Capítulo Seis

Enredada (Adaptacion)

\ ˚▽˚ / ¡ACTUALIZACION Y FINAL\ ˚▽˚ /

 

*

*

*

 

 

Desde la acera de enfrente, miraba la puerta de su casa. Se había asegurado que no la viera desde allí.

¿Qué podía hacer?

 

Jessica no se había vuelto a poner en contacto con ella. No se atrevía a llamarla o enviarle un mensaje. Pero entonces,

 

¿Cómo demonios haría?

 

Llevaba más de una hora allí plantada, y nada. No la vio llegar, ni salir.

 

¿Y si se hubiera marchado fuera?

 

Decidió esperar, un poco más.

Miró el reloj, ya había pasado más que tiempo suficiente, le dolía la espalda, se levantó del banco, y se marchó.

Su corazón empezó a latir sin control, cuando vio a Jessica esperando en la puerta de su casa. Se miraron sin decir

palabra.

 

—Entra, por favor —le dijo en una súplica desesperada.

 

Jessica obedeció. Se sentó directamente y fijó su mirada en otra parte que no fueran sus ojos.

Taeyeon lo hizo con todo el cuidado del mundo a su lado. No tenía ni idea por dónde empezar.

Finalmente, hizo acopio de valor.

 

—Créeme, por favor. Siento asco de mí, por ser la causante de tu dolor. Pero yo también tengo

derecho a vivir mi vida, igual que haces tú.

 

Jessica la miró sin comprender.

 

—¿Mi vida? Gira en torno a ti. Que esté casada, no significa que la tenga.

—¿Cómo que no? Yo solo soy un entretenimiento.

 

La miró atónita:

 

—¿Cómo? ¿Crees que solo me sirves para distraerme de una vida conyugal que no me satisface?

—¿Entonces, por qué lo haces?

—Creí habértelo demostrado, pero ya veo que ni siquiera te lo has planteado.

—¿Qué me voy a plantear? Sigues casada. Me llamas, nos vemos, por último me dejas, y sigues tu normalidad, como

si nada. Yo me quedo esperando la próxima llamada, el siguiente mensaje. Mi vida es un aleteo a tu alrededor. A una

señal tuya, chasqueas los dedos y ahí me tienes, rendida a ti. Y sí, tienes razón, ni siquiera me lo planteo.

 

—¿Sólo eres mi vía de escape?

 

—No, vives a través de mí, tu vida, la de verdad. La otra, es la que te asfixia, y que no sabes cómo sacudirte de encima.

No somos más que dos cobardes.

 

Jessica sabía que tenía razón.

 

—Jessica, ¿tú sientes que engañas a tu marido, o quizás llegas a pensar que me engañas a mí? —

 

Taeyeon fijó su mirada en sus ojos.

 

—¿Me estás pidiendo que lo deje todo?

—No me atrevería, es decisión tuya. ¿Y sabes quién puede ayudarte?

—¿Quién?

—Tus sentimientos.

 

Jessica sintió como dagas cada una de las palabras.

 

—Tú te has dejado guiar por ellos, ¿no?

 

Taeyeon no contestó.

 

—Supongo que ha llegado el momento de retirarme de escena —dijo Jessica levantándose.

—Yo no lo quiero.

—¿Y qué es lo que quieres entonces?

—Sólo lo que quieras tú.

—¿Vas a repartir tu tiempo entre las dos?

 

Taeyeon sabía que se lo estaba poniendo difícil aposta, se lo merecía.

 

—Podrías enseñarme.

 

No quería atacarla, pero no pudo evitarlo. Jessica la miró con reproche y dolor. Se fue a la puerta

y se marchó. Se sentó desesperada. No tenía ni idea cómo arreglarlo. Antes de que su cabeza empezara a dar

vueltas, salió a la calle.

 

*

*

*

*

Acababan de hacer el amor, y Tiffany, la miraba con cariño. A Taeyeon se le clavaba en pleno corazón. Dudaba si

decírselo o esperar, no quería estropear esta relación tampoco. Se había convertido en su refugio, dónde nadie la

reprochaba nada. Era consciente de que no estaba siendo justa, y Tiffany no se merecía ninguna mentira, pero no tenía

el valor suficiente, y los días transcurrían ajenos a lo demás. Y aparte, ahora sí que estaba segura que lo suyo con

Jessica, había acabado definitivamente.

Tiffany y ella pasaban más tiempo juntas. La complicidad era total. Y algo especial las unía.

De vez en cuando asistían a algún concierto. Taeyeon fingía dormirse cuando Tiffany la miraba.

Esta la pellizcaba suavemente, siguiéndola el juego.

Escapadas al campo, películas hasta las tantas, cenas con amigos. Sentía que estaba viviendo su

propia vida, y lo disfrutaba plenamente. Pero lo que disfrutaba de verdad, era cuando iba a buscarla

a la escuela de música, y escuchaba tocar a Tiffany. Se sentaba a hurtadillas en la última fila de la

clase y se quedaba embobada contemplándola. No sabría describir la sensación que le producía, le

hacía sentir escalofríos, era capaz de transmitirle su pasión por la música.

El tiempo que pasaban juntas en casa, siempre había música clásica acompañándolas. Taeyeon se

había acostumbrado, hasta el punto de que cuando estaba sola, de vez en cuando le gustaba

escucharla.

Pero no podía dejar de pensar en Jessica. Hacía más de un mes que no sabía nada de ella. Supuso,

no sin pena, que había dado por terminada la relación ella también. Más de una vez, estuvo a punto

de arriesgarse a enviarle un mensaje, pero decidió que lo mejor, era dejar las cosas como estaban.

Aún así, no pudo evitar apostarse de vez en cuando en su casa, bien escondida y esperar

inútilmente a tener la suerte de verla. La echaba de menos, pero no podía hacer otra cosa, sólo eso,

añorarla.

Tomó la decisión de concentrarse en su relación con Tiffany. Habían llegado a un punto de solidez

y complicidad absolutos.

 

—Los inviernos en Canadá, son muy fríos —comentaba Tiffany.

—Debe nevar mucho.

—Sí, hay compañeros que han pasado las vacaciones de invierno, y dicen que caen unas nevadas

muy fuertes. Qué bonito, ¿no? Saber que vas a pasar unas Navidades blancas.

—¿Allí también se besan bajo el muérdago? —Tiffany sonrió—. ¿Sabes una cosa? Estoy convencida de que vas a tener

tu beca —la besó, entregándole su corazón.

 

Y así transcurrieron dos meses, en los que no olvidó a Jessica.

Estaba tan ilusionada, que casi no podía esperar a decírselo. Lo había comentado un compañero

de trabajo y rápidamente se puso a buscarlo. Le pareció muy curioso y divertido. Estaba convencida de que a Tiffany le

encantaría. Hizo la reserva sin pensarlo.

