Yoohyeon estaba temblando de miedo. Estaba en la puerta de aquella antigua mansión y sentía que el corazón se le iba a salir del pecho. Llegar hasta allí no había sido fácil con sus heridas aún curándose. No podía mover mucho su brazo izquierdo y algunas de sus heridas aún dolían bastante, en especial las de su cuello. Aun así no había querido esperar ni una noche más para descubrir la verdad. Subió la cremallera de su chaqueta todo lo que pudo intentando ocultar las feas mordeduras de su cuello y llamó a la puerta. Esta se abrió finalmente y una chica con el pelo moreno apareció tras ella y la miró con sorpresa. De repente a Yoohyeon se le olvidó como hablar. 

-¿Si? 

Gahyeon esperó por una respuesta y tras unos segundos incómodos la otra consiguió decir algo coherente. 

-...La chica que llevaba esto -le mostró la prenda. -¿E-está aquí? 

Gahyeon levantó una ceja y le echó un vistazo. La reconoció al instante y tuvo que contener una sonrisa pilla. 

-Espera aquí un momento. 

Volteó la puerta y volvió al interior dejando a la otra fuera sola con sus nervios. Regresó al gran salón y volvió a ocupar su lugar entre los brazos de Handong, las dos habían estado leyendo un libro juntas antes de oír que llamaban a la puerta. Las demás la miraron esperando una explicación, nadie podía acabar en su puerta por casualidad. Bora había dejado de prestar atención a la televisión y Minji quien llevaba horas tirada en el sofá mirando el techo con apatía volvía a estar presente. Gahyeon se tomó unos segundos que sacaron de quicio a las otras pero finalmente habló dirigiéndose a Minji. 

-Una chica humana temblando de pies a cabeza pregunta por ti. 

Minji saltó del sofá al instante y todas vieron que el pánico se adueñaba de ella. Se miró de arriba abajo y se pasó los dedos por el pelo. Salió a toda velocidad hacia la puerta y las demás se quedaron ahí aguantando la risa. 

-¿Soy yo o eso a sido un poco patético? -Bora no podía creer lo que acababa de ver. 

-Como voy a disfrutar de esto -Gahyeon llevaba décadas esperando aquel momento en el que por fin iba a poder vengarse de todas las burlas que sufrió por parte de su amiga cuando se enamoró de Handong. 

Minji se encontró de nuevo con los ojos ámbar de Yoohyeon que se llenaron de alivio al verla. Quiso sonreír pero enseguida notó el corte profundo que la chica tenía en el labio. Frunció el ceño con preocupación, quiso preguntarle al respecto pero la otra fue más rápida al hablar. Yoohyeon había estado llena de dudas pero nada más verla supo lo que quería. 

-¿Puedo darte un abrazo? 

La mayor se sorprendió por la pregunta. Dejó de fijarse en la herida y vio que la otra tenía los ojos vidriosos. 

-Llevo todos estos días creyendo que estarías… -no quiso pensar en esa palabra una vez más y se detuvo ahí. 

Minji contestó con una sonrisa cálida y se acercó a la chica que no dudó en terminar de acortar la distancia entre las dos. Yoohyeon la abrazó con fuerza. Ese aroma que había echado tanto en falta estaba ahí de nuevo, rodeandola. Soltó un suspiro contento al sentir que sus músculos se relajaban por fin. El miedo que había guardado durante días se había esfumado y ya no sentía su lastre. Minji sentía el aliento de Yoohyeon en su cuello poniéndole la piel de gallina y tras unos segundos notó la nariz de la chica rozándole con suavidad. La mayor no pudo contener la risa. 

-Me haces cosquillas. 

-P-perdona -de pronto le ardían las mejillas. Quiso separarse de ella al instante pero Minji colocó la mano con delicadeza sobre su cabeza sin dejarla ir. 

-Da igual, no me importa -acarició con cariño el cabello de la chica dejándole claro que la quería ahí. 

Yoohyeon cerró los ojos disfrutando del contacto y llevando una sonrisa de oreja a oreja.  

-Siento haberte preocupado así -le acarició la espalda. Se sentía culpable, no había entrado en sus planes causarle toda esa angustia a la joven. 

