Cierta pelinegra se encontraba durmiendo en la habitación de su casa, el rostro de esta chica reflejaba paz y tranquilidad, y no solo eso, también se le veía tan serena… como si de un ángel se tratara. Pero acuérdense que no todo es bueno en esta vida. Aun cuando esta chica se veía angelical, no se dejen engañar por su apariencia serena y tranquila, ya que, una vez despierta esta chica era todo lo contrario. Era muy conocida por ser muy posesiva a lo que se refería en todo, con sus amigas, sus padres y todo lo que la rodeaba. Pero, en como todos los casos, había una excepción, y pues, la excepción era una chica llamada Jessica, una de las chicas más populares que había en todo su universidad, pero sin que esta supiera, ya que, Jessica era muy tímida y su aspecto frio tampoco ayudaba, pero esto mismo (el aspecto frio)  era lo que la había hecho popular.

Todos en la universidad sabían que la chica con la sonrisa más hermosa, estaba enamorada de la chica con aspecto frio, pero, la chica fría no se había dado cuenta de esto. Jessica parecía estar en otro mundo, ignorando lo que pasaba a su alrededor y prefería pasarse leyendo libros a entablar conversación con alguien más. Aunque Tiffany había logrado ser su amiga, solo eso, una amiga, pero, ella quería más, quería a Jessica para ella sola, quería abrazarla, besarla y hacer mil cosas con ellas y así, demostrar que Jessica era de ella, solo de ella, aunque lo había logrado un poco, alejando a todo o toda persona que se acercaba a Jessica.

Todo iba bien entre ellas dos, hasta que un día, Jessica le había contado que estaba esperando un príncipe… ya que, Jessica era toda una soñadora, esperando un romance como los libros más románticos y cursis que leía. Como decía, Jessica podía parecer fría, pero eso era mentira, cuando la conocías te dabas cuenta que era la chica más tierna, dulce, enamoradiza que podía existir en todo el mundo.

Desde la confesión de que Jessica esperaba a su príncipe, Tiffany trato de cambiar su aspecto para parecer un chico pero desistió al darse cuenta que eso no era lo que ella misma quería, Tiffany amaba ser un chica y siempre lo sería.

-Tiffany, es hora de levantarse – escuchó la voz de su padre, haciendo que esta abriera sus ojos lentamente.

-Bien, papá, gracias por despertarme – fue lo único que dijo para levantarse de la cama y quitar la sabana que la cubría.

Y fue ahí, donde se dio cuenta que algo raro estaba pasando, abrió sus ojos con miedo al sentir algo entre las piernas, ¿Qué mierda estaba pasando