 

—Taeyeon, ¿puedes estarte quieta?

—Lo estoy —dijo sorprendida.

—No has parado un minuto desde que llegamos de comprar. Y será mejor que dejes ese cuchillo,

te vas cortar. ¿Qué te ocurre?

—Nada.

—¿Te apetece salir?

—No, prefiero estar aquí solitas cocinando —la cogió por la cintura, besándola.

—En serio, dime qué te pasa, cariño —acarició su mejilla.

—¿Por qué crees que me pasa algo?

—Estás inquieta, pareces una cría, no paras un minuto.

—A lo mejor me calmo si me ayudas tú.

 

Tiffany sonrió:

 

—Eso tendrá que esperar —se soltó y siguió con las verduras.

Taeyeon la observaba preparando la comida. La ventana abierta dejaba pasar el sol, que le daba

de frente. Iluminaba su rostro, haciendo que su pelo fuera más rojo todavía, realzaba sus pestañas y

sus preciosos ojos verdes parecían brillar. Tiffany giró la cabeza y la miró sonriendo.

 

—No me mires así, o no respondo.

—Ponte a pelar patatas, anda.

—Así me gusta, que seas romántica —contestó Taeyeon con un tono de resignación que hizo reír a

Tiffany.

—Me encantan tus guisos, eres una cocinera estupenda —comentó Taeyeon al terminar de comer.

 

Tiffany fue a levantarse para quitar la mesa.

 

—No, por favor. Ya me encargo yo de recogerlo todo. Tú ponte cómoda —la llevó al sofá y le hizo sentarse—. ¿Un café?

 

Tiffany la miraba sin entender nada.

 

—¿Es que no puedo ser amable?

 

Al poco salió con una bandeja, la dejó en la mesa y se sentó a su lado. Empezó a servirla.

 

—Gracias —dijo cogiendo su taza—. Pero ¿sólo uno? ¿Por qué?

—Tienes que dormir bien.

—¿Cómo qué tengo que dormir bien?

—No quiero que pases mala noche —sonrió.

—¿Y por qué iba a pasarla? Además, voy a dormir contigo, así que.

—Sí, y precisamente. Nada de o a deshoras, luego estamos todo el día echas polvo.

—Bueno, eso es muy discutible —la besó en el cuello—. ¿Me rechazarías? —Le susurró al oído.

—No haría falta, dormiría en la otra habitación.

—Eso, no te lo crees ni tú. ¿Y a qué viene todo esto, hablando de todo un poco?

—Mañana tenemos que madrugar.

—¿Para qué?

—Sorpresa.

—¿Qué sorpresa?

 

Taeyeon sonrió al ver su cara.

 

—Las sorpresas no se cuentan, si no, no lo serían.

—Por favor —dijo apoyándose en su hombro.

—Soy inflexible.

—Vale, está bien. ¿Una pequeña pista?

—No, y ahora termina tu café.

 

Tiffany apuró su taza, la volvió a dejar en la mesa.

 

—¿Entonces nada de o esta noche?

—No.

—Pues entonces habrá que solucionar eso, ¿y qué mejor que ahora? —Dijo cogiendo su mano y

obligándola a levantarse. Tenía una sonrisa traviesa. Taeyeon hizo que miraba el reloj—. ¿Te parece

bien? —Le preguntó camino de la habitación.

—Sí, buena hora, muy buena.

 

Esa noche cenaron pronto, querían preparar la maleta.

 

—¿Qué me llevo?

—Pues no mucho, no creo que te haga falta.

—¡Ah! ¡Vamos a una playa nudista!

—Frío, frío. Con algo para cambiarte es suficiente.

 

No pudo evitar sonreír al imaginar la cara que pondría cuando viera donde la llevaba.

 

—¿Sabes que eres mala?

—¿Yo, porqué?

—Sí, muy mala.

—¿Y sabes que me encanta?

Tiffany le tiró una camiseta.

Todavía no había sonado el reloj, y Tiffany ya estaba despierta. Besó dulcemente a Taeyeon y la abrazó por detrás.

—Despierta mi amor, tenemos que ir a no sé dónde.

—¿Ha sonado la alarma? No la he oído.

—Está a punto de sonar.

—¿Qué hora es?

—Son, las siete menos cuarto.

—Pero cariño.

—No puedo esperar más. Me voy duchando mientras terminas de despertarte. La volvió a besar y fue hacia el cuarto de

baño.

Cuando salió, Taeyeon ya estaba de pie, cerraba su maleta.

 

—Me ducho en un minuto y desayunamos por el camino, ¿te apetece?

—Muy bien —se dieron un beso.

 

Mientras se duchaba Tiffany echó un vistazo, no quería dejarse nada.

 

—Un sitio precioso para una casa rural —dijo aposta Tiffany, mirando el paisaje por la ventanilla

del coche.

—No vas a conseguir nada, y sí, es un sitio muy bonito.

Tiffany la pellizcó suavemente.

 

Siguieron unos kilómetros más y dejaron la carretera general para coger un camino asfaltado que

daba a unas verjas. Taeyeon detuvo el coche, bajó la ventanilla y pulsó el timbre. Alguien contestó al

otro lado, Taeyeon dio los datos y las puertas de hierro se abrieron.

 

—¿Dónde estamos?

—Ya falta muy poco para que lo sepas.

 

Avanzaron un poco, y volvió a detener el coche.

 

—¿Por qué nos paramos?

Taeyeon se giró, hacia ella, inclinándose un poco, y la miró:

—Quiero que me prometas que vas a cerrar los ojos, y no los abrirás hasta que yo te lo diga.

—Te lo prometo.

 

Taeyeon no pudo resistir la tentación y la besó.

 

—Bien, ahora cierra los ojos.

 

Tiffany obedeció. Oyó como empezaban a moverse, y tras unos minutos se volvieron a parar.

 

—Ya puedes abrirlos.

 

Tiffany abrió los ojos, y en un principio, no sabía exactamente lo que veía. Se fijó: unas

extensiones considerables de césped pulcramente cortado y cuidado, se extendía hasta los límites de

la gravilla que daba a unas escalinatas que conducían a una puerta de hierro negro, muy bonita.

Una valla de piedra infinita que se perdía a la vista, rodeaba lo que supuso que era un hotel. La fachada era de ladrillo

rojo, de diez pisos y sus ventanas blancas llenas de tiestos con flores, le daban un aspecto acogedor.

 

—Me gusta —comentó Tiffany—. ¿Pero dónde estamos?

—Vamos a verlo —dijo bajando del coche.

