Capítulo 27

La puerta por donde trajeron a mi padre se abre.

“No puede estar aquí Takaki-sama”, uno de los hombres de Ryosuke le dice con voz frustrada, en cuanto escucho el apellido, giro para ver a Yuya quien se está haciendo camino entre los tres hombres que lo tratan de detener, cuando me ve su mirada se suaviza pero al ver a Ryosuke se congela en su lugar mirándolo con horror, los hombres también se detienen y nos observan.

“Yamada”, suplica sin aliento Yuya, está lleno de preocupación y miedo, comienza a avanzar muy lentamente hacia a él.

Sonrío a medias viendo a Yuya queriendo ayudar a su amigo, a su hermano, después de todo él me contó que se conocen desde niños.

¿Lo ves Ryosuke? No estás solo, Yuya ha venido por ti, por su amigo, su hermano.

Quiero decirle eso, quiero que él se dé cuenta, mis pensamientos son interrumpidos cuando en el rostro de Ryosuke se forma una maliciosa sonrisa, ignorando por completo a Yuya.

“He esperado toda mi vida por esto, Fuwa”, su voz es temblorosa y llena de veneno, “No vas a arruinarlo. No, no, no”, ríe sombríamente, está colapsándose en mil dolorosos pedazos, está al límite.

“Obtendré mi venganza y tú pagarás por lo que hiciste”, dice ahora serio y peligroso, aprieta con fuerza su arma y veo que está por jalar del gatillo y sin pensarlo me interpongo entre su arma y mi padre.

Todo se silencia a nuestro alrededor, todo mi mundo se enfoca en el hermoso y vulnerable hombre que está en frente de mí, a lo lejos puedo escuchar la voz de mi padre y de Yuya gritándome que me haga a un lado.

Los ignoro.

Toda mi atención está en Ryosuke su mirada clavándose en mí, dirigiendo todo su veneno, odio y dolor hacia mí.

Su arma es amenazante y no la baja aun cuando soy yo la que está en su camino, pero ya no siento temor ni duda.

No.

Amo a este hombre, y haré todo lo que está a mi alcance para liberarlo aun si eso significa poner mi vida en peligro.

Voy avanzando lentamente, sin dejar de mirar sus ojos, él continua mirándome peligrosamente, como si estuviera cazándome, midiendo los movimientos de su presa, está tan concentrado en su venganza que sé que en cualquier momento va a disparar no importándole si yo estoy en medio o no.

Lo estoy perdiendo…

No voy a negarlo, me está destrozando el ver que no se ve afectado por mi presencia, que no ha bajado esa arma y que su rostro no ha dejado esa rabia, cómo si yo fuera su verdadero enemigo.

De nuevo esa confirmación se clava en mi pecho haciéndome daño por la verdad.

La verdad es cruel.

El amor es cruel.

Después de todo sólo fui un objeto para obtener lo que quería, fui sólo una vía para obtener su venganza y... la obtendrá, si eso es lo que tanto desea, yo me encargaré de eso personalmente, pero no con mi padre.

¿Soy adicta al dolor?

Tal vez… pero no le demostraré mi agonía.

“Si tomas mi vida… ¿serás feliz nuevamente?”, digo con toda tranquilidad mientras continuo avanzando lentamente hacia él.

“Sí tomas mi vida… ¿podrás dejar esa mirada llena de soledad y tristeza? “, vuelvo a preguntar, pero mis preguntas apenas y hacen efecto en aquel trance de cazador-presa en el que se encuentra.

“Poder desahogar esa rabia y esa sed de venganza…”, continúo, la distancia entre nostros cada vez es menos, “¿sería suficiente conmigo?”, esos ojos están perforando mí ya roto corazón, muerdo mi labio para no dejar salir un sollozo desgarrador y frustrado.

Aun cuando estoy acortando la distancia entre nosotros, él está distante, sus fríos muros están firmes e intimidantes enfrente de mí, es alguien inalcanzable e intimidante.

Estoy a escasos centimetros de él y siento un horrible escalofrío recorrer mi cuerpo cuando la fría punta de la pistola toca mi frente.

Nos miramos por varios minutos, Ryosuke no se mueve ni dice nada, su respiración es acompasada, su mirada es penetrante y profunda, como si estuviera en algún tipo de trance.

Y entonces me doy cuenta, este es el Ryosuke que tanto temía ver, es el Ryosuke que sólo tiene una sola cosa en su mente.

Matar.

Es el Ryosuke asesino y criminal que ha sido durante casi toda su vida desde que perdió a su madre.

Entro en pánico cuando me doy cuenta de esto, este lado de él es totalmente desconocido para mí y no sé si podré sacarlo de ese obscuro trance. Es un Ryosuke indescifrable e impredecible.

Lentamente e insegura poso mi mano encima de la suya con la que está sosteniendo el arma y en el momento en que lo toco, él parece salir de ese trance por un momento, sus ojos se suavizan sólo un poco, y su cuerpo apenas y se relaja, pero no deja esa mirada de odio y veneno.

