Capitulo 8

El Camino menos transitado
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  —Minhyun, yo que tú no lo haría, tío. Esta mañana todavía parecía un poco cabreada y, gracias a ti, creo que yo también me la he cargado. No te haces idea de cuánto te lo agradezco. —Solar ocupó su asiento en el palco e impidió que Minhyun bajara al vestuario y prendiera la mecha de Byul. —Ha sido por su propio bien, y luego me lo agradecerá. —El entrenador se sentó a su lado y buscó con la mirada al resto del grupo que se iba a reunir con ellos. Antes de contestarle, Solar se alisó la camisa de lino que se había puesto encima de los pantalones cortos esa mañana. Había recibido una llamada de su madre diciéndole que si iba a aparecer en la portada de alguna otra revista que a ella no le quedara más remedio que ver en la cola de la caja del supermercado, lo mínimo que podía hacer Solar era vestirse un poco mejor. —Seguro que sí, y están comprando botellas de agua, así que dejar de mirar. —¿Está enfadada de verdad? —preguntó Minhyun. —Digamos que cuando llamaste anoche, yo estaba toda contenta y tú interrumpiste antes de que pudiera... bueno, ya sabes. —¿Devolver el favor? —Tú sigue, entrenador Minhyun, y dejaré que te adentres estúpidamente en la guarida del león. —Solar señaló la zona de vestuarios. Cuando se volvió para mirar lo que señalaba su dedo, Byul ya estaba allí mirándolos, con una musculosa Della Sánchez a su lado—. Qué chica tan enorme. —Sí, y aunque sé que Byul es fuerte, esa mujer que tiene al lado me da miedo. El año pasado ganó a Byul en dos sets seguidos. Eso ya fue malo de por sí, pero es que la muy zorra estuvo atormentándola durante todo el partido. Byul se cabreó de tal modo que se le fue todo el juego, incluso el servicio. —Minhyun saludó al resto de la tropa que había llegado cargada de bebidas y cosas de picar y luego se volvió para mirar la pista. —¿Qué quieres decir con que la atormentó? —preguntó Solar.  D.ana abrió su botella de agua y también se puso a mirar el calentamiento de su hermana. Contestó antes de que pudiera hacerlo Minhyun. —Ya lo verás cuando empiece el partido. No creo que Della haya cambiado mucho su estilo. El año pasado se pasó de la raya y la descalificaron en Inglaterra, por eso no ha jugado. La muy zorra ya ha empezado con las chorradas, diciendo a los periódicos que ésa es la única razón de que Byul se haya llevado el título. Byul estaba practicando el saque e intentando no hacer caso de la gilipollas que tenía al otro lado de la red. Della sonrió con sorna cuando la primera bola pasó volando a su lado, y se fue a su silla y se sentó, sin darle a Byul la satisfacción de intentar devolverla. El recogepelotas trató de no dar muestras del dolor que tenía en las manos por recoger un saque tras otro que Byul empezó a lanzar por encima de la red mientras intentaba poner su mente en el lugar que le correspondía. Della miró hacia el graderío, buscando a Minhyun y al resto de la familia de Byul, pues sabía que era allí donde encontraría a la persona que buscaba de verdad. Solar miró a Della cuando ésta metió la mano en su bolsa, sacó el periódico donde aparecía su foto y la besó, tras lo cual lanzó otro beso hacia las gradas. La adversaria de Byul se echó a reír cuando Solar, toda colorada, se levantó y se puso en jarras. —Minhyun, llévame allí abajo ahora mismo. —La castaña del tono de Solar no pasó desapercibida a nadie de los que estaban sentados a su alrededor, y los fotógrafos que había entre el público se prepararon para lo que pudiera ocurrir con las provocaciones de Della. —Tranquila, Marichispas. Está intentando picar a Byul a través de ti, no dejes que ocurra justo antes del partido. —Minhyun obligó a Solar a sentarse de nuevo e intentó razonar. —No quiero ver a esa adolescente descomunal, quiero ver a Byul antes de que empiece este asunto. Byul miró hacia las gradas buscando a Solar antes de regresar al túnel para cambiarse la camiseta antes del partido, pero se llevó una sorpresa al ver que Minhyun y ella la esperaban hacia el final del túnel, de modo que los espectadores no pudieran verlos. —Hola, ¿qué haces aquí? —Esperar para desearte suerte y para decirte unas cosas —contestó Solar.  —Oye, Minhyun, ¿me traes una camiseta limpia? Minhyun asintió y se fue para buscar las cosas de Byul. La única que no captó la indirecta fue Della, que se apoyó en la pared del túnel frente a ellas y se quedó mirando. —Byul, si te pido que hagas una cosa por mí, ¿lo harás? —Claro, cariño, si puedo. ¿Qué quieres? —Quiero que salgas ahí fuera y pases por la piedra a esa gilipollas de ahí. —Solar señaló a Della y la apuntó con el dedo corazón cuando la mujer volvió a lanzarle un beso. Byul sonrió al pequeño pitbull castaño y luego se la acercó. —¿Y qué gano si lo consigo? ¿Sabes que es la que me pasó a mí por la piedra el año pasado? Solar oyó que Minhyun volvía, por lo que tiró de la camiseta que llevaba Byul y se la despegó del cuerpo. Cogió la toalla que le pasó Minhyun y secó todo el sudor que cubría a Byul tras el calentamiento y luego le puso la camiseta nueva, quedándose con la vieja. Cuando Byul se colocó la nueva valla publicitaria, como lo llamaba ella, Solar le bajó la cabeza y la besó. —¿Quieres saber lo que consigues? Byul asintió, de modo que Solar volvió a bajarle la cabeza y se puso a susurrarle al oído. Minhyun estuvo a punto de desmayarse cuando lo que le estaba diciendo Solar le dejó tan flojas las rodillas a Byul que tuvo que apoyarse en la pared. Cuando terminó, Solar le dio un beso a Byul en la oreja y la miró. —¿De verdad? —preguntó Byul.  —Sí, y hasta dejaré el teléfono descolgado, pero sólo si vuelvo aquí el domingo para verte jugar la final. —Deberías dar clases de motivación —dijo Byul, mientras Della y ella veían cómo Solar se desabrochaba la camisa que llevaba, se la quitaba y se la daba a Byul. —Para que tengas suerte. —Solar la metió en la bolsa de Byul y se puso la camiseta que se acababa de quitar Byul—. Tengo que reconocer que a ti te quedan mucho mejor. —Solar contempló la prenda, que le quedaba muy grande y olía a Byul. —A mí me parece que estás muy guapa con mi ropa, cariño, y en cuanto termine de machacar a Della, estarás aún más guapa sin ella. Las adversarias ya habían sido presentadas y habían ocupado sus puestos para cuando Minhyun y Sooar regresaron a sus asientos. Della era la primera en servir, y aunque Byul se lanzaba para alcanzar todas las pelotas que pasaban por encima de la red, el nivel de Della se mantuvo y ganó el primer juego. En la primera foto de Solar que sacaron casi todos los paparazzi se la veía mordiéndose la uña del pulgar cuando Della rompió el saque de Byul y se puso dos juegos a nada. A Byul le resultaba asombroso, menos de una hora más tarde, mientras estaba sentada secándose la cara con una toalla, haber perdido el primer set sin ganar un solo juego. Miró a Della, observando cómo tragaba los últimos restos de agua que le quedaban en la botella. La muy idiota ni siquiera parecía muy cansada. —¿Tú crees que te dará todo lo que te ha prometido si gano yo? Dile que me alojo en el Hilton si lo único que le interesa es acostarse con la ganadora. Esa piel tan deliciosa tenía un aspecto de lo más atractivo. —Della estaba iniciando la siguiente fase de su plan de ataque, que consistía en jugar con la mente de Byul, destrozando lo que le quedaba de concentración. —No es tu tipo, Della. —Byul parecía tranquila, a pesar de que ardía en deseos de levantarse y estampar todas las raquetas que llevaba en la bolsa contra la cabeza de la mujer. —Castaña, guapa y y. ¿Qué hay en eso que no sea mi tipo? —Es todo eso, pero también es humana, y yo creía que a ti sólo te iban las perras. ¿O es que sólo logras salir con