Final

ANGEL MALVADO

A/N: Ha sido un camino muy largo, casi 4 años desde que publiqué esta historia y jamás pensé que me tomaría tanto llegar al final. Fue el bebé más difícil de hacer, creo que ya se los había dicho antes; pero también un bebé muy querido. Gracias infinitas por toda su paciencia. Gracias a las peronas que están aquí desde el primer día que publiqué esta historia, gracias a las personas que se unieron en medio del camino y a las que vinieron cuando estuvo en hiatus y aún así estuvieron a la expectativa de una nueva publicación.

Es muy difícill dejar ir esta historia, estoy conteniendo las lágrimas mientras escribo esto XD. Voy a extrañar escribir sobre my Evil Angel pero ya llegó el día que tanto esperaban.

Gracias infinitas!!

 

Un sueño.

Tenía que ser un sueño…

El sonido de las sirenas penetrando por sus oídos tenía que estar sólo en su imaginación, la marea de rostros que lo rodearon en realidad nunca había existido, las voces de alarma y desesperación sólo habían sido ruidos fabricados por su propio inconsciente.

Nada era real.

No podía serlo.

Pero sí era real, lo tenía impregnado en cada una de las gotas carmesí que habían secado sobre su traje. Lo tenía impregnado en cada huella de las lágrimas que se habían secado en su rostro; ni siquiera él mismo podía recordar cuando había sido la última vez que se dio el valor para mostrar sus lágrimas en público.

Su garganta dolía, sus ojos lucían rojos e hinchados, su cuerpo había perdido fuerzas. Estaba solo en ese pasillo, sentado en aquella banca que miraba directamente a la puerta de metal donde un par de horas antes su novio había sido ingresado a cirugía. Estaba solo y quería seguir pensando que todo era sólo un sueño.

La imagen de Eric elevándose en el aire seguía reproduciéndose en su cabeza como si insistiera en torturarlo,. Todo había sucedido tan rápido, ni siquiera tuvo tiempo de pensar en el dolor en su mano izquierda, que tenía incrustado un pedazo de vidrio de la puerta de cristal que había sido reducida a nada.

Tampoco le importó mostrar su debilidad por primera vez. Su voz ahogada en lágrimas probablemente sea el nuevo de tema de conversación en el edificio de Shin Company. Pero no le importaba, su mente estaba únicamente enfocada en la persona que estaba ahí frente a él detrás de esa puerta de metal.

La luz roja sobre la puerta aún continuaba encendida, llenándolo de ansiedad y angustia. A lo lejos podía oír el leve sonido de las sirenas de las ambulancias que continuaban llegando al área de emergencias del hospital, probablemente con más casos nuevos que como él, llenaban el aura del hospital de desesperación y angustia.

Llantos y gimoteos foráneos llenaban sus oídos como si se tratara de un sueño. No quería a nadie cerca de él, no quería oír a nadie decir “todo estará bien” porque ni él mismo estaba seguro que así sería. Guardaba las esperanzas en un lugar muy profundo de su corazón, pero la realidad lo golpeaba de frente a esa puerta de metal y esa luz roja que no se había apagado desde hacía tres horas.

Su cabeza quería insistir que estaba viviendo solo un sueño, su corazón guardaba un hilo de esperanza, sus ojos veían cómo pasaban las horas y la posibilidad de un milagro se le escapaba de entre los dedos.

Las lágrimas ya se habían secado, ni una más quería caer por sus mejillas. Sus fuerzas lo habían abandonado, dejándose yacer sobre esa fría silla de metal como un peso muerto. Su mirada lucía perdida a pesar de tener los ojos fijos en la luz sobre la puerta de metal. Era un maniquí sin vida que habían solo abandonado en ese pasillo.

Sus pensamientos no querían recordar, porque recordar sería darlo por perdido. Tenía que aferrarse con todo lo que podía a ese hilo de esperanza que colgaba en lo más profundo de su ser, aunque las horas decían que lo mejor era prepararse para lo peor.

