capitulo 13

BESOS

Nubes Oscuras y Cielos Azules…

 

Taeyeon

 

Dibujé perezosos círculos en mi papel mientras el profesor seguía hablando

Acerca de compuestos químicos.

 

Mi mente estaba ocupada con jessica.

 

Siempre lo estaba, pero hoy era diferente. Habíamos regresado de Nueva York hace cuatro días y cada día que pasaba se había vuelto más callada.

 

Constantemente me preguntaba qué le pasaba. Siempre me decía que no era nada.

 

Pero sabía que había algo.

 

Esta mañana, fue peor.

 

Su mano se sentía demasiado débil en la mía mientras caminábamos a la escuela. Su piel estaba demasiado caliente al tacto. Le había preguntado si se sentía enferma, pero había negado y sonreído.

 

Pensó que esa sonrisa podría dejarme anonadada.

 

Normalmente podía hacerlo, pero no hoy.

 

Algo se sentía raro.

 

Mi corazón caía cada vez que pensaba en el almuerzo, cuando nos habíamos sentados con nuestras amigas y había estado en mis brazos.

 

Nunca habló, en su lugar sólo pasó la punta del dedo sobre mi mano.

 

 

 

La tarde llegó y cada instante estaba llena con preocupación de que ella no se encontrara bien.

 

Que el tiempo que le quedaba estuviera llegando a su fin.

 

Enderezándome rápidamente, intenté mantener a raya el pánico que la imagen traía.

 

Pero no sirvió de nada.

 

Cuando sonó la campana final, señalando la terminación de la jornada escolar, salté de mi asiento y me precipité al pasillo, yendo rápidamente al casillero de jessica.

 

Cuando llegué, Yuri estaba de pie ahí.

 

— ¿Dónde está?—pregunté de manera cortante.

 

Yuri dio un paso atrás y, sorprendida, señaló la puerta de atrás. Mientras iba a la salida lo más rápido que podía, Yuri gritó:

 

—No parecía encontrarse demasiado bien en clase, taeyeon. Estoy muy preocupada.

 

Escalofríos bajaron por mi espina dorsal cuando irrumpí en el aire caliente. Mis ojos recorrieron el patio hasta que encontré a jessica de pie en un árbol en el parque que estaba enfrente.

 

Pasé junto a mis compañeros y corrí hacia ella.

 

No me notó mientras miraba hacia la frente, aparentemente sumida en un trance. Una ligera capa de sudor cubría su rostro y la piel de sus brazos y piernas parecía más pálida.

 

Me puse directamente frente a ella. Los ojos apagados de jessica parpadearon y se centraron en los míos lentamente. Forzó una sonrisa.

 

—Tae—susurró, débilmente.

 

Presioné mi mano contra su frente, mis cejas se juntaron con preocupación.

 

— ¿Jessi? ¿Qué pasa?

 

—Nada—dijo de manera poco convincente—, Estoy cansada.

 

Mi corazón latió contra mis costillas cuando me di cuenta de su mentira.

 

Sabiendo que tenía que llevarla con sus padres, la puse bajo mi brazo. Cuando su nuca casi quemó mi brazo, reprimí una maldición.

 

—Vamos a casa, nena—dije en voz baja.

 

Jessica envolvió sus brazos alrededor de mi cintura. Su agarre era débil, pero me di cuenta de que estaba usando mi cuerpo para sostenerse recta.

 

Sabía que iba a protestar si trataba de cargarla.

 

Cerré los ojos por un momento mientras caminábamos por la senda del parque.

 

Traté de calmar el miedo que se apoderó de mi interior.

 

El temor de que estuviera enferma.

 

De que esto fuera...

 

Jessica estaba en silencio, pero su respiración se hizo más profunda y más ajetreada mientras caminábamos.

 

Al entrar en la arboleda, los pasos de jessica fallaron. Miré hacia abajo, sólo para sentir su cuerpo perder toda su fuerza.

 

— ¡Jessi!—grité y la atrapé justo antes de que cayera al suelo. Mirándola en mis brazos, aparté con una caricia el pelo húmedo de su rostro— ¿Jessi? Jessi, nena, ¿qué pasa?