esa clase de fulana? Sabes, deberías vigilar lo que bebes cuando sales por las noches. A la hora de cerrar todo el mundo se parece a mi chica, pero estoy segura de que es sólo por la iluminación de esos sitios. —Tú ríete, Moon. Faltan cuarenta minutos para que te vayas a casa con la zorra para que te pueda lamer las heridas. —Lo que me lame Solar, gilipollas, no es asunto tuyo. —Silencio, por favor. Byul esperó a que el público siguiera las instrucciones del hombre y luego se volvió y pidió unas bolas. Había llegado el momento de hacerle probar a Della lo que a ella le encantaba servir. —Quince a nada. El marcador metió a la gente en el partido y el comentarista gritó en todos los auriculares de radio que había en el estadio. Moon Byul se había despertado de la siesta que se había echado durante el primer set. —No sé de dónde ha salido eso, pero esperemos que Byul pueda mantenerlo —comentó el emocionado locutor sobre el ace que acababa de marcar Byul. Byul se sentía bien y estaba deseando jugar los próximos sets, porque no tenía la menor intención de perder. Para que Della se enfadara aún más por haber fallado el saque, Byul se trasladó caminando a cámara lenta al otro lado de la pista para volver a sacar. Esta vez la bola pasó por encima de la red con la misma intensidad, pero Della la rozó y la envió a las gradas. El público enloqueció cuando Byul hizo un molinete con la raqueta y fingió enfundarla como una pistola tras oír por los altavoces el anuncio de "Treinta a nada". —Ahora está que echa humo, señoras y señores, y menuda sorpresa se ha llevado Della. Y la señorita Sánchez debería estar agradecida de que el público se haya entusiasmado con esos dos saques de Byul, porque su lenguaje la habría descalificado si el juez de silla llega a oír ese último exabrupto. Pero el comentarista y todo el mundo que estaba viendo el partido habían leído los labios de la mujer, y el hombre estaba en lo cierto. La siguiente hora estuvo marcada por largas y veloces jugadas de volea, y en el rostro de Della empezaron a aparecer muestras de fatiga. La tenista, que jugaba a base de potencia, no estaba acostumbrada a correr tanto como la estaba obligando a correr Byul, y con cada carrera corta de un extremo de la pista al otro, se le iba poniendo la cara cada vez más roja. En medio del tercer set, Della detuvo el juego durante por lo menos cinco minutos para discutir con el juez de línea por lo que a ella le parecía una decisión dudosa. Byul se limitó a botar la pelota en su lado y miró hacia las gradas, saludando a Solar, que se había levantado y le había lanzado un beso por el tenis que había visto hasta ese momento. A la mayoría de los reporteros que había en las gradas no le había pasado desapercibido el cambio de atuendo cuando Solar y Minhyun volvieron a sus asientos. La nueva pareja estaba logrando que el tenis femenino fuese aún más emocionante de lo que ya era. —Juego, set y partido, señorita Moon. El anuncio se produjo después de que Byul hubiera roto el servicio de Della por tercera vez en el tercer set. Byul le estrechó la mano en la red y trató de pasar por alto el rápido "que te follen" que le dijo Della cuando Byul se volvió y saludó al gentío. La victoria la acercaba aún más al único título que no tenía. Como en todos sus demás partidos, Byul se detuvo en la entrada del túnel y dedicó un tiempo a firmar autógrafos. Cogía al azar los trozos de papel que le ofrecían desde la barrera junto con bolígrafos. De forma automática, cogió el que tenía más cerca de la mano cuando lo que acababa de firmar regresó a su dueño. Hasta que lo tuvo en la mano Byul no se dio cuenta de que era un sobre y que en él aparecía su nombre. No tuvo forma de saber, en aquel mar de rostros, a quién pertenecía cuando volvió a mirar a la multitud. Saludando rápidamente, se volvió y entró de nuevo en el túnel, dejando a una horda