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Razón #6
"Das los mejores abrazos."
 
                                                 

No creo haber estado tan nerviosa y segura a la vez. Tiffany y yo pasamos toda la tarde repasando las cosas “simples” que puedo hacer para ayudar a Yuri a verme como algo más que su hermana adoptiva.
                          
Soy escéptica. Bueno, eso es un eufemismo. No hay forma de que esto vaya a cambiar algo, aunque tenga sentido. No es suficiente. ¿Es que a las chicas no les gustan las cosas muy elaboradas?
                             
Cuando le pregunté a Tiffany, ella negó como si le estuviera preguntando si Santa existía. —Las cosas pequeñas y simples son las más efectivas. Confía en mí.
                             
Confiar en ella. Parece saber lo que está haciendo, pero aún así. Quiero salir corriendo de la clase de LSA cuando Yuri entra.
                             
—De acuerdo —dice la señorita Choi desde su escritorio—. Sin hablar hoy, señales estrictamente. Vuélvanse hacia sus compañeros, y ataquen.
                           
Unos cuántos chicos sofocan sus risas, mentes sucias trabajando. Yo ruedo los ojos que aterrizan en Tiffany, quien también está ahogando risitas. Genial, ahora mi cara está roja.
                             
"Entonces, ¿de qué deberíamos hablar hoy?" digo con señas, tratando de no imaginarnos “atacándonos”.
                             
"No importa. Tú escoge."
                             
Miro a Yuri, quien se desliza en su silla con un fuerte resoplido y tira su libro en el escritorio.
                             
"Rayos", señala Tiffany mientras sigue mi mirada." Se ve muy enojada".
                           
Asiento, y me obligo a mirar a Tiffany y lo que está diciendo con señas.
                          
"Sé que esto va a sonar horrible, pero esta es una buena oportunidad para ti hoy".
                           
"¿Qué quieres decir?"
                             
Sonríe y me hace una señal para que me acerque. Esa ola de menta y chocolate empapa mi nariz, y sorbo mi baba.
                             
"Puedes…"
                             
El resto es demasiado rápido para que pueda captarlo. Sonrío y detengo sus manos con las mías, y digo moviendo los labios
                             
—: ¡Despacio, por favor!
                             
Ella me da una mirada de “¡Rayos! Lo siento”, luego va mucho más lento con sus señas, manteniendo los dedos cerca de los míos.
                             
"Puedes hablar con ella después de clase. Ver si se te cuenta".
                            
¿Qué se supone que debo decir? Nunca he sido buena consolando a la gente. Soy mejor haciéndolas reír.
                            
"No lo sé…"
                          
"Vamos, TaeYeon, Estarás bien. Hablas con ella todo el tiempo. Y créeme, chicas que están así de enojadas sólo quieren decírselo a alguien para sacárselo de su pecho".
                            
Miro a Yuri de nuevo. Ella está tratando de hablar por señas con su compañero, pero parece como si estuviera conteniendo las lágrimas. Odio verla así. Todo lo que quiero hacer es abrazarla.
                            
"Sí, creo que tienes razón".
                             
***
                             
—Eh, ¿Yuri? —Uso el nombre. Estamos solos en la clase de nuevo, todos se fueron rápido a casa.
                            
—¿Mmm? —No levanta la vista de su libro, tiene los ojos llorosos y un poco rojos.
                            
—¿E-estás bien? —Joder, soy tan mala en esto. Mis palmas ya sudan ríos.

Una bocanada de aire escapa de su boca, soplando su cabello lejos de la cara.
                             
—No. En realidad no.
                            
¿Qué le digo ahora? Echo un vistazo a la puerta. Tiffany se asoma por la ventana, pone dos dedos hacia sus ojos y luego hacia Yuri. Una seña evidente de “Concéntrate TaeYeon".
 
                            
Mis ojos vuelven a Yuri. Tiene la mano sobre su cara, y está haciendo algún tipo de respiración meditativa. —¿Puedo…? ¿Te importa si pregunto qué pasó?
                             
Deja caer su mano, finalmente mirándome a los ojos. Su boca se abre y se cierra un par de veces. Yo espero. No voy a presionarla si no quiere que la presionen.
                           
—¿Sabías…? ¿Sabías que J-Jiwoong está viviendo con… con Nana? —Una nueva ola de lágrimas y dolor aumenta en sus ojos.
                          
Mierda.
                             
—Oh, chica, lo siento. —¿Cómo puedo hacer esto bien? Se supone que no debo hablar sobre el idiota de mi hermano—. Pero sí, me enteré el otro día. Debí haberte dicho.
                             
—No. —Niega, una lágrima finalmente bajando por su mejilla—. No es tu culpa que me haya dado cuenta de la forma que lo hice.
                             
—Eh, ¿cómo lo hiciste? —¿Era eso demasiado entrometida?
                             
Su boca se curva en la esquina, como si toda la cosa es de alguna manera divertida.
                             
—Vas a pensar que soy patética.
                             
Dudoso. —No creo que pueda llegar a pensar eso de ti. —Guau, muy cursi, pero no me importa. Estoy siendo honesta.
                             
Ella medio sonríe. —Bueno, manejo por su apartamento algunas veces. No sé por qué lo hago, pero me encuentro a mí misma en esa calle muchas veces.
                             
—Eso no es patético. —Porque no lo es. Yo hago lo mismo con… uh, otras personas—. ¿La viste allí?
                             
Asiente, su boca hacia abajo con el ceño fruncido.
                            
—Oye —le digo, en cuclillas al lado de su escritorio, así estamos frente a frente—, va a ser difícil por un tiempo. Pero va a estar bien. Lo prometo.
                             
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