capitulo 5

Afortunado Accidente

Aquella noche soñé con Taeyeon. Era muy temprano cuando me desperté con su recuerdo. Era demasiado real. Miré a mi madre, que seguía durmiendo, y cerré los ojos tratando de sumergirme de Nuevo en aquel sueño que continuaba latente en mi cabeza. Un suave y cálido tacto envolvió los dedos de, mi mano derecha. Giré la cabeza en esa dirección y abrí los ojos. Cuando vi a Taeyeon junto a mi cama Pensé que aquella visión era parte del sueño, luego empezó a hablar y fui consciente de que estaba pasando en realidad.

- Buenos días - susurró—. ¿Ha dormido bien?

- Buenos días - la miré con los ojos entreabiertos—. Sí, muy bien, ¿y tú?

- ¿Qué tal te encuentras hoy?

- Mucho mejor - dije acariciando su mano instintivamente. Cuando me di cuenta de mi propia

Muestra de cariño, me quedé paralizada pensando en que quizá mi gesto la habría molestado. Sin embargo Ella solo sonrió y continue con su mano en la mía.

- Siento haberte despertado, pero son casi las nueve y hay que darte la pomada. Tendríamos que Habértela dado a las ocho pero me daba pena despertarte. Cierra los ojos - agregó alejándose y Abriendo las cortinas.

La luz del día me cegó unos instantes. La observé mientras ella miraba por la ventana. Su pelo Parecía más rubio bajo los rayos del sol. Llevaba una camisa negra y un pañuelo alrededor del cuello, Que contrastaban impactantemente con su melena rubia y el color de su piel. Me quedé hipnotizada por Aquella espectacular belleza. Cuando sus ojos me miraron el pulso se me aceleró.

- Tu madre ha ido a desayunar, subirá en un rato.

Asentí a modo de respuesta. Me había quedado sin voz. Sentía la garganta seca y no pensaba que Pudiera pronunciar una sola palabra sin que se notaran mis palpitaciones.

- ¿Te ha comido la lengua el gato?

Negué con la cabeza y apreté con fuerza los dedos contra las escayolas en un intento por controlar el Temblor.

- ¿Te encuentras bien, Tiffany? - preguntó acercándose a la cama otra vez.

Asentí una vez más porque seguía sin poder hablar. El pulso me latía descontroladamente en el Cuello, como jamás me había ocurrido antes.

- Estás temblando - Estalló cuando estuvo a mi lado—. ¿Tienes fiebre? - Su mano se posó en mí Frente—. No lo parece - la oí murmurar—. Tienes el pulso a mil por hora - habló otra vez.

Su mirada se movió rápida. Analizó las vías, después el gotero y de un solo golpe retiró la sábana y Observó bajo la gasa. Estudió mi cuerpo desnudo y me separó el muslo derecho suavemente para mirar Entre mis piernas.

- ¿Te molesta la sonda? - Volví a negar con la cabeza—. ¿Te duele el pecho? ¿Tienes ganas de vomitar? Háblame, por favor, Tiffany.

- Estoy bien. No me duele nada - me tembló la voz. Sentía mucho calor y el sudor me empapó las Sienes.

Me cubrió de nuevo cuando reparó en la tensión de los músculos de mi rostro. Se apoyó contra la Cama y pasó los dedos por mi sien, secándome el sudor.

- ¿Qué te ocurre?

Cuando volvió a acariciarme me di cuenta de que sus dedos se humedecido con mi propio Sudor.

- Nada, de verdad. Estoy bien - respondí sin mirarla.

Bajó la mano y me cogió de la barbilla girándome la cara para que la mirara.

- Me has asustado, ¿lo sabes?

- Lo siento - murmuré, pero no la miré.

Tragué saliva cuando su mano volvió a dirigirse a mi cuello. Todos los esfuerzos que habían hecho Para controlarme se desvanecieron para volver a sentir cómo el pulso golpeaba contra las yemas de sus Dedos.

- Tranquila - susurró, y dejó apoyada la mano sobre mi cuello.

Apenas podía apreciar el peso de esta pero sí su calor, y de vez en cuando, el suave roce del pulgar Contra mis palpitaciones.

- Hay que bañarte - dijo en voz baja cuando esperó a que me tranquilizara.

Antes de que me diera tiempo a reaccionar habló otra vez.

- Por cierto, ¿has ido al baño?

- No.

- Pues tienes que ir.

- Aquí no puedo.

- ¿Quieres un laxante?

- No gracias.

- Tiffany, tienes que ir.

- Taeyeon, no. No pienso hacerlo en tu turno.

- Me da igual que sea en el mío o en el de Sunny, pero lo tienes que hacer.