 

No habían siquiera sacado las maletas del maletero, cuando un mozo de cuerda, con un gracioso y

pintoresco bigote, se acercó.

Vestía un uniforme azul, una gorra y una pequeña carretilla de madera. Se llevó la mano a la

visera de la gorra.

 

—Bienvenidos, no se molesten, yo me ocuparé de su equipaje. Síganme, por favor.

 

Tiffany miró a Taeyeon, su cara reflejaba la sorpresa que sentía. Taeyeon sonrió satisfecha. Tiffany la

cogió de la mano y siguieron al extraño personaje. Subieron la pequeña escalera y no hizo falta llamar.

Un hombre vestido con un traje impecable les dio la bienvenida. Su chaqueta, sus pantalones

perfectamente planchados y sus relucientes zapatos, y sobre todo su pelo engominado y con raya en

medio perfectamente alineada, le daban un aire antiguo.

 

—Pasen por favor —dijo invitándoles a pasar.

—Sean bienvenidas. Esperamos que su estancia sea lo más grata posible, haremos cuanto esté en

nuestras manos, para que así sea. Les condujo a un mostrador y llamó a un timbre de los que tantas veces habían visto

en las películas.

Al momento, una chica vestida con un traje hasta los pies, con cuello calado, que sujetaba un camafeo, y mangas de

farol, salió por una puerta. Llevaba el pelo recogido en un moño.

 

—Buenos días —dijo amablemente—. Tengan la bondad de firmar aquí, por favor.

 

Mientras Taeyeon se encargaba del trámite. Tiffany observaba todo con curiosidad.

Una señora de la limpieza, pasaba el plumero, a una lamparilla de mesa. También llevaba un

traje de época, la miró y la sonrió amablemente. Tiffany correspondió al saludo. De repente salió del

ascensor una pareja. El hombre llevaba un frac ademas de una chistera, la mujer llevaba una falda larga,

una blusa blanca de puntillas y un elegante sombrero, en la mano una sombrilla. El hombre se quitó el

sombrero y les saludó, la mujer inclinó la cabeza.

 

—¿Qué te parece? —Dijo Taeyeon mirando pasar a la pareja y respondiendo a su saludo.

—¿Pero dónde estamos? —Dijo mirando a su alrededor.

—Lo iremos descubriendo poco a poco. Yo tampoco lo sé muy bien.

—Por aquí, si son tan amables —les dijo el botones. Subieron al ascensor. Taeyeon y Tiffany se

miraban divertidas. Salieron del ascensor y enfilaron un pasillo.

—Aquí es —dijo el chico abriendo la puerta, pasó al interior, y dejó las maletas en la entrada.

—Disfruten la estancia —dijo al marcharse.

Taeyeon le dio propina y se fue.

—¡Mira esto! —Dijo Tiffany mirando el interior del armario.

 

Taeyeon se acercó. Vestidos, blusas, y zapatos de época les esperaban.

 

—No me lo puedo creer —miró la habitación.

 

El mobiliario se correspondía con la ropa. Lamparillas de gas en las paredes, y en las mesillas.

 

—Es preciosa —dijo Taeyeon mirando la cama de hierro negro—. Vamos a ver el baño.

Azulejos blancos en las paredes, una pila con un espejo y una bañera de esmalte blanco con patas doradas, así como

los grifos.

 

—Menos mal que por lo menos tenemos una bañera, temía que solo hubiera una jofaina — comentó Taeyeon.

Tiffany se dio la vuelta y la abrazó:

—Me encanta, gracias, eres la mejor, y te quiero —le dijo besándola.

Taeyeon la estrechó en sus brazos.

—Podemos ir a uno de estos restaurantes. Tiffany tenía el programa encima de la mesa.

—Vamos a cambiarnos.

 

Taeyeon se vistió y no pudo evitar reírse al verse frente al espejo con el vestido.

 

—¿Has acabado? —Dijo al otro lado de la puerta del baño.

—Salgo enseguida —contestó Tiffany.

 

Taeyeon se quedó de pie mirándola.

 

—¿Bueno, no dices nada?

—No puedo, me he quedado en blanco —dijo mirándola de arriba abajo.

 

Tiffany giró sobre sí misma.

 

—Estás todavía más guapa.

—Tú también.

 

Se pusieron de pie mirándose reflejadas en el espejo. Se miraron, echándose a reír.

Taeyeon miró a Tiffany y se le ocurrió en ese momento.

 

—¿Qué te parece el hotel?

—Muy bonito, la verdad es que parece de película.

—Por ahí van los tiros —sonrió.

—¿Qué significa eso?

—Esto no es lo que parece —contestó.

Taeyeon la miró extrañada.

—¿Qué quieres decir?

—Pues que en realidad todo parece idílico, pero no es así, sino todo lo contrario.

—¿Cómo que todo lo contrario? —Se inquietó.

—En realidad cuando salgamos del ascensor, no sabemos lo que nos espera. Puede ocurrir cualquier cosa, en

cualquier momento.

—¿Qué?

Taeyeon reprimió la risa al ver su cara.

—En realidad este hotel, es una casa del terror y nos pueden sorprender en cualquier momento, incluso dentro de la

habitación, tampoco estaremos tranquilas, puede colarse alguien muy pálido y con muy malas pintas para hacer lo que

quiera. O en plena noche ver reflejado en el cristal de la ventana una cara con unos ojos enloquecidos. ¿Te acuerdas del

hotel de «El Resplandor»?

—¿Qué estás diciendo?

—Quería habértelo dicho antes, pero si lo hubiera hecho, no habríamos venido. —Por supuesto, que no.

—¿Por qué? ¿No te gustan tanto las películas de miedo?

—Sí, pero no estar dentro de una —contestó asustada.

—Vaya, yo que creí, que te iba a gustar la sorpresa.

—Bueno, vamos a conocer «este mundo».

—Creo que no quiero salir.

—Pero hemos venido a disfrutar.

—¿El qué? ¿Qué nos maten de un susto?

—¿Así que, está es mi valiente Tiffany? La que no se ha perdido ninguna película de terror que se precie.

 

Por el gesto que hizo, Tiffany se dio cuenta.

 

—¿Te parece lógico?

—Es que no lo he podido resistir.

—Ahora sí que estoy enfadada contigo.

—Venga Tiffany, solo quería ver tu reacción.

—Pues ya la has visto —se sentó en el sofá.

 

Taeyeon se arrodilló frente a ella.

 

—¿Vamos a perder el tiempo en esto? —Dijo ladeando la cabeza y mirándola con cariño.

—No ha tenido ninguna gracia, ¿sabes? Me has asustado.

—¿Te asustaba que pudiéramos encontrarnos con «Jack el Destripador», por ejemplo?

