Día IV: A Rose for Epona

My Dark Angel
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Megumi rodeó el dojo sin apuro, pero permanecía intranquila. Los últimos días se había sentido observada y perseguida por las noches, y sabía la razón: su pequeña hija de quince años. Había luchado fervientemente incluso para que le dejaran elegir su nombre, pero de todas formas su Alteza Valtor había insistido, más como una orden, que se le pusiese un nombre de ascendencia coreana. Parecía no bastarle con haberle cambiado su nombre de ascendencia dorada a uno humano, tan vulgar y sin gracia que le había hecho enfurecer en ese momento: Megumi. Incluso podía jurar que sonaba similar a alguna marca de chicles humana.

¿Cuánto había pasado desde que había pisado ese territorio? Su tierra natal, se obligó a pensar. No le gustaban los cambios.

Así que cuando Valtor sugirió el nombre de “Taeyeon”, le pareció que quedaría bien, a pesar de no querer aceptarlo. Mujer de gran belleza.

En el momento en el que supo que estaba embarazada, lloró; y lloró porque sabía lo que le pasaba a uno de los hijos de cada generación del linaje Kim: morían. Siempre morían. Inmediatamente después de enterarse, intentó ocultarlo, pero sabía que era en vano: tarde o temprano su Alteza lo descubriría y sería peor. Al menos, tendría la oportunidad de ver una parte de la vida de su bebé.

Cuando Acheron se reveló inesperadamente contra su Alteza, fue un completo golpe bajo. Touché, como dicen. Siendo la mano derecha de Valtor, era la mayor que se podía cometer. Aunque claro, si eres tan poderoso, entonces no te gustará que alguien más te opaque, querrás tener todo el poder y la atención tú. Control y poder.

Valtor ya tenía planeado enviar lejos a Taeyeon, pues allí no se podría criar. Si se criaba allí, no la podrían matar por su obvia posesión de poder y sería casi como un crimen. En cambio, decidía cada mil años un lugar en el mundo al azar, aunque tenía preferencias por Asia. Se suponía que elegía con anticipación quienes la acompañarían y harían de sus padres hasta que cumpliera la mayoría de edad (sí, porque el Golden más poderoso siempre nacía dieciocho años antes de efectuarse el Ritual), pero esa vez no se había podido. Con todo lo de la traición y la poca planeación Valtor tuvo que improvisar. Envió lejos a Megumi con su pequeña hijita, a algún lugar en Corea.

Megumi había adoptado una vida casi humana: trabajaba, viajaba, cuidaba su hogar, tenía una hija, tal vez uno que otro novio… pero jamás conseguía librarse de las reuniones anuales. Por eso estaba tan inquieta, porque la reunión anual había sido a principios de ese año, pero Valtor la había contactado nuevamente, casi cerrando el año. ¿Por qué?   

Pasó rápidamente por la Fortaleza y siguió adelante por el ya conocido jardín antesala. Las puertas del gran salón se abrieron frente a ella, como si tuvieran vida propia.

—Pasa —Una voz desde adentro la instó a continuar.

Observó la cabellera espesa de Valtor ondeando. Fuera de la esfera de protección era invierno y los vientos golpeaban fuertemente el interior del Reino.

El Concejo estaba reunido en torno a la silla de su Alteza, esperando a que Megumi tomara asiento.

—Debes imaginar que sucede algo.

—Imagino muchas cosas —Le contestó Megumi, su cabellera tornándose fucsia cada vez que ingresaba al Reino.

—¿Ha hablado Akaia contigo ya? —Cuestionó —¿Te informó?

—¿Qué debería haberme informado? La señorita ha mantenido su distancia como es debido —Mintió.

Por supuesto que ella no había mantenido su distancia. Cada vez que tenía la oportunidad jugaba con Taeyeon, antes de que esta cumpliera siete años, y le compraba todo tipo de cosas, la llevaba a comer, incluso una vez pagó un viaje para las dos. La chica era muy responsable con su trabajo, claro, pero le fue imposible alejarse de la ternura de su hija. Con sus doscientos noventa y ocho años de vida, seguía pareciendo una colegiala. No todos tenían la suerte de congelarse a esa edad, otros tenían aspecto de treinta años, pero Tiffany seguía siendo hermosa y eso le ayudaba a conseguir trabajos en el mundo humano para pagarle todos los caprichos a su hija.

Pero un día Taeyeon despertó, en su séptimo cumpleaños, sin recordar quien era Tiffany y qué hacía por ella. Era la única forma de no arriesgarla más. No podía exponerse a que alguno de los Oscuros la localizara.

—Hemos estado más alertas, pues en tres años Taeyeon cumplirá dieciocho. Los Oscuros han estado más que activos estos últimos meses y tal vez tengan algo planeado para la captura de tu hija. No queremos que nos tomen con la guardia baja.

—¿Qué trata de decirme, entonces?

—Cuando tu hija cumpla la mayoría de edad, tendrás que estar más alerta y aparte tendrás que disponerla para nosotros.

