Capítulo 4

Wolf (늑대와 미녀 ) (Hiatus por reedición)
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Solo esas típicas frases pasan por mi mente; en realidad mi corazón es más profundo que el océano

 

 

-Tío, esto empieza a rozar el acoso, ¿sabías?

-¿Qué? -se giró Sehun para mirar a su amigo, al cual apenas había estado prestando atención, demasiado centrado en sus propios pensamientos.

-Acoso, Sehun, acoso -repitió Kai al menor. -La conoces desde hace solo unos días, deberías dejar de perseguirla o terminarás por asustarla.

-Pero yo no la acoso -replicó herido y haciendo un puchero, -solo quiero que nuestra relación avance, que me coja confianza, esas cosas... Tú deberías entenderlo.

-Pues no lo entiendo, lo siento -fueron las últimas palabras del moreno antes de que Sehun avistara al objeto de sus desvelos un par de metros por delante y saliera corriendo para alcanzarla, olvidando por completo la anterior conversación.

Kai suspiró, hastiado. No era que no le cayese bien la chica, en absoluto; durante los últimos días incluso le había cogido aprecio, pero no soportaba a ese idiota en que había convertido a uno de sus mejores amigos. Igual que anteriormente había sucedido con Chen, Lay, Suho... Ese sentimiento de angustiosa incertidumbre volvió a instalarse en su pecho. ¿Cuándo le tocaría el?

De entre todos sus hermanos Kai era el que más deseaba poder ser un chico normal. Ya desde pequeño nunca había tenido muchos amigos pues el resto de los niños encontraban extraño que su piel fuese más oscura de lo habitual y solían burlarse de él por ser moreno. Eso le convirtió en una persona con baja autoestima y solitario, hasta que en sus primeros años de instituto conoció a Sehun y este le presentó a sus amigos. Pero entonces cosas extrañas empezaron a suceder y descubrieron que no eran precisamente normales. Al principio todo fue divertido y Kai era uno de los que más disfrutaba las posibilidades que su recién descubierta naturaleza le ofrecía y poniendo a prueba los límites de sus habilidades, hasta que se dio cuenta de que aquello solo lo alejaba más de aquello que siempre había deseado: la normalidad. Por no hablar del hecho de que no iba a ser capaz de elegir a su propia pareja, sino que estaba condenado a esperar a que apareciese, si es que lo hacía, una chica que lo convirtiese en su perrito faldero, igual que había sucedido con sus amigos. A partir de ese momento empezó a odiar cada vez más aquella cosa que era, pero no podía hacer nada por cambiarlo.

Con un último suspiro resignado, Kai apretó el paso para reunirse con los dos chicos que le esperaban junto a la puerta del instituto.

 

#

 

-Buenos días -la sobresaltó la voz de Sehun, que apareció de repente a su lado.

-Buenos días -respondió Youngmi, quitándose unos de los cascos para oírle mejor.-¿Qué tal?

-Sin ganas de ir a clase, la verdad. ¿Tú?

-Igual que tú -admitió con una sonrisa cómplice.

-Espera, Kai se ha quedado atrás -pidió Sehun, parando al lado de la puerta a esperar a su amigo.

Apenas hacía cinco días desde que Youngmi había empezado en el instituto pero, de alguna forma, ya habían establecido aquella rutina: encontrarse por las mañanas junto a la puerta, comer juntos, volver juntos un tramo... Esa clase de cosas sencillas. Por su parte, ella estaba cada vez más a gusto con el grupo de chicos, tanto como envidiosas muchas de sus compañeras de clases, y los chicos con ella a medida que la iban conociendo -y se daban cuenta de lo loca que estaba en realidad- y se acostumbraban a las restricciones que su presencia le imponía a veces. Curiosamente se encontraban más a gusto de lo que ninguno, excepto tal vez Sehun, había llegado a imaginar.

El moreno no tardó mucho en darles alcance y los tres atravesaron las puertas del instituto hablando de cosas mundanas como los deberes del día anterior. Poco rato después Youngmi se separó de los chicos, ante la visible decepción de Sehun, para ir a su clase de castellano.

Cuando llegó al aula se encontró a varios chicos ya dentro y armando jaleo, escribiendo cosas en la pizarra en más de un idioma, de entre los cuales reconoció el chino, el japonés y el inglés. Se quedó parada en el marco de la puerta, dudosa de si entrar, observando las mesas agrupadas de cuatro en cuatro que ocupaban el espacio del aula y las estanterías con libros y diccionarios.

-Hola -la saludó animadamente alguien en inglés. -Me llamo Amber, ¿cuál es tu nombre?

Frente a ella se encontraba una chica poco más alta que ella, bastante guapa aunque marcadamente masculina, con el pelo castaño muy corto y usando pantalones en vez de la falda del uniforme. Amber le sonreía animosamente, como exhortándola a presentarse, y era la primera chica en el instituto que lo hacía, así que decidió arriesgarse a hablar con ella. Después de todo, no podía desconfiar de todo el mundo o estaría siempre sola, y tampoco conocía a nadie en aquella clase.

-Hola, mi nombre es Youngmi, encantada de conocerte -respondió en inglés también, correspondiendo al apretón de manos de Amber.

-Bienvenida al club de lo que ya saben inglés y mandan a esta clase. ¿No viniste el día anterior?

-No pude incorporarme debido a que estabais de excursión y luego haciendo no sé qué, me dijeron -explicó Youngmi que durante dos días había tenido que asistir a las clases de inglés, las cuales había dedicado a prácticamente hacerles los deberes a los chicos y conversar con la profesora, una americana muy simpática.

-Vaya. Entonces ven, deja que te presente al resto, aunque no somos muchos.

