capitulo 13

Afortunado Accidente

Aquel sábado quedé con Taeyeon por la tarde, aunque eché de menos no haberla visto desde primera Hora de la mañana, cosa a la que me tenía acostumbrada durante los días que pasé con ella en su casa.

Muchos sábados los pasaba con mi madre hasta mediodía, en que comíamos juntas. Era el rato que Dedicábamos para vernos los fines de semana. Después, cada una hacía su vida, ella salía con Minho o Sus amigas y yo hacían lo mismo por mi cuenta. Pero eso ocurría antes de que apareciera Taeyeon. Ahora Deseaba estar con ella cada segundo del día, y cualquier otro plan que interfiriera en retrasar el momento de verla ya no era de mi agrado. De todas formas, fue ella misma quien propuso que nos viéramos a Última hora de la tarde. Podría haber cambiado mi habitual rutina con mi madre, cosa que ya había hecho En múltiples ocasiones si algo me surgía, pero esta vez ni siquiera hizo falta. No quise quejarme cuando Sugirió la hora el día anterior, aunque fuera bastante más tarde de lo que yo esperaba y deseaba.

Después De todo me iba a llevar a BouAzzer y era la primera vez que saldría con ella por la noche. Aún faltaban Veinte minutos para verla, pero ya no aguantaba más en casa y decidí encaminarme hasta la avenida Principal, donde habíamos quedado. Me apresuré cuando vi su coche aparcado en la esquina con las Luces de emergencia encendidas. Como siempre, los latidos del corazón se aceleraron. Me asomé por la Ventanilla del copiloto pero descubrí que no estaba dentro. Miré a mi alrededor en su búsqueda y no la Encontré entre la gente que paseaba arriba y abajo en la acera, ni entre las que se agolpaban frente a los Escaparates de las tiendas. Apoyé el brazo sobre la barra embellecedora del techo de su coche y dirigí la Mirada a la acera de enfrente, por si la veía. Bajé la vista cuando oí el característico ruido que hacían las Puertas al abrirse con el mando a distancia.

— Hola, chica guapa. ¿Esperas a alguien?

Reconocí su voz de inmediato.

— A ti — me di la vuelta.

Tropecé con sus ojos, que me observaban sonrientes. Como cada día, no pude evitar sentir aquel Flechazo que me atravesaba cuando la veía por primera vez. Incluso me pasaba cuando llevaba horas con Ella y de pronto la miraba.

— Llegas pronto.

— Tenía ganas de verte — confesé. Su sonrisa se dibujó más amplia en su rostro y sus ojos me Miraron penetrantes —. Tú también llegas pronto.

— Será porque yo también tenía ganas de verte.

— Lo mío no es una suposición, sino una confirmación — dije dándole un beso en la mejilla.

Giró mi cara con la suya mientras la besaba y me devolvió el beso, pero con mayor intensidad.

— Lo mío también — susurró en voz baja junto a mi oído.

Bromeó bloqueándome las puertas del coche cuando me disponía a entrar en él. Aquella noche

Parecía especialmente contenta. Observé su juego atontada aún por el cosquilleo que me había producido Su beso, su aroma y su voz en tono confidente.

— ¿No íbamos a BouAzzer? — pregunté, acomodada al fin en el asiento del copiloto cuando vi que Tomaba otra dirección.

— Luego, ahora vamos a otro sitio. ¿Te parece bien?

Me pareció perfecto. Había sonado ligeramente misteriosa y no quise preguntar más para no Estropear la sorpresa, si es que había una. Entramos en el club náutico y recorrimos la calzada, adornada Con plantas y palmeras, hasta que llegamos al aparcamiento. Hacía una noche tan buena que parecía Primavera. El cielo estaba totalmente despejado y las estrellas brillaban junto a una luna en fase de cuarto Creciente. Caminé a su lado entre la gente que también había aparcado y se dirigían ahora hacia el Edificio principal. La seguí cuando todos entraron, y ella continuó el camino bordeando la finca. Me Rodeó el brazo al doblar la esquina y la acera se convirtió en un sendero de pizarra que nos abría paso a Través de un jardín iluminado tenuemente con farolillos. En ese instante, solo fui consciente del calor de Su mano y la leve presión que ejercía a través de la manga de mi abrigo.

— Estás increíblemente guapa esta noche, ¿lo sabías?

— Gracias — me tembló la voz y el corazón se me desbocó. No tuve valor para mirarla cuando me

Dijo aquello y continué con la mirada en el suelo, para asegurarme de no tropezar con algún saliente.

— No, no lo sabes — dijo, apoyando cariñosamente su cabeza en mi hombro.

La tensión apenas me dejó hablar, y agradecí como nunca la falta de luz para que no pudiera ver mí Rostro enrojecido. Su mano resbaló por mi brazo en una caricia hasta alcanzar la mía y entrelacé mis Dedos con los suyos a pesar de la escayola.

— Estás muy callada — musitó.

— No — es todo lo que alcancé a decir tras la descarga de electricidad que recorrió mi cuerpo con El roce de sus dedos.

Se detuvo y tiró de mi mano levemente para que me detuviera también.

— ¿Estás segura de que te apetece estar conmigo? — me preguntó con dulzura buscando mis ojos que Aún la rehuían.

— ¿Cómo puedes dudarlo? Yo siempre quiero estar contigo — al fin la miré, aunque no pudiera ver

Su cara con excesiva claridad.

Se acercó despacio a mí, aproximándose tanto sin apartar sus ojos de los míos, que por un instante Pensé que iba a besarme. Dejó escapar un suspiro y apoyó la frente sobre mis labios en su lugar. La besé Suavemente, descendiendo por el lateral de su rostro.

— Hoy te he echado mucho de menos — susurró entrecortadamente al tiempo que sus dedos se

Deslizaban entre los míos con una sensualidad estremecedora.

— Y yo a ti — le respondí al oído con un hormigueo en el estómago.

