a la puerta levemente y la puerta se abrió rápidamente. El tío de Seok parecía contento.

  • Oh, ya has llegado, genial. Pasa pasa, no te quedes ahí. Entré en el despacho y cerré la puerta detrás de mí – Bien, primero tienes que hacerme fotocopias de esto – Puso sobre la mesa un montón de papeles – También tienes que llevarle este sobre a la recepcionista de abajo, ella sabrá que hacer. Ordenarme los documentos de las carpetas que hay en aquella estantería. – Dijo mientras señalaba a una estantería abarrotada de carpetas y papeles  Pero lo primero que quiero que hagas es comprar 15 cafés en la cafetería de arriba, te he dejado una nota de los tipos de cafés que son pegada en la pantalla de mi ordenador. Y tienes que subirlos todos a la planta de arriba, hay una sala que se llama reuniones de marketing, estaré ahí reunido con catorce personas más. Cuando hayas acabado todo eso, ve a la tienda que hay en la calle de al lado y compra un paquete de botellas de agua y súbelo a la penúltima planta. Hay una sala de ensayo y deja las botellas ahí, son para los chicos – En ese momento mi corazón se aceleró - ¿Te acoraras de todo? Es que tengo prisa y tengo una reunión importante y durará todo el día. Por cierto, debes parar para comer, que no queremos que te desmayes el primer día. – Comenzó a reír -.
  • No se preocupe, pero… ¿puedo apuntarlo? – Pregunté intentando recordar todo lo que me había dicho .
  • Si, por supuesto, puedes apuntar aquí lo que quieras y en el primer cajón tienes bolígrafos. – Dijo mientras me entregaba un cuaderno .
  • Gracias, señor. –Hice una reverencia .
  • Bien, que tengas un buen día. Nos vemos después. ¡Fighting!
  • ¡Fighting! – Dije suavemente mientras aquel hombre salía del despacho cerrando la puerta de un golpe .

Intenté recordar todo lo que había dicho y lo apunté en el cuaderno. Suspiré mientras miraba la enorme cantidad de carpetas que me esperaban para ordenarlas. Pero comencé con la primera tarea encomendada, que era subir  15 cafés. Así que cogí aire y lo solté, intentando relajarme y dándome ánimos a mí misma. Abrí la puerta del despacho y me puse manos a la obra.

Ya eran las seis de la tarde y había hecho casi todas las tareas. Lo de ordenar los documentos de las carpetas fue lo que más me costó y lo que más tardé en hacer. Y por supuesto había parado a comer, en la misma cafetería del edificio y por suerte comí con Seok, y aprovechamos para intercambiarnos los números. Ya solo me quedaba la última tarea que era comprar las botellas de agua y llevarlas a una sala de prácticas. Ya iba en camino a la tienda, lo más rápido que podía, para no tardar demasiado. Cuando entré a la tienda, localicé rápidamente el pasillo en el que estaban las botellas de agua, las compré y volví a la empresa. Subí por el ascensor hasta el penúltimo piso, caminé lentamente, ya que las botellas pesaban bastante y las llevaba desde la tienda. Notaba los brazos entumecidos, pero ya casi había llegado. Llegué hasta la sala, acerqué mi oreja a la puerta, intentando escuchar el interior. Al no oír música, relajé mis músculos, eso significaba que la sala estaba vacía. Dejé las botellas en el suelo para abrir la puerta, una vez abierta las volví a agarrar y entré en la sala. Sin dar rodeos, fui al otro lado de la sala, donde se encontraban unas pesas y dejé las botellas. Pude notar un gran alivio en mis brazos por dejar el peso, sin embargo estaban doloridos. Intenté relajar un poco los brazos y estiraba el cuello:

  • ¿Estás bien? – Dijo una profunda voz detrás de mí .
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