 

Los ojos de jessica comenzaron a ponerse en blanco, perdiendo la concentración, pero sentí su mano sujetar la mía y sostenerla tan fuerte como podía.

 

Fue apenas un apretón.

 

—Tae—intentó decir, pero su respiración se hizo demasiado rápida; se esforzó por mantener el aire suficiente para hacer salir su voz.

 

Metiendo la mano en el bolsillo, saqué mi teléfono y llamé al 911. Tan pronto como respondió el operador, le di la dirección de jessica y le informé de su enfermedad.

 

Recogiendo a jessica en mis brazos, estaba a punto de ponerme a correr cuando la débil palma de jessica aterrizó en mi rostro. Miré hacia abajo, sólo para ver una lágrima caer por su mejilla.

 

—Estoy... estoy... no estoy lista…—se las arregló para decirme, antes de que su cabeza cayera hacia atrás y luchara con la conciencia.

 

A pesar de que el espíritu roto y el cuerpo debilitado de jessica desgarraban mi corazón, eché a correr.

 

Impulsándome más fuerte y rápido que nunca antes.

 

Cuando pasé por mi casa, vi a mi mamá y a leeteuk en la calzada.

 

— ¿Tae?—gritó mamá, entonces susurró— ¡No!—cuando vio a jessica colgando sin fuerzas en mis brazos.

 

El sonido de la sirena de la ambulancia sonó en la distancia. Sin perder tiempo, di una patada a la puerta principal de la casa de jessica. Corrí a la sala de estar; nadie se hallaba ahí.

 

— ¡Ayuda!—grité tan fuerte como pude.

 

De repente, oí pasos corriendo en mi dirección.

 

— ¡Jessica!—su mamá llegó disparada rodeando la esquina mientras bajaba a jessica al sofá— ¡Oh, Dios mío! ¡Jessica!—se puso en cuclillas a mi lado, poniendo su mano sobre la cabeza de jessica— ¿Qué sucedió? ¿Qué va mal? —preguntó.

 

Negué.

 

—No lo sé. Simplemente se derrumbó en mis brazos. Llamé una ambulancia.

 

Mientras esas palabras salían de mi boca, oí el sonido de la ambulancia dando la vuelta en la calle.

 

La mamá de jessica salió corriendo de la casa. La vi irse, el hielo sustituyó

La sangre en mis venas.

 

Pasé las manos por mi pelo, sin saber qué hacer.

 

Una fría mano se posó en mi muñeca.

 

Moví los ojos de nuevo a jessica y la vi luchando por respirar. Mi rostro cayó ante la vista. Acercándome más, besé su mano y susurré:

 

—Vas a estar bien, Mi Jessi. Lo prometo.

 

Jessica jadeaba por respirar, pero se las arregló para colocar su mano en mi rostro y dijo, casi inaudible:

 

—No... Vayas a casa... todavía...

 

Asentí y le besé la mano, apretándola firmemente con la mía. De repente, el sonido de los camilleros que entraban en la casa vino de detrás de mí y me puse de pie para dejarlos pasar. Pero mientras lo hacía, la mano de jessica apretó la mía.

 

Las lágrimas escaparon de sus ojos.

 

—Estoy aquí, nena—susurré—No te dejaré.

 

Los ojos de jessica me mostraron su agradecimiento.

 

El sonido del llanto provenía de detrás de mí. Al darme la vuelta, vi a Kristal de pie a un lado, observando, llorando.

 

La señora Jung se movió al otro lado del sofá y besó la cabeza de jessica.

 

—Vas a estar bien, cariño—susurró, pero cuando me miró, pude ver que no creía sus propias palabras.

 

También pensaba que había llegado el momento.

 

Los técnicos de emergencias pusieron una máscara de oxígeno sobre el rostro de jessica y la pusieron sobre una camilla.

 

La mano de jessica aún sostenía la mía; se negaba a soltarme.

 

A medida que los paramédicos la trasladaban fuera de la casa, nunca aflojó su agarre en mi mano, sus ojos no dejaron de mirarme mientras luchaba por mantenerlos abiertos.