No sé si podré jugar este obscuro juego y ganar.

 “Hazlo”, le ordeno y doy un suave apretón a su mano, me sorprendo al notar lo calmada que sale mi voz.

Ryosuke abre los ojos llenos se sorpresa y su entrecejo se frunce en confusión.

“Ryosuke, hazlo”, sus ojos se dilatan y sus labios se abren sin decir nada, su mano comienza a temblar debajo de la mía, pero debo continuar.

“Por eso estoy aquí ¿cierto?”, le sonrío dulcemente y él me mira horrorizado ahora jadeante. como si hubiera contenido el aire por bastante tiempo, su cuerpo está temblando, retrocede un poco dándose cuenta de lo que estaba por hacer.

“Aiko”, dice mi nombre sin aliento, en súplica, volviendo en sí ahora vulnerable y frágil, con ojos culpables y desesperados.

Ryosuke intenta bajar el arma pero lo detengo,”Qué mejor que obtener tu venganza arrebatándole lo más preciado a un padre ¿no es así?”, le susurro y él me mira con terror negando con la cabeza.

Un par de lágrimas se derraman por mi rostro, cierro mis ojos y le doy un suave apretón a la mano de Ryosuke antes de soltar su mano.

“Hazlo”, susurro por última vez.

El frío metal del arma deja mi frente, abro los ojos lentamente y él me está mirando con arrepentimiento y miedo, su cuerpo está temblando furiosamente, y unas lágrimas se le han escapado de sus ojos.

Sonrío orgullosa de que Ryosuke ya no se está conteniendo más y está demostrando lo que realmente siente y además alividada de que haya vuelto a mí.

Me acerco a él y él retrocede a su vez, mirándome como si yo ahora fuera la amenaza, el peligro, el depredador, como si yo fuera a ocasionarle daño, pero antes de que se aleje de mí aun más, acuno su rostro entre mis manos gentilmente y él se estremece ante mi tacto.

“Aiko…”, dice sin aliento lleno de pánico, trata de alejarse de mí pero no se lo permito.

“Shhh”, acerco mi rostro al suyo y poso mi frente sobre la suya, necesito protegerlo de él mismo, tranquilizarlo y cuidarlo. Masajeo tiernamente sus mejillas con mis pulgares, su cuerpo se va relajando poco a poco, toma mano con indecisión, nunca dejando mis ojos, ladea su cabeza para que sus labios se encuentren con la palma de mi mano y cerrando sus ojos respira profundamente, tranquilizándose.

“Estás frío”, río suavemente, tratando de aligerar el ambiente y distraerlo, mantenerlo conmigo, él no responde y eso está bien para mí por el momento, sólo necesito que me escuche y se mantenga conmigo, a mi alcance, donde pueda verlo, donde pueda tocarlo.

Protegerlo.

Es solamente él y yo contra el mundo.

“¿Sabes? Debería odiarte en estos momentos, debería estar enojada contigo, estar decepcionada de todo lo que tú renunciaste para poder realizar tu venganza, debería temerte por secuestrarme, debería despreciarte por todo el daño que me has causado, debería repugnarme tus acciones y tus palabras”, me detengo, “pero no puedo y no pienso hacerlo”, susurro.

“Cuando me alejas de ti, más siento atraída, ¿no es eso una locura?”, Ryosuke sonríe por primera vez en este largo y agitado día, pero no dura mucho.

“Cada noche anhelaba que al día siguiente tú pudieras verme al fin con adoración y amor, que me hicieras sentir querida y protegida. Que pudieras amarme como yo lo hago. Pero fue todo lo contrario, me heriste constantemente, me hiciste llorar mucho, pero... no veo un futuro sin ti. Me pregunto cada mañana porqué me enamoré de una persona tan fría que trata de alejarme siempre, porqué amo a una persona que jamás me corresponderá, te has apoderado de cada parte de mi corazón y cuando trato de olvidarte, cuando trato de arrancar esos intensos sentimientos, me es imposible, has entrado profundamente en mi corazón que… me asusta”, decir en voz alta lo que él ya sabía no es tan fácil y el dolor y culpa en sus ojos me está matando lentamente.

No porqué yo dijera todo aquello, pero esa es la parte como en toda historia de amor que él debería ‘Te equivocas. Te amo’. y así vivir un felices para siempre, pero no, Ryosuke no es así, y no cambiará de un segundo a otro.

Tal vez eso nunca pase.

Porque esta no es una historia de amor.

“Debí haber huido cuando tuve la oportunidad ¿cierto? Pero no pude, sabía que esto iba a pasar, y verlo con mis propios ojos, ver cómo te desplomas de esta manera… me destroza y yo no podía permirtirlo. Me di cuenta que mi dolor es nada comparado al tuyo, fui egoísta, mi amorío-no-correspondido de niñata no se compara con todo lo que has pasado durante todos estos años tú solo. Verte así… ni siquiera puedo describirlo con palabras. Lo sé. Sientes rabia, estás profundamente herido… yo puedo entenderlo, también perdí a mi mamá”, la mano de Ryosuke rodea mi cintura protectoramente tomándome por sorpresa, de inmediato hace que sienta mariposas revolotear esperanzadas en mi estómago, si no fuera suficiente, él aprieta mi cuerpo contra el suyo, reconfortándome, acerco mis labios para acariciar tiernamente los suyos y no puedo evitar que en el más mínimo rose mi corazón se dispare.

