Capítulo 6: "No es una cita"
#2 "Sweet Peril" (SinRin Ver.)
No era una cita.
Y sin embargo, había algo muy parecido a una cita en caminar a una sala de cine con una chica, sin importar con cuánta fuerza luchara contra la idea.
Es tu amiga. Las amigas van al cine juntas. Tú y Umji solían ir todo el tiempo y en ocasiones junto a Joo.
Sí, pero Umji nunca tuvo un enamoramiento hacia mí como Yuju lo hizo una vez.
Bueno, no pensaba en Yuju de esa manera. Mi cabeza seguía girando desde el encuentro con Yerin y mi corazón estaba muy frágil. Además, tenía cosas muchos más grandes e importantes en que pensar en vez de en chicas.
Nos detuvimos en el mostrador de boletos, mirando las listas. Ella rechazó la comedia romántica inmediatamente y yo rechacé la película bélica. Nos decidimos por una de aventura y acción y ambas agarramos nuestras billeteras a la vez. Me miró horrorizada cuando saqué la tarjeta de crédito de papá de mi cartera y la deslicé en el mostrador antes de que ella pudiera.
—Esto lo invita mi padre —dije—. Ya sabes, ya que fue su idea y todo. O sea, no es que no esté contenta de estar aquí. —Carraspeé y sentí la piel de mi pecho caliente por la vergüenza de mi gran bocota. Tomé las entradas y Yuju me siguió—. Primero vayamos por palomitas —dije—. No podemos mirar una película sin palomitas de maíz. Es como una necesidad, ¿sabes?
Ella sonrió y se encogió de hombros.
—No lo sé. Esta será mi primera película.
Mi boca colgó abierta.
—¿Nunca has estado en el cine? —Cuando sacudió la cabeza, enlacé mi brazo por el hueco de su codo y tiré de ella hacia el puesto de comida—. Ven, tengo que enseñarte.
—¡Eunbi!
Aw, mierda. Tres parejas de la escuela estaban caminando hacia nosotras y automáticamente salté en mi papel de chica fiestera.
—¡Oh, hola! —dije. Abracé a cada uno, obteniendo sonrisas y risas del grupo, e incluso soplos de auras lujuriosas de dos de los chicos. Yo era consciente de mi falta de maquillaje y del hecho de que seguían enfocando sus ojos en Yuju. No todos los días una chica de la Preparatoria Cass era vista con una mujer extranjera, alta y magnífica.
—Esta es mi amiga Yuna —dije. Ella les dio a todos un asentimiento y todos se quedaron mirándola—. Uh… es originaria de Malawi. Va a Harvard.
—Vaya —dijo una chica.
—Impresionante —dijo uno de los novios.
Más miradas.
—Entonces, ¿qué película van a ver? —pregunté. Esperando que no estuviéramos en la misma sala, y estuve de suerte. Todos iban a ver la comedia romántica.
—Bueno, diviértanse —les dije—. Chicos, ¿van a ir a lo de Ashley mañana?
Se miraron entre sí, inseguros, y una de las chicas preguntó:
—¿Tú vas?
—Sí, sabes que estaré allí —dije con una sonrisa.
Se miraron entre sí nuevamente, esta vez asintiendo con chispas de emoción naranja encendiendo sus auras.
—Seguro, iremos —dijo la chica.
Si hay una cosa que había aprendido en los pasados siete meses es que las personas populares no necesitan de poderes sobrehumanos para someter a las personas a su voluntad.
—Fantástico. Los veo entonces. —Nos alejamos caminando, seguidas por miradas persistentes.
Sentí a Yuju mirándome, pero no podía encontrarme con sus ojos todavía.
Llegamos al frente de la fila y ordenamos unas palomitas medianas con Cherry Coke para mí y una Sprite para Yuju ya que a ella no le gustaba la cafeína.
—¿Quieres mantequilla en las palomitas? —preguntó la cajera.
—Sí —dije, a la vez que Yuju respondía:
—No.
Nos miramos entre sí y volvimos a hablar rápidamente, yo diciendo que no, y Yuju diciendo que sí. Luego ambos reímos y la cajera puso sus ojos en blanco.
—Aw, vamos —le dije a Yuju—. Tenemos que tener mantequilla. Creo que puedes manejar un poco de grasa. —Y para probar mi punto le pellizqué la cintura. Mis manos se encontraron con la dura resistencia del músculo, y su intensa mirada ambar amielada aterrizó sobre mí. Mi estúpida cara se volvió a enrojecer. Retiré mi mano y cambié mi atención a l
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