Era una muy bonita mañana si se comparaba con la de ayer, que aunque siguiera haciendo frío el cielo estaba de un bonito color azul con nubes blancas y los rayos solares saliendo recién. Dormía en su cómoda cama cuando el sol pegó en sus ojos desde la ventana, provocando que hiciera una mueca aun sin abrir los ojos. Oh, no pensaba levantarse aún, aunque se le estuviera haciendo tarde para las clases, no tenía ni la menor intención de levantarse, estaba muy cómoda en la posición en que se encontraba acostada.

Aun con el frío y que estaba ligeramente descubierta y expuesta, sentía un calorcito muy reconfortante en su espalda, además de que era suave lo que le provocaba cierta comodidad. Nop, hoy no iba a levantarse ni de broma. Sonrió de manera inconsciente mientras acomodaba más su almohada.

"que cómoda y calentita estoy..." Pensaba aunque no le importaba para nada mientras lo disfrutaba, o eso por lo menos hasta que comenzaba a despertarse más. Sin abrir sus ojos aquella sonrisa comenzaba a borrarse de poco a poco hasta convertirse en una mueca extrañada. Eso porque había caído en cuenta de algo; ¿Qué provocaba tal calor? ¿Y qué era eso que se movía constantemente golpeando su espalda? Ella no tenía mascotas en su casa, o peor todavía ¿Cuándo ella había tenido cola?

Abrió sus parpados de golpe dejando ver aquellos orbes ónices, y se giró para encontrar a aquello que provocaba sus reacciones.

— ¿Pero cómo diablos...?

Y ahí acostada a su lado, estaba una canina con una sonrisa de infinita tranquilidad en su rostro. Su pecho se movía al compás de su respiración y todo su demás cuerpo estaba quieto, lo cual le permitió pasar desapercibida y poder acurrucarse con la pequeña. Sus ojos estaban cubiertos por el flequillo que tenía y las botas que tenía puestas ayer estaban tiradas en el suelo al lado de la cama, dejando ver sus finos y delicados pies. Algo que a cualquiera enternecería

¡Por Dios la ternura y la lindura no se habían puesto de acuerdo y mejor se fusionaron para crear a esta canina! ¿Quién no se derretiría de verla así? Tan vulnerable, tan frágil, tan tranquila y desprotegida que hasta daban a unas ganas de...

Lástima que Taeyeon no formaba parte de esas personas.

El tic de su ojo izquierdo comenzó a temblar de una manera frenética y alarmante, además de que la cantidad de venas que sobresalían de su frente no calmaba mucho.

— ¡Maldita perra del demonio!

— ¡Rawrrrrrr! — Por el susto que recibió Tiffany, esta terminó por caerse de la cama dando un brinco —Tae-Tae no me despiertes así de sopetón ¿Acaso quieres que me dé un ataque al corazón?

¿Cómo era posible que esa canina se colara a su habitación? ¡Le puso seguro a la puerta y tenía las ventanas cerradas por si las dudas! La subestimo después de todo, Tiffany debe de tener algún poder oculto para teletransportarse o algo por el estilo. Mmm como Goku ¡Si debió de ser entrenada por él! Por eso podía aparecer de la nada y entrar a las casas y habitaciones ajenas con suma facilidad.

Perra estúpida...

Taeyeon volvió a mirarla amenazante, tomó una almohada que estaba cerca y se la arrojó con fuerza.

—Eso no me importa ¡Te dije que no te quería ver hoy de nuevo por aquí! —Grito la pequeña, Tiffany respondió echándose a correr a lo que Taeyeon comenzó a corretearla por toda la habitación, la menor apenas si lograba esquivar los ataques de esta y saltar sobre la cama escapando y volviendo a correr — ¡Vuelve aquí!

La carrera no duró mucho como las anteriores de ayer para su suerte. Tiffany en su huida tropezó por accidente consigo misma y cayó de cara al piso. Al tratar de levantarse Taeyeon le tomó por detrás del cuello de la ropa y como si de un costal de papas se tratase la arrastró hasta la salida sin importarle que esta pataleara, gritara y tratara de zafarse de su agarre.

Y como Moe Szyslak lo haría con Barnie, la arrojó fuera como si se tratara de un borracho en una cantina.

Cuando Tiffany se dio cuenta ya estaba de patitas en la calle y con sus botas negras aventadas junto a ella.

— ¡Y ni se te ocurra volver! — Y de un portazo le cerró la puerta en las narices.

¿Qué si estaba satisfecha? Por más cruel que suene claro que lo estaba, por fin había podido lograr deshacerse de esa canina fastidiosa-invade espacio personal. Por fin podría volver a su jornada de todos los días e irse tranquila a estudiar como de costumbre, claro que la había perturbado con su presencia pero gracias a Dios que eso ya no iba a volver a suceder ni hoy, ni mañana ni ningún otro día, el problema quedo resuelto y si Yuri le regañaba por lo que hizo le importaba un reverendo cacahuate.

Era su vida y ella decidía quien entraba para quedarse y quién no.