 

No quiso reírse. Tiffany evitaba mirarla Taeyeon cogió su barbilla obligándola a que lo hiciera.

Tiffany la rechazó. Taeyeon acercó sus labios pero los volvió a rechazar.

 

—No puedes hacer esto —le susurró.

—Creo que tengo todo el derecho del mundo, ahora mismo.

—Es un castigo que no me merezco.

Tiffany la miró haciéndose la ofendida.

—Estando tan rabiosamente guapa como estás con ese vestido. No puedes hacerme este feo, no lo

resistiría.

Se miraron, Taeyeon volvió a intentarlo, Tiffany no puso ninguna resistencia.

 

—Perdona, no quería asustarte de esa manera, pero ahora sabiendo que eres una miedica…

—No lo soy —protestó.

—Ya, ya —se levantó, dirigiéndose a la puerta. Tiffany la siguió.

—Espera —dijo Tiffany cogiendo su mano.

 

La miró y sin decir palabra, acercó sus labios a los suyos, y se derritieron en un beso.

Mientras esperaban en el ascensor, un hombre salió de un pasillo de la izquierda y se dirigió a

dónde estaban ellas.

Tiffany instintivamente, se agarró al brazo de Taeyeon. Saludó como si nada. Se abrieron las

puertas y entraron. Estaban en el último piso. De repente, el hombre se metió la mano dentro de la

chaqueta. Taeyeon le hizo un gesto, Tiffany la dio un pequeño azote. El hombre cogió un cigarro de la

pitillera de plata.

Llegaron por fin y salieron al vestíbulo. Lamparillas de gas, creaban un ambiente extraño. Tiffany

miró la calle, todo parecía tranquilo, los transeúntes, supuso que eran también clientes, paseaban

distraídos. Estaba deseando sumergirse con ellos en el mar del tiempo, en el que se encontraban.

 

—¿Me has perdonado ya?

Tiffany la sonrió.

—Tú también estás de lo más tentador con esa ropa, ¿sabes?

Su mirada fue provocadora.

—Vamos cariño, estamos en la vía pública. Nos pueden detener por escándalo público —dijo mirando a un policía que

paseaba por la acera, con su casco típico, su porra y su mostacho.

—Contestando a tu pregunta, solo te odio un poquito.

—Ya lo sé.

—No es cierto, pero ahora mismo te…

—Eso lo dejamos para después —sonrió.

 

Caminaron por las calles. Todo parecía tan real que no les costó meterse en ambiente. Coches de

caballos, vendedoras de flores, niños vociferando las últimas noticias de los periódicos. El marco perfecto para un fin de

semana de ensueño.

Eligieron un pequeño restaurante no muy lejos del hotel.

—No puedo creerlo, todo parece tan real, que me inquieta —comentó Tiffany.

—Es por la máquina.

—¿Qué máquina?

—Hay una máquina al atravesar la puerta de entrada al hotel, que lo hace posible, ¿No te lo había comentado antes?

Toda esta gente que ves no son actores, ni clientes como nosotras, son de verdad, ahora mismo andamos entre

nuestros bisabuelos y tatarabuelos.

Tiffany le dirigió una mirada de reproche.

 

—¿Quieres dejar de fantasear, por favor?

—Vale, vale. No me creas, allá tú.

—No tienes remedio.

—Bueno vamos a ver que comían nuestros antepasados —dijo mirando la carta. Tiffany la miró con todo el cariño que

sentía por ella.

El camarero les atendió y disfrutaron de un desayuno «muy especial».

Decidieron dar un paseo y perderse por las calles.

 

—Creo que me gusta este siglo, no hay ruidos de coches.

—Sí, a mí también me gusta —dijo Taeyeon—. Mira un parque y suena música ¿vamos?

—Por supuesto —contestó Tiffany.

 

Se sentaron en las sillas del parque, había bastante gente. La banda tocaba en el original templete.

 

—¿Verdi? —Le dijo Taeyeon al oído.

—Por supuesto —contestó Tiffany complacida.

 

El pequeño concierto terminó y decidieron volver a la ciudad para empaparse del ambiente.

Escaparates con moda del momento, tiendas de comestibles, limpiabotas y hasta tranvías tirados

por caballos.

—Vamos a subir —le animó Taeyeon.

 

Dos caballeros le cedieron el asiento, Taeyeon y Tiffany se lo agradecieron con un gesto.

—Siempre he querido hacer esto —dijo Taeyeon mirando al resto de pasajeros.

—Yo también, cuanto más veo, más me gusta.

—Mira, esta calle tiene muchos restaurantes y terrazas, ¿vamos?

Se levantaron y Tiffany fue a tirar del cable para hacer sonar el timbre y que el tranvía se detuviera.

 

—¡Por favor!

Taeyeon la miró con cara de niña pequeña.

—Vale —dijo en tono complaciente—. ¡Gracias!

Taeyeon tiró mirándola divertida.

—Eres como una niña.

—¿Y eso te gusta?

Tiffany se limitó a mirarla.

Decidieron volver al hotel a última hora de la tarde.

 

—¿Qué tal un paseo en coche descubierto?

—Genial.

 

Pararon uno y se subieron.

 

—Sé que lo he dicho muchas veces, pero es que ¡Me encanta! —Dijo Tiffany entusiasmada.

—Y a mí, que lo disfrutes.

—Pero mucho más, por estar contigo —respondió acercándose a ella.

—Tiffany, por favor, ese guardia nos tiene echado el ojo —dijo mirando a uno apostado en una

esquina.

Tiffany se echó a reír.

Llegaron al hotel y fueron directamente a cenar al restaurante que daba al jardín. Estaba acristalado y tres músicos

animaban la velada. Los camareros vestidos con trajes negros, pajarita y largos delantales blancos, servían solícitos a

los clientes.

 

—Esta tarde se celebra un baile aquí en el hotel —dijo Tiffany mirando el programa.

—Esta música siempre me recuerda a ti —dijo Taeyeon mirando el estrado.

—¿Y qué piensas? —Taeyeon giró la cabeza y la miró.

—Me hace sentir paz —clavó su mirada en ella.

—No puedo tocarte, es horrible —dijo rozando imperceptiblemente la punta de su dedo por el contorno de su mano.

—Eso ha sido peor todavía.

 

 

—De parte de esos caballeros —el camarero dejó dos copas de champán sobre la mesa.

Miraron a dónde le había señalado y levantando su copa se lo agradecieron.

 

—¡Oh, no! ¿Y ahora qué? —Dijo Taeyeon.

—Pues nada, una sonrisita y cumplidas.

—Pues yo creo que no se van a conformar.

—Venga, vamos a prepararnos para el baile.

 

Tiffany miraba el armario y no se decidía por ningún traje.

