Acabé el examen el media hora, realmente me lo sabía todo y contesté rápido, sin pararme a dudar en ninguna pregunta. Cuando acabé miré de reojo a Chaerin, escribía lentamente, como recordando.

A mitad del examen me miró y me guiñó un ojo, para luego seguir escribiendo, agradecí que no se fijara en la sonrisa tonta que me había salido.

-¿Qué tal el examen? -le pregunté a Minzy cuando la profesora nos cogió los examenes.

-Genial -se estiró en la silla- ¿Y a ti?

-Bastante bien.

Comparamos respuestas cuando sentí a alguien tirar de mi para levantarme de la silla, cuando me giré me encontré con Chaerin, que rodeó mi cintura con los brazos y me elevó para darme vueltas en el aire mientras me abrazaba.

-¿Qué pasa? -reí.

-Me ha salido genial y todo gracias a ti -me dejó en el suelo y se acercó para besar mi mejilla, luego se acercó a mi oído- Gracias pequeñaja -susurró.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo y creo que ella lo notó. Se alejó de mi con una sonrisa en la boca y me volvió a guiñar un ojo.

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El jueves nos dieron las notas del examen. Me sorprendí cuando saqué la mejor nota de la clase, con Chaerin a un punto menos por debajo de mí. Sabía que me había salido bien, pero no como para ser la mejor.

Chaerin y Bom decidieron acompañarnos a casa. Caminábamos las cuatro juntas, Chaerin y Minzy hablaban animadamente, lo cual me hizo recordar cuando Minzy me contó que la conocía de hacía tiempo, y al verlas tan juntas de nuevo me alegré por mi amiga.

La casa de Bom era la primera. Nos despedimos de ella y seguimos caminando hasta llegar al cruce donde Minzy y yo debía girar a la derecha. Entonces, mientras nos despedíamos de Chaerin, vimos a Ji Yong acercarse. Caminaba con la cabeza agachada, las manos en los bolsillos y su tan característica gorra plana. No levantó la cabeza hasta que chocó contra Chaerin, que estaba de espaldas a él y no lo había visto.

-Mira por donde vas... -levantó la cabeza y al verla sonrió- Vaya, Chaerin y compañía.

-Kwon Ji Yong -saludó ella.

-¿Qué tal tu labio? -rió al ver la pequeña cicatriz que había quedado debajo de su labio inferior. Fue a rozarla con el dedo pero Chaerin le apartó la mano de un manotazo- Veo que sigues igual de fría.

-Sólo hace unas semanas que no nos vemos -dijo seria- Ahora, si me dejas continuar mi camino.

Él levantó las manos y se apartó, con una sonrisa en la boca.

-¿Estás orgullosa de lo que hiciste? -preguntó cuando pasó por su lado.

-¿Qué hice? -se giró de nuevo para encararle.

-Abandonar a un amigo por... -me señaló- una cría que jamás te querrá.

-¿Qué sabrás tú? -dijo apretando los puños.

-Te conozco, -se cruzó de brazos- desde que murió tu hermano eres una persona fría y sin sentimientos.

La cara de Chaerin palideció al escuchar mencionar a su hermano, apretó aún más los puños a ambos lados de su cuerpo.

-A él ni lo nombres -casi gritó.

-¿Sabes? Si te viera no estaría orgulloso de ti.

Chaerin no aguantó más, le cogió del cuello de la camiseta, obligándole a ponerse de puntillas. Ji Yong sonrió de lado, estaba consiguiendo lo que quería, cabrearla.

-Chaerin... -murmuré acercándome a ella- Tranquila, no merece la pena.

-Tu hermano jamás habría traicionado a un amigo por una chica -volvió a atacar.

Entonces Chaerin le soltó de golpe, haciendo que el chico se tambaleara, y echó a correr. Ji Yong se colocó bien la camiseta y nos miró con una sonrisa de satisfacción.

-Hasta luego señoritas -dijo mientras se alejaba con las manos por detrás de su cabeza.

-Minzy, vuelve tú sola a casa -le dije antes de echar a correr tras Chaerin.

Al llegar a su casa vi la puerta entreabierta. De dentro salían gritos y golpes, por lo que entré corriendo, cerrando la puerta tras de mí. En el salón, Chaerin tiraba y rompía todo lo que había en su camino, mientras las lágrimas caían por sus mejillas y gritaba de la frustración.

-Chaerin, por favor... -me acerqué a ella pero me ignoró.

Toqué su espalda entonces fue a golpear un cuadro un cuadro de la pared cuando, al tirar el brazo hacia atrás, golpeó mi pómulo con el codo. Solté un grito de dolor y di un paso hacia atrás, colocando las manos sobre mi mejilla. Cuando Chaerin me escuchó gritar, observé como se detuvo a escasos centímetros de golpear el cristal que protegía el cuadro. Se giró hacia mi y se tapó la boca.

-Dara... -su voz estaba ronca de tanto gritar- Dara lo siento...

Fue a acercarse pero yo retrocedí, puro instinto.

-Por favor pequeñaja, sabes que yo nunca te haría daño, ha sido sin querer... -volvió a intentarlo- He perdido los nervios, hacía mucho que no me ocurría.

