Al comienzo del día diez lo primero que hice fue cerciorarme de que Sunny aun respiraba.

Lo estaba haciendo, así que dejé escapar un triste suspiro.

Ya no me alegraba saber que vivía.

Yo quería que ella dejara de sufrir.

- ¿Puedes ir a buscarme algo de beber? -Preguntó Sunny. Ella no había dormido ni un poco, y en sus ojos enrojecidos y su rostro pálido podía notarlo- Se me ha secado la garganta.

No pude negarme, pues ella realmente lo necesitaba.

Salí de la habitación, fui hasta la ranura de "Comida" y pedí algo de agua para mi amiga, la cual los hombres de blanco me dieron con rapidez.

Cuando volví me enternecí al verla acariciar los cabellos de Bom, Minzy y Chaerin, quienes seguían profundamente dormidas. Me recordó mucho a mi madre, quien hacia eso conmigo y mi hermano cuando teníamos miedo durante las noches.

Me acerqué a ella y la ayudé a tomar el agua, pues sus manos temblorosas debido a la fiebre y sus constantes ataques de tos no le permitían hacer esta simple acción por si sola.

Aunque intenté darle de beber lentamente para que el agua no se derramara por sus pálidos labios, no lo logré. Gotas de agua mezcladas con sangre cayeron sobre la cama y su ropa, pero a ella no le importó.

- Gracias -Me dijo luego de haber terminado con aquella bebida.

- No tienes que agradecerlo -Fue todo lo que le contesté antes de abrazarla.

Poco a poco las demás fueron despertando.

Primero Minzy, luego  Chaerin y finalmente  Bom, a la cual casi tuve que golpear para que abriera los ojos.

- ¿Podemos salir a comer? -Nos preguntó Sunny una vez que todas estábamos despiertas.

Intenté decirle que ella estaba débil y cualquier movimiento podría agotarla. Intenté persuadirla de comer allí.

Pero ella se negó.

Ella no quería creer que había sido una inútil en sus últimos momentos de vida.

Fuimos lentamente hasta el salón. Bom y Chaerin la ayudaron a caminar, pues ella no podía sola, y Minzy y yo nos dedicamos a buscar los platos con la comida y entregárselos.

Nos dieron Waffles, los cuales Sunny amaba, y me alegró saber que ella era feliz recibiendo algo tan simple como esto.

- Están deliciosos -Dijo en cuanto Minzy llevó el primer trozo de alimento a su boca. Sus manos temblaban, así que no podía comer sola-... Les juro que si muero ahora mismo lo haré feliz.

Nos alegró saber que estaba pasando unos últimos buenos momentos.

- ¿Recuerdas esa vez en la que me ayudaste a conseguir una cita con Taeyeon? -Preguntó la pequeña a Bom con los ojos cristalizados.

- Por supuesto -Contestó con una melancólica sonrisa-... Tuve que salir con su amigo durante un año. Gracias por eso. Fue un asco.

- Gracias por hacerlo -Murmuró-... Gracias por ayudarme a encontrar el amor, Bom.

Mi amiga no dijo nada. Solo se marchó.

Creo que fue demasiado para ella.

- Min -Susurró, ahora mirando a nuestra callada amiga-, gracias por escucharme y entenderme. Gracias por ir a mi habitación un par de noches atrás y permitirme desahogarme sin reprocharme nada... Gracias por ser tan fiel amiga, Min. Creo que vales más que todos los diamantes de todo el universo.

Minzy solo asintió ante esto y dejó escapar una pequeña lágrima.

- Ahora ve con Bom -Le pidió-. Ella te necesita más que yo.

Creo que es increíble saber que, incluso en sus últimos momentos de vida, Sunny se preocupó más por los otros que por sí misma.

- Dara -Dijo mientras sostenía mis manos. Las suyas eran pequeñas, estaban pálidas y temblaban, y se me asemejaron tanto a las manos de un frágil niño que necesita la ayuda de sus padres para caminar que no pude evitar sentir que mi corazón se encogía-, a ti te agradezco por hacerme reír cuando lo necesitaba, y por siempre estar dispuesta a darme lo que necesito -Ella no lloraba. En realidad, era como si estar muriendo fuera la mejor experiencia de su vida-. Te quiero, Dara. Siempre. Es una promesa.

Yo solo asentí y me lancé a sus brazos, llorando.

No dije nada. No podía formular frases coherentes en ese momento.

Sabía que estaba despidiéndose.

- Chaerin -Llamó a mi novia antes de sujetar sus brazos. Ella estaba llorando, y mi corazón se rompió dos veces al ver esa escena. La primera por la profunda tristeza de la mujer que más amaba en la tierra, y la segunda por la cercana muerte de mi pequeña amiga-, lamento si mi optimismo te molestó alguna vez. Supongo que solo quería hacerme la idea de que esto no sucedería -Mi amiga tosió en ese momento, y se llevó una mano a la boca. En su palma no quedaron solo un par de gotas, sino una enorme mancha roja-... Gracias por hacerme abrir los ojos de vez en cuando, pues realmente lo necesitaba-Sunny sonreía a pesar de todo, y su mano limpia acariciaba las mejillas de Chaerin-... Puede que los demás no lo noten, pero tu corazón es noble, Chaerin. Darías todo lo que tienes para ayudar a los que quieres, y admiro eso de ti... Gracias por enseñarme a darlo todo por amor.

Y, luego de esto, mi amiga y mi novia se fundieron en un tierno abrazo.

Ambas lloraban, y Sunny tosió un par de veces, llenando la camiseta de Chaerin con su sangre.

Yo estaba paralizada.

También quería abrazar a Sunny y Chaerin, pero no podía hacerlo. Aquel abrazo era de ellas, aquel momento era su momento, y, por mucho que me doliera, debía permitirles consolarse mutuamente.

Fue en medio de aquella dolorosa muestra de afecto cuando un hombre de blanco entró al lugar.

—Lee Sunny... tiene una visita.

Supe de inmediato de quien se trataba.

- ¿Pueden llevarme hasta allá? -Nos pidió con una débil sonrisa- No creo poder caminar.

Aceptamos, pues queríamos que los viera por última vez.

Dejamos que se apoyara en nuestros hombros y caminamos lentamente. El hombre de blanco nos miraba con atención, pero no sé si sentía algo de lástima.

Él no nos ayudó.

Llegamos a la sala de visitas dando un suspiro. Es difícil cargar con una chica que tose cada diez segundos.

Y eran ellas, tal y como lo había imaginado.

- ¡Mami! -Escuchamos gritar a Seohyun detrás del vidrio.

- Mi amor -Susurró Sunny en cuando lo vio. Debo decirlo, la sonrisa que le dirigió en esos momentos fue tan real que mi corazón se llenó de alegría.

Por un segundo, ella fue la Sunny que siempre había conocido.

La acercamos al vidrio para que ella colocara su mano allí y la pequeña Seohyun la golpeara repetidas veces mientras reía.

- Sunny -Escuchamos