Sólo había visto salir y entrar a unas cuantas enfermeras en un par de oportunidades, todas dirigiéndole una mirada lamentable y quizás uno que otro pensamiento de confianza y fe que no necesitaba. Porque no necesitaba la compasión de nadie, todo lo que necesitaba era que se acabara y ver a Eric fuera de peligro; sabía que la recuperación probablemente le tomaría un tiempo y estaba dispuesto a pasarlo a su lado. Sólo necesitaba ver que la luz roja se apagara y los doctores confirmaran que todo estaría bien de ahora en adelante.

La puerta de su lado izquierdo del pasillo se abrió silenciosamente, su mirada no cambió de dirección de la luz sobre la puerta del quirófano, sin embargo estaba seguro de saber quiénes eran las personas que acababan de entrar a hacerle compañía. Las mismas personas que había botado un par de horas atrás con solo una mirada.

Quería estar solo y sufrir la angustia por su cuenta, pero era aliviante tener a esas personas parados ahí a una distancia prudente, respetando su espacio personal.

Pasaron dos horas más para que la luz roja sobre la puerta de metal se apagara. Su estómago se sentía vacío pero no le pedía alimento, era más fuerte la ansiedad por que esa pesadilla terminara.

-lo siento… hicimos todo lo que pudimos – la voz del cirujano era normal con un tono de voz condescendiente, totalmente acostumbrado a dar este tipo de noticias sin ningún sentimiento en especial.

Su mirada cayó sobre el rostro del hombre a quien retiraban del quirófano en una camilla.

Los ojos de Eric estaban cerrados producto de la anestesia, pero HyeSung sabía ahora que probablemente no se volverían a abrir nunca más.

-logramos detener la hemorragia interna, pero el paciente ha entrado en coma…

No había una lágrima más por derramar. No había nada más que pudiera sorprenderlo. No podía tomarlo como un castigo de la vida porque no había hecho nada para provocarlo, sólo entregar todo de él por el bienestar de los que más amaba.

 

 

-Eric ah… por favor, abre los ojos… abre los ojos…

La voz ahogada de la mujer sentado al lado de la cama del durmiente paciente en la habitación, llenaba todo el espacio. Ya eran dos horas desde que las enfermeras habían traído a Eric de la sala de cirugías, su madre no se había despegado de su lado desde entonces, una vez despierta de los calmantes que le habían administrado mientras duraba la cirugía.

La pobre mujer era la segunda persona que deseaba que todo fuera una horrible pesadilla. Debía ser un día para celebrar pero en su lugar, las lágrimas no dejaban de llenar los corazones de cada una de las personas dentro de la habitación.

-hijito, mamá está acá, no me hagas esto… quién va cuidar de mí… tienes que despertar…

Partía el corazón de los otros cuatro hombres restantes en la habitación, oír los ruegos desconsolados y desesperados de la mujer. No importaba cuánto más cada una de las seis personas rogara o gritara, Eric no iba a abrir los ojos en ningún tiempo pronto. Y esto era lo que más dolía.

-HyeSung ah, háblale… dile que tiene que despertar, a ti te oirá… a ti te oirá, dile que despierte… dile que vayamos a casa… HyeSung ah…

La mujer llamaba desesperada y con esperanzas, pero el hombre al que le hablaba era un alma sin vida. HyeSung no había dicho una sola palabra desde que la ambulancia tomó a Eric al hospital. Las únicas palabras que habían salido de él había sido formuladas con la mirada y el mensaje era sencillo “déjenme en paz”.

La Sra. Mun no culpaba a HyeSung por lo sucedido, su corazón no tenía tiempo para buscar culpables, toda su atención y esfuerzos estaban concentrados en la esperanza de que su hijo despertara. Ya había sido abandonada por uno de los hombres que prometieron estar a su lado por siempre, no necesitaba ni quería ser abandonaba una vez más. Su corazón de madre no estaba preparado. Después de todo, una madre no debería ver un hijo partir.

