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Endless Night

 

 

Llenó sus pulmones de aire helado. El aroma del bosque le traía recuerdos y se estaba dejando llevar por la nostalgia. Allí había empezado todo. Era donde había renacido, por eso era el lugar perfecto para poner final a su historia. 

 

Kim Minji moriría esa noche. 

 

Estaba decidida a hacerlo, estaba cansada de sentirse sola. Siglos y siglos de momentos nimios que cada vez pesaban más en sus hombros. Nunca había experimentado el amor y se había hartado de esperar a esa persona con la que se suponía que tenía que compartir su existencia. Los vampiros eran conocidos por su lujuria, todos los mitos y creencias sobre ellos giraban entorno a lo mismo. Lo que no era tan conocido era su faceta romántica. Como bien sabía ella, la eternidad era muy difícil de sobrellevar en soledad. Cuando un vampiro encontraba el amor verdadero, era para siempre. 

 

Soltó el aire y sintió que la culpa ocupaba el vacío en su pecho. Había algo que la había retenido en el mundo hasta ahora y de ahí surgía ese sentimiento. Su familia. Así era como llamaba al grupo de pobres almas que había acabado arrastrando a aquella noche sin fin. Siempre se había dicho que en cada caso lo hizo para salvarles la vida pero en el fondo sabía que aquello era una gran mentira. La verdad era que, una y otra vez, había sido un acto egoísta. Un intento por dejar atrás esa soledad que la destruía por dentro. No se imaginaba todos aquellos siglos sin ellas, obviamente no habría llegado tan lejos sola. Mirando atrás, ese fue sin duda el mayor pecado que cometió pero era incapaz de arrepentirse. No sabía que le esperaba después de esa noche pero si en verdad su alma enfrentaba algún juicio, estaba dispuesta a aceptar cualquier castigo que mereciese a cambio de la felicidad que ellas le habían regalado. Sabía que todas seguirían adelante sin ella, al principio la echarían de menos pero con el paso de las décadas se iría convirtiendo en un recuerdo lejano. 

 

Miró a la luna que brillaba sobre aquel pequeño claro y cubría de plata cada brizna de hierba. En cualquier momento el sol tomaría su lugar y este convertiría su ser en ceniza. Estaba más tranquila de lo que había imaginado. Realmente deseaba aquello. Su mente no obstante, luchaba contra el gran silencio que la rodeaba mostrándole momentos vividos y encuentros con personas importantes para ella. Pocos fueron los que cambiaron su vida de alguna manera pero los que lo lograron le dejaron una marca imborrable, para bien o para mal. 

 

Aquel silencio que había percibido nada más acercarse al bosque cada vez la inquietaba más. Sentía que algo reinaba sobre el lugar y que al entrar allí había traspasado una frontera invisible. Podía imaginarse de qué se trataba, había oído rumores antes de llegar a la ciudad pero sobre todo podía olerlo en el suave viento que se colaba entre los árboles. Lobos. Aquel territorio tenía dueño, uno con dientes afilados. Si la encontraban allí daba por hecho que no tratarían con hospitalidad a un vampiro intruso. El resultado sería el mismo que estaba buscando pero prefería disolverse en la bruma del alba que convertirse en un amasijo de carne, huesos y sangre entre las fauces de un animal. Hacía décadas que no se topaba con licántropos y daba gracias porque no tenía muy buen recuerdo de ellos. Ella siempre se había movido en ambientes urbanos, algo que no gustaba a aquellas criaturas. Sería una extraña casualidad encontrar su final a manos de uno de ellos. 

 

Entonces como atraído por sus pensamientos, oyó algo en la lejanía. Algo corría a toda velocidad rompiendo ramas, pisando charcos y despertando a todo animal que se encontraba a su paso. Minji se puso de pie, conteniendo el aliento. Entendió que dejaría el mundo por las malas y suspiró resignada. Devolvió su mirada a la luna, dándole la espalda al peligro que se cernía sobre ella. Esa era la última imagen que quería guardada en su retina aunque entonces noto las primeras luces en el cielo. El día se acercaba tan peligroso como lo que acechaba en el bosque. Una sonrisa casi imperceptible apareció en sus labios. Le pareció divertido no saber que llegaría antes. 