 

La señora Jung corrió detrás, pero cuando vio la mano de jessica sujetando la mía con tanta fuerza, dijo:

 

—Ve con Jessi, taE. Los seguiré con las chicas.

 

Pude ver el conflicto en su rostro.

 

Quería estar con su hija.

 

—Yo las llevaré, Whitney, tú ve con Jessi y tae—oí a mi mamá decir detrás de mí.

 

Me metí en la parte trasera de la ambulancia. La señora Jung se unió a mí.

Incluso cuando los ojos de jessica se cerraron en el camino al hospital, no soltó mi mano. Y, cuando se derrumbó en lágrimas junto a mí, le di mi otra mano a la señora Jung.

 

 

 

Me quedé al lado de jessica mientras era llevada a una sala de oncología.

 

Mi corazón latía tan rápido como los médicos y las enfermeras se movían… como un borrón, una masa de actividad.

 

Luché contra el bulto oprimiendo mi garganta. Mantuve en entumecimiento en mi interior a raya.

 

Jessica fue ingresada y pinchada… sangre, temperatura, demasiadas cosas

Para contar.

 

Y mi rubia peleó.

 

A medida que su pecho se volvía errático con su incapacidad para respirar adecuadamente, se quedó en calma.

 

Cuando la inconsciencia trató de tomarla, obligó a sus ojos a permanecer abiertos... obligó a sus ojos a permanecer fijos en los míos, pronunciando mi nombre cada vez que casi se deslizaba lejos.

 

Me mantuve fuerte para jessica.

 

No la dejaría verme caer.

 

Necesitaba que fuera fuerte.

 

La señora Jung estaba a mi lado, tomando mi mano.

 

El señor Jung entró corriendo, maletín en mano, con la corbata desaliñada.

 

—Whitney—dijo con voz apresurada—, ¿Qué pasó?

 

La señora Jung dejó las lágrimas bajar por sus mejillas y tomó la mano de su marido.

 

—Colapsó sobre tae de camino a casa desde la escuela. Los médicos creen que se trata de una infección. Su sistema inmunológico está tan bajo que no puede luchar contra ella.

 

El señor Jung me miró, mientras la señora Pierce añadía:

 

—tae cargó a Jessi en sus brazos todo el camino a casa. Corrió y llamó a una ambulancia. La salvó, James. Tae salvó a nuestra chica.

 

Tragué al oír las palabras de la señora Pierce.

 

El señor Jung asintió, asumí que en agradecimiento, y luego corrió hacia su hija. Lo vi apretar su mano, pero los médicos lo quitaron rápidamente del camino.

 

 

Pasaron cinco minutos antes de que un médico nos hablara.

 

Se quedó quieto, con el rostro en blanco.

 

—Señor y señora Jung, el cuerpo de jessica está tratando de luchar contra una infección. Como saben, su sistema inmunológico está gravemente comprometido.

 

— ¿Es esto?—apuntó la señora Jung, con la garganta tensa por el dolor.

 

Las palabras del médico se filtraron en mi cerebro. Volví la cabeza lejos de él mientras sentía un par de ojos mirándome.

 

Los médicos habían despejado un espacio y, a través de éste, vi el lindo rostro de jessica cubierto por una máscara, con vías intravenosas en sus brazos. Pero sus ojos azules, esos ojos azules que adoraba, estaban sobre mí.

 

Su mano colgaba hacia un lado.

 

—Haremos todo lo que podamos. Le daremos un momento antes de dormirla.

 

Oí decir al médico que la pondrían en coma inducido para ayudarla a tratar de combatir la infección.

 

Y que teníamos que verla antes de que lo hicieran.

 

Pero mis pies ya se estaban moviendo.

 

Su mano se extendió hacia mí.

 

Tan pronto como tomé la mano de jessica, vi sus ojos en busca de los míos y negó débilmente. Cerré brevemente los ojos, pero cuando los abrí, no pude detener la lágrima que escapó por mi mejilla.

 

Jessica hizo un ruido debajo de su máscara de oxígeno y no tuve que quitársela para saber lo que había dicho.

 

No me iba a dejar todavía.

 

Podía ver la promesa en sus ojos.

 

—tae, hija—dijo el señor Jung— ¿Podemos tener un momento con Jessi, besarla y hablar con ella un poco?