-hijito, vamos a casa, ya no hay nada que temer. Te prometo que no te reprocharé nada, te haré la comida que más te gusta, todo será como antes… estará bien. Despierta por favor…

Las palabras de la mujer eran en vano, Eric no estaba oyendo de todos modos. Y aún si lo estuviera haciendo, era imposible que pudiera hacer caso a sus pedidos o dar una simple respuesta; estaba perdido en un limbo del que no tenía idea cuando podría salir.

El rostro de HyeSung lucía inexpresivo, sus ojos se veían vacíos sin rastro de vida en ellos. Sus oídos habían oído cada uno de los ruegos de la Sra. Mun, enviando las pocas fuerzas que le quedaban a sus puños, apretando con fuerza cada vez que oía a la mujer suplicar a su hijo.

La Sra. Mun no estaba interesada en buscar culpables y señalar a alguien, pero el corazón de HyeSung, además de de desear por el despertar de su novio, quería justicia. Su alma estaba sedienta por venganza.

-Dongwan… hazte cargo

Por primera vez en varias horas desde que llegaron a la sala de emergencias de hospital, esquivando a la ola de reporteros que ya se habían reunido por los alrededores, el ángel de cabello oscuro dirigió la palabra a uno de sus amigos.

-quiero que Yeseul pague por lo que hizo

Dongwan oía cada una de las palabras que salían de labios del ángel de cabello oscuro, salir con rastros de rabia y odio. No era sorpresa para nadie que HyeSung quisiera tomar acciones contra Yeseul.

-… no me importa si alegan demencia mental, la quiero en prisión, pagando por lo que hizo – la voz del ángel de cabello oscuro era determinada.

Encerrar a Yeseul en una cárcel no despertaría al durmiente Eric, pero al menos calmaría las ansias de venganza de HyeSung y llenaría ese pequeño espacio que le aseguraría que hizo todo lo posible por mantener a salvo a su novio. Aunque ahora no pueda abrir los ojos.

Dongwan no pudo hacer más que sólo asentir con la cabeza, tomando su teléfono celular del interior de su saco, dejando a su propio novio sentado en el sofá a un lado de la habitación.

-llamaré ahora mismo a los abogados

 

 

La mañana llegó sin ser bienvenida; sólo una persona en la habitación no había podido cerrar los ojos por el resto de la madrugada, los demás habían caído dormidos poco a poco conforme el cansancio del día iba haciéndose de sus cuerpos. La mujer al lado de la cama del paciente había sido la última en cerrar los ojos y entregarse a un breve descanso que la haría despertar para continuar luego en sus vanos esfuerzos por despertar a su hijo.

-hyung… vamos a casa – la voz débil de Andy se oyó cerca del ángel de cabello oscuro, casi como un susurro.

Pero HyeSung no se inmutó al llamado del menor, ni siquiera volteó a ver su rostro o hacer algún ademán de estar prestándole atención. Su vista continuaba fija en el durmiente Eric, como si sus ojos estuvieran conjurando algún tipo de hechizo que hacía que el paciente continuara durmiendo. Aunque el hechizo debería funcionar de manera contraria.

-hyung, tienes que descansar y cambiarte de ropa – Andy insistió a pesar de darse cuenta que su hermano no le estaba haciendo caso, y probablemente no le prestaría atención aún si elevaba la voz al máximo.

Junjin, al lado del menor, lo sostuvo por los hombros como dándole consuelo, dirigiendo a la vez una mirada lamentable al hombre cuyo rostro lucía cansado, luchando con la pesadez en sus ojos.

-pedí que te arreglaran la habitación de al lado para que puedas descansar – el cuerpo de Dongwan se ubicó delante del ángel de cabello de oscuro, tapando la vista del paciente que dormía contra su voluntad.

HyeSung no cambió la dirección de su mirada, como si estuviera hipnotizado y completamente fuera de la realidad que lo rodeaba.

-Junjin, ve con Andy por una muda de ropa para HyeSung – Dongwan continuó hablando, no importándole que su mejor amigo estuviera ignorándolo.

-el abogado llamó más temprano, la policía vendrá a hacer unos interrogatorios, aséate un poco y cámbiate de ropa

Sólo las últimas palabras de Dongwan pudieron hacer que HyeSung finalmente concentrara su mirada y atención en él.

