Capitulo 10 Tu compañia es mi mejor Desayuno
Aprendiendo a vivirHabía despertado temprano como cada mañana lo hacía, pero esta vez estaba cargada de una energía desbordante que la impulsaba, sentía que en cualquier momento la energía de su cuerpo la llevaría a sufrir un corto circuito, se sentía feliz y esperanzada, con ganas de que el tiempo se detuviera en el momento en que sus ojos se encontraran con los de Taeyeon
En el reproductor sonaba Shake it off de Taylor Swiff, como buena americana moría por esos ritmos despreocupados, bailaba por toda la sala brincando de un sofá a otro, riendo como una niña pequeña, se siente emocionada como aquella vez que le compraron una bicicleta rosa, se siente tan feliz que no puede dejar de sonreír. ¿Cómo poder esconder algo que llena tu ser? Algo que te transporta como si estuvieras flotando con el viento, y viajaras con él a cada rincón espacial, esta era una felicidad diferente, de esas donde lloras por toda la paz que inunda tu corazón.
Decidió que era tiempo de arreglarse, quería lucir hermosa aunque fuera solo un desayuno, quería que Taeyeon quedara embelesada de ella, claro que le resultaría difícil ver a través del abrigo, pero aun hacia mucho frio como para andar sin él, termino por decidir que sería mejor algo cómodo que la hiciera ver bien, se decidió por un suéter de cuello alto negro que se ajustaba a su figura, unos jeans negros que se adherían a esas piernas tonificadas por la danza, sus botines inseparables y su gran amigo “el abrigo rosa”, estaba satisfecha con ese resultado, guardo en su maleta todo lo que ocuparía aquel día por el doble ensayo y una nota que había preparado para Taeyeon, sería su primer movimiento esperando que le agradara a la poeta, suspiro lenta y profundamente dejando ir los nervios.
Entro en aquella cafetería después de haber caminado 15 minutos, en efecto la mañana era fría, húmeda, sin embargo estaba acostumbrada a ese clima, su clima favorito.
Buen día Minzy – saludo a la joven encarga de aquel café que tanto le empezaba a gustar Buen día Señorita Tiffany, la señorita Taeyeon la está esperando, ¿le puedo ofrecer un capuchino para combatir este frio? Me parece bien y unas galletas de avena con arándanos por favor – le contesto sonriendoSe llenó de valor con aquella sonrisa que emitió y se dirigió a paso lento hacia donde se encontraba la poeta, se veía tan linda con el cabello suelto mirando hacia la nada, se mostraba serena, con la mirada perdida en la ciudad
Buen día Tae – su saludo solo reflejaba toda la felicidad encapsulada, toda la energía que le proporcionaba aquel momento. Oh, buen día Tippany – la respondió de la manera más tierna jamás vista por ella, le dieron tantas ganas de agarrar sus mejillas y mirarla a los ojos eternamente si es que eso se podía Espero no haberte hecho esperar – le dijo apenada, la impuntualidad no era lo suyo pero al parecer Taeyeon era aún más propia que ella Para nada, no tiene mucho que llegue – Tiffany se percató de que ya Taeyeon ya no tartamudeaba, lo que era clara señal de que ya no la ponía nerviosa Aquí tienen señoritas, provecho – intervino Minzy, quien sonrió por aquella escena que veía, donde las dos intentaba no ser tímidas, se alejó contemplando tan bella estampa Te traje el libro de poemas, espero que te guste – le dijo Taeyeon sonriéndole tiernamente se veía tan frágil pero tan transparente que la hacía suspirar inconscientemente Gracias, tiene mucho que lo publicaste – le pregunto mientras tomaba aquel libro con ansiedad queriendo saber todo acerca de ella Hace un año, es el último libro que publique – le contesto con una sonrisa Cuantas has publicado Tae – la miraba a los ojos queriendo desarmar la pena e incomodidad de su poeta Solo, mm cuatro – dijo mientras se le teñían las mejillas de un color rojo muy tenue Bueno, cuatro son muchos, me he perdido mucho de ti y desde cuando te empezó a gustar la poesía – le pregunto y sonrió al ver que la cara de Taeyeon empezaba a teñirse aún más de un color rojizo ¿la había apenado? No lo sabe pero incluso así era mas hermosa Desde siempre creo, mi mama me regalo un libro cuando era pequeña “Como acercarse a la poesía” de Ethel Krauze, desde entonces empecé a ver poesía en todo lados, empecé a querer embellecer incluso lo mundano, lo ordinario podría ser extraordinario si lo describía con metáforas, o en mi caso hablar del dolor de manera poética era un tipo de catarsis, algo que me permitía plasmar lo que realmente era o soy – le respondió con la vista perdida en el horizonte, Tiffany se dejó embriagar por aquellas palabras tan hermosas pero con una mezcla de nostalgia y tristeza, preguntar porque le decían la poeta triste no parecía adecuado, además lo único que deseaba ahora era acercarse, abrazarla y borrarle la tristeza con pala
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