Mi respiración se agitó cuando su cara acarició la mía. Rocé con los labios su cuello antes de besarlo Y me dejé llevar por su aroma. En esta ocasión no se retiró. Ahogó un gemido cuando mis besos se Tornaron húmedos, recorriéndole la piel. Me perdí en su ardiente acogida y mi propia excitación me llevó En busca de sus labios. Me detuve antes de alcanzarlos al oír la risa de una mujer. El leve jadeo de su Aliento sobre mi boca me abrasó la piel, pero di un paso atrás, separándome de ella tras escuchar que se Acercaban. Nos miramos en silencio, con la respiración acelerada. Aún apreciaba el pecho de Taeyeon Ascender y descender por la falta de aire cuando la pareja pasó junto a nosotras. Clavé enfurecida la Mirada en sus espaldas mientras se alejaban.

— Ven, vamos — dijo cogiéndome de la mano otra vez.

Caminamos detrás de la pareja, manteniendo la distancia. No podía dejar de mirarles, de contemplar Que tonteaban entre ellos. Me pregunté cómo les sentaría que les estropearan aquel momento, del mismo Modo que habían arruinado el mío, cuando por fin parecía que Taeyeon iba a permitir que la besara.

— ¿Estás bien?

Su pregunta hizo que dejara de maldecir mentalmente a la pareja, aunque siguiera observándoles.

— Sí, bueno... no — corregí enseguida.

Se echó a reír y tomó mi rostro, girándolo para que la mirara.

— Déjales, los vas a fulminar.

Sonreí a regañadientes y desvié la vista de la pareja para prestarle atención a ella.

— Cuéntame entonces, ¿dónde vamos?

— Allí — señaló hacia el fondo del muelle.

Levanté la vista para mirar el lugar que apuntaba su dedo.

— Pero allí solo hay barcos atracados.

— ¿No me dijiste que te gustaba navegar? Es lo más parecido a eso que he encontrado para una noche De sábado.

— ¿Vamos a dar una vuelta en barco? — me brillaron los ojos.

— Y de paso cenamos — añadió ilusionada mientras me contemplaba.

La abracé en mitad del muelle sin importarme la gente que nos rodeaba. Estaba feliz cuando subí por La pasarela accediendo a la cubierta. La miré en el momento en que un camarero se acercó a nosotras Ofreciéndonos copas de champagne, cogí una cuando me guiñó un ojo, a modo de aprobación.

— Es Moët & Chandon, no se sube.

— ¿Y eso qué es? — reprimió la risa, haciendo chocar su copa contra la mía —. ¡Ah, el champagne ese tan caro!, ¿no?

— Es la mejor definición que he oído en mi vida de un Moët & Chandon — rio con una carcajada.

— Lo siento — me reí yo también.

— ¿Por qué?, me ha parecido genial — dijo rozándome la mejilla con un dedo.

Caminé hacia la proa y ella me siguió de cerca. Quería que viera el mar cuando zarpáramos. La gente Se nos había adelantado y no quedaba hueco ni en la barandilla ni en los distintos asientos distribuidos Por la zona. Me dirigí a uno de los solitarios laterales y encontré con rapidez un pequeño hueco entre dos Jardineras. Me senté y la arrastré conmigo para que se sentara sobre mí.

— Te voy a hacer daño, peso mucho.

— No pesas nada, y al revés no podemos porque yo sí que peso más que tú — dije rodeándole la

Cintura y sentándola sobre mis piernas. Apuré la copa cuando vi que ella bebía de la suya —. Está muy bueno. Es francés, ¿a qué sí?

Se giró para mirarme con ternura.

— ¿Te refieres al champagne ese tan caro? Sí, es francés.

Le di un beso en la espalda sobre su gabardina.

— ¡Anda!, perdona mi ignorancia.

Se dio la vuelta sobre mis piernas, sentándose de lado.

— Es una broma, boba — dijo quitándome la copa de la mano y dejándola junto con la suya sobre la Jardinera—. Me importa un bledo si lo sabes como si no — añadió rodeándome los hombros con su Brazo.

Permanecimos allí hasta que el barco zarpó y nos alejamos mar adentro, dejando las luces de la Ciudad a lo lejos. Estaba tan guapa sentada sobre mí, con la mirada pensativa contemplando el oscuro Mar que se escuchaba rompiendo contra el casco del barco, que solo deseaba besarla. Pero no me atreví, A pesar de que la falta de luz en la cubierta jugara a mi favor. Ni tampoco lo intenté cuando decidió Levantarse, preocupada por su peso sobre mis piernas y llevándome dentro para que cenáramos.

— ¡No me lo puedo creer! — murmuré más alto de lo que pretendía al ver a la pareja que había

Interrumpido mi beso apenas un rato antes, aparecer detrás de Taeyeon.

— ¿Qué ocurre?

— Nada — aseguré bajando la vista al suelo del pasillo que dividía las mesas a uno y otro lado del Comedor.

Al comprobar que ella calzaba zapatos de tacón alto decidí cambiar mi objetivo. La rubia caminaba Airada detrás del camarero y su pareja le seguía a muy corta distancia. Dejé que alcanzaran nuestra mesa, Cuando él estuvo a mi lado deslicé la muleta haciendo que tropezara empujando torpemente a su pareja, Aunque eso le ayudara a recuperar el equilibrio evitando la estrepitosa caída al suelo.

— Lo siento, se me ha resbalado, ¿te has hecho daño? — me disculpe cínicamente.

— No, tranquila — respondió el hombre rubio clavándome sus ojos azules, sin dar señales de

Reconocerme.

Le mantuve la mirada hasta que continuó su camino y volví el rostro, encontrándome con los ojos de Taeyeon que me observaban interrogantes.

— Lo has hecho a propósito — apuntó en voz baja, no pudiendo evitar sonreír.

— Para nada, ha sido un accidente.

— Tiffany...

— Bueno... tal vez — me venció la risa.

— Pero no se puede ir por ahí poniendo la zancadilla a la gente.