 

Asentí e iba a moverme a un lado, cuando jessica hizo un sonido y negó de nuevo. Me apretó la mano otra vez.

 

Porque no quería que me fuera.

 

Inclinándome hacia adelante, presioné un beso en su cabeza, sintiendo su calor en los labios, inhalando su dulce aroma.

 

—Voy a estar justo allí, Mi Jessi. No te dejaré, lo prometo.

 

Los ojos de jessica me buscaron cuando me alejé. Vi como el señor y la señora Jung hablaban en voz baja con su hija, besándola y tomándola de la mano.

 

Me apoyé en la pared de la pequeña habitación, apretando los puños mientras luchaba por mantener control sobre mí.

 

Tenía que ser fuerte para ella.

 

Odiaba las lágrimas.

 

Odiaba ser una carga para su familia con todo esto.

 

No me vería rompiéndome.

 

La señora Jung desapareció de la habitación. Cuando volvió, Kristal la seguía.

 

Tuve que alejarme cuando vi el dolor en los ojos de jessica. Adoraba a su

Hermana no le gustaba que la vieran así.

 

—Jessi—gritó Kristal y corrió a su lado.

 

La débil mano de jessica se movió por el rostro de su hermana menor. Kristal besó a jessica en la mejilla y luego dio un paso atrás a los brazos de la señora Jung.

 

—Te quiero, Jessi. Por favor... no te vayas, por favor, todavía no.

 

Jessica negó, luego me miró, con su mano luchando para moverse en mi dirección.

 

Me acerqué, sintiendo que cada paso era un kilómetro. Dentro de mí había una tormenta de oscuridad, pero tan pronto como mi mano se deslizó en la de ella, la tormenta se calmó.

 

Jessica parpadeó hacia mí, sus largas pestañas oscuras agitándose en sus mejillas. Sentada en el borde de la cama, me incliné y le aparté el pelo del rostro.

 

—Hola, mi Jessi—dije en voz baja, con toda la fuerza que pude reunir.

 

Los ojos de jessica se cerraron al oír mis palabras. Sabía que bajo la máscara estaba sonriendo.

 

Cuando sus ojos se fijaron en los míos, dije:

 

—Tienen que dormirte durante un tiempo para ayudarte a luchar contra esta infección—jessica asintió comprendiendo—Tendrás la oportunidad de soñar, nena—dije, y me sonrió—Ve a visitar a tu abuela un tiempo, mientras reúnes la fuerza para volver a mí—jessica suspiró, una lágrima escapó de sus ojos—Tenemos cosas que quieres hacer antes de ir a casa, ¿recuerdas?

 

Jessica asintió ligeramente y besé su mejilla.

 

Cuando me retiré, susurré:

 

—Duerme, nena. Me quedaré aquí, esperando a que vuelvas a mí.

 

Acaricié el pelo de jessica hasta que sus ojos se cerraron y supe que había aceptado dormir.

 

El médico entró un momento más tarde.

 

—Si esperan en la sala de estar, les daré una actualización cuando la tengamos instalada.

 

Oí a su familia saliendo, pero mientras miraba su mano en la mía, no quise soltarla.

 

Una mano se posó en mi hombro y levanté la vista para encontrar al médico mirándome.

 

—Cuidaremos de ella, hija, lo prometo.

 

Poniendo un beso final en su mano, me obligué a soltarla y a salir de la habitación.

 

Cuando las puertas se cerraron detrás de mí, miré hacia arriba para ver la sala de estar opuesta.

 

Pero no podía entrar.

 

Necesitaba aire.

 

Necesitaba…

 

Corrí hacia el pequeño jardín en la parte final del pasillo y salí por la puerta.

 

El viento cálido sopló sobre mi rostro y, al ver que estaba solo, me tambaleé hacia el banco en el centro del jardín. Dejándome caer en el asiento, dejando que la tristeza se apoderara de mí.

 

Mi cabeza cayó hacia adelante y en mis manos. Las lágrimas bajaron por mi rostro.

 

Oí el sonido de la puerta abriéndose.

 

Al levantar la vista, mi papá merodeaba cerca de la puerta.