Se sacudía las palmas de las manos a medida que avanzaba hasta la cocina donde un olor le llamó la atención. Movida por la intriga entró en aquel lugar encontrándose con algo que le dejó con un profundo sentimiento de culpa carcomiéndole por dentro: Sobre la mesa se encontraba preparado ya el desayuno, con unos waffles que le preparo, café con leche y algo de fruta picada para acompañar aquello.

Maldito cargo de conciencia otra vez...

—Perra estúpida...

Pasó su mano por su frente removiendo el flequillo que le cubría la cara, comenzaba a sentirse culpable otra vez eso era lo peor de todo. Había echado a Tiffany de su casa como si de un animal se tratase, bueno en parte lo era pero no dejaba de ser un ser humano como ella, ni siquiera quiso escuchar lo que tenía que decir mientras la perseguía otra vez en pocas palabras, fue muy injusta con ella de eso no cabía duda alguna.

Pero, ¿Por qué se sentía tan mal por echar a la canina? Se lo merecía ¿Verdad?

Ah, maldito seas remordimiento.

Volvió a caminar hacia la puerta por la que Tiffany había sido arrojada, rezando porque esa castaña canina siguiera ahí esperando a que se arrepintiera y la dejara entrar. Pero para su desgracia esta…

Ya no estaba por ninguna parte.

"—..No tengo a donde ir…"

"—Nunca me aceptaron en ese lugar"

Simples oraciones que no dejaban de resonar en su cabeza, repitiéndose una y otra vez de una manera angustiosa y desagradable. Culpa era lo que no la dejaba en paz, fruncía el ceño mirando un punto en específico sentada en su lugar al que pertenecía, sin siquiera poner atención a la clase que el profesor de rubios cabellos llevaba dando. No era que no le importante, por lo general era una alumna ejemplar de buenas calificaciones y demás cosas, pero tenía tanto que la distraída.

—Psss, Taeyeon, psss, señorita amargada.

Y con una ahora mueca llena de fastidio se giró para poner atención a la chica que le llamaba por su lado izquierdo. Y ahí sentada con una sonrisa se encontraba su "hermana" ¡Horror total! Si no convivía con sus compañeros menos lo iba a hacer con sus familiares, pero no dejaba de molestarla desde hace un buen rato así que no tuvo más remedio que hacerle caso.

— ¿Que se te ofrece, Sooyoung? — Le preguntó irritada.

—Tsss, pero si alguien se levantó con el pie izquierdo esta mañana... —Si supiera lo que le estuvo ocurriendo con cierta canina —En fin, te noto un poco enojada más que de costumbre ¿Sucede algo contigo?

—Nada que te interese, ahora déjame en paz—Y sólo atino a volver a darse vuelta y hacer como si pusiera atención a la clase.

—Vamos, sé qué te pasa algo Tete, eres mi linda hermana mayor y me preocupo por ti— Justo después de que dijo la palabra "hermana" hizo otro mueca de fastidio girándose con brusquedad hacia ella.

—Te he dicho que no me llames así.

— ¿Cómo? ¿Te refieres a Tete? — Le preguntó sarcástica.

—Yo digo eso de decirme hermana, eres adoptada te lo he dicho millones de veces durante años. Sabes que no somos hermanas y nunca lo serás aunque te apellides Kim, la adopción no te da ese honor.

—Oh, vamos no te enfades...

Taeyeon no simpatizaba con sus compañeros, tampoco con sus familiares. Sooyoung era uno de ellos y el claro ejemplo de su diana particular a donde apuntar en caso de ira. Hermanas sobre el papel pero no en sangre. Cuando Sooyoung contaba con cinco años fue adoptada por la familia Kim. Nunca supo nada de sus padres, tampoco de su origen. Vivió de orfanato en orfanato hasta que la encontraron los padres de Taeyeon.

Pasaron cinco minutos y el timbre sonó por fin dando a entender que las clases ya habían llegado a su final.

Sin muchos ánimos cerró sus libros y los guardo dentro de su mochila en un movimiento rápido. Sin embargo seguía... ¿Preocupada?.. ¿Por esa canina estúpida? ¡Ella se lo busco! ¿Cierto?

Esa voz irritante para ella —como muchas en su salón de clases —volvió a sonar detrás de suyo, ya había salida del salón y ahora estaban fuera de la universidad. Mirando al cielo apretando los puños mientras hacia una mueca algo graciosa, pedía al señor del cielo que le diera paciencia pero no fuerza porque si no la mataba, se giró lentamente y como es mala disimulando sobre todo su enojo se podían ver todas esas venas palpitantes en su frente y por supuesto, su tic en el ojo izquierdo no podía faltar.

— ¿Qué? —Preguntó con una voz infernal al momento que chirriaba los dientes. Su hermana en lugar de asustarse sólo se molestó.

—Hey, hey, tampoco te me pongas al brinco, Taeyeon— Le reprochó ahora irritada también, pero como es más relajada que la pequeña pronto recupero su postura de siempre —: Sólo busco investigar lo que molest