 

—¿Éste? —Se lo puso por encima, mirándose al espejo—. No, ése no.

—¿Y éste?

—Tampoco.

—Entonces, éste.

—No.

—¿No te gusta ninguno?

—Todos —contestó Taeyeon, sentada en la cama.

Tiffany se dio la vuelta:

—Pero bueno, ¿y entonces?

—Ese es el problema, más de uno, va a querer sacarte a bailar. Y sé de alguno que lo está deseando.

 

Tiffany sonrió y se sentó a su lado.

 

—Pero cariño. A lo mejor ligas tú, con un señor de posibles —se rió.

—Muy graciosa.

 

Tiffany levantó su barbilla y la besó.

 

—Nada como esto —dijo saboreando sus labios.

 

Terminaron de arreglarse y Taeyeon tenía una molesta sensación. Lo que había pasado en el restaurante y ver cómo

alguien se interesaba por Tiffany, le hizo recordar la sensación que siempre se le quedaba cuando Jessica se iba a casa

con su marido. Y ahora esa sensación había vuelto. Y escocía como siempre. «Otro recuerdo más en su honor» dijo

para sí mientras entraban el salón de baile.

 

—Estás preciosa —le dijo Tiffany en un susurró.

 

Taeyeon intentó no pensar más en ello: «Estás aquí, pásalo bien y olvida esa tontería».

Se mezclaron con la gente que estaba alojada en el hotel. Formaron un grupo y parecía que la fiesta empezaba a

despegar. Bailaron, dejándose llevar por el agradable ambiente. Todos vestidos de época, la decoración, la música,

todo, invitaba a relajarse.

 

 

Pero para Taeyeon, no fue exactamente así. Un baile, dos, vale; pero eso, ya le pareció demasiada

insistencia. Por no contar que se sentó a su mesa, y no dejaron de hablar. Tiffany parecía muy

interesada en lo que le contaban. Parecía que su amigo le entretenía a ella, para que tuviera el camino

despejado.

 

—Un vals, ¿vamos?

 

Taeyeon fingió charlar con interés, pero sin perderlos de vista. Salió fuera quería estar sola.

«¿Y si me pasara lo mismo con Tiffany que con Jessica?

El pánico se apoderó de ella.

¿Y si decidiera cambiar?

Pensó en Jessica, por lo menos con ella, lo tenía claro, y sabía lo que había. Pero ahora con Tiffany, las dudas la

quemaban.

¿Pero por qué iba hacerlo?

Nunca le notó ningún interés, pero ¿quién sabe? No, era ridículo.

¿Entonces, por qué no dejaba de tener ese  convencimiento?

¿O sólo era por su historia con Jessica?».

 

Había quedado tan tocada que aún dolía. Pensó en ella, por un momento, si hubiera estado allí,

ahora no estaría sentada, perdiendo horas de ésa bonita tarde.

Miró el sol, y dio un largo y profundo suspiro.

Tiffany no la veía por ninguna parte. Por fin la vio aparecer, dio una excusa, y dejó a su compañero de baile para

sentarse junto a ella. Taeyeon siguió conversando como si nada. Al poco se levantó con otra persona de la mesa y

fueron a la barra. Se les unieron dos más, y se quedaron un rato de pie.

Tiffany se levantó y también se unió a ellos.

 

—¿Quieres algo? —Le preguntó una de las chicas.

—No, gracias.

 

Miró a Taeyeon, tenía una actitud indiferente hacia ella. Estaba molesta. El colmo fue cuando salió a la terraza, junto a

varias personas más. ¿A qué venía esto? No pensaba ir detrás, volvió a la mesa, y se sirvió algo de beber.

 

—Me han dicho que es muy divertido —comentaba sentándose una mujer con las que había

salido fuera.

—Nosotros vamos —contestó una pareja.

—¿Os apuntáis? —Les preguntaron.

—¿De qué se trata? —Dijo mirando a Taeyeon, quería que le contestara, en cambio no lo hizo.

—Esta noche hay un teatro de variedades. Como se hacían antes con una pequeña orquesta y todo

—contestó la persona sentada frente a ella.

—¿Te apetece?

 

Taeyeon la miro por primera vez.

 

—Por mi sí, pero lo que tú quieras.

—Entonces nosotras también iremos.

—Estupendo reservaré las entradas —el hombre se levantó.

 

Taeyeon sintió un poco de alivio. Los dos hombres que no les habían dejado un minuto. No habían

dicho que quisieran ir. «A lo mejor con un poco de suerte». «Lo mejor es actuar como si nada, y dejar las neuras. Eso

es, no pensar tanto, dejarlo estar, es normal que hable y charle con quién quiera. ¿Pero qué te pasa?, se reprochó».

Cuando salió de sus cavilaciones, comentaban la función, de esa noche.

 

Tiffany la miraba interrogándole con la mirada. Hizo como si nada, fijando su interés en la pista de

baile.—

Nosotros nos vamos, nos vemos esta noche.

 

Los demás también se levantaron. Se quedaron solas. Taeyeon no dejaba de mirarla.

«No me extraña que ese tío lo intente, con esos ojos que tiene».

 

—Voy a por la última —dijo levantándose.

—¡Taeyeon! —Se dio la vuelta. Tiffany la seguía—. ¿No crees que ya es suficiente?

—Tampoco he bebido tanto.

—No me refiero a eso. Vamos arriba, tenemos que hablar.

—¿De qué?

—Por favor.

—Como quieras —suspiró.

 

Tiffany la dejó pasar y fue detrás de ella.

 

—¿Bien de qué quieres que hablemos? —Dijo sentándose en la ventana.

—¿Me estás ignorando?

—¿Qué?

—He llegado a convencerme de que me había vuelto invisible para ti.

—No tenemos que estar pegadas, además hay que disimular, ¿no?

—¿Tanto como para no hablarme siquiera?

 

«¿Se habría excedido haciendo cábalas? Tiffany le reprochaba su falta de atención hacia ella. ¿Y si su mente le había

jugado una mala pasada? Tendría que controlar eso. Podía hacer mella en su relación con Tiffany y eso jamás».

—¿Te ha molestado algo?

Taeyeon no la escuchaba.

—Taeyeon, ¿qué es lo que te pasa? —Dijo impotente.

—Nada, nada.

—¿Es por mí? Por favor dime que he hecho mal para que no vuelva a ocurrir. No soporto esta sensación, duele y

mucho. Habla conmigo, por favor.

 

Vio en sus ojos una súplica. Todo había sido por su maldito miedo.

 

—¿Todo viene por bailar con ese chico? Lo siento, me estaba divirtiendo.

