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Endless Night

Corrían esquivando árboles a toda velocidad pero Yoohyeon apenas era consciente. Se sentía vacía, como si parte de ella se hubiera quedado en esa cueva. Hundió la cara en el pelaje suave de Siyeon. La luz y el ruido la abrumaban, no quería ver ni oir. Quería que todo se detuviera, que el tiempo se congelara. Esa era la única forma de que ella siguiera existiendo. Con cada segundo que pasaba era más fácil que esa chica ya no estuviera en ese mundo. Yoohyeon nunca había tenido sentimientos tan fuertes. Estaba triste pero también estaba muerta de miedo. Se sentía tan perdida que ni siquiera se dio cuenta de que alguien más las acompañaba. Un lobo de color negro había comenzado a correr junto a Siyeon. El sol que se colaba entre los árboles arrancaba reflejos rojizos en su oscuro pelaje y sus ojos marrones buscaban algún problema en el cuerpo de Yoohyeon. 

 

“¿Qué le pasa?”

 

La voz de Yubin sonó preocupada en la mente de Siyeon. 

 

“Se ha roto la pierna.”

 

No quería preocupar a la más joven contándole todo lo que había pasado pero sabía que era inútil. Ambas podían percibir una fuerte angustia proveniente de ella. El gran vínculo que mantenían las tres les daba la habilidad de sentir las emociones de las otras cuando estas eran muy fuertes. Yubin sabía que algo horrible había tenido que ocurrir para que le llegaran con tanta fuerza en ese momento. Normalmente era algo etéreo, como una huella del sentimiento real y ajena a sus propias emociones pero esta vez esas emociones le estaban acelerando el pulso y le causaban un nudo en la garganta que le dificultaba respirar, tal y como si fueran las suyas. Era preocupante pero no quiso preguntar más, entendió enseguida que la prioridad era llevar a Yoohyeon de vuelta a casa lo antes posible. Actuaron con mas sigilo al acercarse al pueblo. Todas vivían en las afueras, cerca del bosque. Ahí se reunía un pequeño grupo de casas donde vivían las familias que tenían que ver con su clan y donde todos conocían la naturaleza de las tres. Llegaron a la casa de Yoohyeon y Yubin la ayudó a bajarse de Siyeon. Las tres volvían a tener forma humana y se quedaron unos segundos calladas. Yoohyeon tenía un aspecto horrible, como si no hubiera dormido en días y su mente estuviera a años luz de allí, Yubin dudaba si preguntar o no por lo que había pasado y Siyeon parecía no atreverse a poner en voz alta lo que pasaba por su cabeza. Finalmente la voz débil de Yoohyeon sacó a ambas de sus preocupaciones internas.

 

-Quiero irme a la cama. Estoy cansada.

 

Apenas fue un hilo de voz pero las dos reaccionaron al instante. La llevaron a su habitación y Yubin la colocó con cuidado en la cama. Siyeon se limitó a mirar mientras por dentro la comían las sospechas. Intentaba mantenerse callada porque no quería añadir más leña al fuego, ya habría tiempo para todo cuando Yoohyeon se encontrase mejor.

 

-¿Te ayudo con el pijama?

 

-No. Estoy bien así, gracias.

 

La mayor vio que seguía llevando puesta la prenda del vampiro y el enfado comenzó a arder en su estómago, tanto que no pudo seguir en silencio.

 

-¿Vas a dormir con eso?

 

-Si.

 

Yoohyeon ni siquiera la miró al contestar. No se atrevía porque sabía que Siyeon estaba molesta. El suspiro indignado que escapó de su boca lo confirmó. Yubin podía percibir el extraño olor que provenía de la chaqueta y miró a la mayor sin entender. Le bastó un segundo para ver lo enfadada que estaba y supo que debía hacer algo. Se apresuró a arropar a Yoohyeon para poder poner fin a esa tensión.

 

-¿Necesitas algo más?

 

-No.

 

Dami estuvo tentada de preguntarle si podía quedarse allí para cuidarla pero todas esas emociones que sentía viniendo de ella le decían que quería estar sola.

 

-Está bien… Volveremos mañana para ver cómo te encuentras. Trata de descansar y no te levantes de la cama.

 

Siyeon y Yubin estaban a punto de dejar la habitación pero entonces la mayor se detuvo para decirle una última cosa a la herida. Su voz fue tan seria que el aire del lugar pareció congelarse.

