Tiffany abrió la boca para darle las gracias a la Guardaespaldas, pero justo en ese momento, sus amigas llegaron en su encuentro.

“¡Tiffany!”

La Guardaespaldas había dado un paso atrás, poniendo una distancia respetable entre ellas y Tiffany se volvió hacia Yuri, quien fue la primera en llegar a ella. "Hey."

Yuri le dio a la Guardaespaldas una sonrisa de cortesía antes de mirar a Tiffany con preguntas en los ojos. “Nos preguntamos a donde te fuiste y Seohyun  se preocupó así que salimos a buscarte.”

“Lo siento, salí hablar con ella,” respondió Tiffany, señalando con la cabeza a la Guardaespaldas.

“¿Ella es tu amiga?”

“Sí, soy su amiga,” Taeyeon respondió rápidamente, moviéndose hacia adelante agitando un hola a las amigas de Tiffany.

En ese momento, la amiga de Taeyeon también había salido en su busca y fueron presentadas. Así, se convirtieron en un grupo de seis, Tiffany, Yuri, Yoona y Seohyun, con la adición de Taeyeon y Sunny. Taeyeon explicó que su amiga venia de Seúl cuando se le preguntó sobre su país natal y que estaba en Singapur por trabajo. Mientras tanto, Tiffany permaneció en silencio,  infeliz por cómo habían resultado las cosas. Si sus amigas notaron algo, no lo mencionaron. En su lugar, charlaron y rieron alegremente con Taeyeon y Sunny por las  horas siguientes hasta que las dos se despidieron.

De vuelta en la habitación de hotel, Seohyun se aseo y  quedó dormida tan pronto como se metió debajo de las sábanas, pero Tiffany estuvo  despierta. Era un dilema para ella; un punto muerto. Dejar a sus amigas saber que Taeyeon era en realidad su Guardaespaldas personal contratada por su padre, no era algo que deseara hacer, pero tampoco quería que sus amigas le contaran demasiado a Taeyeon, pensando que la Guardaespaldas era su amiga. No sería un problema del que preocuparse, si Taeyeon no hubiera aceptado la invitación de Yoona, para  ir de compras con todas por la tarde. Pero era un problema ahora y tenía que decidir qué hacer al respecto.

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Tiffany se despertó sintiéndose un poco menos entusiasta sobre el día que venía. Había decidido aclararse con sus amigas. Era hora de dejar las mentiras. Pero el problema con su decisión, era ponerla en acción. Admitir la verdad nunca fue fácil.

Llego a la habitación 3981. CUANTO ANTES.

El timbre en su teléfono mostro el mensaje de la Guardaespaldas. Allí estaba otra vez. La instrucción fría, ordenando cuando ella era su empleada. Como sea, solo quería contarle a la Guardaespaldas sobre su decisión, así que se levantó de la cama y se dispuso a salir.

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La Guardaespaldas abrió la puerta y le dio la bienvenida. Entró, mirando alrededor de la pequeña habitación. No había nadie más en ella.

“No hay nadie. Volví a sola “, dijo la Guardaespaldas en  tono de burla.

Tiffany se irritó. “No es asunto mío con quien pasas la noche pero eres la empleada de mi padre y  estás en servicio.”

La Guardaespaldas ladeó la cabeza hacia la izquierda. “Pareces enfadada conmigo pero no he hecho nada que lo justifique.”

Ridícula. La Guardaespaldas era ridícula. “No hay motivo  para que me agrades, y mucho menos tengo porque recibirte con gusto.”

"Estoy de acuerdo. Pero has intentado deshacerse de mí desde el principio. Tal vez no te gusta tener un guardaespaldas a tu alrededor, pero no crees ¿Que lo está cobrando con la persona  equivocada?”

Tiffany se erizó. “No me levanto de la cama y vine hasta aquí para ser reprendida por una arrogante guardaespaldas personal.”

Una mano la tomo por la muñeca y le impidió salir de la habitación. “Tenemos que hablar. ¿Qué vamos a decirle a sus amigas sobre nosotras?.”

Sacudir su mano con fuerza no funcionó. “Suéltame,” Tiffany soltó  con una mirada hostil.

La guardaespaldas libero su muñeca, pero se movió  hasta la puerta, obstruyendo la única salida. “Tenemos que hablar ahora que tus amigas me  conocen. Sunny no sabe nada sobre mi trabajo, así  que tenemos que hacer que nuestras historias coincidan “.

“He decidido contarles la verdad a mis amigas. No quiero mentirles “.

“Sin embargo, eso no es conveniente para tu seguridad.”

Irritación hervía por su sangre. “Mi vida no está en peligro, de acuerdo. No necesito una Guardaespaldas. No sé por qué mi padre insiste en contratar  una, pero no hay nada que yo pueda hacer al respecto; él no me  escuchara. Así que solo quédate fuera de mi camino. No quiero verte ni en pintura “.

“Entonces, no debiste venir a mí, anoche. Tus amigas nunca me habría conocido sino fuera por ti “.

“¿Estás diciendo que es mi culpa?”

“Sí.” La mirada de vuelta a la Guardaespaldas era estoica, casi insensible, y puso de nervios a Tiffany.

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