de fans decepcionados aferrados a sus programas sin firmar. —Cariño, has estado brillante —gritó Solar cuando bajaron al vestuario después del partido. Byul parecía muy animada por la victoria, pero cansada. El calor de Nueva York empezaba a resultar agotador y la superficie de las pistas no hacía sino intensificarlo. —Intento agradar. —Byul se agachó para besar a su amante antes de recoger su bolsa. —Lo que has hecho es apuntar a las líneas de fondo y pasar por la piedra a Della —dijo Minhyun. —Contigo no hablo, y si pones los dedos cerca de un teléfono para llamar al apartamento de Solar, descubrirás que la ciudad de Nueva York no es lo bastante grande para que te escondas, cretino. —Byul, pídele disculpas a Minhyun —la regañó Solar. —¿Te ayudo a ganar y así me lo agradeces? —dijo Minhyun, intentando parecer herido. —Me alegra saber que atribuyes toda mi habilidad a la frustración ual, entrenador. —Si es así, no mojas hasta después del próximo domingo —bromeó Solar. Se puso a chillar cuando Byul la levantó, se la puso encima de un ancho hombro y echó a andar hacia la puerta—. Byul, mi madre ya me ha visto una vez en la portada del Enquirer. Si consigues que sean dos veces, me la voy a cargar. Byul la bajó y trató de mantener el buen humor. Le costó, teniendo en cuenta la nota de amor que le habían pasado antes de bajar por el túnel. Ahora se daba de tortas por no haber prestado atención a quién le había entregado el sobre. Fuera quien fuese, se trataba de la persona que le había estado enviando las notas desde el principio. Byul reconoció la letra historiada en cuanto el papel se abrió en su mano. Byul se convenció a sí misma de que la decisión de no decírselo a Solar era para evitar que la piloto se preocupara. Más tarde, cuando llegaron al piso, Solar le dio lo que parecía ser la lección número trescientos sobre relaciones, centrada en un sermón sobre el diálogo sincero, cuando Byul le dejó leer la nota. Sólo era una más de las formas en que Byul pensaba que Solar iba a cambiar su manera de vivir, pero compartir sus días con la piloto hacía que cualquier sermón mereciera la pena.         —Llámalo ahora mismo. —Vamos a ducharnos y luego lo llamo. Venga, Solar, no es que el que me acecha vaya a entrar aquí a matarnos a las dos —intentó razonar Byul. La discusión había empezado en el coche, cuando cometió el error de mostrarle a Solar la nota que había recibido. El chiflado que las enviaba había incluido la foto de Solar que había aparecido en el periódico, con la promesa a la castaña de salvarla de la malévola influencia de Byul. Cuanto más la miraba Byul, más le daba la impresión de que tendría que reconocer algo sobre las notas y la forma en que estaban escritas. La anticuada caligrafía era una manera rara de escribir una amenaza de muerte por parte de alguien que quería matarte. Era casi como una invitación a morir en el momento en que lo decidiera. Solar cogió el teléfono y se lo pasó a Byul junto con la tarjeta que le había dado el inspector Sully cuando la fue a ver en el entrenamiento. El policía había dejado una más por si Byul necesitaba llamarlo, puesto que Minhyun se había quedado con la primera. —Esto es serio, Byul. Ahí fuera hay un chiflado que quiere enviarte a la gran pista de tenis del cielo y creo que ha llegado el momento de que empieces a tomártelo con cierto respeto. —Dejó un momento el teléfono, fue hasta donde estaba Byul sentada en la cama y se colocó entre sus piernas—. Te quiero, Kong, y quiero que sigas por aquí durante muchos años. ¿Lo haces por mí, por favor? —Ah, vamos, no me mires así. —Byul se levantó, cogió el teléfono y marcó el número. No hizo falta mucha persuasión para lograr que Logan aceptara reunirse con ellas en el piso de Solar.  