— A los inoportunos sí. Ellos han empezado primero.

— ¿Y qué se supone que tengo que hacer yo entonces con el morenito que no deja de mirarte desde Que hemos entrado?

— Usa la muleta — respondí despreocupadamente.

— ¡Ah!, ¿pero sabes de quién hablo?

Me encogí de hombros.

— Si te molesta te dejo la muleta o si prefieres lo hago yo.

— ¿Pero lo sabes o no?

— Qué más da, mientras no te mire a ti no me preocupa.

— Pues ahora me está mirando a mí.

Giré de golpe la cabeza y choqué con los ojos claros del chico moreno que me miraban desde el otro Lado del pasillo. Observé que se ruborizaba al verse descubierto y rehuyó mi mirada dirigiendo la suya Hacia la mesa. Aparté la vista yo también, porque me recordó a mí misma cuando contemplaba a Taeyeon Sin que ella lo supiera.

— Te pillé — me susurró Taeyeon—. Lo sabías.

— Pobre, no tiene gracia.

— ¿Si quieres le invito a que se siente aquí con nosotras?

— No, gracias. Me gustaría estar contigo a solas.

— Es a ti a la que mira sin descanso. A mí solo me mira cuando trata de dilucidar quién demonios

Puedo ser — comentó en voz baja y mirándome fijamente a los ojos.

— No empieces, por favor, Taeyeon — le rogué incapaz de disfrazar el gesto que acababa de alterar mi Semblante. Hacía días que había conseguido que nuestra diferencia de edad no saliera a relucir a cada Instante, y de pronto me vi al comienzo del camino, sin el más mínimo vestigio de lo avanzado.

— Cómo no te va a mirar si eres una auténtica belleza — dijo con dulzura.

Paseé mis ojos por su rostro, intrigada por si lo había dicho en serio o tan solo era su sutil manera de Suavizar su comentario anterior, a sabiendas de lo que me había fastidiado. Pero me quedé igual que Estaba porque no conseguí hallar la respuesta en sus brillantes ojos color ónice. Desvié la vista hacia el Camarero cuando apareció con nuestra comida, aunque percibiera que Taeyeon no dejaba de observarme al ignorar su cumplido.

— ¿Te ha molestado lo que te he dicho? — me preguntó suavemente cuando desapareció el camarero.

— No — negué con la cabeza—. Y tu indirecta sobre nuestra diferencia de edad tampoco. Es más, lo echaba de menos.

Deslizó su mano lentamente sobre la mesa hasta cubrir la mía.

— Tendría que haberse caído encima de su novia por inoportunos, ¿no te parece? —dijo con una sonrisa traviesa.

— Pues sí, entre lo nerviosa que me pongo yo y lo mal que lo llevas tú, ha sido justo lo que nos faltaba.

— ¿Tan mal lo llevo yo? — preguntó con una carcajada.

— Mal es poco, lo llevas fatal — confirmé divertida, aunque no tuviera gracia.

Le dije que saliéramos cuando terminamos de cenar y sacó su paquete de cigarrillos poniéndolo Sobre la mesa. Olvidó reservar en zona de fumadores y donde nos encontrábamos sentadas estaba Prohibido hacerlo. Su cigarrillo de después de cenar me sirvió de excusa para quedarme con ella a solas Y abandonar al fin el restaurante, que se había vuelto un lugar un tanto incómodo para mí. El chico Moreno, que cenaba con sus padres y una chica que parecía su hermana, persistió con sus miradas, y Aunque Taeyeon no volviera a hacer ningún comentario al respecto, sabía que era totalmente consciente de Que no cesaba de mirarme.

— ¿Hace cuánto que dejaste de fumar? — le pregunté contemplando cómo encendía el cigarrillo,

Cubriéndose con la mano para evitar que el aire apagara la llama del mechero.

— No lo he dejado, sigo fumando como puedes ver.

— Ya, pero fumas como una ex fumadora. A veces sacas el tabaco y ni siquiera te enciendes uno, Nunca te he visto fumar más de dos al día.

— ¡Qué observadora! — apuntó con gesto simpático.

— No, lo digo porque mi madre se trae el mismo lío que tú con el tabaco.

Me rodeó el brazo mientras paseamos recorriendo la cubierta. La gente aún cenaba dentro del Restaurante y por fin teníamos primera línea para contemplar el mar con la tenue luz que proyectaba la Luna. La observé cuando se detuvo ante la barandilla de proa, con la mirada perdida en el horizonte.

— Muchas gracias por la cena y la vuelta en barco, me ha encantado — susurré apoyando la barbilla En su hombro.

— De nada, preciosa, no tienes por qué dármelas. Te he tenido toda la semana encerrada en casa estudiando, es lo mínimo que podía hacer.

Estábamos tan cerca que no dudé en darle un beso en la mejilla cuando giró su rostro para mirarme.

— ¿Cuándo me vas a dejar que pague algo?

— Nunca.

— ¿Pero por qué?

— Porque no. Y eso te garantizo desde ya que no es negociable — anunció con firmeza.

— ¿Eso significa que hay otras cosas que podrían serlo?

— Depende, depende de lo que se trate.

— Me lo temía... — resoplé.

Me coloqué detrás de ella cuando advertí que tiritaba ligeramente. Se había levantado viento y la Noche cada vez era más húmeda. Estuve a punto de decirle que volviéramos dentro, pero sabía que quería Continuar mirando su mar y yo tampoco deseaba que se interrumpiera aquel momento. Parecía que Estuviéramos solas en el mundo. En la quietud de la noche solo se escuchaba el sonido del mar, el aire Me traía el aroma de Taeyeon, impregnándome de él.

Acerqué mi boca a su espalda y soplé sobre el tejido de su gabardina para darle calor con mi aliento.

Se tensó cuando me sintió, pero un leve gemido me indicó que le gustaba y continué recorriendo la parte De atrás de los hombros con mi aliento, para que entrara en calor. Me excité cuando su cuerpo se movió Sinuoso respondiendo a mis atenciones. Abrí mi abrigo y acerqué mi cuerpo al suyo para envolverla con él.

