Una oscura sombra despierta en mí; que se aleje todo el mundo de ella

Finalmente sonó el timbre que indicaba el fin del primer periodo de clases y eso solo significaba una cosa: recreo. Ante la perspectiva de media hora libre todos los alumnos se apresuraron a abandonar el aula, para no perder ni un segundo de tan preciado tiempo.

Youngmi recogió sus escasas pertenencias con calma; no es como que se muriese de prisa por salir sola al patio y seguir siendo el blanco de todas las miradas. Esperaba que pronto se calmase el revuelo que causaba su presencia allí, odiaba ser el centro de atención.

Sin embargo sus expectativas se probaron erróneas por tercera vez ese día. La primera fue cuando Sehun volvió a sentarse con ella en matemáticas; la segunda cuando Kyungsoo se ofreció a ser su compañero de pupitre en la hora de física; y la tercera, ahora, cuando se chocó con Tao que iba andando felizmente engullendo un sándwich, y la propuso acompañarle al campo de fútbol dónde los demás estaban jugando. Siempre había sido fan de ese deporte desde que estuvo en el equipo femenino de uno de sus primeros institutos y, aunque prefería practicarlo antes que verlo, sabía que jugar con falda no sería una gran idea. Así que aceptó la oferta del chico.

-¿Tú no juegas? -preguntó Youngmi una vez lograron encontrar sitio en las gradas, abarrotadas de chicas de todos los cursos babeando y algún grupo de amigos que solo buscaba un sitio cómodo en el que sentarse.

-No, este deporte no me va mucho, yo prefiero practicar artes marciales.

-¿Cuáles?

-Wushu; son varios estilos de artes marciales chinas -explicó, viendo la expresión de extrañeza en la cara de la chica.

-Ya veo. ¿Y eres bueno?

-No, soy mejor -respondió con una sonrisa petulante, arrancado una carcajada de la chica. -¿Acaso no me crees? Te lo puedo demostrar cuando quieras -replicó, ofendido, malentendiendo la risa de Youngmi.

-No, en absoluto, te creo, es solo que no me esperaba semejante ego de ti, y me has recordado a un amigo que solía hacer lo mismo. De todas formas, estaré más que encantada de asistir a tu demostración.

Observó como el rostro de Tao se relajaba, correspondiendo a su sonrisa. La primera impresión que había tenido del chico, a parte de que era tremendamente guapo como sus seis amigos, era que parecía muy masculino, serio y retraído, pero empezaba a darse cuenta de que era todo lo contrario, era infantil, ruidoso y un poco diva, pero aún así le agradaba, le recordaba a aquella persona, en sus gestos y en algunas cosas que decía, era reconfortante en cierto modo.

La conmoción que se formó en ese momento los distrajo. Todas las chicas empezaron a gritar; uno de los jugadores había marcado un gol y estaba lanzando besos a sus admiradoras, de ahí el griterío. Solo así reparó Youngmi en los otros seis desconocidos chicos que estaban en el campo y que formaban el equipo contrario.

-¿Quiénes son los contrarios? -preguntó al panda, ganándose varias miradas reprobatorias por parte de las chicas sentadas en la fila de abajo.

-B.A.P, ¿no sabes quiénes son? -contrarrestó Tao, sorprendido.

Youngmi sacudió la cabeza entre incrédula y exasperada, ¿se estaba quedando con ella?

-Por si no lo recuerdas llegué ayer, obviamente no los conozco, ¿y qué demonios significa B.A.P?

-Oh, cierto -concedió el moreno. -Significa “Best Absolute Perfect”, es el nombre que les pusieron las fangirls, como si fueran ídolos o algo así.

-Ah, ya veo... ¿Y vosotros no tenéis nombre? Parecéis tener también un gran cantidad de admiradoras -indagó, acompañando la pregunta de un sugerente movimiento de cejas y rompiendo a reír por la vergüenza, cubriéndose la cara con las manos.

-EXO -respondió Tao, entre pagado de sí mismo y avergonzado por semejante nombre.

-¿Y puedo saber que significa?

Pero antes de que pudiera contestarle un objeto volador no identificado penetró en su campo de visión, sobresaltándolos y casi golpeando a Youngmi de no haber levantado las manos en un acto reflejo. El balón se desvió hacia el lado, asustando a otro montón de chicas, que se levantaron gritando despavoridas, tratando de huir del esférico.

En medio de la confusión Youngmi se vio rodeada por varias personas preguntándole si estaba bien, entre ellas reconoció a Baekhyun y Kyungsoo.

-¿Estás bien? -sintió la mano de Kyungsoo apartándole el pelo de la frente en busca de algún chichón o algo.

-Quizá deberíamos llevarla a la enfermería -opinó alguien.

Avergonzada por tanta atención y molesta por tanta sobreprotección, ¿desde cuándo era ella una chica inútil e indefensa?, apartó la mano de Kyungsoo tratando de no ser brusca y respondió que estaba bien, que había logrado esquivar el balón. El alivio de los chicos fue palpable, hasta que alguien anunció a voces que Sehun estaba peleando con alguien del equipo contrario, y volvieron a salir corriendo para detener al menor. Youngmi y Tao fueron tras ellos.

-Deberías tener más cuidado la próxima vez -increpaba Sehun al otro, presumiblemente el chico que había disparado el balón hacia las gradas en vez de a dónde debiera, y que no entendía por qué alguien se alteraría tanto por un simple accidente. Youngmi tampoco podía comprenderlo.

-Vamos, Sehun, déjalo, no ha pasado nada, no le ha dado a nadie -trataba de calmarlo Kai, mientras lo sujetaba con ayuda de Chanyeol.