 

Sin embargo se llevó una sorpresa. Esos pasos rápidos se detuvieron nada más llegar al claro. Pudo oír como unas patas se hundían en la tierra húmeda al frenar en seco. Aun así seguía esperando sentir zarpas y dientes rasgando su carne en cualquier momento. Después de unos segundos eternos en los que no ocurrió nada, decidió girarse para ver qué estaba ocurriendo con lo que fuera que iba a acabar con su vida y abrió los ojos de par en par. En efecto, un lobo estaba en el límite del claro, mirándola fijamente. No obstante, no encontró hostilidad en él. La criatura la miraba en la distancia con cautela pero también con curiosidad mal disimulada. Minji se perdió unos segundos en el brillo plateado de su pelaje que rivalizaba con la luna. Pero entonces sus músculos se tensaron en un acto reflejo al ver que el lobo comenzaba a acercarse. Este olfateaba el aire y sus orejas puntiagudas trataban de captar toda la información posible. Cada vez estaban más cerca y Minji no pudo evitar retroceder un par de pasos instintivamente, sin embargo se obligó a mantenerse firme. No había ido ahí para huir en el último momento. Así que se mantuvo en su lugar mirando a los ojos del lobo con toda la calma que logró encontrar. Este, ajeno a la tempestad en el interior de la vampira, siguió con su investigación hasta llegar a ella. Era tan grande que sus miradas estaban casi a la misma altura. Minji consiguió mantener la calma hasta que el lobo, que no parecía satisfecho, se acercó aún más invadiendo su espacio personal y olisqueó su pelo. 

 

-Vale. Ahí ya te estas pasando. 

 

Empujó con cuidado a la criatura para que se alejara de ella pero al hacerlo notó la suavidad de su pelaje y se le escapó una exclamación de sorpresa por lo bajo. Este sin duda se dio cuenta y se sentó en el suelo frente a ella sin más. Minji no entendía lo que estaba pasando. Solo veía que el lobo la miraba aún con curiosidad, incluso había inclinado la cabeza hacia un lado como si estuviera preguntándose algo. La vampira imitó el gesto inconscientemente. Lo único que tenía claro es que esa criatura no parecía hostil. Incluso podía jurar distinguir una sonrisa en el animal, aunque no estaba segura de que un lobo pudiera sonreír. 

 

Entonces este acercó su cabeza hacia la mano de la chica, empujándola con suavidad con el hocico. Minji tardó unos segundos en entender pero al final se atrevió a pasar sus dedos por su pelaje gris perla. Acabó rascando detrás de una de sus orejas y este soltó un pequeño gruñido complacido. Minji rió con ganas. Aquello era una de las cosas más surrealistas que había vivido. Tal vez el universo intentaba que se fuera con una sonrisa. 

 

La vampira estaba fijándose en unos ojos amables de color miel cuando noto algo desagradable en la mejilla. Un picor intenso que cada vez iba a más. Levantó la vista al cielo y se encontró con un azul brillante. El día acababa de comenzar y el sol había sobrepasado los árboles. Se estaba quemando. El olor a carne quemada llegó a su nariz revolviéndole el estómago. Cada vez el dolor era más fuerte, ya había imaginado que morir no sería precisamente agradable pero al menos había esperado que fuese más rápido. Mientras tanto el lobo se había dado cuenta de que algo iba mal. Notó al instante las quemaduras que empezaban a cubrir la cara de la chica y se puso en pie nervioso,  evidentemente sin saber qué hacer. Le lamió la mejilla quemada lo cual resultó ser muy mala idea. La boca le supo a cenizas al instante. La vampira volvió a empujar a la criatura para que se apartara de ella, esta vez con mas energia. 

 

-Deberías irte. Lo que viene ahora no va a ser bonito. 