— Gracias — musitó.

— De nada. ¿Tienes menos frío?

Alzó la mano acariciándome el rostro.

— No.

— Vamos dentro entonces.

Negó con la cabeza.

— Lo decía para que siguieras haciéndome eso — susurró cariñosa.

Rocé con los labios el contorno de su oreja antes de separarme para volver sobre su espalda y Calentarla con mi aliento.

— Hoy la casa estaba muy vacía sin ti.

Su confesión hizo que me detuviera un instante.

— Puedo ir siempre que tú quieras, Taeyeon — respondí besándole el hombro.

Se dio la vuelta y abrió mi abrigo, abrazándose a mi cuerpo con una intensidad que me estremeció.

— ¿Y si quisiera a todas horas? — me preguntó hundiendo la cara en mi cuello.

— Me tendrías a todas horas. Lo único que quiero es estar cada segundo del día contigo.

Sus manos me acariciaron la espalda y yo la envolví de nuevo con mi abrigo, abrazándola con más fuerza contra mí.

— No me apetece ir a BouAzzer — murmuró al cabo de un rato.

— Pues no vayas, ¿qué te apetecería hacer entonces?

— Quedarme así contigo toda la noche.

Deslicé mis dedos entre su pelo, al tiempo que se me erizaba el vello del cuerpo al sentir sus labios Besándome el cuello.

— Pero tengo que ir, esta noche van las chicas, Blyth me llamó anoche. Le dije que iría.

Cuando llegamos a BouAzzer el lugar estaba abarrotado de gente. La música sonaba alta y el gentío Se movía de un lado a otro. Parecía muy diferente a como lo había conocido. Ahora era un local nocturno Donde la gente bailaba, cantaba y reía entre vasos de tubo que lucían bebidas de todo tipo de colores. Blyth me saludó tan cariñosamente que dudé de si Taeyeon le habría hablado de mí. Cuando me preguntó Por lo que me apetecía tomar Taeyeon se adelantó, informándole que nada de alcohol. Nos reímos cuando Interceptó la copa, adornada con una sombrilla de papel y azúcar en el borde, que Blyth me ofreció.

— Que no lleva alcohol — protestó Blyth al ver que la estaba oliendo.

— Por si acaso — dijo extendiéndomela.

Taeyeon saludó a varias de las camareras que aparecían y desaparecían detrás de la barra, luego Anunció que nos íbamos dentro hasta que llegara Sunny. Respondí a Blyth con el mismo gesto cuando me Guiñó un ojo antes de seguir a Taeyeon entre la multitud.

— ¡Qué locura! — exclamó frente al cristal de su oficina, que permitía ver a la gente divirtiéndose fuera.

— A mí me gusta.

Se giró hacia mí.

— Sí, a mí también me gustaba a tu edad, ahora prefiero el sofá de casa.

— Bueno, también me gusta mucho el sofá de tu casa — confirmé bebiendo de la copa.

Consiguió controlar la sonrisa que comenzaba a formarse en sus labios cuando comprendió por qué lo Decía.

— ¿Qué lleva eso?

— Tequila — bromeé—. No lo sé, pero está muy bueno. Toma, prueba.

La contemplé mientras bebía un sorbo de mi bebida de color naranja. Bajé la vista a su boca cuando Pasó la lengua por su labio superior limpiándose los restos de azúcar.

— Demasiado dulzón — comentó devolviéndomela, absolutamente ajena al deseo de besarla que me Había provocado aquel gesto.

La seguí con la mirada cuando se alejó hacia la mesa y encendió el ordenador. Me senté en el sofá y Giré la copa para beber por donde lo había hecho ella. Aún se apreciaba la huella de sus labios y sentí Que el grosor del azúcar había disminuido, cuando los míos cubrieron la zona que había cubierto ella con Los suyos.

— ¿Te ayudo? — le pregunté cuando oí que se quejaba porque no le salían las cuentas.

— Sí, por favor — rogó con desesperación—. A ver si tú eres capaz de saber por qué el extracto del Banco no coincide con mi Excel. Las cantidades son iguales, sin embargo no suman lo mismo.

— Quizá alguna celda no esté en formato de número sino de texto, y no te la esté sumando.

— Eso me imaginaba, pero acabo de seleccionar todo dándole un mismo formato. Sigue igual.

— Es que Excel hace esas putadas, a veces no te lo recoge cuando se hace de golpe.

— Entonces olvídalo. No voy a ir ahora una por una, hay demasiadas.

— ¿Puedo? — pregunté señalando la pantalla del ordenador.

— ¡Cómo no! — se levantó ofreciéndome su sillón.

Recorrí las cantidades sumándolas mentalmente, mientras Taeyeon bordeaba la mesa y cogía otra silla Para sentarse a mi lado.

— Esto debería sumar 126.889, sin embargo, suma 124.368. Te faltan... 2.521, ¿es correcto?

— ¿Cómo has dicho? — me miró perpleja y se abalanzó sobre el extracto del banco para

Comprobarlo—. No es posible, ¿puedes sumar más de noventa celdas de cabeza en segundos?

Me reí buscando la cantidad que faltaba por si pertenecía a un solo concepto, aunque no recordaba Haber pasado por una celda con ese importe. Lógicamente, no tuve suerte y repasé las cantidades Buscando las que pudieran sumar el dinero que faltaba.

— Esta, esta y esta... suman 2.521 — dije coloreándolas en rojo.

— Eres un auténtico genio — su mirada aún me contemplaba atónita—. En mi vida había visto algo parecido. ¿Cómo lo haces?

Me encogí de hombros y le di un truco para que no tuviera que ir celda por celda, en caso de que le Volviera a ocurrir lo mismo. Bajé la vista a su mano al ver que anotaba algo.

— ¿Cuánto es 1.158.357 más 222.501 más 17.229?