-Sehun, para, no es para que te pongas así -intervino Youngmi que sentía que debía intervenir antes de que la cosa pasara a mayores.

El chico clavó sus ojos en ella y, por un instante, le pareció detectar un brillo rojizo en ellos, pero rápidamente se desvaneció, dejando solo sus ojos oscuros normales. Sehun pareció relajarse ante sus palabras, de forma que sus amigos le soltaron.

-Pero aún así creo que debería disculparse -añadió Sehun, más calmado pero aún molesto.

-No creo que sea necesario, ha sido un accidente -rebatió la chica, arrancándole un gruñido de desesperación.

Espera, ¿acababa de gruñir? Pero antes de que pudiera pensarlo el otro chico la interrumpió, pidiéndole disculpas muy educadamente, disculpas que Youngmi aceptó. Por suerte, sonó el timbre para que todos volviesen a clase. Menos mal, pensó la chica echando a andar a buen paso a su taquilla, consciente de las miradas que sus compañeras de clase le lanzaban. Suspiró, a ese paso muchas amigas no iba a hacer.

-Disculpa -la sacó una voz de sus cavilaciones. Era el chico del campo, el que casi le había dado un balonazo. -Quería pedirte disculpas, otra vez, y presentarme, me llamo Jung Daehyun, lo siento.

-Eh... Yo soy Park Youngmi, mucho gusto -contestó, aturullada. ¿Por qué le hablaban tantos chicos guapos? Antes ni siquiera se le acercaban los normales. -Y deja de disculparte ya, por favor, no ha sido nada, estoy perfectamente bien.

-Ya, bueno, aún así, ¿podría acompañarte a tu clase? Así sentiré que estamos en paz, ¿te parece?

-Yo, eh..., vale -aceptó. Estaba segura de que, de no haber tenido una sonrisa tan bonita, no hubiera aceptado en la vida.

-Vaya, no pesa nada -comentó el chico, cogiéndole la mochila.

-Sí, es que no tengo libros -explicó, tratando de recuperarla.

-No, deja de que yo lleve esto, es lo menos que puedo hacer, vamos -echó a andar.

Youngmi cerró la taquilla a toda prisa para echar a correr detrás de Daehyun, que caminaba muy decidido entre la masa de alumnos sin saber siquiera a dónde tenía que ir, como le dijo Youngmi. A sus espaldas Sehun fulminaba con la mirada al inconsciente chico.

Resultó que Daehyun iba a su mismo curso pero a la otra clase, con tres de sus amigos de B.A.P, lo cual le pareció una lástima a Youngmi, pues le cayó bien. Era muy abierto y era fácil hablar con él, en solo diez minutos había logrado hacerla incluso reír, cosa bastante difícil por norma general.

-Bueno, será mejor que me vaya -dijo Daehyun viendo a su profesor acercarse por el pasillo, -ya nos veremos, y lo siento.

-Te dije que dejaras de disculparte, ha sido solo un accidente -replicó Youngmi, fingiéndose molesta.

-Pues ha sido un accidente muy afortunado porque gracias a él he podido conocer a una chica muy guapa -le guiñó un ojo, -hasta luego.

Y con eso salió corriendo dejando a la chica allí pasmada, sin saber qué decir, y con el calor subiendo lentamente a sus mejillas. ¿Eso acababa de pasar? ¿Le había hecho un cumplido y le había guiñado un ojo? ¿Qué demonios pasaba con los chicos en aquel país?

-Deberías entrar en clase -interrumpió el hilo de sus pensamientos Sehun, que parecía todavía molesto.

-Sí, claro -respondió, siguiéndole.

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Los lunes y los viernes debido a las actividades de los clubes escolares no había clase por la tarde, por lo que Youngmi se vio libre a las tres de la tarde con un hambre canina, así que decidió ir directamente a casa en vez de quedarse en la biblioteca un rato como había pensado inicialmente.

En su camino a la salida, pasó junto al campo de fútbol donde ya se estaba reuniendo el equipo, vio a Sehun, Xiumin y Daehyun, que la saludó con la mano en cuanto la vio. Youngmi correspondió el gesto.

Sehun, a poca distancia del nuevo amigo de Youngmi, lo vio todo y sintió aquel sentimiento surgir en su interior de nuevo sin poder evitarlo. Les dio la espalda, no podía soportarlo. Sintió la mano de Xiumin dándole unas palmadas de ánimo en el hombro, pero Sehun solo podía pensar en las ganas que tenía de que Daehyun estuviese en el equipo contrario durante el entrenamiento para poder darle su merecido.

-¿Necesitas que alguien te acompañe a casa? -le preguntó alguien, haciendo que botara del susto. Se giró para encontrar a Chanyeol, sonriendo, divertido por haberla asustado. -Siento haberte sobresaltado, bueno, ¿qué dices?

-Pues estaría genial, la verdad, ya que no estoy muy segura de saber volver a casa -admitió con una sonrisa avergonzada. -Pero ¿no tienes nada que hacer? No quisiera ser una molestia.

-No es ninguna molestia, hoy estoy libre y en mi tiempo libre me gusta ayudar a damiselas en apuros -bromeó, echando a andar rumbo a la salida. -Vives por dónde Xiumin, ¿no?

-¿Quién es Xiumin?

-Minseok. Ese es su nombre chino; él es medio chino, medio coreano, aunque ha vivido muchos más años aquí que en China -explicó amablemente.

-Vaya, no lo sabía... Pero en fin, sí, vivo en la misma calle que él -respondió.

-Pues entonces vamos en la dirección contraria -anunció, riéndose, al ver que había girado hacia el lado que no era al salir del instituto. -Media vuelta.