Prologo

“Vengan amigas.” Grito Perséfone a sus amigas las ninfas, las cuales entre risitas la siguieron, por el valle lleno de flores. Sabían lo que les esperaba.

“Espéranos Perséfone.” Dijo la ninfa Fluvial, asustada, si algo le pasaba a Perséfone, de seguro su padre Zeus jamás se los perdonaría. El sería capaz de desterrarlas para siempre, o incluso matarlas.

“Rápido, rápido.” Perséfone siempre fue una chica hiperactiva. Siempre se revelaba contra su padre cuando le prohibía las cazas de flores. Ella amaba el valle y más en primavera cuando se llenaba de todo tipo de flores y plantas silvestres, le encantaba coleccionarlas. Y nunca repetía ninguna. Todos los años encontraba una flor nueva. La caza de flores como ella la llamaba era una tradición anual.

La ninfa Alisedas trotaba detrás de Perséfone mientras que las otras trataban de seguir su ritmo, jadeando sudadas.

“¡Aja! Encontré otra.” Grito Perséfone en la distancia dejando ver la nueva flor que acababa de encontrar. 

“Felicidades.” La ninfa Oreades dijo jadeando cuando las hubo alcanzado. “Bien estas lista para regresar.” Continúo cuando recupero el aliento. Perséfone asintió con cara de victoria. Estaba más que satisfecha.

El sudor rodaba por cara de Perséfone, su cabello estaba húmedo, y sus mejillas rosadas. Una fuerte brisa acaricio su cara, lo cual agradeció. “Este verano será caluroso.” Dijo