— ¿Me estás escuchando? — protesté cuando vi que no me estaba haciendo caso.

— ¿Cuánto?, por favor — me rogó.

— 1.398.087 — respondí.

Miró a su calculadora y levantó la vista sorprendida.

— ¡Joder! ¡Es impresionante! — exclamó paseando los ojos, aún asombrados, por mi rostro. Se

Reclinó acomodándose en la silla y continuó observándome con satisfacción—. ¿Cuál es la raíz cuadrada de 39.016?

— ¡Taeyeon!

— Dímela — dijo suavemente.

— 197,52 — tardé un poco más en responder.

— ¡Espectacular! — Susurró comprobándolo en su calculadora—. ¿A qué edad aprendiste a leer?

— A los tres ya leía.

— ¿Te enseñó tu madre?

— No, aprendí sola, con las revistas de mi madre. Creo que siempre he sabido leer —respondí al tiempo que me daba cuenta de lo raro que sonaba aquello.

— Asombroso — exhaló posando la mano en mi rodilla.

Nos sobresaltamos cuando sonó el teléfono. Lo atendió a mi lado y percibí a través del pantalón que sus dedos me acariciaban mientras hablaba.

— Era Blyth, Sunny ya está aquí — me informó.

— Antes no me has escuchado, hay un truco para que no tengas...

— Control + Y — me interrumpió—. Claro que te escucho. Muchas gracias. Por cierto, estás contratada.

— No quiero un contrato.

— ¿Entonces, qué quieres?

— Que me quieras — murmuré poniéndome en pie sin mirarla.

— Eso ya lo hago — dijo en voz baja cuando pasé por su lado.

Mi móvil sonó mientras me alejaba de la mesa con el corazón acelerado. Vi que era Bora y contesté enseguida.

— ¿Te importa si vienen Bora y Anthony? — pregunté cubriendo el altavoz.

Negó sonriente desde el otro lado de la mesa y yo le di a Bora las indicaciones para que pudieran llegar.

— Gracias — dije cuando colgué—. Últimamente no nos hemos visto mucho.

— De nada. ¿Estás segura de que tus amigos no me odian?

— ¿Y por qué iban a hacerlo? — cuestioné sorprendida.

— No fui especialmente simpática con ellos el día que nos conocimos.

— ¡Ah! — Exclamé recordando el memorable momento—. No te preocupes por eso. Te dieron la razón en cuanto saliste por la puerta.

— Bueno... es que la tenía — confirmó presuntuosa.

Sunny me recibió con un abrazo y tan extrañada de verme allí que busqué a Taeyeon antes de contestar, Pero se había quedado rezagada saludando a un grupo de personas, dejándome sola ante el peligro.

— Me encontré con Taeyeon el otro día por casualidad y me dijo que hoy tocabas aquí. He venido con unos amigos para verte — mentí irremediablemente ante la presencia de Blyth.

— Genial. ¿Conoces ya a Blyth?

— Sí, nos acaban de presentar — mintió Blyth por mí en esta ocasión, y nuestras miradas coincidieron brevemente.

— Ven, que te presento a las chicas — dijo tirando de mi ropa.

Dediqué a Blyth una sonrisa de agradecimiento, que me devolvió antes de que siguiéramos a Sunny Hasta la barra principal. Mi cara se convirtió en una mueca cuando fue pronunciado el nombre de sus Amigas: Laia, Laila, Leila y Lara.

— Puedes reírte — dijo Sunny.

Estaba haciendo unos esfuerzos impresionantes por no hacerlo allí mismo, pero solté una carcajada cuando vi que todas se reían.

— ¿Qué tiene tanta gracia? — preguntó Taeyeon detrás de mí.

— Te has perdido la cara de Tiffany con el nombre de las chicas — le informó Blyth.

— Sun, ¿por qué siempre te adelantas? Quería verlo...

— Ahora comprendo el nombre del grupo. L's — confirmé—. ¿Es también en honor a L, la serie?

— ¿Tú ves esa serie? — me preguntó Taeyeon en voz baja, no sin cierta sorpresa.

Asentí tímidamente al percatarme de la complicidad en el rostro de Blyth. Reparé en que la mirada de Sunny se posaba detrás de mí y me di la vuelta para saber qué observaba. Tropecé con el café profundo De los ojos de Yuri Kwon y noté que las dos nos azoramos ligeramente al encontrarnos inesperadamente Cara a cara. Me acordé de que Taeyeon me había dicho que era prima de Sunny, hasta aquel instante lo Había olvidado por completo. Era la última persona que esperaba ver allí.

— Hola Yuri — tardé en saludar, aunque lo hice antes que ella.

— Hola. Me estabas pareciendo tú... ¿Qué te ha ocurrido? — le tembló la voz y recorrió mi cuerpo

Hasta mi pie escayolado.

— Me atropelló un coche, pero ya estoy bien.

— ¿Os conocéis? — preguntó Sunny sorprendida.

— Sí — contestamos a la vez y vi que Yuri me miraba desviando con rapidez la vista hacia su prima.

Desvié la vista yo también y choqué con los ojos de Taeyeon, que me observaban intrigados en silencio.

Supe que nuestra extraña reacción había captado el interés de todas, y el de Taeyeon, sin la menor duda. Me Sentí incómoda y rehuí sus ojos sacando el móvil para comprobar que no me hubieran llamado los chicos, Que no estuvieran perdidos en algún lugar. Con la música tan alta era imposible oírlo, sin embargo, sí oía A Yuri decirle a su prima que me conocía de cuando practicábamos Parkour, y también cuando quiso Saber de qué me conocía ella a mí. Reconocí enseguida a las dos chicas que acompañaban a Yuri y las Saludé también.

— ¿Por qué no me lo has contado? — me preguntó Taeyeon al oído cuando caminábamos hacia el otro Lado del local.

— ¿El qué? ¿Qué nos conocíamos? Lo hice.

— No, lo que hay entre tú y ella.