- Si quieres que vaya al baño iré, pero a ese de ahí - dije señalando la puerta que había detrás de ella.

- Aún no puedes levantarte.

- Haz que alguien me ayude y lo haré.

- Te morirías de dolor, Tiffany - suspiró.

- Prefiero morirme de dolor a que me pongas una cuña.

- ¿Pero por qué eres tan cabezota con ese tema?

- ¿De verdad hace falta que te lo explique?

Me miró fijamente a los ojos.

- Entonces no me dejas otra opción que delegar mi trabajo en otra compañera.

- ¿Me estás haciendo chantaje? - le sostuve la mirada.

- No, en absoluto. Pero yo soy tu médico y tú mi paciente, y si no me dejas hacer bien mi trabajo lo mejor será que lo haga otra persona. Tú estás aquí para ponerte bien.

- Y yo quiero que lo sigas siendo, pero no me pidas eso.

- ¿Sabes lo que tardaría cualquiera de mis compañeros en ponerte un ? - me preguntó sin apartar la vista de mí -. Es que ni hablar siquiera te darían la posibilidad de, como te la estoy dando yo.

- De acuerdo - suspiré—. Luego, en el turno de Sunny.

- ¿En el de Sunny? - preguntó llevándose las manos a las caderas.

- Sí - respondí asintiendo al mismo tiempo.

- ¿En el mío no? - sonrió incrédula.

- No.

- Esto es increíble - exclamó—, en mi vida he conocido a alguien parecido ...

La observé con aquella expresión de asombro reflejada en el rostro y los brazos en jarra. Me encogí de hombros y sonreí.

- A mí no me hace gracia.

- ¿Qué quieres que te diga? Pues sí, tengo estreñimiento psicológico, a todo el mundo le pasa. Además, para que salga tendrá que entrar, y no he comido nada desde el sábado por la mañana.

Su mirada se dulcificó.

- En el turno de Sunny - confirmó -. Ahora vamos a bañarte. ¿O también vamos a tener un problema con eso? No me atreví ni a respirar, y negué con la cabeza.

Cuando Taeyeon regresó a la habitación llevaba puesta su bata blanca y lo hizo acompañada de una chica muy joven.

Nos presentó y nos saludamos. No quise preguntar por Sunny. Daba por hecho que su turno había Terminado y estaba en casa descansando. La noche anterior, después de que se fuera Taeyeon y antes de la Hora de dormir, Sunny apareció para hacerme la cura. Me dolió que no lo hubiera hecho Taeyeon antes de Acabar su turno como había ocurrido el día anterior, pero sabía que había preferido marcharse. Hablamos Durante todo el proceso. Me contó que tenía veintinueve años y que actuaba con su grupo muchos fines de Semana en un local llamado Havet. Ella era la cantante, aunque también tocaba en ocasiones la guitarra y Los teclados. El grupo lo formaba ella con cuatro amigas más. Quise saber si Taeyeon era parte de la banda, Aunque algo me decía que no. Tenía aspecto de pertenecer a muchas cosas, pero desde luego no a una Banda que tocaba en locales nocturnos. Luego supe que en Noche Vieja también les contratado Para actuar, por lo que le había pedido el cambio de turno a Taeyeon. Havet era un local que yo conocía, no Precisamente por haber acudido, sino porque se pudo encontrar en el barrio gay de la ciudad. Efectivamente, Era un local con música en directo por las noches, y aunque no era el único de la zona sí uno de los más Famosos, antiguos y prestigiosos, especialmente entre las mujeres. Según había leído, era un local Exclusivo para chicas, aunque viendo cómo había cambiado el barrio gay, donde ahora los hetero Paseaban su amor sin complejo por las calles de lo que en un tiempo se consideraba la zona prohibida, Era muy posible que hoy en día admitieran la asistencia masculina además de la heteroual. No pregunté. Sin embargo,

- Sí, ha venido un montón de veces. Le gusta mucho - me confirmó Sunny—. Y tú también puedes venir siempre que quieras. Estás invitada - agregado.

El corazón me dio un vuelco. Acepté la invitación encantada. Especia mente, sabiendo que ese sería Un posible lugar donde volver a ver a Taeyeon cuando saliera del hospital. Entonces, me di cuenta de que la Noticia sobre mi alta médica no me haría la misma ilusión que a otro paciente común, que estaba Encantado de recibir recuperado de cualquiera que fuera su dolencia y de volver a casa con los suyos.

Para mí solo significaría distanciamiento, vacío y sensación de pérdida absoluta de lo que, cada segundo Que pasaba iba siendo más consciente, era lo único que me importaba de verdad en el mundo: ella, Taeyeon Kim.