—Y a mí, me parece muy bien. Yo no voy a controlarte ni nada de eso, y no pienses por lo más remoto, que pueda

estar celosa, me da exactamente igual lo que hagas.

—¿Ah, sí? ¿Te da igual?

Taeyeon se dio cuenta de lo que acababa de decir.

—No, claro que no, me refiero a que, no me molesta en absoluto que te diviertas, a eso me refiero. Confío en ti, y no soy

de esas personas celosas sin motivo alguno.

—Creo que he hecho algo que te ha molestado.

—No has hecho nada, soy yo, solo tengo que acostumbrarme.

—¿A qué?

—A ti —Tiffany la miró en una súplica—. Abrázame —le dijo buscando el refugio de sus brazos.

 

Taeyeon se sintió derretir al sentir su cálido contacto.

 

—Eres lo único que me importa, ¿lo sabes verdad? —Le dijo Tiffany.

—Lo sé —dijo acariciando su pelo.

 

Tiffany se acurrucó más todavía contra ella.

 

—Te quiero, no me trates así, por favor. Creí que te daba igual.

Tiffany buscaba su calor, Taeyeon acariciaba su espalda.

 

—No podemos desperdiciar nuestro tiempo así. Tenemos que sacarle todo el jugo que podamos, exprimirlo al máximo.

 

Tiffany levantó la cabeza y la miró.

 

—Soy una idiota.

—¿Me sigues queriendo?

—Todavía más.

Tiffany besó su cuello.

—Te necesito más que nunca. Lléname de ti.

 

Al día siguiente, comieron sentadas en el césped del parque, bajo un árbol. Con la clásica cesta de mimbre y todo.

Disfrutaron del día, incluso remaron en el lago.

 

—¿Tengo que remar yo? Dentro de dos días, tengo un concierto, no puedo ir con las manos llenas de callos —se rió

Tiffany abriendo su sombrilla para protegerse del sol.

 

—Eres una tramposa. ¿Y quién va a trabajar con agujetas?

 

Por la tarde terminó el bonito sueño. Se hicieron una bonita foto de recuerdo.

 

—Me da pena irme —dijo al subirse al coche.

—¿Eso quiere decir que he acertado?

—De pleno —dijo besándola.

Taeyeon le ayudó a sacar el equipaje.

—Quédate esta noche, por favor.

—No me apetecía irme, la verdad. Entraron en casa.

—Bueno, ya estamos en el siglo XXI de nuevo —dijo Taeyeon dejando la maleta—. Pero lo bueno es que podemos ir al

XIX cuando queramos.

Puso sus brazos alrededor de su cuello.

—A ti, te sienta muy bien ese siglo ¿sabes? Te hace tipazo.

Tiffany, se rió.

—Pues a ti, te pega más de…

—¿De qué?

—Bueno la barca se te daba muy bien.

Volvió a reírse.

—La próxima vez no pienso hacerlo —le dijo enseñándole sus manos.

—Pobrecita, ven, vamos a cuidarlas, para que vuelvan a estar suaves como a mí me gustan.

 

*

*

*

 

Taeyeon no lo pudo evitar y al llegar a casa, miró su móvil. Nada. El semáforo se cerró, se detuvo al lado del coche, por

su lado derecho. Se levantó la visera del casco y miró distraídamente a su ocupante, por poco se le cae la moto.

Jessica la miraba tan sorprendida como ella. Fueron unos segundos interminables, Jessica dirigió la

mirada hacia delante, cerrando por un momento los ojos, incapaz de soportarlo.

Por fortuna el semáforo se puso verde, y se pusieron en marcha. Taeyeon pasó a su lado adelantándoles para pararse a

un lado unos metros más adelante. No podía con el temblor de su cuerpo. Se bajó y dio unos pasos para tranquilizarse.

 

 

Jessica no dejaba de mirarla, temblaba por igual. Su hermana afortunadamente no se percató de

nada. Todo ese tiempo sin verla, fue un infierno. No se la podía quitar de la cabeza, si ya había sido duro, apartarla de

su vida durante este tiempo, ahora al volver a verla, era simplemente insufrible.

 Salieron del coche, pero Jessica no se movia. Su hermana Krystal, la miró.

 

—¿Cariño, te encuentras bien?

Jessica no pudo evitar que se le escaparan las lágrimas.

—Ven aquí —la abrazó.

Dejó salir toda su angustia y se echó a llorar con toda la tristeza que sentía. El dolor era insoportable.

 

—Dime qué pasa —acariciaba su pelo, Jessica temblaba de pies a cabeza. Lloró más todavía.

 

Su hermana, dejó que se desahogara, sentía cómo se aferraba a ella. Estaba asustada.

 

—Eso es, deja escapar lo que te come por dentro, te sentirás mejor. Tranquila, estoy aquí, para lo

que necesites.

 

—Te quiero, y no soportaría que me odiaras —dijo entre sollozos Jessica.

 

—¿Odiarte? Jamás. ¿Me oyes?

Jessica algo más calmada, se incorporó y miró a su hermana. Vio la preocupación en su cara.

 

—Cuando sepas todo, sé que nada será igual entre nosotras.

No dejaba de llorar.

 

—Eso es imposible, eres mi hermana, y por muy horrible que sea, siempre estaré a tu lado.

—No, esta vez, no. Os he engañado a todos y me siento una miserable.

—Jessica, por favor, cuéntamelo.

Jessica la miró con toda la pena de sus ojos.

—Todo ha sido una mentira.

—¿Qué quieres decir?

—Mi vida entera —se tapó la cara con las manos.

Krystal estaba realmente preocupada, muy preocupada.

—Por favor, ¿A qué te refieres?

 

Jessica levantó la mirada y clavó su pesar en su hermana, que estaba a punto de darle un ataque.

 

—Eres lo más importante para mí, y no voy a soportar no verte más.

—¿Qué ocurre? Te lo suplico.

Vio que Jessica dudaba.

—Escúchame, pase lo que pase, o sea lo que sea lo que vayas a contarme, siempre, ¿Me oyes

bien? Siempre estaré a tu lado. Tú también eres lo más importante para mí, te quiero y siempre estaremos para lo

bueno y para lo malo. Y nada podrá cambiar eso.

Tenía su cara entre sus manos y la miraba con toda el cariño.

 

—Lo sé, pero…

 

Jessica cogió aire. Si hice lo que hice, fue por evitaros el disgusto, opté por callarme, y sufrirlo en

silencio, pero ahora todo ha cambiado, y no puedo más. Me come por dentro y me siento morir.

Volvió a llorar de nuevo. Su hermana se temía lo peor. Levantó la vista y miró fijamente a los ojos de su hermana.

 

—Estoy enamorada y tengo una relación con otra persona desde hace dos años —dijo del tirón.