Solar consiguió que Byul se echara hasta que llegara Logan, con la esperanza de que una corta siesta aliviara el agotamiento que se veía en el rostro de Byul. No oyó la llamada a la puerta ni la conversación que mantuvo Solar con el inspector cuando llegó. Se llevó la carta y el sobre para analizarlos en busca de huellas y prometió volver más tarde para interrogar a Byul. Logan había visto el partido por televisión y no podía echarle en cara a Byul que necesitara desconectar un rato. Al volver a salir al calor, Logan Sully no vio la figura apoyada en un árbol a cierta distancia en la calle. De haber mirado, Logan se podría haber interesado por el rosario que colgaba de unos dedos apretados. El soldado de Dios había ido pasando metódicamente de una cuenta a otra mientras rezaba por la oportunidad de librar al mundo de Moon Byul. Ella sería la primera de las hermanas Moon que recibiría la salvación a través de la muerte. —El Señor purificará el mal que corre por tus venas, Byul. Me ocuparé en persona. Una vez terminado el rosario, la figura algo encorvada se volvió y se dirigió al hotel de los barrios bajos donde guardaba las herramientas de la tarea que tenía entre manos. Había llegado el momento de purificar su propia alma, para que cuando llegara la hora, su mano fuese certera y estuviera santificada. El hombre de recepción ni se molestó en mirar cuando el huésped pasó ante él rumbo al lento ascensor que había al fondo de la entrada. No había habido quejas contra el huésped que había llegado dos semanas antes del gran torneo de tenis, y la doncella no había pasado mucho tiempo en la habitación, pues se daba la vuelta todos los días al ver el cartel de no molestar colgado en la puerta. De haber pasado, la policía habría recibido un aviso sólo por los gritos. El hombre no miró a nadie mientras avanzaba por recepción. El hotel aún empleaba llaves y tuvo que moverla en la cerradura para conseguir que se abriera y poder entrar. Encima de una cama había una colección de cuchillos que se podrían haber usado como espejos, de lo limpios que estaban. Sólo uno de ellos estaba envuelto en un trozo de tela gruesa de lino, que fácilmente podría haber sido la cosa de mejor calidad que había en la habitación. Éste era especial porque en él estaba la sangre de la bestia, tras su primer intento fuera del restaurante. Cayó de rodillas ante una pequeña piscina hinchable para niños cubierta por una red de malla e inició su ritual purificador. —Yo soy alfa y omega, el principio y el fin. El que crea en mí conocerá el reino de los cielos. Al Señor no le importaba que no recordara las palabras exactas que le habían enseñado las monjas años atrás, lo que importaba era que creía. —Señor, necesito tu ayuda para derrotar a la bestia. Es adorada por las masas que no conocen el camino. —Levantó despacio la malla de la piscina y metió la mano dentro. El movimiento de su mano hizo sonar la advertencia de los crótalos, pero eso no le impidió continuar. Dios estaba de su parte y lo protegería de las serpientes. —Muéstrame una señal, Señor. El cuerpo grueso y fuerte de la serpiente de cascabel se enrolló alrededor de su brazo derecho, con espacio suficiente para hacer sonar su crótalo de la muerte. En lugar de sentir miedo, metió la otra mano para coger otra, que también se enrolló alrededor de su otro brazo. Levantó ambas serpientes agitadas en el aire y miró a los ojos de los áspides. No parpadeaban y ambas cabezas estaban preparadas para atacar. El que las manejaba les había dejado suficiente espacio para hacerlo si así lo decidían. Había pasado toda su vida intentando servir al dios en cuya existencia creía. Un dios que abatía a aquellos que iban en contra de su palabra mediante soldados sagrados cuidadosamente elegidos para cumplir su voluntad, pues este dios no se apiadaba de los que vivían fuera de su norma. El fiel servidor que sujetaba a las serpientes se había apartado de su iglesia y había creado su propia religión, con el tipo de ser supremo al que seguía. No había sitio para la decencia. Observó asombrado cuando una gota de veneno cayó de la boca de la más grande, que no atacó. —Cumpliré tu voluntad, Señor Dios. Aún le hormigueaba el brazo donde había caído el veneno mientras devolvía a su guarida a las pruebas de su fe. Había llegado la hora.         —¿Por qué siempre te huele tan bien el pelo? —Vi la marca de champú que llevas en la manga derecha y decidí probarlo —contestó Solar. Estaba acurrucada en la cama y Byul estaba pegada a ella, pasándole los dedos por el pelo castaño. —Sigue así y tendré que darte unos azotes. —Por atractiva que sea esa idea, Logan va a volver dentro de nada y quiero estar vestida para cuando llegue. —¿Y tu sentido de la aventura, cariño? ¿A mamá Kim no le encantaría leer las costumbres salvajes y is de su niña? —Tú sigue así y mi madre te va a comer viva. Ya piensa que eres una mala influencia para mí. —No puedo estar tan mal si no consigo convencerte para que te quites estos pantaloncillos. Solar se dio la vuelta al oír la broma y pasó los dedos por los labios de Byul. —¿Querrías venir conmigo a conocer a mi madre? —La pregunta le sonó a Byul casi vacilante y puso dos dedos bajo la barbilla de Solar para levantarle la cabeza. —Yo iría a cualquier parte contigo, cariño, no lo dudes jamás. La llamada a la puerta fue lo que acabó con el beso que se estaban dando. Byul empezaba a pensar que había una especie de conspiración para impedir que tocara a Solar. Miró hacia la puerta del piso con los mismos sentimientos que tenía por el teléfono que había al lado de la cama de Solar.. —Logan, ¿cómo va la caza del hombre? —preguntó Byul. —Interesante. —Le ofrecería una silla para sentarse, pero Solar todavía no ha salido a comprar muebles. ¿Qué tal si salimos los tres a cenar temprano? Cuando haya terminado de hablarme del loco que me persigue, le daré algunas indicaciones para mejorar su tenis. Fueron en el coche de policía de Logan hasta un pequeño restaurante italiano familiar que al inspector le gustaba antes de ponerse a hablar de perseguidores. Los resultados que había obtenido el laboratorio criminal del FBI eran desconcertantes no sólo para ellos, sino también para la policía de Nueva York. Los federales habían hecho un análisis de la tinta que daba más pistas sobre el atacante, pero qué era lo que indicaban esas pistas seguía siendo un enigma. —Les entregamos todas las cartas que se han enviado hasta la fecha y no había huellas en ninguna, pero todas tienen una cosa en común —explicó Log
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Comments

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LyndaM #1
Chapter 9: Awww me gusto mucho la historia, y creeme no eres la unica que quiere que byul bese de una vez por todas a solar
KrySulDay17
#2
Chapter 9: woooooww geniaaaaallll... me encantó demasiado :D
merugoo #3
Chapter 8: D: termino? hay epilogo? jaja
sabrina528 #4
Chapter 8: Genial pero cuando llege a leer el fin quede en shock ....fue tan corto.....uff ahora con que nos deleitaras??
LyndaM #5
Chapter 8: Awwww me ha encantado, en verdad aun no estaba lista para el final, y si me.dejo en shock saber quien era el loco, pero bueno, muchas gracias por el fic, ay muy pocos moosun en español ojala puedas hacer otro
merugoo #6
Chapter 7: yay \o/ feliz cumpleaños atrasado, triángulo :) haha y joder, kimi estaba más loca de lo que imagine
merugoo #7
Chapter 4: wow has vuelto jajaja
merugoo #8
Chapter 3: Ah, que bueno llegar del trabajo a comer algo y relajarse leyendo algo aqui <3

che kimi está loca xd
sabrina528 #9
Chapter 3: La kimi ke planea...mmm esto esta bueno... ahora keda la tortura de esperar....
merugoo #10
Chapter 2: Wow, que bien lo que mencionaste al final. Muchas personas le dan toques romanticos a lo que es, sin lugar a duda, abuso. Basta de eso, mujer, eres hermosa y te mereces el sol <3