La miré y vi que conservaba el semblante serio mientras hacía su trabajo. Había terminado por fin el Proceso de higiene personal, que cuando le tocaba el turno a la mitad sur de mi cuerpo, mis músculos se Tensaban como barras de hierro. Aunque reconozco que había algo en mí, que no le disgustaba del todo Tener el cuerpo desnudo y expuesto a la vista de Taeyeon, hubiera deseado que ese momento se produjera en Otra situación más íntima y romántica, donde yo no hubiera tenido problemas de movilidad. En cuanto Terminaron de cambiar las sábanas, Taeyeon le comunicó a la joven enfermera que podía retirarse. La chica Así lo hizo. Le di las gracias y nos despedimos la una de la otra. De nuevo me quedé a solas con Taeyeon.

Fijé los ojos en ella cuando empezó a aplicarme delicadamente la crema. Sin embargo, no me devolvió la Mirada. Retiré la vista y la dirigí al techo, como siempre que pasábamos por aquello y me constaba que Ninguna de las dos estaba de humor para tonterías. Cuando terminó me cubrió con una gasa enorme que Me tapaba hasta la mitad de los muslos.

- Ahora el pelo - anunció.

La miré empujar un lavabo portátil que no recordaba cómo había llegado allí. Desapareció con él por Detrás del cabecero de la cama. Después me colocó una toalla por los hombros y bajó hábilmente el Cabecero. Sujetó mi cabeza con una mano y más tarde la dejo reposar sobre el lavabo.

- ¿Estás cómoda?

- Sí, gracias.

- ¿La altura también?

- Sí, perfecto, muchas gracias.

No tardé en sentir el agua caliente mojándome el cabello y los dedos de Taeyeon deslizándose entre Ellos. Cerré los ojos y me dejé llevar por el calor del agua y de su tacto.

- ¿Estás enfadada conmigo? - pregunté rompiendo el silencio.

- No.

Sus manos comenzaron a jabonarme y la ligera presión que sus yemas ejercían sobre mi cuero Cabelludo me puso la piel de gallina. Traté de obviar el placer que me provocaba, pero el constante y Sutil movimiento de sus dedos intensificaron mi estado de excitación.

- A mí me parece que sí - murmuré y abrí los ojos para mirarla.

Se inclinó sobre mí y su suave cabello me cayó sobre el rostro haciéndome cosquillas e impregnando

El aire de su inolvidable aroma.

- Pues no, no lo estoy - me susurró al oído.

La proximidad de su rostro junto al mío, su pelo acariciándome y su aliento rozándome la oreja me Obligaron a reprimir un gemido, al tiempo que un fuego recorría todo mi cuerpo y no dejaba ni un solo Poro de la piel libre de las brasas.

- Es que estás muy callada - hablé con la respiración entrecortada.

- Tal vez - dijo incorporándose de nuevo—. Pero eso no significa que esté enfadada.

Regresé al reconfortante calor del agua y de sus dedos recorriendo mi melena para deshacerse del Champú que conservaba. Nos mantuvimos en silencio hasta que comenzaron con la aplicación del suavizante.

- Sunny me contó ayer que toca en el Havet los fines de semana.

Asintió no sin cierta sorpresa.

- Tocan muy bien, ella tiene una voz muy bonita.

- Me ha invitado a ir una noche - quise que supiera.

- Me alegro, seguro que te gusta.

- ¿Vendrías conmigo?

- ¿No crees que deberías ir acompañada de alguien de tu edad?

- No, no lo creo - manifesté con rapidez—. Un buen momento ha sido Noche Vieja, pero como tienes que trabajar he decidido quedarme aquí contigo para hacerte compañía - bromeé.

- No lo hagas por mí, puedes ir si te apetece. Además, estoy pensando en que aún estoy a tiempo de encontrar a alguien para que cubra mi turno esa noche.

- ¡Nooo, por favor!

- ¿Pero no querías ir en Noche Vieja? ¿En qué quedamos entonces? - comentada divertida, envolviéndome la cabeza con una toalla.

- Quiero pasar contigo la Noche Vieja, el sitio me da igual.

- Me alegro de que te apetezca el plan, porque me temo que no tienes muchas más opciones en esta ocasión.

- Ni las quiero si tú no formas parte de ellas.

- Tiffany ... - suspiró.

- No he dicho nada malo - me defendí.

El silencio es lo que obtuve por respuesta. Frotó suavemente la toalla contra mi cabeza ya continuación comenzó a peinarme.

- ¿Entonces no vas a venir conmigo al Havet? - insistí.

- Creo que con la que tienes que ir es con Sunny. Al fin y al cabo es ella quien te ha invitado.

- Pero yo quiero ir contigo.