La cara de su hermana reflejaba estupor.

—Y, ¿Por qué no me lo has dicho antes?

—Por pura cobardía.

—¿Y qué ha cambiado para que me lo digas ahora?

—Nos separamos, por varios motivos, y esta mañana hemos coincidido.

—¿Un compañero de trabajo?

Jessica suspiró.

—Esta es la segunda parte… Es una mujer.

—¿Qué?

—Una amiga de mi socia.

 

Ya no pudo más, Krystal se bajó del coche. A Jessica se le hizo un nudo en el estómago. Salió y fue a su

lado, pero su hermana la rechazó levantando su mano. Jessica sintió que el mundo se hundía a sus pies.

 

—Necesito estar sola, se metió en el coche, y se marchó.

 

Jessica se quedó de pie viendo cómo se alejaba. Todo se derrumbaba a su alrededor. Hundida por

completo se metió en casa.

Tuvo que parar el coche, si no se hubiera estrellado. Los nervios no la dejaban pensar con

claridad. No podía creer lo que Jessica le acababa de contar. «Una mujer» y «Dos años». Había

mentido a todos, haciendo creer lo que no era. Llevaba una doble vida y nadie sospechó nada nunca.

¿Y Henney? Tendría que haber notado algo, vivía con ella. De repente cayó en la cuenta. Viajaba

constantemente por motivos de trabajo. ¡Claro! Podía disponer de ese tiempo a su antojo. Y su antojo

resultó ser una…

¡Increíble!

¿Qué pensaría su familia de todo esto? Se quedó pensando en Jessica. ¿Y qué más daba? Lo único

importante era su felicidad y ella la había dejado tirada. Había hecho acopio de valor, y su reacción,

su estúpida reacción, fue salir corriendo sin querer saber nada más. ¿Qué pensaría de ella? Se había

sincerado en busca de consuelo, y había huido.

Arrancó el coche y volvió.

No tenía la seguridad de que la recibiera. Pero era su hermana, y tenía que saber que estaría a su lado pasara lo que

pasara, y se enamorase de quién se enamorase. Pero primero le daría toda clase de disculpas.

Llamó a la puerta, Jessica no tardó en abrir. Sus ojos enrojecidos e hinchados delataban el sufrir de su interior.

 

—Soy una imbécil. Te quiero.

 

Jessica se abrazó a ella y la besó con todo el cariño que sentía por su hermana.

 

—Lo siento, perdona, solo me importa tu felicidad. ¿Lo sabes verdad?

—Lo sé —volvió a estrecharse contra ella.

Jessica sintió un alivio infinito. Se sentía protegida.

—¿De verdad me perdonas?

—Por supuesto, tu reacción ha sido totalmente lógica. De repente te suelto una bomba.

Se miraron dedicándose una cariñosa sonrisa.

—Vamos dentro y me lo cuentas más tranquilamente, con una taza de café.

Cuando Jessica terminó, observó la cara de su hermana. Krystal, intentaba asimilar lo que acababa

de escuchar.

—Espero por su bien, no encontrarme con ella.

Jessica sonrió.

—En cierta manera, y no quiero disculparla, ni mucho menos. Es lógico, yo la tenía esperando la

próxima llamada, el siguiente mensaje. Hasta que no le daba «permiso» no podía dar señales.

—Eso no dice mucho a tu favor, la verdad.

—Lo sé, pero no quería correr riesgos.

—Y aún así, ella esperaba.

—Sí, hasta que conoció a… —No pudo terminar la frase—. Con ella tenía lo que le estaba prohibido contigo —Jessica

suspiró—. Lo sé, de algún modo, yo, la empuje a eso.

—¿Y ahora?

—No lo sé. Lo único cierto es que al verla otra vez, todo ha vuelto a surgir en el mismo sitio dónde estaba, agazapado y

dolorido.

—¿Y qué pasa con Henney?

—Lo hemos hablado, lo ha tomado tan bien como ha podido, el pobre. Ha empezado a sacar sus cosas del piso.

Prefiere que yo siga viviendo allí. Él viaja mucho y su idea es alquilar un estudio.

—Es un buen hombre.

—Sí, lo es y no pienso renunciar a su amistad. Han sido muchos años y le quiero.

—¿Vas a decírselo a papá y mamá?

—Creo que es lo justo.

—No te preocupes, se lo diremos las dos.

 

Jessica la dedicó una sonrisa triste. Sintió como una bendición, el abrazo cálido de su hermana.

*

*

*

 

Taeyeon por su parte, todavía sentía el aguijonazo de sus ojos. Se le habían clavado hasta el alma.

La comía la ansiedad. Jessica había decidido no seguir. ¿Qué podía hacer ella? Pero ¡Como dolía!

No quería pensar en nada, solo disfrutar de la compañía de Tiffany. Tenía que pasar página de una

vez. Le miró y su corazón le dio un pellizco.

Otra noche de pasión y ternura. Lo mejor despertarse a la mañana siguiente, mirarse a los ojos, y

darse un beso cómplice de «buenos días» acurrucadas una en la otra.

En esta ocasión, cuando se despertó, Tiffany ya no estaba. Extendió el brazo y acarició el hueco de su lado de la

cama. La quería, le había hecho ver que podía llevar una vida como todos. Se consideraba afortunada de tenerla a su

lado. Todo con ella, parecía más sencillo y fácil.

Al volverse para levantarse, vio un sobre en la mesilla. Un beso de carmín, a modo de cierre decoraba el sobre. Sonrió.

Había una nota junto al sobre. Se sentó en el borde de la cama, desdoblando la pequeña hoja de

papel.

«Te quiero», debajo, había hecho un dibujo de una rama de acebo, se puso nerviosa. Y más

todavía cuando vio los dos billetes de avión para Montreal.

Eso, solo significaba una cosa. ¡Le habían concedido la beca! Se alegró enormemente. Se lo merecía, eso y más. Se

merecía todo lo bueno que pudiera pasarle en la vida.

Ahora entendía la actitud de Tiffany. Durante toda la semana había estado rara. Ella lo achacó al cansancio, había

tenido una semana dura, y llegaba agotada. Pero no podía adivinar la verdadera razón. Le había estado ocultando hasta

el último momento lo de la beca. Pensó en lo que Tiffany le estaba ofreciendo. No se trataba de acompañarla

simplemente, le estaba pidiendo dar el salto con ella.

¿Quería darle a entender lo importante que era su relación?

¿Y ella, seguiría ocultándole lo de Jessica?

Se angustió solo de pensarlo. No se lo merecía.

 

Se vistió y se fue a su casa. Necesitaba estar sola y recapacitar. Poner en orden sus ideas.