— Entre ella y yo no hay absolutamente nada.

— Pues no es lo que me ha parecido.

— ¿Y por qué iba a mentirte? Si te digo que no hay nada es porque no lo hay.

— ¿Pero lo hubo?

— No — negué—. Nunca ha habido nada.

Me miró fijamente a los ojos y tuve la certeza de que trataba de leer en mi mirada si le mentía o no.

Me quedé de pie apoyada en la muleta cuando todas fueron acomodándose en los sofás y butacas frente al Escenario. No conocía aquella parte del local. La tarde que estuve las puertas correderas estaban Cerradas impidiendo el acceso a aquella zona reservada para las actuaciones en directo. Bajé la vista al Suelo cuando Yuri se acercó a Taeyeon.

— Ven, siéntate conmigo — me indicó Blyth desde uno de los sofás.

Agradecí que me invitara a sentarme con ella. Aún me sentía un tanto molesta ante la desconfianza de Taeyeon, y comenzaba a ponerme celosa la proximidad de Yuri hablándole al oído.

— Taeyeon me ha dicho que estudias medicina.

— Sí.

— ¿En qué curso estás ya?

— En tercero.

— Taeyeon también me ha dicho que tocas muy bien el piano.

— Eso lo veo difícil, jamás me ha visto tocar.

— Sí, eso me lo ha dicho también — se rio abiertamente.

— ¿Entonces cómo puede saberlo? — pregunté, y mis ojos buscaron a Taeyeon, que me contemplaba Mientras Yuri continuaba con confidencias a su oído.

— Precisamente por eso, porque nunca quieres que te vea.

— Tal vez sea porque lo que no quiero es que vea cómo lo aporreo.

— Ven conmigo — dijo cogiendo mi mano y obligándome a abandonar el sofá.

La seguí sin saber dónde íbamos. Entramos por una de las puertas de acceso exclusivo para el Personal, y tras caminar por un pasillo con más puertas aparecimos detrás del escenario. Vi que todo Estaba dispuesto para la actuación de las chicas. La batería, los teclados, la guitarra eléctrica, el bajo y Hasta una trompeta esperaban en la oscuridad. Blyth encendió dos focos y se sentó frente a un piano Digital situado contra una de las paredes.

— Siéntate aquí conmigo — me señaló el espacio que había dejado a su derecha en el banco.

Se oía la música, el golpeteo de los vasos al chocar y el barullo de la gente al otro lado del telón. Me

Senté a su lado y la miré cuando levantó la tapa, dejando ver las relucientes teclas blancas y negras.

— ¿Empiezo yo? — preguntó con amabilidad.

Asentí y observé sus manos deslizarse sobre las teclas.

— Pasacalle, de Händel — murmuré cuando tocó las primeras notas.

— Genial, la conoces.

— Sí — confirmé.

— ¿Lo intentamos juntas?

Aunque dudara de que la escayola me dejara hacer el juego de muñeca que necesitaba para alcanzar Sin problemas todas las teclas no quise negarme. Apenas nos llevó unos segundos acompasarnos, a pesar de qué hacía un mes y medio que no tocaba el piano.

— Tocas de maravilla, Tiffany — susurró.

— Y tú.

— ¿Desde cuándo tocas?

— Los cuatro años, ¿y tú? — quise saber.

— Los seis. ¿Más rápido?

— Más rápido — afirmé.

Los dedos de Blyth volaron sobre el teclado y yo la seguí hasta que terminamos muertas de risa.

— Absolutamente espectacular — dijo una voz a nuestra espalda.

Blyth y yo nos giramos a la vez. Sabía que era Taeyeon, aunque su voz sonara más grave y profunda de Lo habitual. Estaba apoyada en la pared de la entrada con un vaso de tubo entre las manos.

— ¿Puedo quedarme? — nos preguntó sin cambiar de posición.

— Por supuesto — dijo Blyth—. Yo tengo que regresar a mis quehaceres, pero cuídame a Tiffany, es la mejor compañera de piano que he tenido en mi vida.

Advertí la pierna de Blyth golpeando la mía disimuladamente antes de levantarse y caminar hacia la puerta, dejándome a solas con Taeyeon.

— ¿Quieres? — me ofreció la bebida cuando se detuvo a mi lado.

— No, gracias.

— Es Coca-Cola, te la traía a ti.

— Muchas gracias — dije aceptándola en esta ocasión.

— ¿Puedo? — señaló el espacio que había ocupado Blyth. Asentí al tiempo que bebía un trago. Me miró y luego dirigió la vista sobre las teclas—. ¿Tocarías otra vez?

— Yo es que soy de música más contemporánea.

Se echó a reír.

— Toca lo que quieras, solo quiero oírte.

Me decidí por una pieza del compositor Greg Maroney. Lo había descubierto en YouTube y había aprendido a tocarla de oído.

— Preciosa, ¿cómo se llama?

— Breathe.

— Justo como me siento yo ahora. Me he quedado sin respiración al oírte tocar.

— Gracias.

— A ti por tocar tan maravillosamente bien — susurró tomando mi mano izquierda para besarla.

Un escalofrío me recorrió el cuerpo.

— Tócala otra vez, por favor — me pidió.

Volví a tocar Breathe y la miré cuando su mano se deslizó suavemente acariciando mi espalda. La Encontré con los ojos cerrados sintiendo la música. Bajé la vista a sus labios y volví al teclado con rapidez, cuando el deseo de besarlos estuvo a punto de hacer que perdiera la razón.

Aún me temblaba el cuerpo cuando volvimos con el resto de las chicas.

Aquella noche Sunny y yo nos conocimos un poco más a fondo.

