Sueños Prometidos y Momentos Capturados….

Taeyeon

Dos Días Después.

Dos días tendidos junto a jessica en la cama, grabando cada uno de sus rasgos en la memoria.

Abrazándola, besándola, alcanzando nuestro beso novecientos noventa y nueve.

Cuando volvimos de la playa, la cama de jessica había sido jalada a la ventana, como en el hospital.

Con cada hora, se debilitó, pero, igual que jessica, cada minuto que pasaba se llenó de felicidad.

Sus sonrisas asegurándonos a todos que estaba bien.

Estaba tan orgullosa de ella.

Mientras estaba de pie en el fondo de la habitación, vi como cada uno de los

Miembros de su familia la besó despidiéndose. Escuché, que su hermana y Holly le dijeron que la verían de nuevo.

Me mantuve fuerte mientras sus padres lloraban sus lágrimas por su niña.

Cuando su mamá se hizo a un lado, vi la mano de jessica extenderse. Se estaba extendiendo por mí. Inhalando profundamente, forcé mis pies de plomo impulsarse hasta su cama.

Todavía me dejaba sin aliento con lo hermosa que era.

—Hola, mi Jessi—dije y me senté en el borde de la cama.

—Hola, bebé—respondió, su voz ahora apenas un susurro.

Llevé mi mano a la de ella y le di un beso en la boca. Jessica sonrió y derritió mi corazón.

Una ráfaga de viento pasó por la ventana silbando contra el cristal. Jessica inhaló profundamente. Me giré para ver lo que estaba viendo.

Una masa de pétalos de cerezo estaba volando en el viento.

—Se van…—dijo.

Cerré mis ojos por un momento.

Fue apropiado que jessica se fuera en el mismo día que los cerezos perdieran sus pétalos también.

Estaban guiando su alma a casa.

El aliento de jessica hizo un sonido hueco y me incliné hacia adelante, sabiendo que esto era todo.

Presioné mi frente a la suya, sólo una última vez. Jessica levantó su mano

Suave hasta mí pelo.

—Te amo —susurró.

—También te amo, Mi Jessi.

Mientras me retiraba, jessica me miró a los ojos y dijo:

—Te veré en tus sueños.

Tratando de contener mis emociones, dije con voz ronca:

—Te veré en mis sueños.

Ella suspiró, con una sonrisa tranquila adornando su cara. Luego jessica cerró los ojos, inclinando la cabeza hacia arriba para su último beso, con su mano apretando la mía.

Inclinándome hasta su boca, presioné el beso más suave y significativo en sus suaves labios. Jessica exhaló por la nariz, su dulce esencia llenándome… Y nunca respiró de nuevo.

De mala gana retrocedí, abrí los ojos, ahora siendo testigos del sueño eterno de jessica.

Era tan hermosa ahora como lo fue en vida.

Pero no pude alejarme y presioné otro beso en su mejilla.

—Beso mil uno—susurré y presioné otro y otro—Mil dos, mil tres, mil cuatro.

Sintiendo una mano en mi brazo, miré hacia arriba, el señor Jung estaba sacudiendo la cabeza con tristeza.

Tantas emociones corrían de un lado al otro dentro de mí que no sabía qué hacer, la mano ahora inmóvil de jessica permanecía en la mía y no quería dejarla ir. Pero cuando miré hacia abajo, sabía que ella había regresado a casa.

—Mi Jessi —susurré y miré por la venta a los pétalos caídos pasando por ahí.

Mientras la miré de vuelta, vi su tarro de besos en su estante y un solo papel en forma de corazón en blanco colocado a su lado.

Me puse de pie, lo tomé todo y corrí al porche. Tan pronto como el aire golpeó mi cara, caí contra la pared, tratando de alejar las lágrimas corriendo por mi cara.

Cayendo al piso, coloqué el corazón en mi rodilla y escribí.

Beso 1000

Con Mi Jessi.

Cuando Regreso a Casa.

Mi Corazón Completamente Estalló.

Abriendo el frasco, coloqué el corazón ahora completo dentro y lo cerré de golpe.

Luego…

No sabía qué hacer.

Busqué a mi alrededor por algo en que ayudar, pero no había nada. Coloqué el frasco junto a mí y mis brazos alrededor de mis piernas y me balanceé hacia atrás y adelante.

Un crujido en el escalón sonó. Al levantar la vista, mi papá estaba de pie ahí.

Lo miré a los ojos.

Esto fue todo lo que necesitó para ver que jessica se había ido. Los ojos de mi papá inmediatamente se llenaron de agua.

No pude contener más las lágrimas, así que los dejé en libertad, con toda su fuerza.

Sentí brazos envolverse alrededor de mí. Me tensé y luego miré hacia arriba para ver a mi papá sosteniéndome en sus brazos.

Pero esta vez lo necesitaba.

Lo necesitaba a él.

Renunciando a las últimas trazas de ira que todavía albergaba, caí en los brazos de mi papá y puse en libertad a todas mis emociones reprimidas.

Y él me dejó.

Se quedó conmigo en ese porche mientras el día dio paso a la noche. Me abrazó sin pronunciar una sola palabra.

Este fue el cuarto y último momento que definió mi vida, perder a mi chica.

Y, sabiéndolo, mi papá simplemente me sostuvo.

Estaba segura de que, si hubiera escuchado de cerca el aullido del viento corriendo por ahí, habría escuchado los labios de jessica levantarse en una amplia sonrisa mientras bailaba su camino a casa.