- Pero a mí no me parece apropiado.

- ¿Qué hay de malo en ir contigo?

- Nuestra diferencia de edad. ¿Te parece poco?

Caminó por el lateral de la cama hasta el carrito y la vi coger un secador. Luego, regresó a su puesto Justo detrás de mí. No tardé en escuchar el motor del secador. Era una tarea imposible tratar de continuar La conversación con aquel ruido, además sabía que Taeyeon no deseaba que siguiera insistiendo. Me callé y Nos mantuvimos en silencio incluso cuando terminó de secarme el pelo y se dispuso a recogerlo todo. Me Brindó una mirada como despedida antes de empujar el carrito y, como siempre, la vi desaparecer tras la Odiosa puerta blanca.

Pasaban muy pocos minutos de las doce de la mañana cuando Bora y Anthony aparecieron en la Habitación para mi sorpresa. Esperaba hacerlo verlos aquella misma tarde, especialmente a Bora, pero cuando Les vi de pie frente a mí, antes de lo previsto, agradecí que hubieran decidido y que mi madre no Hubiera puesto ningún obstáculo al repentino cambio de planes.

Venían cargados de chocolates Cadbury, que repartieron entre la mesita que continuaba luciendo las Rosas de mi madre y mi mesilla. Aunque aún no podía comerlos, se me hacía la boca agua solo con ver el Característico envoltorio morado que los recubría. Les invité a que comieran y me conformé con observar Cómo el chocolate se deshacía en sus bocas y entre sus dedos.

Anthony era el tercero en concordia. Era muy alto y delgado, con una nuez prominente. Las patillas le Llegaban siempre a la altura de los lóbulos de las orejas, ni un milímetro más ni uno menos, siempre Perfectamente recortadas. Él no lo había pasado nada bien, especialmente en el primer curso de la Carrera. Sus ademanes afeminados y sus caminares saltarines provocado desde un principio el Menosprecio de muchos, más ferozmente el de nuestros compañeros masculinos heterouales. Sí, esos Tan socialmente respetables que no dudan un instante en pagar dinero a cambio de o. Y si además consiguen que la chica más joven del local o de la calle sea quien tenga que hacer de tripas corazón para Saldar la deuda, mejor que mejor. Esos de los que vivimos rodeados los carentes de respetabilidad Social. Sin embargo, reparé en Anthony desde el primer día en la facultad, cuando un corrillo de estudiantes Se deshizo para cederle el paso en las escaleras que llevaban a las gradas del aula. Todos le observamos Mientras bajaba los escalones, y todos se rieron cuando alcanzó la primera fila, todos menos nosotras Dos. Ese fue el preciso instante en que Bora y yo nos conocimos. Sus ojos me miraron perplejos Después de observar la reacción de aquellos que nos rodeaban.

Caminó directa hacia mí y se presentó. Seguí su melena pelirroja hasta situarnos al lado de Anthony. No Tardamos nada en conectar. A lo largo de los casi tres años que habíamos compartido entre libros, horas De estudio y prácticas, habíamos afianzado nuestra amistad consiguiendo un nivel de complicidad que en Ocasiones me asustaba.

Estuvimos los tres con mi madre durante un largo rato, hasta que ella misma decidió concedernos un Poco de intimidad para hablar de nuestras cosas. En el momento en que se cerró la puerta, me apresuré a Hablar.

- Tenéis que hacerme un favor - rogué.

- ¿Cuál? - preguntaron al unísono.

Les señalé las rosas de mi mesilla y les indiqué el lugar para ir a comprarlas. Había conseguido Preguntar a Minho dónde se ubicaba la floristería a escondidas de mi madre.

- Pero necesito una cosa más - añadí -, que se pague en efectivo para que no quede rastro. Os lo

Pagaré en cuanto salga de aquí.

- ¿Y por qué tanto misterio? - Quiso saber Anthony.

- Porque no quiero que sepa que vienen de mí.

- Ya, ¿pero quién?

Saliva tragué.

- Taeyeon Kim.

- Taeyeon Kim - repitió Anthony—. ¿Y a qué dirección enviamos las flores a Taeyeon Kim? - preguntó reprimiendo una risita.

- Aquí, a esta clínica - tuve que confesar.

- ¿Quién es, tu enfermera? - habló Bora.

- Eso no importa, solo os pido que lo hagáis. Sin preguntas, por favor - supliqué.

- ¿Alguna nota? - preguntó Bora.

- No - respondí sin pensar. En realidad no había caído en el detalle de la nota, y cuanto más lo Pensaba menos me gustaba la idea de que las rosas no fueron acompañadas de al menos unas breves Palabras.

- Que diga ... Feliz Navidad - cambié de opinión.