“Tal vez pienses que sólo tienes dos opciones; tragarte tu enojo o concentrarlo en alguien más en venganza, pero… hay una tercera alternativa: déjalo ir. Tu madre está en un lugar seguro ahora, y sé que no querría ver a su hijo de esta manera. Fue un accidente, tu padre no quiso que eso pasara. No estás solo, tienes a Yuya, a Chinen… y a mí, aunque tú no me aceptes”, me pongo de puntillas y presiono mis labios en la frente de Ryosuke en un profundo y emotivo beso.

“Por favor, Ryosuke, detén esto, odio verte sufrir de esta manera y sé que ya estás cansado de sentirte así, de vivir así”, le ruego debilmente.

En vez de responder hunde su nariz en el hueco de mi cuello, disfrutando rosar sus labios en mi piel, disfrutando la calidez entre nosotros, mis manos se posicionan en su fuerte pecho y él me presiona aún más contra su cuerpo, amo la manera en la que nuestros cuerpos se sienten uno contra el otro, Ryosuke planta un suave beso en mi cuello causando que cierre mis ojos.

“Eres realmente muy ingenua para amar a alguien tan patético como yo”, suspira y su aliento golpea suavemente mi piel haciendo que sienta dulces escalofríos, hay burla en su voz, y mi corazón se derrite, mi Ryosuke está de vuelta, “me disculpo por ser tan difícil de lidiar y… gracias”.

Río suavemente, “Ya estoy acostumbrada”, respondo traviesamente.

Me alejo un poco de él para mirarlo nuevamente, aquella obscuridad en sus ojos se ha ido al fin.

Su rostro se vuelve serio, sus manos toman cuidadosamente mi rostro acercándome a él, sus labios a escasos centímetros de los míos…

¿Cómo va a terminar nuestra historia?

No lo sé y no me da tiempo de pensarlo porque hay una serie de fuertes estruendos, las ventanas se rompen en mil pedazos, varios pasos acercándose y rodeándonos.

Mis ojos se dilatan cuando veo la seguridad privada de mi padre y policía del país apuntando sus armas directamente hacia Ryosuke y a sus hombres.

Todo se vuelve caos en segundos, los hombres de Ryosuke comienza a pelear contra la policía y la de mi padre, golpes, gritos, maldiciones y… disparos se apoderan del lugar.

El pánico se apodera de mí, miro a Ryosuke quien está congelado, perdido y asustado en su lugar, después miro a Yuya y a sus hombres gritarle y viniendo hacia a él, y me doy cuenta porque, un policía está apuntando su pistola directamente hacia Ryosuke, sin pensarlo dos veces abrazo su cuerpo, protegiéndolo, todo pasa muy rápido, escucho a lo lejos los gritos desesperados de mi padre, siento una dolorosa perforación en mi espalda que quema los mil demonios y antes de poder siquiera gritar de dolor, siento otra perforación en otra parte de mi espalda provocando que suelte un grito desgarrador, jamás había sentido un dolor como este, es como si me estuvieran quemando, es agudo y penetrante.

Siento los brazos de Ryosuke dejar mi cuerpo y lucho por ellos, por alcanzarlo pero no lo logro, trato de luchar, mi vista se vuelve borrosa por las lágrimas, todo comienza a darme vueltas, no puedo respirar y toso sacando un líquido con el que casi me ahogo, caigo en mis rodillas no soportando el dolor, veo el líquido que saque de mi boca y que ha salpicado mis manos y el piso.

Sangre.

Hay una voz que hace mi cuerpo reaccionar por un segundo pero no logro concentrarme en ella, mis sentidos no están respondiendo, pierdo total control de mi cuerpo y me encuentro en el suelo.

Todo silenciándose.

Obscureciéndose.

Sólo hay dolor.

Quiero gritar, pedir desesperadamente que alguien me ayude, pero no encuentro mi voz, todo se está apagando y también mi cuerpo.

Ryosuke…

Necesito saber que está bien.

Necesito escuchar su voz, escuchar lo que tiene que decir, necesito sentirlo, que me toque, necesito ver sus ojos… lo necesito a él.

Sus brazos me dejaron cuando más lo necesitaba, pero si así se pudo salvar, y yo confío que sí, no importa, pude protegerlo.

Pero…

¿Ahora qué sigue?

Sólo quiero que este dolor termine, si ya es momento de que tomen mi vida, que la tomen de una buena vez pero ya no quiero estar en esta insoportable agonía.

¿Estaré en esta obscuridad por siempre?

Al parecer sí, porque sigue consumiéndome, llevándome a lo más profundo.

Río mentalmente…

¿Dónde está mi final feliz?