Y, antes de que pudiera darse cuenta Amber la arrastraba por los grupos de mesas presentándole a la gente que ya esperaba conocer a la nueva, aunque algunos eran de su propia clase. En la última mesa le dijo que estaban sus amigos.

-Estos son Eric y Snoopy, digo, Henry. -Los dos chicos la saludaron en inglés también. -Y ella es Youngmi.

-Mucho gusto -se saludaron los tres con un apretón de manos. Era agradable que alguien recordase esa costumbre en vez de tanta reverecia.

Los chicos la invitaron a unirse a ellos, alegando que aquella silla era el último hueco libre del aula. En aquella clase todo el mundo era muy agradable, casi como una especie de pequeña comunidad, y eso que había gente de varios cursos mezclada.

-¿Y tú de donde eres? -preguntó Henry, para su desconcierto.

-De Corea -respondió Youngmi, insegura, haciendo reír a sus tres compañeros.

-Ya sabemos que eres de Corea, aquí casi todos lo son -explicó Amber, -pero todos hablamos inglés porque hemos vivido en algún otro país antes, por ejemplo, mi familia es taiwanesa pero yo nací y crecí en Los Ángeles, aunque también pasé algunos años en Taiwan. Eso es a lo que Henry se refiere.

-Ah, eso. Yo me he mudado desde Canadá.

-¿De verdad? -intervino Henry, emocionado. -Yo soy de Canadá, de Toronto, ¿dónde vivías tú?

-Yo vivía en un pueblo pequeño de Québec, cerca de la reserva natural. Mi padre es biólogo y tuvo que hacer un estudio sobre ese bosque así que estuvimos allí un par de años.

-Vaya, eso es realmente guay -expresó Amber, justo antes de que entrara la profesora y los interrumpiera, pidiendo silencio.

La clase fue mucho mejor de lo que esperaba; básicamente consistió en practicar y hablar con los compañeros, por lo que rápidamente se conocieron algo mejor y se lo pasaron muy bien riéndose de los errores de unos y otros. Incluso cuando salieron de la clase seguían bromeando repitiendo alguno de los errores de pronunciación y exagerándolos.

Cuando alcanzaron el final del pasillo, Youngmi se despidió de sus nuevos amigos para dirigirse a su clase de historia. Como odiaba esa asignatura pensó, mientras ocupaba su asiento en el aula junto a Sehun, tal como había hecho el día anterior.

-¿Preparada para la clase de hoy? -le preguntó el chico con una enorme sonrisa. Ella no podría imaginar lo feliz que estaba de tenerla de nuevo a su lado, pensó Sehun por un momento.

Los demás chicos también respiraron, aliviados, pues cuando ella estaba lejos el menor siempre se ponía de los nervios y los ponía a ellos nerviosos también.

-No, odio esta estúpida asignatura, lo único que me apetece hacer durante esta hora es dormirme en vez de soportar la charla insípida del profesor -protestó Youngmi haciendo una mueca.

-No eres la única -aseguró Sehun entre carcajadas, señalando a Kai que prácticamente roncaba cómodamente tumbado sobre su pupitre.

Youngmi no pudo evitar reír; parecía la típica escena de película de adolescentes, es más, Kai habría quedado perfecto como actor, pues hasta babeando el libro de historia estaba increíblemente guapo, no pudo evitar pensar Youngmi. Por desgracia, en ese momento entró su estirado profesor, cerrando la puerta con un golpetazo que despertó al moreno; y la chica no pudo evitar reparar en lo tierno que se veía bostezando y con aquella cara de sueño. Youngmi sacudió la cabeza, desechando aquellos pensamientos para centrarse en sus apuntes, aunque no pudo evitar sentir como el flujo de sangre se acumulaba en sus mejillas, dándoles un tono rojizo.

Los chicos aguantaron con estoicismo la hora de historia y después la de filosofía, aunque esta se les hizo algo más corta pues a su profesora le faltaban un par de tornillos y, de vez en cuando, hacía alguna tontería o soltaba algún chiste malo sobre el autor de turno. Finalmente llegó el recreo y todos los alumnos salieron en tropel del aula a disfrutar de su rato de libertad.

Youngmi se sentó en las escaleras del pabellón a comer su almuerzo tranquilamente y luego se fue con Tao y Kai a las pistas a ver el partido de fútbol, aunque hubiera preferido mantenerse alejada del balón por algún tiempo. El equipo contra el que jugaban hoy estaba compuesto por varios de sus compañeros de la clase de español, entre ellos Eric y Henry.

Amber la invitó a unirse a ella y el resto de sus compañeros en las gradas, pero rechazó la invitación para quedarse con aquellos dos, aunque eso no la libró de que Tao la llamase traidora durante el resto del partido, por lo que Youngmi se dedicó a celebrar también los goles del equipo contrario para picarle. Aunque había otra persona en el campo a la que aquello también le mosqueaba.

Soportaron las tres horas siguientes, cada vez más impacientes, deseando que sonase el timbre que marcase el final de las clases y la libertad del fin de semana. Por desgracia, cuando sonó aún no se acababa el día, pues era viernes y los viernes había actividades extraescolares.

Aunque Youngmi aún no se había apuntado a ninguna de las actividades, pese a que le habían dicho que debía decidirse cuanto antes, se quedó a comer con los chicos, tras mucho aegyo para poder convencerla, y así podría aprovechar para estudiar un rato en la biblioteca.

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Comments

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Kte_Giraldo
#1
Chapter 4: Espero que actualices pronto me ha gustado demasiado.
littlekawaiiai #2
Chapter 1: ¡Por fin encuentro algo en español! De momento me he quedado con la intriga de qué pasará en el siguiente capítulo, espero que actualices pronto. De verdad, la historia me ha enamorado. Mucha suerte con ella~^^