- Pero eso se le dice a un empleado oa algún cliente, no a alguien que te gusta —argumentó Anthony.

Le miré a los ojos pensativa.

- No puedo poner nada más. Es lo mejor, créeme.

En esta ocasión aceptaron mi decisión sin rechistar.

Se acercaron más a mí y comienza a examinarme. Deformación profesional ... pensé para mí. Me Acordé del mismo día en que había ingresado y pedido a Taeyeon un espejo para mirarme. Ella se negó y Tuve que aceptarlo. Pero mientras ellos observaban mi rostro y mis brazos desnudos con ambas manos Escayoladas, entendí que era mi única oportunidad para conseguir ver mi imagen reflejada. Quería saber Cómo tenía la cara, cómo estaba el rostro al que Taeyeon hablaba y visitaba desde el sábado. Titubeé antes De hablar, pero finalmente les pedí que me consiguieran un espejo.

- No creo que sea buena idea - comentó Bora.

- Ya me he visto - mentí—. Solo quiero ver si he mejorado desde ayer.

Anthony salió del baño con un espejo enmarcado.

- He tenido que descolgarlo - dijo como un niño después de hacer una trastada.

Compartieron el peso del espejo cada uno desde un lado de la cama y lo alzaron para que pudiera Mirarme. De pronto, las palabras de Taeyeon, que me aconsejaban que no me mirara, me vinieron a la Cabeza. Aun así, levanté la vista para ver mi aspecto, no sin temer en cierto modo que pudiera Encontrarme con algo que no estuviera preparada para ver. Suspiré con alivio cuando reconocí mi rostro En el espejo. Los puntos de sutura de mi ceja resaltaban sobre la piel, que había palidecido por lo menos Dos tonos de mi color habitual, incluso en invierno. Conservaba la hinchazón en esa zona, pero no me Pareció exagerada. Se han producido algunas costras dispersas del roce con el asfalto y el moratón de Mi mejilla izquierda había empezado a amarillear. Con todo, no estaba tan horrible como había llegado A pensar. Miré de nuevo el espejo y me di cuenta de que también mi cuerpo se reflejaba en él y quise Averiguar más. Retiré la sábana y bajé la gasa que me cubría, no sin antes emitir un quejido de dolor por El precipitado movimiento.

- Joder, Tiffany - fue lo que oí decir a Bora cuando mis ojos descubrieron el porqué de su

Exclamación.

Me quedé paralizada observando la mancha negruzca que cubría mi tórax.

Me asusté con el color de aquella piel tan oscura. Parecía gangrena. Ni siquiera podía distinguir mí

Propio pecho ni mis pezones. Toda la piel había sido invadida por el hematoma. Me consolé cuando vi

Que en el estómago el hematoma comenzaba a adquirir el color amarillento indicativo de su pronta

Desaparición.

- Tiffany, ¿se puede saber qué hacéis? - preguntó una voz.

Nos sobresaltamos los tres a la vez. Al girar la cabeza para descubrir a Taeyeon con los brazos Cruzados bajo su pecho y el gesto más serio y duro que jamás le había visto, volví a sobresaltarme. Ni Siquiera le había oído entrar ni caminar por la habitación ni había reconocido su voz cuando habló. 

Estaba tan inmersa e impactada con la visión de mi cuerpo que había olvidado por completo dónde me Encontraba.

- Lo siento, solo quería verme - me tembló la voz.

Sus ojos se movieron rápidos entre Bora y Anthony.

- ¿Y vosotros le dejáis?

- Ha sido culpa mía, ellos ni siquiera lo sabían. He sido yo - me apresuré a defenderlos.

Bora y Anthony agacharon la mirada bajo los ojos escrutadores de Taeyeon.

- ¿Y el espejo también lo has traído tú? - preguntó dirigiéndose a mí en esta ocasión.

- No, pero he sido yo quien les ha pedido que me lo alcanzaran.

Me escuchó con el semblante serio y la mirada fija en mis ojos. Después, dio un paso más hacia mí, Obligando a Anthony a retirarse de su camino. Volvió a cubrirme, primero con la gasa y después con la Sábana.

- Gracias - murmurar.

- Hay que darte la pomada - anunció -. Chicos si me permitís ... - volvió a mirarles.

- En realidad estábamos a punto de irnos - habló Bora.

- Entonces os dejo para que os despidáis.

Nos mantuvimos en silencio mientras se alejaba. Cuando cerró la puerta los dos hablaron a la vez.

- ¿Es Taeyeon?

Asentí con la cabeza.

- Es muy guapa pero ... ¿no es un poco mayor para ti? - Es Anthony.

- También lo es el de Anatomía Patológica y yo no te digo nada - espeté.