 

-...Cuando te hayas recuperado hablaremos seriamente.

 

Siyeon se fue sin esperar una respuesta porque aquello no había sido una sugerencia sino una orden. Iba a pasar sin importar que Yoohyeon lo quisiera o no. Esta sintió la presión de haberse equivocado. Sabía lo lejos que había llegado con aquel puñetazo, no podía creerse que se hubiera atrevido a levantarle la mano a Siyeon y sin duda tendría que acarrear con las consecuencias.

 

Una vez lejos de Yoohyeon y sus sentimientos, Yubin pudo respirar algo más tranquila. Miró a Siyeon y vio que ella, en cambio, seguía de mal humor. Aun así quería saber, las dos tenían el mismo derecho a saber qué le había pasado a su amiga. 

 

-¿Me puedes explicar de una vez qué diablos le ha pasado?

 

Su voz sonó más molesta de lo que había pretendido. Tanto secretismo durante el viaje le había hecho perder la paciencia. Siyeon tardó en responder. Intentaba hallar una respuesta pero su cabeza estaba hecha un lio. Cuando le devolvió la mirada pareció totalmente perdida.

 

-No lo sé… Estaba allí pero no se que es lo que ha pasado. No consigo encontrarle sentido.



 

Minji tomó una larga bocanada de aire antes de atravesar la puerta y cerrarla a su espalda. Volvía a estar en casa. Los nervios y la vergüenza la estaban matando por dentro. Al instante la cabeza de Handong asomó por la puerta del salón y esta se quedó mirándola con una expresión triste. Acto seguido apareció Gahyeon quien mostró alivio en cuanto la vio. No habían dormido en todo el día con la esperanza de que Minji apareciese en algún momento y el cansancio se dejaba notar en sus rostros. Las tres se quedaron en silencio sin saber que decir pero entonces oyeron unos pasos bajando las escaleras a toda prisa. Kim Bora fue un mero borrón hasta que su puño impactó en la cara de Minji con tanta fuerza que la tumbó. 

 

-¡¿Qué es esta mierda?! 

 

Le lanzó un papel, la carta que Minji le había dejado como despedida. Su rostro estaba crispado por la rabia y en sus ojos había un fulgor granate. Parecía que iba a explotar en cualquier momento. Su mirada era tan intensa que quemaba pero Minji logró mantenersela mientras sentía su mandíbula volviendo a su sitio. 

 

-Bora, cálmate. Así no vas a solucionar nada. 

 

Esta se giró llena de enfado hacia Gahyeon quien intentaba tranquilizarla, no obstante estaba consiguiendo lo contrario. 

 

-Por supuesto que sí. Ahora mismo estoy tan cabreada que podría tirar abajo esta casa con mis propias manos. Prefiero romperle la cara a ella, es más constructivo. 

 

-...Si eso te hace sentir mejor adelante -Minji se puso de pie dispuesta a soportar la ira de su amiga. 

 

Ya había esperado algo así. Sabía que de las tres, Bora sería la que peor se tomaría la noticia. Ella era la que llevaba menos tiempo siendo vampiro, poco más de una década, y sabía que le costaría entender sus motivos. También había sido de esperar su reacción. Ella era lo que su especie llamaba "sangre caliente". Una expresión proveniente de la idea de que hace tan poco tiempo que los vampiros jóvenes dejaron de ser humanos que su sangre aún sigue caliente. Ese dato era falso pero lo que si era cierto es que estos vampiros tenían más fuerza, agilidad y rapidez gracias a los restos de su propia sangre humana en su organismo. Esto les hacía ser algo más impulsivos y en el caso de Bora con su personalidad reforzando esa característica era aún peor. Esta agarró a Minji del cuello de la camisa sin importarle la diferencia de altura. Se miraron en silencio durante largos segundos. La mayor pensó que solo la había visto tan fuera de si la noche en la que la transformó en vampiro, cuando le contaron cómo había muerto. Esto le hizo entender lo importante que seguía siendo para ella y pensó que tal vez había cometido un error al haber querido irse demasiado pronto. Levantó los brazos ofreciéndole un abrazo y Bora acabó aceptandolo. Se estrecharon con fuerza y Minji sintió su cuerpo temblando. Sin embargo, ya no era de ira sino porque había empezado a llorar. 

 

-Entonces… sigues aquí. Pensé que lo tenías claro. 

