Esperé, listo para atraparla si caía. Mi Tiffany siempre estaba involucrada en algo peligroso. Pasaba más tiempo manteniéndola viva que consolándola. Era raro que llorara.
Pero también, nunca permitía que algo la molestara por mucho tiempo. Si un ceño fruncido aparecía en su perfecto rostro, encontraba una manera de hacerla sonreír. Hoy, ella no me tenía precisamente muy feliz. Verla escalar un árbol era difícil. Cada pequeño desliz de su pie me causaba un momento de pánico.
Justamente como había temido, su pie se deslizó y esta vez mi chica valiente no pudo sujetarse a tiempo. Caminando hacia el árbol hasta que estuve directamente debajo de ella, extendí mis brazos listos para atraparla de su caída, otra vez. Sería la tercera vez este verano.
—Ups, te tengo —Le aseguré, mientras bajaba la mirada hacia sus ojos fuertemente cerrados. Sus párpados revolotearon rápidamente antes de abrirse y mirar hacia mí. La confusión en sus ojos cuando me veía siempre era demasiado dolorosa. Odiaba que no pudiera recordarme. Que no pudiera recordar los momentos que pasamos juntos.
—Uh —murmuró confundida mientras trasladaba sus ojos de mi rostro al árbol.
— ¿Qué hacías allí arriba? Estabas muy alto —Le decía esto todas las veces. Nunca seguía mis consejos, pero yo seguía intentándolo. Quizá algún día lo lograría.
—Um, yo, uh… ¿me atrapaste? —preguntó en ese familiar tono de voz sorprendido.
—Sí, ¿por qué crees que no estás tumbada en el suelo con algunos huesos rotos? —pregunté tratando de no reír. No le gustaba que me riera de ella. Era como si supiera que yo omitía alguna pieza de información importante y odiaba no estar al tanto.
Cuando empezó a moverse en mis brazos, la puse de pie cuidadosamente. La curiosa expresión en su rostro alivió parte del dolor en mi pecho. Ella me recordaba… al menos su corazón lo hacía. Podía verlo en sus ojos. Trataba fuertemente de abrirse a esos recuerdos.
— ¿De dónde viniste?
Siempre me preguntaba esto.
—Estaba cerca. Te vi trepar demasiado alto, y vine por si necesitabas ayuda.
— ¿Te conozco? —preguntó mirando mi rostro por alguna señal, una pista.
—Deseo que lo hicieras, pero no. Todavía no. No es la hora. —No pensé mis palabras. No debí decir eso. Necesitaba ser más cuidadoso con las cosas que le decía. Incluso si me olvidara para el final del día.
— ¿Qué significa eso?—preguntó con el ceño fruncido.
—Tiffany Hwang, trae tu trasero aquí si quieres echar un vistazo a mi casa del árbol antes de que los chicos lleguen —Su amiga, Yuri, la llamó desde la calle. Ella no era capaz de verme. Eso podría confundirla. Era hora de irme, por ahora.
Lentamente, dejé que el recuerdo se desvaneciera mientras observaba la forma dormida de Tiffany dar vueltas en la cama. Esta vez no lo olvidaría. Ella aún no me había relacionado con el muchacho en sus sueños. Pero lo haría. Con una última promesa, le susurré en su oído—: Casi es la hora. —Antes de dejarla sola para que se despertara.
~*~
—Muchacha no escoger tu sobre Taeyeon. Solo tomar ella —Padre estaba de pie en el patio trasero de la casa de Tiffany.
—Ella está recordando, Padre. Necesito tiempo —Miré de vuelta hacia su ventana y vi cómo se puso de pie mirando al árbol. Los recuerdos cambiarían las cosas. Tenían que hacerlo.
—Recuerdos, ellos no ser suficiente. —Arrastró las palabras sobre los cigarrillos que colgaban en su boca.
—Lo serán —gruñí en frustración.
—Muerte cerca. Dejar a mí. Yo hablar con ella —Demandó Padre. Los oscuros ojos negro carbón se encontraron con los míos y supe que no valía la pena discutir con él. Iba a hablar con Taeyeon. No había manera en que pudiera detenerlo. Pero no iba a ir muy lejos. Quería escuchar qué decía Taeyeon. ¿Padre le diría que el alma de Tiffany era mía? Si era así, tenía que estar aquí.
Retrocediendo dentro del bosque, esperé. Supe el momento en que Taeyeon sintió la presencia de mi padre. La amenaza rodando fuera de su figura era imposible de ignorar. Tiffany la besó y cerré los ojos incapaz de ver.
Luego, ella regresó dentro de la casa y Taeyeon se volteó para enfrentar a mi padre.
— ¿Qué quieres con Tiffany? —preguntó suavemente, pero el fuerte filo en su voz era aterrador.
—Ella pertenecer a mí —replicó Padre sin retroceder. La Taeyeon que había caminado por los pasillos de la secundaria había sido tan poco amenazante que a veces olvidaba el verdadero poder de la Diosa de la Muerte. Ahora, viéndola así, me encogí retrocediendo contra el árbol detrás de mí.
—No. No lo es —replicó Taeyeon dando un paso hacia Padre. No me sorprendió cuando mi padre dio un paso atrás. Los vientos se habían aquietado por la presencia de la Muerte y todos los seres vivientes habían huido de su presencia. Un oscuro gruñido revistió el silencio.
—Muchacha estar marcada como una restitución. Su mamá hacer trato. Ella saber costo.
—Tiffany Hwang es mía. Déjala. Nunca te has cruzado conmigo antes, pero puedo asegurarte que un espíritu señor del vudú no es rival para mí. Sabes eso.
Por primera vez en mi existencia, vi como el cuerpo de mi Padre se tensaba por el miedo. Había presionado muy lejos a la Muerte.
—Pero restitución deber ser hecha.
—NO, no con Tiffany. Cualquier trato que tengas con su madre es con su madre. Tiffany no tiene nada que ver con eso.
—Nunca conocer ella si yo no haber salvado. Tú haber tomado alma mientras ella estar tirada en suelo, muriendo cuando pequeña. Yo quien no gustar ver niños morir. Tú no importar quien tomar. Ella estar viva por mí. Ella significar propósito para mí. Salvar para hijo mío. Él vigilar todos estos años. —Me quedé congelado mientras Padre explicaba a Taeyeon lo que habíamos hecho exactamente todos esos años atrás. La expresión violenta en su rostro me dijo todo lo que necesitaba saber. Ella no iba a dejarla ir. Quizá nos extinguiría a mi Padre y a mí, pero no dejaría ir a Tiffany.
—Déjala o trata conmigo.
—Muchacha tener que elegir o tomar mi pago de todos modos. Yo tener derecho —el temblor en la voz de Padre era inconfundible.
— ¡Está bien! Déjala elegir —rugió Taeyeon.
Sin esperar a ver qué pasaba, hui.
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