Me miró fijamente a los ojos, seguía con los brazos estirados hacia mi. Vi su mirada arrepentida, y sus ojos rojos de tanto llorar. No pude evitar colarme entre sus brazos y abrazarla con fuerza, pegándola contra mi cuerpo. Acaricié su pelo cuando escuché sus sollozos.

Hundió la cara en mi cuello y sentí sus lágrimas en él, mientras apretaba los puños en mi espalda, cogiéndome de la camiseta.

-Ya pasó... -susurré sin dejar de acariciar su pelo.

Pasamos así varios minutos hasta que se alejó para mirarme, rozó mi mejilla con la mano y bajó la mirada.

-Lo siento tanto... -esta vez su voz sonaba rota.

Incliné la cabeza, apoyándome en su mano.

-No importa... lo que importa es que ya estás tranquila...

Ella asintió y volvió a abrazarme. Era raro verla así, tan débil, tan herida, tan... sola.

-Chaerin, estás sangrando... -murmuré cuando observé sus nudillos, llenos de sangre debido a algunos cortes superficiales.

Ella se encogió de hombros. Le cogí de la mano e hice que se sentara en la silla de la cocina. Recordé donde estaba el botiquín y una vez lo saqué, curé sus heridas.

-¿Estás mejor? -le sonreí mientras acababa de vendar sus nudillos.

Ella no había dejado de mirarme en todo el rato, mientras le curaba, sus ojos no se habían apartado de mí ni un segundo.

-Sí... -contestó al fin.

Acaricié su mano e inconscientemente la llevé a mi boca, para besar el dorso de su mano, como si se tratara de una madre curando las heridas de su hijo.

-Me duele aquí -murmuró levantándose la manga de la camiseta, dejando ver un insignificante corte- Creo que me lo he hecho cuando he tirado un jarrón contra la pared...

Negué con la cabeza y de nuevo, besé la herida, dejando reposar mis labios sobre su piel durante unos segundos.

-También me duele el cuello, -comenzó a jugar- algún mal gesto.

Entrando en su juego como si nada, me incliné hacia delante y besé su cuello con delicadeza, sintiendo como su piel se erizó bajo mi contacto. Cuando me fui a alejar, me cogió de la mano.

-Me sigue doliendo esta herida... -se llevó un dedo al labio inferior, señalando la pequeña cicatriz.

No pude evitar soltar una suave carcajada. Aún así, hipnotizada por sus palabras y sus ojos, me acerqué a ella cuando de repente la puerta principal le abrió, a lo que yo fui rápida y me alejé.

-¿Qué ha pasado aquí? -escuché el grito de la madre de Chaerin desde el comedor.

Se asomó a la cocina para ver a su hija sentada en la silla, con la mano vendada y a mí enfrente de ella, mirándola con cara de preocupación.

-Chaerin, ¿qué ha pasado aquí? -remarcó cada palabra con cuidado.

-Mamá... yo... lo siento.

-¿Has sido tu? ¿Por qué?

Chaerin bajó la cabeza.

-Ji Yong... Ha sacado el tema de...

Entonces rompió a llorar, a lo que yo corrí a abrazarla, era lo único que se me ocurrió en aquel momento. Su madre me miró interrogándome, a lo que yo decidí contarle.

-Ha sacado el tema de su hermano, y ella ha perdido los nervios -murmuré sintiendo como Chaerin se estremecía entre mis brazos tras escucharlo de nuevo.

Su madre bajó la mirada y se limitó a volver al comedor y recoger los objetos rotos. Pasé como cinco minutos abrazando a Chaerin, que no dejaba de sollozar pegada a mi pecho. Cuando su madre acabó de limpiar todo el desastre, nos dejó a solas, subiendo al piso de arriba.

-Chaerin... vamos -dije alejándome de ella.

-Ese idiota me las pagará -murmuró apretando los puños.

-No. Chaerin, mírame -le cogí de la cara para que me mirara a los ojos- Olvídale, no quiero que te metas en líos. Si vuelves a ir a por él volverá a pegarte una paliza, no quiero eso -mis ojos se llenaron de lágrimas al recordar cuando la encontré tirada en el callejón.

Ella lo notó y llevó una mano a mi mejilla, para retirar una lágrima que caía por ella. Aparté la mirada, levantándome y secando mis lágrimas.

-Te prometo que no iré a por él -escuché su voz detrás de mí.

Asentí con la cabeza y me giré para volver a abrazarla. Me había convertido en una especie de adicta a su olor, a su contacto. Su dulce aroma me embriagaba hasta el punto de olvidar todo a mi alrededor por el simple hecho de estar entre sus brazos.

Sus manos recorriendo mi espalda me devolvieron a la realidad.

-Debería irme a casa... -murmuré.

-Sí.

Me acompañó hasta la puerta principal, allí me detuvo unos segundos antes de dejarme salir. Se acercó a mí y besó mi frente.

-Gracias de nuevo.

Sin saber que decir, simplemente asentí con la cabeza, solté su mano poco a poco y bajé las escaleras de la entrada.