 

Gahyeon abordó el tema directamente porque quería respuestas. No le había gustado que después de siglos viviendo juntas Minji solo hubiera dejado una carta como despedida. En ese momento le importaban poco los arrebatos adolescentes de Bora y le daba igual cómo reaccionase. Esta última parecía haberse calmado pero volvió a ponerse a la defensiva al oír las palabras de Gahyeon. 

 

-¡¿Qué?! ¿Tú sabías esto? -Le lanzó una mirada acusadora llena de indignación. -¡¿Lo sabías y la dejaste irse sin más?! 

 

Gahyeon soltó un suspiro buscando algo de paciencia. 

 

-Solo lo sospechaba. Nunca lo ha dicho pero se que lleva décadas dándole vueltas a la idea. Cuando insistió tanto en venir a este lugar en concreto… Supuse que tenía que ver con eso. 

 

-¿Décadas? 

 

Bora devolvió la mirada a Minji con la esperanza de que no fuera cierto. Sus ojos estaban llenos de confusión y tristeza. Por un instante pareció una niña perdida y a Minji se le partió el corazón. Quería que todo el mundo dejara de sentirse mal por su culpa pero no sabía qué decir. 

 

-Pero entonces… ¿Por qué ahora? No lo entiendo. 

 

-Fue por ti -Minji se atrevió a hablar por fin pero cuando vio el gesto dolido de Bora entendió que no se había expresado bien. -...Q-quiero decir que si no lo he hecho hasta ahora ha sido por ti. 

 

-...¿Qué? -Bora entrecerró los ojos. Cada cosa que oía retumbaba con más fuerza en su cabeza y un pitido agudo comenzaba a sonar en sus oídos. 

 

-No podía irse dejándote a tu suerte. Al fin y al cabo eres su responsabilidad -Handong se sumó a la conversación, su voz suave consiguió poner algo de calma en el ambiente tenso que las rodeaba. 

 

-Nosotras nos hubiéramos ocupado de ella. No tenías porque esperar tanto tiempo -Gahyeon conocía a Minji a la perfección. Sabía que hubiera sido incapaz de dejar a Bora atrás. Los primeros años de un vampiro siempre estaban llenos de sorpresas y descontrol, los que no tenían a nadie para guiarlos no solían durar mucho. 

 

-Lo se pero… 

 

-¡Dejad de hablar de mi como si tuviera cinco años! -Bora apretaba los dientes, no soportaba que estuvieran discutiendo su custodia como si fuera una niña pequeña. Le estaba costando controlar sus emociones, estaba enfadada, confundida y dolida. Sentía que la cabeza le iba a explotar. 

 

Handong notó que Bora estaba cerca de perder el control y trató de hacérselo ver a Gahyeon. Le tomó la mano para llamar su atención y que dejaran la conversación por un momento. Su novia quería parecer calmada pero ella sabía que no era verdad. Quería saber lo que había pasado a toda costa y no se daba cuenta de que lo único que estaba logrando era que su amiga cayese en un estado de frenesí. Handong se acercó a Bora y le rodeó los hombros con el brazo atrayéndola hacia ella. Usó su mano libre para acariciarle el pelo e intentó que su voz sonase lo más suave posible al hablar. 

 

-Intenta no respirar y cierra los ojos -la forma más rápida de calmar un ataque era evitar estímulos. Los sentidos de los sangre caliente eran especialmente sensibles y se abrumaban fácilmente. Handong sabía lo difícil que era salir de ese trance porque ella había estado en su lugar muchos años atrás. No importaba cuánto tiempo hubiera pasado, la sensación era imposible de olvidar. Todo el mundo se quedó en silencio dándole tiempo a la chica para tranquilizarse. Handong sintió que el cuerpo que sujetaba entre sus brazos perdía la tensión que había sufrido hasta ahora. Se separó un poco y le colocó la mano en la mejilla para que esta levantara la vista. Sus ojos seguían rojos pero ya no brillaban. -¿Por qué no hablamos todo esto con calma? Vamos a sentarnos y a beber algo. ¿De acuerdo? 

 

Las otras tres asintieron en silencio sabiendo que podrían haber actuado mejor. Handong tenía un talento natural para las emociones. Leia a las personas con facilidad y sabía cómo tratar con ellas. Con ella era fácil salvar cualquier situación. 

