Joy había dado a la audiencia la escena más adorable... ¡De la historia! Los fans no pudieron evitar estallar en chillidos agudos, llenos de emoción ante las risitas de la pequeña maknae. Y Joy, por su parte, se llenó aún más de timidez, aferrándose al brazo de Irene, entre-escondiéndose tras su espalda.

Irene la dejó ser, porque la verdad era que esos pequeños actos de Joy la llenaban de felicidad.

Happiness.

Joy le hacía sentir que cumplía una función más importante en el grupo que la de bailar o ser una cara bonita.
La hacía sentir líder. 
Y que, como líder, cumplía una función más importante que la de despertar a sus miembros por las mañanas, incluso más importante que la organización de sus agendas o la presentación de Red Velvet al mundo. 

Estaba ahí para protegerlas.

Siempre las protegería.

Miró a su izquierda y observó cómo Seulgi aún no dejaba de sonreír mientras miraba todo su alrededor, y Wendy se veía tan tímida intentando saludar a los fans... pero ¡Ey! Al menos lo intentaba. Y cuando no lo lograba, su mano buscaba instintivamente la de Seulgi.
Irene sabía que todas, ahora más que nada, necesitaban de una líder, e Irene estaba dispuesta a intentar se la mejor para ellas.
Pero, mirando por encima de su hombro, observando en detalle cómo la maknae se le aferraba, sabía que Joy era quien más necesitaba de ella. E Irene nunca la dejaría. 
Quería apoyarla, protegerla, y al mismo tiempo mostrarle al mundo lo maravillosa que era la niña que estaba a su lado. Quería estar ahí para ella incondicionalmente, quería que pudiera confiar en ella sin importar al diferencia entre sus edades, quería ser para Sooyoung... una verdadera hermana mayor.
Tal vez.

O tal vez... quería ser su todo.

Qué egoísta de su parte.