Megumi intentó no pensar en lo que realmente quería decirle Valtor. Los dientes le castañearon por la fuerza que estaba haciendo.

—Ya sabías que esto debía pasar —Agregó Valtor, después de murmurarle a uno de los representantes y deliberadores del Concejo —según nuestros cálculos, la quinta luna se precipitará incluso antes de que Taeyeon cumpla dieciocho, así que el Concejo, junto con el pueblo, hemos decidido agendar su sacrificio para dentro de mil veinticinco días, a partir de mañana.

Pero luego de la devastación de la noticia, tres años después, había ocurrido lo impensable: las habían localizado y ella había tenido que volver al Reino para hacer su gestión laboral y el papeleo. Le parecía cómico que Valtor se tomara la molestia de hacer papeleo para el sacrificio, porque para nadie era un secreto que había que asesinar a unos para salvar a un pueblo entero, según proclamaba él. Taeyeon no era menos subterránea que él, y lo sabía.

A veces pensaba cómo reaccionaría su hija si supiera todo el tiempo que había pasado y sacrificado Stephanie por estar con ella. La pobre tenía que proteger a su hija, trabajar y estudiar a medio tiempo para mantenerse en el mundo humano y casi que volar para cumplir con su gestión en el Reino. Multifacética a la fuerza, se podría decir. Y pensar que ni siquiera sabía que su pequeña princesita tenía que morir por “el bien del reino” y que ella era la que tendría que asesinarla, llegado el momento. Y no sabía porque de eso no se hablaba en el reino. Solo las personas de más de mil años lo sabían, personas que habían sido testigos del último Ritual, donde había muerto ese pobre chico llamado Riley.

Pero luego de que se dio cuenta del enamoramiento que parecía tener la pelirroja por su hija, se sintió aun peor si era posible. Tenía todas las de perder: dos reinos, un amor prohibido, guerra y muerte. Parecía una de las peores novelas y más trágicas jamás escritas.

Pero si Stephanie amaba tanto a su hija como ella asumía, entonces tal vez Taeyeon tuviese una oportunidad de vivir a base de su sacrificio…

 

Campo de entrenamiento. Dojo. Mediodía.

 

— ¡Ya no más, para!

Taeyeon se detuvo para observar la defensa de Tatsumi: antebrazos para frenar los golpes, agazapado con las rodillas flexionadas y codos cubriendo parte de su pecho.

—Pero si me pediste que te mostrara mi patada circular más potente —Protestó la rubia, mientras el calor del volcán le quemaba la piel como en un día de verano.

—Ya me ha quedado claro que te la aprendiste —Bufó por el esfuerzo, mirando en dirección al volcán —YoonA.

YoonA le miró, recostada en el suelo como estaba, y se puso de pie rápidamente.

—Es hora —Informó Tatsumi.

— ¿Hora de qué? —Cuestionó la rubia, practicando una de sus patadas contra uno de los sacos de lucha.

—Las tropas se están movilizando y tus amigas ya se deben haber marchado. La táctica era poner al Ejército Real en posición para cuando desactiven el campo de fuerza. Es la única manera de que tus amigas puedan salir del Reino, pero causaría la entrada de las tropas oscuras. Así que YoonA debe estar posicionada en la retaguardia en veinte minutos.

Taeyeon frenó en seco sus golpes, el saco de lucha balanceándose erráticamente.

—No puedes dejar que vaya —Pidió Taeyeon —Por favor…

—No va a suceder nada, estaré en la retaguardia y tal vez ni siquiera tenga que actuar…

—Eso no lo sabes —Respondió la más baja, acercándose —solo… solo prométeme que volverás.

—Lo haré, rubia hueca. Peleo mejor que la mitad de los hombres que hay aquí —Respondió con fingido orgullo —Estaré bien, lo prometo.

Taeyeon se tomó un momento para pensar y luego lanzó sus brazos alrededor de la cintura de su amiga, en un abrazo de despedida.

— ¿Cuánto tiempo crees que tenga que estar en las filas? —Preguntó YoonA.

—No lo sé, una guerra siempre puede extenderse de días a semanas e incluso a meses, aunque no creo que este sea el caso. Solo tendremos que contener a los Oscuros que alcancen a cruzar la barrera en un tiempo estipulado de diez segundos.

YoonA tragó saliva, separándose del abrazo de Taeyeon muy a su pesar.

—De acuerdo, vamos.

—Griffin entrenará contigo mientras tanto —Le dijo Tatsumi a Taeyeon —Ya debe venir en camino.

—Adiós —se despidió por última vez agitando la mano con una expresión triste. No quería perder a otra de sus amigas.

 

Terra nullius. 2pm.

—¿Cuánto tiempo hemos estado caminando? —Le preguntó Jessica, sedienta.

—Ni siquiera llevamos media hora, Jessica, ¿quieres calmarte?

—Lo estoy intentando, de verdad, pero odio el campo con mi vida. Y caminar, sin contar el calor.

Sooyoung rodó los ojos, viendo la oscuridad aproximarse.