 

Esto no tuvo ningún efecto en el lobo que siguió rodeándola inquieto mientras la empujaba para que se alejara de los rayos de sol y se adentrase de nuevo entre los árboles. Lo que molestó a la vampira que empezaba a perder la paciencia. 

 

-¡Basta! Largo de aquí. Esto no es asunto tuyo -tuvo que esforzarse para mantenerse en su lugar frente a los intentos de la criatura por moverla. -He venido hasta aquí para esto, no lograrás que me marche. Si insistes tendré que hacerte daño. 

 

Ante eso el lobo soltó un soplido con sorna. Como si le hubiera parecido graciosa la amenaza. Los dos se mantuvieron la mirada durante unos segundos aunque a Minji le costaba cada vez más aguantar el tipo ante el dolor. Entonces el lobo le dio la espalda y comenzó a alejarse. La vampira pensó que este se había rendido y suspiro aliviada. Desvío la vista al cielo y se arremangó intentando captar todo el sol posible. El dolor nublaba sus sentidos y no fue capaz de darse cuenta de que el lobo simplemente había dejado la suficiente distancia entre los dos como para tomar carrerilla. El placaje fue suficiente para empujar a Minji varios metros y ambos forcejearon dando vueltas por el suelo sin saber que se acercaban a un gran desnivel oculto por la maleza. Cayeron por él a toda velocidad chocando con piedras y árboles hasta que sintieron que el suelo desaparecía por completo. Aquel desnivel daba paso a un barranco por el que cayeron sin poder evitarlo. Por suerte, sus cuerpos eran lo suficiente resistentes como para sobrevivir a una caída así. Sin embargo, Minji había caído de la peor manera posible y había quedado inconsciente. 

 

El lobo se levantó con esfuerzo y miró a su alrededor desorientado. Habían aterrizado en un pequeño riachuelo que llevaba más piedras que agua. Este agitó su pelaje mojado y se acercó a la vampira cojeando, el suelo resbaladizo cubierto de musgo no se lo puso fácil. Intentó buscar algún signo de vida en ella pero entendió que era inútil siendo lo que era. Lo único que veía era que sus quemaduras iban a peor a un ritmo escalofriante. Levantó la vista buscando una solución y entonces vio que el riachuelo provenía de una pequeña gruta a unos metros de allí. La arrastró como pudo, tirando de su ropa y no paró hasta asegurarse de que la chica ya no corría peligro. Observó con paciencia como las quemaduras empezaban a curarse y sintió alivio ya que al principio ni siquiera tenía claro que siguiera con vida. Se tumbó a su lado colocándose estratégicamente entre ella y la salida. No sabía cómo reaccionaría al despertar pero no pensaba dejarla volver a la luz del sol.

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Comments

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Sone_Yuuki
#1
Chapter 8: Tu historia me atrapó por completo, por favor actualízala, sería una lástima que una historia tan hermosa se quede así
mamamodc1234 #2
Chapter 8: wow amo tu historia espero que siga
mamamodc1234 #3
Chapter 8: wow amo tu historia espero que siga
SooTaelove
#4
Chapter 7: Me esta encantando la historia, tiene algunas partes que me tomaron por sorpresa, lo cual me dejó encantada y con ganas de seguir leyendo mucho más
P0rtM4n
#5
Chapter 6: Wow, si bien esperaba un SuaYeon agresivo, no esperaba que SiYeon terminara así, pero fue un buen capítulo.
trenat #6
Chapter 6: Pobre dami xd
P0rtM4n
#7
Chapter 5: Siiiiiii, te siento cerca SuaYeon... y no sé porque pero me las imagino conociéndose en un escenario algo violent o por parte de SiYeon y pfff aparecer la diosa de Bora. Esperaré con ansias el siguiente capítulo. Gracias por esta genial historia.
trenat #8
Chapter 4: Dios que intenso, gracias por actualizar a pesar de la spocas visitas!!!
trenat #9
Chapter 4: La historia está genial!