El corazón me dio un vuelco cuando unos breves golpes sonaron en la puerta después de que se Marcharan los chicos. Supuse que era Taeyeon y efectivamente no estaba equivocada.

- Hola - saludó desde el umbral de la puerta clavándome la mirada. Luego la cerró con lo que me Pareció un leve portazo y caminó con paso decidido sin apartar la vista de mí.

La observé en su recorrido hasta la cama. Sabía que estaba enfadada conmigo.

- Hola - respondí cuando estuvo a mi lado.

Dobló la sábana cuidadosamente por encima de mi pubis y más tarde se deshizo de la gasa que me Protegía. La vi sacar el tubo del tercer cajón de la mesilla y enfundarse los guantes de látex. Como Siempre que había que aplicarme aquel ungüento, su mirada se apartaba de mi rostro y se concentraba en Toda la piel que tenía que cubrir. Mi cabeza no dejaba de dar vueltas, buscando algo que decir para Romper el silencio que ella estaba empeñada en mantener.

- ¿Te apetece chocolate? - pregunté con cautela.

- No gracias.

- ¿No te gusta?

- Te lo han traído a ti.

- Pero yo no puedo comerlo.

- ¿Desde cuándo eso es un inconveniente para ti?

No contesté. Apenas me miró cuando me hizo aquel reproche. Imaginé que pensaba que era una niña Mimada que hacía siempre lo que me venía bien. Me mantuve en silencio, pero no podía apartar mi vista De ella. Al inclinarse más sobre mí para alcanzar mejor mi lateral izquierdo, su bata abierta me rozó la Mano y sin pretenderlo atrapé un botón entre mis dedos para acariciarlo. Me quedé allí sintiendo el suave Tacto del botón bajo la yema del pulgar. A cualquiera le podría haber parecido una tontería, sin embargo, A mí me hacía sentir más próxima a ella. Se incorporó antes de que pudiera desprenderme de su bata y Dirigió la mirada hacia donde había advertido que le oponían resistencia. Solté el botón después de que Me viera aferrada a él.

- ¿Te estoy haciendo daño? - me miró.

- No - negué avergonzada—, perdona.

- No importa. ¿Seguro que no te duele?

- Seguro.

- ¿Sabes ?, eres la persona con el umbral del dolor más alto que conozco.

- Y tú con el de la belleza.

Por fin sonrió. Empezaba a echar de menos su sonrisa.

- ¿Siempre haces y dados lo que te da la gana?

- Sé que es lo que crees, pero tampoco es así. Solo quería verme la cara, era lo único que me Preocupaba.

Pero al darme cuenta de que el tamaño del espejo dejaba verme el cuerpo no he podido evitar mirarme el hematoma. Ha surgido sobre la marcha, no era mi intención inicial. De todas formas...

- No me vengas con el rollo de que es tu cuerpo y haces con él lo que te da la gana - me interrumpió cortante.

- No iba a decir eso - me defendí sorprendida y dolida por su reacción—. Solo iba a decir que en cualquier caso debería haber hecho caso porque, aunque la cara la he found mejor de lo que esperaba, el hematoma me ha impactado.

- Lo siento - se disculpó.

En ese momento no supe qué me había impactado más, si el espeluznante color del enorme hematoma Que campaba a sus anchas por la mitad de mi cuerpo o su hiriente comentario, del que deducía claramente Que solo me consideraba una niña más de mi generación, playing a ser mayor ya seducir a un adulto, sin Importarme para ello desprenderme de mi dignidad y amor propio.

- No importa - dije desconcertada.

- Solo lo he dicho porque estaba enfadada. No quería que te vieras así.

La miré, pero no dije nada. Me empezaba a costar mucho mantener una conversación con ella Obviando el daño que he hecho sus palabras.

- Gracias - dije cuando regresé a cubrirme con una gasa limpia.

- De nada, no tienes por qué dármelas.

Sentí que me observaba durante unos instantes antes de despedirse y abandonar la habitación. No la Miré en ningún momento. Cuando oí cerrarse la puerta me entraron ganas de llorar y cerré los ojos con Fuerza para reprimir el llanto. Todavía me siguen evitando mis propias lágrimas cuando mi madre Apareció anunciando que Minho estaba de camino. Hice esfuerzos por hablar con un timbre que no denotara que en cualquier momento podría romper a llorar. Le dije que estaba cansada y que quería dormir. La convencí para que me dejara sola y que aprovechara para estar con Minho. Me alcanzó el iPod Y echó las cortinas, dejándome prácticamente a oscuras. Después deseé que la música me transportara Fuera de allí.

