Hola! aquí les dejo el primer capítulo, está un poco corto porque es el inicio pero prometo que los demás serán más largos ^^

Espero sea de su agrado y me gustaría ver sus opiniones para ver si le sigo a esta fumada historia :3

Bueno, sin más que decir pasen a leer. 

Su respiración se aceleraba conforme escuchaba los pasos acercándose. Aumentó la velocidad hasta casi ir corriendo por las desoladas calles, en medio de una profunda oscuridad. Su temor creció cuando sin querer entró en un callejón sin salida y más aún al escuchar una frívola risa que le heló la sangre.

—Por favor no me hagas daño, te lo suplico…—el temeroso hombre giró al encuentro de su persecutor y se arrodilló rogándole por su vida, aunque éste parecía divertido con la extraña situación.

—Un maldito violador pidiendo clemencia… ja! Me das tanto asco —escupió con odio sus palabras —si te mato ahora, le haré un gran favor a esta ciudad— y sin más, desenfundó un arma de 9mm apuntando directo a la cabeza de su víctima.

—No, ten piedad. Tengo hijos, una familia que mantener… —exclamó con angustia logrando que el extraño soltara una siniestra carcajada.

—Acaso te refieres a Mark y Charlie, los niños que golpeas casi a diario y a Margueritte, la bondadosa mujer a la que engañas con cuanta mujer te pase enfrente.

La expresión de sorpresa y temor que se dibujó en el rostro contrario aumentó la diversión del extraño, haciendo que se inclinara un poco y le sonriera sínicamente.

—Créeme, ellos estarán mucho mejor sin ti… Anthony Delaroy

Volvió a su posición original, apuntando directo a la cabeza del hombre cuyos ojos mostraban desesperación y en un intento por salvar su vida, se levantó tratando de huir de su verdugo pero éste, jaló del gatillo dando un certero tiro en su cabeza, matándolo instantáneamente.

—Maldita escoria, espero que te pudras en el infierno.

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—Otra vez nos ganó ese maldito— masculló con rabia un hombre de traje al abrir la puerta de una pequeña oficina, sorprendiendo a la persona que estaba concentrada escribiendo.

—Cálmate Eric y dime de que hablas—el contrario soltó un frustrado suspiró y acto seguido se sentó pesadamente en un sofá negro que estaba cerca de la ventana del pequeño lugar.

—Pues... ¿recuerdas al culpable de las múltiples violaciones? a Anthony Delaroy

—Sí, lo recuerdo. Como olvidar al maldito que se nos escapó reiteradas veces— frunció el ceño recordando sus fracasos.

—Pues mira —dijo mientras lanzaba un sobre amarillo al escritorio— no sé cómo logra atraparlos antes que nosotros.

Mientras hablaba, su acompañante tomó el sobre y vio un par de fotos adjuntas a un archivo, se sorprendió al ver que en las fotos estaba el prófugo tirado en el suelo con un disparo en el centro de la cabeza.

—Demonios...con este ya van 58 casos en lo que va del año. ¿Cómo se lo diremos al jefe?

—No lo haremos. Si queremos conservar el empleo más nos vale cerrar la boca— se levantó del sofá y camino hacia la puerta.

—Minwoo, debemos apresurarnos más en las investigaciones y atraparlos antes de que ese desgraciado los asesine— sin decir otra palabra, salió del lugar dejando a su acompañante un poco preocupado.

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Llegó con pesadez a su oficina, se deshizo del saco arrojándolo al sofá y se desanudó la corbata. Dio unos pasos y se sentó en la silla frente a su computador. Suspiró por segunda vez en lo que llevaba del día y comenzó a ordenar los nuevos casos que le había entregado la secretaria cuando iba de regreso a su oficina.