 

Esperé a que la cólera de costumbre me llenara cuando vi su rostro. Pero debió haber estado enterrada bajo una masa de dolor.

 

Mi papá no dijo nada.

 

En cambio, se adelantó y se sentó a mi lado. No hizo ningún movimiento para consolarme.

 

Sabía que no le daría la bienvenida a su toque.

 

En su lugar, sólo se sentó ahí mientras me venía abajo. Una parte de mí se alegró.

 

Nunca se lo diría.

 

Pero, aunque no lo admitiera, no quería estar sola.

 

 

 

No estoy segura de cuánto tiempo pasó, pero al final me enderecé y aparté el pelo de mi rostro y me lo limpié con la mano.

 

—tae, ella…

 

—Estará bien—dije, cortando todo lo que estaba tratando de decir.

 

Miré hacia abajo la mano de mi papá en su rodilla, abriéndose y cerrándose como si estuviera debatiendo la posibilidad de extender la mano y tocarme.

 

Mi mandíbula se tensó.

 

No quería eso.

 

El tiempo con jessica se estaba acabando y era su culpa que sólo hubiera tenido... El pensamiento se desvaneció.

 

No sabía cuánto tiempo tenía con mi chica.

 

Antes de que mi papá pudiera hacer algo, la puerta se abrió de nuevo y, esta vez, el señor Jung salió.

 

Mi papá se puso de pie y le dio la mano.

 

—Lo siento, James—dijo mi papá.

 

El señor Jung le dio una palmada en el hombro y luego preguntó:

 

— ¿Te importa si hablo con taeyeon un momento?

 

Me puse rígida, todos los músculos en mí preparándose para su ira.

 

Mi papá miró hacia mí, pero asintió.

 

—Los dejaré solos.

 

Papá dejó el jardín y el señor Jung se dirigió lentamente a donde estaba sentada, y luego se sentó en el banco junto a mí. Contuve la respiración, esperando que hablara.

 

Cuando no lo hizo, dije:

 

—No voy a dejarla. Ni siquiera me pida que la deje porque no iré a ninguna parte.

 

Sabía que sonaba enojada y agresiva, pero mi corazón latía contra mis costillas ante la idea de que me dijera que me fuera.

 

Si no estaba con jessica, no tenía a dónde ir.

 

El señor jung se tensó, luego preguntó:

 

— ¿Por qué?

 

Sorprendido por su pregunta, me volví hacia él y traté de leer su rostro. Me miraba tenso.

 

Realmente quería saber.

 

Sin romper su mirada, le dije:

 

—Porque la amo. La amo más que a nada en el mundo—mi voz salió a través de mi garganta oprimida.

 

Inhalando profundamente, me las arreglé para decir:

 

—Le hice la promesa de que nunca iba a alejarme de su lado. E incluso si ese no fuera el caso, no podría irme. Mi corazón, alma, todo, está conectado a Jessi—mis manos estaban en puños a los lados—No puedo dejarla ahora, no cuando más me necesita. Y no voy a dejarla hasta que ella así lo quiera.

 

El señor Jung suspiró y se pasó la mano por el rostro. Se sentó en el banco.

 

—Cuando volviste a los ángeles, taeyeon, te di un vistazo y no pude creer lo que habías cambiado. Me sentí decepcionado—admitió.

 

Sentí que mi pecho se apretaba con ese golpe.

 

Negó.

 

—Vi el tabaquismo, la actitud, y asumí que no tenías ningún parecido con la chica que habías sido antes. El que amaba tanto a mi hija como ella la amaba. La chica que, habría apostado mi vida, caminaría a través de fuego por mi niña. Pero lo que eres ahora, nunca habría esperado que la amaras de la manera en que merece—su voz se volvió ronca por el dolor. Se aclaró la garganta y dijo—He luchado contra ti. Cuando vi cómo las dos conectaban de nuevo, traté de advertírselo. Pero ustedes dos siempre han sido como los imanes, unidos por una fuerza desconocida—resopló una risa—La abuela de Jessi dijo que estaban juntas por un mayor significado. Uno que nunca sabría hasta que se presentara. Dijo que los grandes amores siempre están destinados a estar juntos por alguna buena razón—se detuvo y se volvió hacia mí, declarando—Y ahora lo sé.