Giré la cabeza hacia mi derecha y vislumbré una figura en la penumbra de la habitación. Adapté la Vista y adiviné la silueta de Taeyeon. No la había oído entrar, sin embargo, no me asusté al verla de pie Junto a mi cama.

- ¿Te he despertado? - preguntó suavemente.

- No, tranquila, no estaba durmiendo.

- Creía que sí. Tu madre me ha dicho que querías dormir.

- Mi madre se pone muy pesada a veces - suspiré—. ¿Hora de la cura?

- En unos minutos. También venía a ver cómo estabas.

- Estoy bien, gracias. ¿Qué tal tú?

- ¿Y por qué estás aquí tan sola en la oscuridad escuchando música?

Me encogí de hombros.

- Porque era lo que me apetecía. No quería más visitas ni más conversaciones.

- ¿Eso va por mí también?

- Va por mi madre y Minho. Es un encanto, pero es su novio y no el mío.

- ¿El tuyo es el de esta mañana, no?

- ¿Me tomas el pelo, verdad? - se echó a reír—. Si quieres puedes encender la luz.

- Mejor abro las cortinas. ¿Te parece bien? - La seguí de reojo mientras rodeaba la cama—. Ya lo Hago yo - dijo cuándo al girarse de nuevo hacia mí, me descubrió tratando de quitarme los auriculares De los oídos.

Nuestras manos se rozaron al darle el iPod y la seguí otra vez con la mirada de vuelta al otro lado de La cama.

- Te lo dejo aquí - agregó cuando llegaste la mesilla.

- Gracias.

- ¡No te lo vas a creer! - exclamó de pronto.

Levanté la mirada hacia ella y la encontré inclinada sobre las rosas oliendo su perfume.

- ¿El qué?

- Acabo de recibir un ramo enorme de estas preciosas rosas rojas - respondió acariciando un pétalo—. ¡Qué casualidad! ¿No te parece? - me preguntó mirándome a los ojos con una deslumbrante sonrisa.

- Me alegro - murmuré, tratando de mantenerme lo más serena posible. Notaba que el corazón comenzó a precipitarse y que me dejaría en evidencia en cualquier momento.

Apoyó la cadera contra mi colchón.

- Dime, ¿no te parece una casualidad?

Le brillaban los ojos y seguía manteniendo esa sonrisa que me volvía loca.

- I don't know. Rosas hay muchas ... y todas tienen espinas ...

Su mirada me sorprende detenidamente.

- A mí me han encantado.

- Me alegro - volví a de— Yo también, pero me alegraría más si supiera quién ha sido para poder darle las gracias y decirle que son preciosas.

- ¡Ah !, ¿pero qué no lo sabes?

Negó con la cabeza.

- La nota no venía firmada. Solo me deseaba «Feliz Navidad», con una letra muy bonita, por cierto.

Pensé en Anthony, tenía una letra preciosa hasta en los apuntes que cogíamos a toda prisa.

- Eso se le dice a un empleado oa algún cliente - repetí con exactitud las palabras de este.

- ¿Tú crees? - dudó unos instantes.

- Igual ha sido tu jefe - sugerí.

- Entonces lo hubiéramos recibido todas. Además, los regalos de Navidad nos los dieron la semana pasada.

Creí por un momento que había colado, pero me rebatió demasiado rápido el motivo por el que no Podía ser un regalo de la clínica. Me estaba poniendo sin argumentos y sabía que sabía que había sido yo.

- I don't know. Será un anónimo entonces.

- O anónima - me corrigió rápidamente.

- Vamos, un admirador secreto, es lo que quiero decir.

- O admiradora - volvió a corregirme—. ¿Por qué tiene que ser un hombre? ¡Qué antigua eres ...! Sonreí al fin. Me había venido abajo desde que me hablara como lo había hecho.

- Porque tal vez es lo que prefieres - murmuré apartando la vista hacia la ventana.

Su mano se movió para cogerme la cara y con suavidad la giró hacia su lado.

- Tal vez no - me acarició la barbilla con el pulgar.

Sentí que se me ponía la piel de gallina.

- Lo que tú prefieras.

- ¿Es que puedo elegir remitente?

- Creo que ya es un poco tarde para eso.

- Qué pena - se lamentó—. Si no, habría tenido muy claro quién me hubiera gustado que fuera.

- ¿Quién? - no pude evitar querer saber.

- Me temo que eso es un secreto, al igual que lo es la identidad de mi misteriosa remitente - dijo deslizando los dedos por el comienzo de mi pelo.

Me eché a reír. El cielo se había oscurecido considerablemente desde que abriera las cortinas y ya

Apenas entraba luz en la habitación. El rostro de Taeyeon se iba desdibujando por momentos en la Penumbra.