—“Yang Xinhai, con 67 víctimas es el asesino serial más prolífico de China. Ha violado a 23 mujeres, y su instrumento preferido es el martillo, con el cual destroza los cráneos de hombres, ancianos, mujeres y niños…”

No pudo continuar con su lectura, el tan solo imaginar el sufrimiento de esas personas hacía que su deseo por atraparlo se intensificara pero también la rabia e impotencia comenzaban a consumirlo ya que estaba consciente de que en menos de 24 horas Xinhai aparecería muerto en alguna solitaria calle y él no podría darle el castigo que realmente se merecía.

— ¿Cómo mierda se entera de la localización de esos bastardos? O al menos me gustaría saber cómo sabe qué casos nos llegan… —llevó sus manos hasta su rostro. La frustración lo invadía con el simple hecho de pensar en la persona que mataba a los asesinos y violadores más peligrosos. Por tercera vez suspiro tratando de aliviar sus ganas de atrapar a los criminales, en especial al que ha estado matando a los hombres que él debía encarcelar.

Se mantuvo en silencio un par de minutos, pensando en cómo le robaban los casos, en quién era el que lo hacía. Su mente daba vueltas, no sabía muy bien por donde comenzar a investigar, no sabía qué camino tomar. De pronto sus pensamientos fueron interrumpidos por el molesto sonido del teléfono.

—Que pasó Meredith— dijo sin querer con voz irritada a causa de los múltiples pensamientos que tenía en la cabeza-

—Lamento la molestia señor Mun, es sólo que tiene una llamada en la línea 6. —La joven secretaria trató de ocultar la incomodidad que sintió por molestar a su jefe pero no lo hizo tan bien ya que Eric se dio cuenta y éste se maldijo internamente por la actitud que estaba tomando a causa de todo el desastre que tenía en la cabeza.

—Tranquila, no interrumpes nada y gracias, en un momento contesto. —rápidamente presionó el botón de la línea y contestó la otra llamada.

— ¿Diga? Habla JungHyuk. —al otro lado de la línea se escuchó un pequeño suspiro, uno que Eric conocía muy bien— ¿qué pasó Andy, encontraron algo?

—Lo siento hyung, no dejó nada, ni un solo cabello. Por más experto que sea debió haber cometido un error pero no hay ni un rastro.

—No te preocupes Andy, ya encontraremos algo, pero por el momento sigan registrando y dile a los especialistas que interroguen a las personas que tengan algún negocio cerca, puede que ellos hayan visto algo.

—Perdón hyung pero eso ya lo hicieron, lo único que nos dicen es que vieron a Anthony caminar con nerviosismo, como si estuvieran siguiéndolo pero que detrás de él no había nadie…. de todas formas seguiremos investigando.

—De acuerdo, sólo ten cuidado ¿sí? No quiero que algo malo te pase —colgó el teléfono antes de que su hermano comenzara con el discurso de que ya no es un niño. Se recargó en su silla, pensando en las palabras que acababa de escuchar.

“…no hay ni un rastro”

— ¿Cómo puede ser posible?... —susurró para sí mismo, acto seguido, miró el delgado sobre que había guardado horas antes cuando lo tomó de la recepción. Lo agarró entre sus manos y comenzó a abrirlo para ver su contenido, ya que sólo lo había tomado porque el tono rojo captó su atención. Él sabía que en su oficina y en todo el edificio estaban prohibidas las cosas coloridas porque a su jefe le desagradaban esos tonos tan vivos.

Sacó una pequeña hoja doblada por la mitad y se dispuso a leerla.

“Se acabaron los juegos de niños, pero eso no significa que la diversión haya terminado. Es momento de que empiece la verdadera persecución, es momento de ver quien mata primero a quien… aunque de cierta forma yo llevo la delantera. ¿Por qué? Pues muy simple, eso es porque yo si me he tomado enserio mi trabajo, tanto que se todo de ti; te conozco tan bien que se lo que piensas; se cuándo respiras, se cuándo no duermes por la frustración de que no puedes atraparme, se todo de ti y sabes algo? te haré pagar por todo lo que has hecho… Eric Mun.”