 

Lo miré directamente a los ojos.

 

La firme mano del señor Jung se posó en mi hombro.

 

—Estaban destinadas a estar juntas, así podrías ser su luz de guía a través de todo esto. Fuiste creada perfectamente para ella, para hacer este tiempo especial para mi niña. Para asegurarte de que los días que le quedaran estuvieran llenos de cosas que su mamá y yo nunca podríamos haberle dado.

 

El dolor me desgarró y cerré los ojos. Cuando los abrí de nuevo, el señor Jung dejó caer la mano, pero me hizo mirarlo aún.

 

—taeyeon, estaba en contra de ti. Pero pude ver lo mucho que ella te amaba. Simplemente estaba asegurándome de que la amaras también.

 

—Sí—dije con voz ronca—Nunca dejé de hacerlo.

 

Asintió.

 

—No lo supe hasta ese viaje a Nueva York. No quería que se fuera—inhaló y dijo—Pero cuando regresó me di cuenta que había una nueva paz en su interior. Entonces, me dijo lo que hiciste por ella. ¿Carnegie Hall?—negó—Le diste a mi chica su sueño más grande, por la única razón de que querías que lo consiguiera. Para hacerla feliz... porque la amabas.

 

—Ella me da más—repliqué y agaché la cabeza—Sólo estar con ella, me da eso por diez.

 

—taeyeon, si jessica sale de esto…

 

—Cuando—lo interrumpí— Cuando salga de esto.

 

Levanté la cabeza para ver al Señor Pierce mirándome.

 

—Cuando lo haga—dijo con un suspiro de esperanza—No me interpondré en tu camino—se inclinó hacia delante para apoyar su rostro en sus manos—Ella nunca fue igual después de que te fuiste, taeyeon. Sé que luchaste al no tenerla en tu vida. Y tendría que ser un tonto para no ver que culpas a tu papá por todo eso. Deja de hacerlo. A veces la vida no pasa de la forma esperada. No esperaba perder a mi hija antes de morir. Pero Jessi me ha enseñado que no puedo estar enojado. Porque, hija—dijo y me miró—, Si Jessi no está enfadada por tener una vida corta, ¿cómo nos atrevemos cualquiera de nosotros a estar enojados por eso?

 

Lo miré también, en silencio.

 

Mi corazón latió más rápido con sus palabras.

 

Imágenes de jessica girando en la arboleda llenaron mi mente, su sonrisa amplia mientras respiraba el aire perfumado.

 

Vi la misma sonrisa al recordar su baile en el agua poco profunda en la playa, con las manos en el aire mientras el sol besaba su rostro.

 

Jessica estaba contenta.

 

Incluso con ese diagnóstico, incluso con todo el dolor y la decepción de su tratamiento, estaba feliz.

 

—Me alegro de que volvieras, hija. Estás haciendo los últimos días de Jessi, en sus palabras, “tan especiales como especiales pueden ser”.

 

El señor Jung se puso de pie. En un movimiento que sólo había visto en su hija jessica, inclinó el rostro hacia el sol poniente y cerró los ojos.

 

Cuando bajó la cabeza, se dirigió hacia la puerta, mirando hacia atrás para decir:

 

—Eres bienvenida aquí tanto como gustes, tae. Creo que contigo a su lado, jessica saldrá de esto. Va a salir de esto sólo para poder pasar unos días extra contigo. Vi esa mirada en sus ojos cuando se acostó sobre la cama; no irá a ninguna parte todavía. Sabes tan bien como yo, que si está decidida a algo, entonces lo atravesará.

 

Mis labios se levantaron en una pequeña sonrisa.

 

El señor Jung me dejó sola en el jardín.

 

Metiendo la mano en los bolsillos, saqué mis cigarrillos. Mientras llevaba el encendedor al final, me detuve. Mientras la sonrisa de jessica llenaba mi cabeza, su desaprobación arrugando su nariz cada vez que fumaba, me hizo sacar el cigarrillo de la boca y tirarlo al suelo.

 

—Basta—dije en voz alta—No más.