 

Llamaron a la puerta y por poco se cae redonda. Jessica plantada frente de ella.

No hicieron falta más que sus miradas. Se entregaron sin más.

Abrazadas encima de la cama, entrelazaban sus manos.

 

—Era como si mi cuerpo y mi mente embrujados, me guiaran hasta aquí. Cuando me he querido

dar cuenta, llamaba a tu puerta.

—Y yo me alegro de eso.

—Cuando te vi en la moto, creí que era mi último día, sentí tal dolor, que pensé que había llegado mi hora.

—Yo me tuve que bajar de la moto, me temblaba todo el cuerpo y por poco me caigo.

—¿Eso significa que hay sitio aquí, para mí? —dijo poniendo su mano sobre su pecho.

—Has hecho que ese trocito vuelva a latir.

 

Acarició su cara, las dos lloraban por igual. La besó con toda la pasión, sus labios tenían un sabor salado. Su cuerpo, la

llamaba, reclamándola en un grito suplicante y silencioso.

No la oyó marcharse, miró el reloj, era bastante tarde, encendió la luz, y fue a la cocina. Apoyado en la cafetera, un

sobre cerrado esperaba. Le dio un pellizco el estómago.

Se quedó de piedra cuando vio los billetes de avión a Finlandia. Y se tuvo que sentar cuando sostuvo entre sus manos,

la fotocopia de los papeles de divorcio. Jessica adjuntaba una nota, no atinaba a desdoblarla. Olía a su perfume.

Empezó a leer.

«Asumiré sumisa el papel de resignada amante. Esperaré paciente a que quieras compartir un

momento conmigo de tu tiempo, por muy breve, que sea. Haré lo que me pidas, pero no me apartes de

tu vida; yo te entrego la mía para que hagas con ella lo que quieras. Estoy en tus manos, me abandono

a ti, puedes disponer de mí, a tu antojo y capricho. Sin ti, todo se convierte en una terrible pesadilla.

En una agónica travesía por días vacíos y sin sentido. Si tengo la fortuna de volver a tu vida, será un

placer hacer realidad tu sueño. El mío eres tú».

 

Las lágrimas apenas la dejaban ver, la angustia y el miedo, respirar.

 

Taeyeon estaba paralizada. Nunca en su vida pasaría por una experiencia semejante. No sabía qué

decir, no podía pensar, todo su ser, se hallaba en un estado de conmoción extremo.

 

La noche no sirvió para tranquilizarse, fue la más larga de su vida, pasó las horas pensando qué

hacer. Quería a las dos, pero no podía ser, no quería alargar el sufrimiento de una, y provocarlo en la

otra. Siempre se compadeció de sus amigas cuando se veían en una situación así, pero ahora ella lo

estaba viviendo, y era terrible, angustioso, y sobre todo extremadamente cruel.

Ahí estaba, con los dos billetes, uno en cada mano. Sonrió. Qué irónica puede ser la vida. De un

día para otro, recibía dos proposiciones que podían cambiar su vida.

 

¿Pero qué hacer? Jessica o Tiffany.

 

Quedarse y casarse con Jessica o cambiar su vida por completo con Tiffany.

 

¿Si se decidía por Jessica? ¿Cambiaría todo entre ellas? ¿Se acabaría la pasión?

¿A la larga sufriría su relación?

¿Y Tiffany? ¿Se adaptaría a vivir tan lejos? Ella tendría su trabajo, con su música. Estaría en su mundo, ¿pero y ella?

Sería empezar de cero. ¿Y si al final, no resultaba como esperaban?

En cualquier caso, decidiera lo que decidiera, iba a estar con la mujer que amaba. Y las dos estaban decididas a

empezar una nueva vida con ella.

Jessica había afrontado todos sus miedos y temores, incluso haciendo lo más difícil, perdonándola.

Y la carta… Todo por estar a su lado.

Y Tiffany, había dejado claro la fuerza de sus sentimientos, proponiéndola una aventura juntas. Se

complementaban a la perfección.

Se levantó y dio unos pasos, se asomó por la ventana. Era un día precioso. Para ella en cambio, era un punto de

inflexión en su vida.

Puso los billetes encima de la mesa, los miró, parecían atraerla cada uno por su cuenta.

 

Cogió las llaves de la moto. Condujo sin rumbo por las calles, salió fuera de la ciudad, cuando

volvió a casa, empezaba a anochecer.

 

Los billetes seguían encima de la mesa. Se sentó, pasó sus dedos por ellos, en una caricia, y sin

dejar de mirarlos…

 

Tomó una decisión........

 

 

 

FIN

 

 

¡SI! Arrojen tomates. XD

Yo quede como  (҂◡̀_◡́)ᕤ Tsk! Quede en las mismas

Pero la autora fue quien deseo un final abierto.

¿Les gusto el final?

¿Esperaban que terminara de esta forma?

Acepto reclamos, opiniones. rabietas etc etc. ✍(◔◡◔)

.

 

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Comments

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nany21
#1
Chapter 7: No quiero parecer mala, pero siento que el final mató toda la historia... Me pareció tan poco creíble... Aunque debo rescatar que escribes bien... Eso, espero no me odies por mi comentario...
LunaTae
#2
¡Oh! Que bueno que te gustara mi final y sobre todo mi forma de escribir (no soy buena en eso pero hago el intento) Me entretuve mucho. No se como las autoras pueden escribir tantos capítulos de una historia, a mi me llevo todo el día terminar ese pedacito XD
Pero es una gran recompensa saber que fue de tu agrado junbo 4
jumbo4 #3
Chapter 7: Jajaja me gusto como te quedo el final jajaja viva la poligamia :) me gusta como escribes tambien
jumbo4 #4
Chapter 6: Oh eso es genial seria bueno un taeny o poligakia no se que las presente y sean felices todos??
LunaTae
#5
jumbo4 El final es abierto pero ya cree uno XD
jumbo4 #6
Chapter 6: Enserio no tiene final? O solo nos haces sufrir? :'( porque si es asi eres muy cruel
LunaTae
#7
junmbo4 ¡Yes!¡Otro voto a la poligamia! ヽ(´ー`)人(´∇`)人(`Д´)ノ Taeny!**
Me alegra que la historia sea de tu agrado (>‿◠)✌
LunaTae
#8
isisaks ¡Seeee! ¡Arriba la poligamia! ヽ(´ー`)人(´∇`)人(`Д´)ノ
XD
jumbo4 #9
Chapter 5: Jajaja apoyo lo de la poligamia del ckmentarido de abajo pero en caso de que no se pueda quisiera taeny *.* ♡♡ me gusta esta historia por cierto
isisaks #10
Chapter 5: Arriba por la poligamia jajajajjajaja la suukulemciah de fic