Estaba dándole vueltas a sus remordimientos cuando notó que la chica se encogía y oyó que se le escapaba un pequeño siseo de dolor, claramente a causa de sus caricias. Dejó la distancia justa como para poder mirarla, esta mantenía la cabeza gacha y la mayor le levantó la barbilla. Esa vez no iba a dejar pasar el tema. Fue entonces cuando vio las heridas que sobresalían del cuello de su chaqueta. Sin pensarlo dos veces le bajó la cremallera lo suficiente como para alcanzar a ver lo profundas que seguían siendo. Algo dentro de ella se revolvió. Un sentimiento familiar volvió, el mismo que había sentido en la cueva al ver que Yoohyeon estaba herida pero también algo nuevo, ira. Era obvio que aquello no había sido un accidente. 

-¿Quién te ha hecho esto? -estaba enfadada pero también sorprendida. No podía creer que alguien hubiera querido hacerle algo así a la joven. 

No soportaba ver esas heridas feas marcando de forma horrible su piel preciosa. Todas esas emociones nuevas la abrumaron por un instante y tuvo que cerrar los ojos para mantener la calma. Nunca había sido una persona vengativa y por un instante no se había reconocido a si misma. 

-Mañana estaré perfectamente. No tienes que preocuparte. 

Yoohyeon le tomó la mano e intentó recobrar la atención de la vampira pero esta seguía fija en sus heridas. 

-¿Quién ha sido? -la mayor se repitió pero esta vez más calmada. Aun así necesitaba saber quién había sido el culpable. No tenía pruebas pero ya había elegido a un sospechoso. 

-Escúchame, no es nada. Solo ha sido un malentendido pero ya está resuelto -colocó la mano el la mejilla de la chica obligándola a mirarle a los ojos. Su sonrisa fue lo que acabo de tranquilizarla. -Estoy bien. 

Las dos se sumergieron en la mirada de la otra durante largos segundos, ambas dándose cuenta de la cercanía de sus labios. Sentían vértigo y cada vez era más difícil soportar la tensión. Solo había dos posibilidades pero ninguna de ellas se atrevía a optar por acercarse aún más. Finalmente Yoohyeon retiró la mano de la mejilla de Minji y se echó para atrás, dejando entrar aire en sus pulmones de nuevo. Tragó saliva intentando deshacerse de los nervios que se habían formado en su estómago y se aclaró la garganta. 

-Te traigo de vuelta tu americana. Gracias por préstarmela -la había traído como excusa aunque al final tampoco había necesitado una para hablar con la chica. 

-¿Por qué? -Minji parecía confundida. 

-Me la diste porque pensaste que no podrías usarla más pero al final no ha sido así. 

-Lo dije en serio, es un regalo. Quédatela.

Yoohyeon miró la prenda con algo de tristeza. 

-Pero ya no huele a ti… -habló sin pensar y se arrepintió al instante. Abrió los ojos de par en par sabiendo que no había forma de que aquello hubiera sonado medianamente normal. 

Minji la miró sorprendida pero la calma volvió a su cara enseguida. Ya desde su primer encuentro se había percatado de que a Yoohyeon le encantaba su olor. La chica parecía avergonzarse pero Minji no entendía por qué. A ella le encantaban sus ojos risueños, sus labios, su voz… Estaba segura de que si su sentido del olfato fuese tan bueno como el de Yoohyeon su aroma también la volvería loca. Por desgracia lo único que podía detectar su olfato era la sangre. Recordó lo ocurrido en la cueva y frunció el ceño pero empujó esos pensamientos a un lado y volvió al presente. Tomó la prenda de las manos de Yoohyeon y se la puso. 

-Entonces me temo que tendrás que préstarmela de vez en cuando. 

Yoohyeon sonrió y Minji se sintió feliz de ser la responsable. Esto le dio confianza. 

-¿Quieres pasar? -Señaló hacia la casa y sonrió con algo de nervios. 

Una voz que ambas conocían contestó por Yoohyeon, haciendo que a las dos les diera un vuelco el estómago. 

-No. No lo va a hacer. 

Las dos se giraron hacia la voz y se encontraron con la mirada cortante de Lee Siyeon.