- Vuelves a reírte - murmuró, yo asentí levemente. Seguía acariciándome el pelo y mi cuerpo Reaccionaba demasiado rápido a su tacto -. Me gusta cuando te ríes.

Estuve a punto de decirle lo mismo, pero en su lugar cerré los ojos y me concentré en el movimiento

De sus dedos cosquilleando mi cabeza.

- ¿Me perdonas por lo de antes? - susurró.

- Claro, no te preocupes.

- Ha sonado horrible lo que te he dicho, y creo que ha dado lugar a que pensaras algo que te aseguro No pienso.

- No importa, de verdad. Está olvidado.

- Te hubiera matado cuando te he visto mirándote en el espejo. Os hubiera matado a los tres. Estaba Tan enfadada contigo porque te hubieras visto así ...

- Lo siento.

- ¿Te has asustado mucho?

- Un poco.

- Sé que ...

- Parece gangrena - le interrumpí.

—Sé que tiene un color muy oscuro, pero te garantizo que no se parece en nada a la gangrena.

Dentro De poco, empezará a remitir —me dijo cariñosamente al tiempo que deslizaba el dedo con suavidad Acariciando el contorno de mi rostro.

Encendió la luz de la mesilla y me miró.

- Tengo que darte la pomada o ... ¿prefieres que lo haga Sunny?

- Como quieras.

- No, lo que tú prefieras.

- Vete a casa, ya llevas muchas horas aquí - respondí sin sentir lo que decía.

- Qué manera más elegante de decir que tienes ganas de perderme de vista ...

- Ya sabes que eso no es verdad.

Enarcó la ceja izquierda por respuesta. - Prefiero que me la des tú - admití. Ella sonrió satisfecha por mi confesión, yo la miré mientras se ponía los guantes de látex y se hacía del espeso ungüento -. En el fondo te gusta que te prefiera a ti - no tardé en comentar tras advertir su regocijo—. ¿No me digas que eres celosa? - Su sonrisa se transformó entonces en una carcajada—. No pasa nada, yo también lo soy.

- ¿Y de qué tienes tú celos? - preguntó.

- Hasta del aire que respiras.

Aprecié que se ruborizaba aunque continuara con la aplicación.

- Ven conmigo al Havet - susurré—, por favor - supliqué cuando no obtuve respuesta—. Me Portaré bien, te lo prometo. Me mantendré a un metro de ti en todo momento.

- ¿Pero qué te ha dado ahora con el Havet?

- El Havet me da igual, solo quiero seguir viéndote cuando salga de aquí.

- Tiffany ... - suspiró.

Su bata abierta me rozó de nuevo los dedos y agarré el botón como lo había hecho antes. Se sonrió Cuando lo hice. Volvió a mirarme mientras cerraba el tubo y desechaba los guantes de látex.

- ¿Puedo preguntarte cómo se llama tu ex?

- ¿Por qué quieres saberlo? - terminó de abrocharme los botones de la chaqueta del pijama que me había traído en el lugar del camisón habitual.

- Por saber si es chico o chica.

- ¿Acaso importa ?, lo que más te guste.

- Me gustaría más que fuera una chica.

- ¿Y eso por qué?

- ¿Porque aumentarían mis posibilidades de tener algo contigo?

- Interesante argumento - arqueó las cejas—. Hora de que descanses.

La miré en silencio. Sin embargo, ella se acercó más a mí y deslizó suavemente un mechón de pelo Detrás de mí oreja.

- En serio, muchas gracias por las rosas, son preciosas, me han encantado - dijo rozándome el Perfil de la oreja.

El vello del cuerpo se me erizó cuando sus dedos descendieron hasta el lóbulo para atraparlo con una

Ligera presión.

- ¿Por qué estás tan segura de que he sido yo?

- Porque esas rosas vienen de la persona más encantadora que he conocido en mi vida - me

Respondió acariciándome la mejilla.

La seguí con la mirada cuando se dio la vuelta encaminándose hacia la puerta.

- Tiffany - me llamé.

- ¿Sí?

Se giró hacia mí cuando su mano alcanzó el picaporte.

- Feliz Navidad para ti también - dijo con ternura.

 

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Comments

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Karly34 #1
Sube amor accidental por favor
Cass_Addiction19 #2
<3
Skyth06
#3
Chapter 23: Hermosa adaptación
natovida #4
Chapter 14: Siento que esto va a tener un triste final, apropósito de quién es la historia original?
ashleyurdiales24 #5
Chapter 11: I love it?
ashleyurdiales24 #6
Chapter 10: Me encanta
Actualiza pronto por favor
Karly23 #7
Chapter 1: Amo todas tus adaptaciones e venido a aquí solo por ti ?