Confirmar sus propias sospechas, o las que Yuri le había infundado, sobre cuáles eran mis preferencias, hizo que ella se abriera conmigo. Supe entonces que había algo más que le unía al Havet, Que no solo eran los conciertos de los fines de semana, el objetivo principal de pasar tantas horas en Aquel local. Sunny estaba enamorada de una de las propietarias de la sala. Mejor dicho, de la pareja de La dueña de la sala. Al parecer, había bastante diferencia de edad entre Alejandra y su novia, Maika. Sunny mantenía que era imposible que Alejandra aún la quisiese. Me pregunté qué consideraba Sunny por bastante diferencia de edad. A mí me volvía loca Taeyeon, y era obvio que entre nosotras había Una importantísima diferencia de edad, pero eso no hacía que mis sentimientos por ella se vieran Resentidos. Me animé a preguntar cuántos años suponía aquella diferencia y me respondió que unos Catorce. Alejandra tenía treinta y seis y Maika alrededor de los cincuenta, si no los había superado ya. Me pareció insignificante si lo comparaba con la que existía entre Taeyeon y yo. Sobre todo porque en Nuestro caso se vería acrecentada, ante los ojos de los demás, debido a que yo aún era menor de edad. Me había quedado en la cabeza la conversación mantenida con Sunny, incluso cuando Bora y Anthony Por fin aparecieron y coreaban como locos las canciones junto a las L's. Aunque sabía que Sunny no lo Tenía fácil con Alejandra, me hallaba en desventaja ante la similar tesitura que ambas vivíamos. En cierta Manera, me sentía demasiado cercana a aquella situación que me había descrito. Horas y horas Compartidas con alguien a quien no sabes si realmente le importas.

— ¿Sabes cómo se llama la morena? — me preguntó Bora al oído.

Seguí la dirección que apuntaba su dedo y vi que se refería a la chica que tocaba los teclados y hacía los coros a Sunny.

— Laia, Laila, Leila o Lara.

— ¿Me estás tomando el pelo?

— Te juro que no, se llaman así. Creo que es Laia, pero espera.

Vi que me hacía una mueca cuando me volví para confirmarlo con Taeyeon, pero no le hice caso.

— Es Laia — me confirmó.

— ¿Sabes si tiene novia? — le volví a preguntar.

Sonrió y se acercó más a mi oído.

— No, que yo sepa. ¿Por qué tanto interés?

— No soy yo la interesada.

— ¿Seguro?

— Segurísimo. A mí quien me interesa es otra.

— ¿Ah, sí? No tenía ni idea, ¿la conozco?

— No creo — me reí siguiéndole el juego.

Noté que me sujetaba de la manga de la chaqueta atrayéndome más hacia ella.

— Tal vez sí. ¿Cómo se llama?

Me separé ligeramente y le dediqué una mirada de complicidad antes de girarme para informar a Bora. La gente se agolpaba a nuestro alrededor y los cuerpos se pegaban unos a otros, confundiéndose Bajo la única fuente de luz proveniente del escenario.

— ¿No me vas a decir su nombre? — me susurró de nuevo al oído.

No contesté, pero busqué su mano disimuladamente, aprovechando el tumulto que nos rodeaba. En Cuanto la rocé, sus dedos se entrelazaron con los míos. Dejé de prestar atención a las L's y me centré en Nuestras manos unidas, que se devolvían las caricias a escondidas de los demás. Permanecimos así hasta Que las chicas abandonaron el escenario y la música volvió a sonar en los altavoces. Le di las gracias Después de que tomara la iniciativa de presentar a Bora y Anthony a las chicas. Nadie pudo sospechar que El verdadero motivo de su repentino gesto fuera la creciente atracción que se reflejaba en los ojos de Bora ante la presencia de Laia. Volvimos a ocupar nuestra zona de sofás y Taeyeon se unió a Blyth y a mí

En nuestra conversación. Hablando de todo y nada, descubrí que el padre de Taeyeon había fallecido

También. Hacía ya muchos años de aquello, y al parecer ya estaba divorciado de su madre cuando un

Fulminante ataque al corazón lo desplomó en plena calle. Aunque Taeyeon no sonó afectada cuando relató

Brevemente lo ocurrido, me pareció muy joven para haber perdido ya a sus dos padres. Seguía sin saber

Qué le había pasado a su madre, pero lógicamente no pregunté.

Casi ni reparé en los tres chicos que saludaron al grupo hasta que la mirada de Anthony y la mía se Cruzaron.

 Percibí un brillo especial en sus ojos y miré al rubio de pelo muy corto con el que estaba Hablando. Me di cuenta de que le gustaba. Dirigí la mirada a Bora para saber qué era de ella, y la Encontré haciendo reír a Laia. Cuando quería era muy divertida, me pregunté qué anécdota le estaría Contando. Mis ojos tropezaron sin querer con los de Yuri, pero desvié la vista tropezándome ahora con Los de Taeyeon, que me miraban. Levanté la mirada frente a mí, cuando una mano de mujer se posó, por Detrás del sofá, en su hombro y se deslizó hasta alcanzarle el rostro, obligándole a echar la cabeza hacia Atrás. Apenas pude ver su cara antes de que se agachara y la besara cariñosamente en la mejilla. Su pelo, Aunque más rubio, se confundió enseguida con el de ella cuando sus cabezas se juntaron. La observé al Incorporarse para saludar a Blyth. Parecía más mayor que Taeyeon, aunque posiblemente tendría la misma Edad. Taeyeon no aparentaba su edad ni de broma, y perfectamente podía sostener que tenía treinta sin que Nadie lo hubiera dudado jamás. Poseía una piel magnífica, sin arrugas, por más que ella pensara lo Contrario. Miré sus ojos cristalinos como el agua y le devolví el escueto saludo que me dirigió Educadamente. Supe al instante que era su ex, pero si aún albergaba alguna duda en mi interior, Taeyeon la Disipó cuando rehuyó mi mirada y se puso en pie, alejando a la mujer de donde nos hallábamos sentadas. La seguí con la mirada mientras bordeaba el sofá para reunirse con ella. Cuando la alcanzó, me fijé en Que Taeyeon era un poco más alta. Bajé la vista a su cintura en el instante que la mujer la rodeó, al tiempo Que se alejaban aún más entre la gente. Regresé a mi conversación con Blyth, tratando de ignorar aquella Mano que rodeaba a Taeyeon de un modo que me dolía.