 

Tomando una larga bocanada de aire fresco, me puse de pie y fui hacia el interior. Al entrar en la sala para la familia, la de jessica estaba sentada en un lado y, en el otro, mi mamá, papá y leeteuk.

 

An pronto como mi hermanito me vio, levantó la cabeza y me saludó. Haciendo lo que jessica hubiera querido que hiciera, me senté a su lado.

 

—Hola, amigo—dije, y casi me derrumbé cuando se subió a mi regazo y me rodeó el cuello con los brazos.

 

Sentí la espalda de leeteuk agitarse. Cuando movió la cabeza hacia atrás, sus mejillas estaban mojadas.

 

— ¿Jessi está enferma?

 

Aclarando mi garganta, asentí.

 

Su labio inferior tembló.

 

—Pero la amas—susurró, rompiendo mi corazón en el proceso.

 

Asentí de nuevo y puso su cabeza en mi pecho.

 

—No quiero que Jessi vaya a ninguna parte. Hizo que me hablaras. Hizo que fueras mi mejor amiga—sorbió—No quiero que te enfades de nuevo.

 

Sentí cada una de sus palabras como una daga en mi pecho. Pero esas dagas solamente dejaban pasar la luz cuando pensaba en cómo jessica me había guiado a leeteuk.

 

Pensé en lo decepcionada que estaría si no le hiciera caso ahora.

 

Sosteniendo a leeteuk más cerca, dije en voz baja:

 

—No te ignoraré de nuevo, amiga. Lo prometo.

 

Leeteuk levantó la cabeza y se secó los ojos, no pude evitar sonreír. Leeteuk sonrió en respuesta y me abrazó con más fuerza. No me soltó hasta que el médico entró en la habitación.

 

Nos dijo que podíamos ir a verla dos a la vez.

 

El señor y la señora Jung entraron primero y luego fue mi turno. Abrí la puerta y me congelé en seco.

 

Jessica yacía en una cama en medio de la habitación. Las máquinas estaban

Conectadas a su alrededor.

 

Mi corazón se rompió.

 

Se veía tan rota acostada ahí, tan callada.

 

Sin la risa o sonrisa en su rostro.

 

Caminé hacia delante y me senté en la silla junto a la cama. Sosteniendo su mano, la llevé a mis labios y presioné un beso.

 

No podía soportar el silencio.

 

Así que empecé a contarle a jessica la primera vez que la había besado. Le hablé de cada beso que podía recordar desde que teníamos ocho, de cómo me hizo sentir, sabiendo que si me podía oír, le encantaría cada palabra de lo que tenía que decirle.

 

Volviendo a vivir cada beso que le era tan preciado.

 

Los novecientos dos que habíamos tenido hasta ahora.

 

Y el noventa y ocho que queríamos guardar todavía.

 

Cuando se despertara.

 

Porque lo haría.

 

Teníamos una promesa que completar.

Like this story? Give it an Upvote!
Thank you!

Comments

You must be logged in to comment
kim_centeno #1
Chapter 4: Hola, amo el taengsic como el taeny y realmente que esta historia me a encantodo desde el momento que la comencé a leer ❤
2597611 #2
Chapter 21: No soy fan del taengsic pero... Dios está historia me saca más lágrimas de lo que llore en mi vida ....... En conclusión me encantó la historia !!
sofiaca #3
Chapter 21: Que bonita historia, yo todavía tengo la esperanza de que se siguen hablando. Mi Taengsic
roguecr #4
Chapter 21: Que hermosa historia, me encanto q bueno q jessi vivio para tae y no paso nada feo.
sone009_ #5
Chapter 21: Ay Dios, menos mal no paso nada grave :), que linda esta historia
Skyth06
#6
Chapter 21: Fue hermoso y el saber que no murió ;0; gracias, estoy completamente de acuerdo en que a ambas se les apoya.
Andyseohyun #7
Chapter 20: y es aquí donde rompo a chillar de nuevo!!! T.T me encantó <3
sone009_ #8
Chapter 18: .... Ojalá puede ir al baile :(
Skyth06
#9
Chapter 18: Tengo fe en q un milagro pasará
roguecr #10
Chapter 18: T.T T.T sica.
xfa q pase un milagro