 

Todas acabaron en la sala de estar. Sua pudo volver a la normalidad con el estómago lleno. Sus ojos volvían a ser negros y su cabeza había dejado de ser un caos lleno de pensamientos acelerados. Sin embargo, un dolor horrible lo había sustituido. Encontró algo de alivio al reposar la cabeza en el hombro de Minji. Tenía la sensación de que nada podía ir mal mientras la tuviera a su lado. La mayor dejó que la chica se acomodara sobre ella como quiso. Sabía que no se sentía bien y le pasó la mano por la espalda con suavidad. Levantó la vista y vio que Gahyeon y Handong la miraban expectantes. Entendía que no era justo seguir demorando una explicación. 

 

-Primero de todo quiero disculparme. Debí despedirme en persona. Dejar una carta fue muy cobarde por mi parte. Entiendo que estéis molestas. 

 

Handong asintió e hizo un pequeño gesto para que continuará. Minji no pudo evitar tragar saliva con algo de nervios. 

 

-Si habéis leído mi despedida sabréis por qué quería hacerlo -sintió que Bora se aferraba a ella con más fuerza. 

 

-¿Qué te ha hecho cambiar de idea? -Gahyeon contenía el aliento sin darse cuenta pero al ver la expresión confundida de su amiga levantó una ceja. 

 

-...No lo se. Estaba esperando a que saliera el sol pero una chica apareció y… peleamos… 

 

-¿Cómo? -Handong no pudo ocultar su sorpresa. Minji era la persona más pacífica que había conocido nunca. -¿Quieres decir que discutisteis? 

 

-No… nos peleamos de verdad y ella terminó con la pierna rota -soltó un suspiro y cerró los ojos por un momento. -Todo fue culpa mía.

 

-Pero… -Gahyeon imaginaba la escena y le resultaba difícil de creer, un humano no podía hacer frente a la fuerza de Minji. -¿También era un vampiro? 

 

-Es un licántropo. 

 

Todas se quedaron atónitas mirándose entre sí. 

 

-Luego llegó su amiga y también peleamos pero ella… -se pasó la mano por el pelo pensativa, no podía olvidar esos ojos tristes- ella la detuvo y al final se marcharon. 

 

-Vale… -Gahyeon intentó poner sus ideas en orden pero enseguida vio que seguía sin la respuesta principal. -¿Pero por qué no lo hiciste? 

 

-Deja de decir eso. Suena como si de verdad quisieras que lo hiciera -Bora habló por fin. Estaba cansada, solo quería dormir y olvidarse de lo que había pasado pero parecía que Gahyeon quería todo lo contrario. 

 

Minji susurro palabras tranquilizadoras en el oído de Bora, esto le dio tiempo para pensar  una respuesta para Gahyeon. Al hablar su voz sonó totalmente asustada. Ni siquiera estaba segura de aquello pero lo peor era que no sabía que le daba más miedo, llevar razón o equivocarse. 

 

-Creo que la he encontrado. 

 

Su voz había sido un susurro que las demás apenas llegaron a oír. Minji se quedó mirando las manos entrelazadas de Gahyeon y Handong. Algo en sus ojos le dio a la última la pista que necesitaba para acabar de entender. 

 

-Me estas diciendo que esa chica…

 

-Creo que me he enamorado. 

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Comments

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Sone_Yuuki
#1
Chapter 8: Tu historia me atrapó por completo, por favor actualízala, sería una lástima que una historia tan hermosa se quede así
mamamodc1234 #2
Chapter 8: wow amo tu historia espero que siga
mamamodc1234 #3
Chapter 8: wow amo tu historia espero que siga
SooTaelove
#4
Chapter 7: Me esta encantando la historia, tiene algunas partes que me tomaron por sorpresa, lo cual me dejó encantada y con ganas de seguir leyendo mucho más
P0rtM4n
#5
Chapter 6: Wow, si bien esperaba un SuaYeon agresivo, no esperaba que SiYeon terminara así, pero fue un buen capítulo.
trenat #6
Chapter 6: Pobre dami xd
P0rtM4n
#7
Chapter 5: Siiiiiii, te siento cerca SuaYeon... y no sé porque pero me las imagino conociéndose en un escenario algo violent o por parte de SiYeon y pfff aparecer la diosa de Bora. Esperaré con ansias el siguiente capítulo. Gracias por esta genial historia.
trenat #8
Chapter 4: Dios que intenso, gracias por actualizar a pesar de la spocas visitas!!!
trenat #9
Chapter 4: La historia está genial!