—Según el mapa y la oscuridad, el portal debería estar por aqu-

— ¡Ay, ay! —Se quejó Jessica luego de chocar contra algo invisible al ojo y sentir una descarga eléctrica.

—Creo que lo has encontrado, ¡buen trabajo, Sica! —Se burló, riendo un poco.

—Já, já —Entrecerró los ojos mientras se ponía de pie— ¿Ahora qué?

—Griffin dijo bastaría con que estuviéramos cerca. Tienen un sistema de reconocimiento en la barrera así que debemos esperar.

—¿Dónde estamos, de todos modos?

Sooyoung desplegó su mapa buscando algún indicio de dónde estaban.

—Creo que estamos aquí —señaló un punto en el mapa — en Date. Debemos estar cerca del mar también.

— ¿Qué se supone que haremos si nos cruzamos con esa gente? —Cuestionó Jessica, bebiendo de su botella de agua.

—Ellos deben estar instalados a un lado del camino, aguardando; así que debemos evitar el camino y alejarnos lo más rápido posible si vemos alguna campaña o algo así.

— ¿Y qué pasa si…—empezó de nuevo Jessica, pero sus divagaciones y preocupaciones fueron interrumpidas por un fuerte chirrido.

— ¿Qué es eso?

De repente, la esfera invisible que no les permitía el paso se tornó en una coloración amarilla, parpadeando de manera intermitente y luego volviendo a su color normal.

—Adelante, tú primero—Animó Sooyoung unos metros más atrás de Jessica.

—¿Qué? ¡No! Casi me electrocuto una vez, te toca.

—¡Qué exagerada! —Bufó, mirando a su alrededor.

Buscó algún árbol que pudiera servirle y encontró uno a un par de metros desde donde estaba. Fue directo por él y arrancó una rama. Lanzó la rama en dirección a la esfera y al ver que ésta traspaso sin ningún daño, se aventuró a estirar su pierna buscando algún campo de electricidad con el zapato.

—Vale, ¡es hora! —Exclamó, escuchando en la lejanía hacia el oriente el ruido de las tropas enemigas.

Para cuando comenzaron a correr, habían contabilizado nueve segundos. No sabían el grosor que tenía la barrera así que estaban decididas a poner algo de distancia.

Jessica jadeó en busca de aire cuando frenaron, un minuto después. Toda la barrera se iluminaba cuando algo chocaba con ella en algún otro punto, como un faro en la oscuridad. Podían estar a unos kilómetros más al oriente, pero aun así las réplicas de la corriente se veían hasta allí.

—¿Crees que estén cerca? —Cuestionó Jessica, señalando al horizonte inquieta, mientras encendía su linterna.

—No creo, cuando cruzamos el portal me aseguré de pensar en un “sitio seguro alejado del mal”.

—No creo que el portal haya captado toda tu explicites—Respondió con sarcasmo la rubia, cambiando de expresión— ¿Crees que Yoong esté bien?

— No lo sé Jessica, yo también estoy preocupada pero por ahora no podemos hacer nada—Estableció, reanudando la marcha.

—Griffin dijo que el clan Mori nos ayudaría, pero ¿cómo se supone que sabremos quienes son? Hasta donde sé, después de la esfera hay muchos clanes que están aliados a los Oscuros.

—Bueno, pero tendrán que tener alguna bandera o algo, yo sé algo de japonés—Informó Sooyoung—Así que tal vez pueda leerlo.

—¿Sabes? Hay algo que no comprendo—Murmuró Jessica, caminando más rápido para ir a la par de la más alta.

—¿Qué? —Cuestionó, evitando un arbusto que iluminó a último momento con la linterna.

—¿Cómo es que estamos en Japón? Digo, ¿no hay un mundo subterráneo en Corea? ¿Estamos, literalmente, debajo de la tierra, como, subterráneo?

—Cuando encontremos a Tiffany podemos preguntarle. La verdad imaginarme sepultada b

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Comments

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taejellybean #1
aah... if someone ever translates this in English, please let me know. I would love to read it!
LectoraLemon #2
Chapter 22: Este fic me encanto .. alfinal el corazon nunca olvida ^^
TaeTaeTaenyLove #3
Chapter 22: gracias por esta hermosa historia :)
gabshadowhunter17
#4
Chapter 22: Wow! :3 tu final fue épico !!!! XD
Skyth06
#5
Chapter 22: Hermoso la verdad
SayAlover #6
Chapter 22: Me encanto el final fue tan y no tan que mori
LlamaAmerica #7
Chapter 22: Wooooow fue fue genial! Enserio! Ahhhhh *-*
Mi TaeNy!! Muchas gracias por esta historia fuera de lo común enserio aprendí muchas cosas jajajaj raras pero las aprendí! Sigue escribiendo eres genial! ;)
TaeTaeTaenyLove #8
Chapter 20: me encanta! pero por favor que no tenga un final trágico jeje :) a esperar el siguiente :)
LlamaAmerica #9
Chapter 20: Wooow *-*
Jajajajaja Que gran onda está xD

Ojalá actualices pronto!! :)