— No es lo que parece — le oí decir a Blyth en voz baja cuando volví a mirarlas y vi que la mujer

Rubia aún mantenía su mano en la cintura de Taeyeon mientras hablaban, ahora, frente a frente.

Bajé la vista tímidamente al suelo al sentirme descubierta, pero no tardé en levantarla para mirar a Blyth, y esbocé una sonrisa que se dibujó triste, en agradecimiento por sus palabras.

— En serio, no lo es — me dijo otra vez.

— Tampoco pasaría nada aunque lo fuera. Es lo que hay. Y lo que hay es nada aunque yo me niegue a reconocerlo.

— Dudo mucho que no haya nada.

— No, no lo hay — aclaré con rapidez ante el temor de que pensara que Taeyeon y yo habíamos ido más Allá. No me importaba lo que los demás pudieran pensar de mí, pero no estaba dispuesta a tolerar que Alguien pensara de Taeyeon lo que no era.

— No hablo de nada físico, sino emocional — habló como si hubiera sido capaz de leerme el pensamiento—. Jamás en mi vida había visto a Taeyeon tan feliz como la veo últimamente.

Miré sus ojos azules detenidamente y sentí que sus palabras habían sido sinceras.

— Gracias.

Cuando una de las camareras reclamó la atención de Blyth, no me apeteció quedarme allí ni unirme a Los chicos, que parecían encantados con sus respectivas compañías. Al menos, alguien era feliz aquella Noche. Yo también lo había sido, hasta que aquella mujer rubia me recordó con su presencia que no tenía Nada que ofrecer a Taeyeon. Me escabullí entre la gente y salí a la terraza. Necesitaba respirar. Me separé Del cristal para que la tenue luz de los focos no iluminara mi cuerpo en la noche. No había nadie fuera Más que yo y el murmullo del mar que se oía a lo lejos. Oculta en la oscuridad, busqué la mejor Perspectiva para observar a Taeyeon y a aquella mujer sin ser vista. Las atenciones de la rubia iban cada Vez a más y sus miradas y gestos hacia Taeyeon eran, sin lugar a dudas, excesivamente cariñosos. Me Pareció advertir, en la distancia, que Taeyeon comenzaba a mostrarse incómoda, pero no estaba del todo Segura. Permitía que la rubia le acariciara el rostro y tocara su pelo. Retiré la vista al volverse borrosa a Través de las lágrimas cuando la mujer la abrazó y Taeyeon le devolvió el abrazo. Oía mi propia Respiración, de lo profunda y dificultosa que se había vuelto tras presenciar aquello. Volví a mirarlas y Descubrí que Taeyeon rehuía el beso que la rubia pretendió darle en los labios, en su lugar le besó la mejilla Antes de separarse de ella. Se me había encogido el corazón contemplando la escena y me dirigí hacia el Extremo de la terraza con intención de esconderme al ver a Taeyeon encaminarse de vuelta a donde Habíamos estado sentadas. Me apoyé en la barandilla, pegada a la parte que colindaba con la terraza de Su oficina y dirigí la mirada al mar, aunque no consiguiera distinguirlo. Necesitaba calmarme y dejar de Sentir esa extraña mezcla de celos, dolor y rabia que desató en mí la visita de su ex. No miré cuando, Pasados unos cuantos minutos, oí que se abría la puerta que daba acceso a la terraza.

— ¡Por fin! ¡Estás aquí! Llevo un rato buscándote — dijo caminando hacia mí.

Reconocí la voz de Taeyeon antes de girarme.

— Sí. Me apetecía tomar un poco el aire, pero ya estaba a punto de entrar. ¿Ha vuelto Blyth? — pregunté dirigiéndome a su encuentro.

— Está en la barra principal.

No dije nada y pasé de largo sin mirarla cuando llegué a su altura, pero su mano agarró la mía,

Obligándome a darme la vuelta.

— No es lo que crees — me dijo suavemente.

Me encogí de hombros.

— Yo no he dicho nada — murmuré sin levantar la vista del suelo.

Volvió a tirar de mi mano, impidiendo que continuara caminando.

— Solo es una amiga.

— No tienes por qué darme explicaciones.

— Pero quiero dártelas, porque pienso que te estás equivocando.

— Como quieras. Aunque en realidad, puedes hacer lo que te dé la gana, conmigo no tienes nada.

— ¿Cómo que no tengo nada contigo? No debería tenerlo, pero lo tengo.

— No, no lo tienes.

— ¿No tengo nada con alguien con quien me paso horas abrazada?

— Si es por eso, a ella también la abrazas y dices que tan solo es una amiga. ¿Entonces?, ¿qué soy yo? — al fin la miré.

— Tú eres lo mejor que me ha pasado en la vida — susurró acercándose a mí y rodeándome en un Abrazo.

— ¿Por qué no deberías?

— Porque tú tendrías que estar con alguien de tu edad, como tus amigos.

— Quizá también sería mejor estar con alguien del o opuesto — dije deshaciendo nuestro abrazo.

— No es lo mismo — me retuvo entre sus brazos.

— ¿Por qué no?

— Porque si no te gustan los chicos, no tienes por qué salir con ellos. Hoy en día uno puede elegir con quién quiere estar.

 

— Al parecer, yo no — repuse antes de encaminarme dentro del local.

 

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Comments

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Karly34 #1
Sube amor accidental por favor
Cass_Addiction19 #2
<3
Skyth06
#3
Chapter 23: Hermosa adaptación
natovida #4
Chapter 14: Siento que esto va a tener un triste final, apropósito de quién es la historia original?
ashleyurdiales24 #5
Chapter 11: I love it?
ashleyurdiales24 #6
Chapter 10: Me encanta
Actualiza pronto por favor
Karly23 #7
Chapter 1: Amo todas tus adaptaciones e venido a aquí solo por ti ?