-tengo listo al chófer para que lleve a la Sra. Mun a casa en cuanto despierte

HyeSung entendió a los pocos segundos, aunque su obstinación seguía dando una lucha contra la lógica en su cabeza. Eric estaba en coma; no había nada que pudieran hacer por más que insistieran en llamarlo a gritos, no despertaría fácilmente y lo más seguro que pasarían un par de meses para recuperar la esperanza.

Y mientras tanto, cada una de las personas dentro de esa habitación que habían pasado la primera noche con el paciente velando su sueño eterno, ahora tenían que continuar con sus vidas. Detenerse ellos mismos entre lágrimas y lamentos no iba a despertar a Eric.

Sólo el propio Eric Mun decidiría el tiempo en el que su sueño eterno llegue a su fin.

Después de unos segundos más de silencio, HyeSung se colocó de pie sin decir una palabra o mirar a algunos de sus amigos; no quería que le tuvieran lástima, no necesitaba sus consuelos y definitivamente no necesitaba seguir mostrando su debilidad.

Junjin y Andy siguieron al ángel de cabello oscuro fuera de la habitación, viéndolo desaparecer de espaldas en el interior de la habitación contigua a la de Eric. Los menores no insistieron en llamar al mayor, continuaron su camino y pasaron antes por la cafetería del hospital por un par de cafés que los ayudara a despertar su camino hasta el departamento del ángel de cabello oscuro.

Por fuera el hospital no lucía muy diferente de la tarde anterior, reporteros y curiosos seguían reunidos en la puerta principal a la espera de alguna noticia con la que pudieran llenar la sección de chismes de la semana. Andy y junjin tuvieron que hacer uso de todas sus habilidades para esquivar a los reporteros y salir limpiamente del hospital.

Dentro de los pasillos todavía permanecían Minwoo y Dongwan, este último haciendo las últimas llamadas con los abogados, coordinando una breve conferencia de prensa que pudiera satisfacer la sed de curiosidad de los periodistas y deshacerse de ellos a la vez.

 

 

Para cuando menos lo había notado, sus ojos volvían a abrirse por segunda vez ese día; esta vez podía oler el aroma fresco de las sábanas en las que estaba recostado y sentir la suavidad de la tela de la ropa que llevaba puesta. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que usó ropa deportiva y casual; no iba a ir a ningún evento público en mucho tiempo después de todo, no necesitaba más esos trajes serios y aburridos que se asemejaban más a un disfraz.

El silencio de la habitación y la charola de plata dejada sobre una mesita a un lado de la habitación, le hicieron entender que lo habían vuelto a dejar solo. Cuánto tiempo había dormido esta vez?

Muy en contra de su voluntad, HyeSung tuvo que dejar que las enfermeras del hospital le inyectaran un calmante para que pudiera descansar luego del interrogatorio con los oficiales de la policía; la entrevista había sido breve pero lo suficientemente intensa como para traer amargos recuerdos del momento en el que Eric fue embestido por el automóvil de Han Yeseul.

Ahora el caso estaba en manos de la justicia y bajo la supervisión de los abogados. Sólo el tiempo diría cuál sería el dictamen final.

-ya despertaste… - con una sonrisa y cerrando la puerta a sus espaldas, Andy dio unos pasos hasta la mesa donde reposaba la charola de plata, tomándola con cuidado mientras se dirigía al lado de su hyung.

-qué hora es?…. - HyeSung se sentía confundido, su cabeza aún estaba adormilada y su cuerpo se sentía muy cansado, aunque de alguna manera más relajado.

-creo que mejor deberías preguntar, qué día es…. - la respuesta de Andy dejó sin habla a su hermano mayor.

Lo último que HyeSung recordaba era haberse alterado luego del interrogatorio con la policía, y ser sostenido por Dongwan y Minwoo mientras la enfermera de turno le inyectaba una especie de calmante. Y ahora que se ponía a analizarlo, la última vez que estuvo despierto, el ángel de cabello oscuro llevaba puesto un traje azul marino que Andy y Junjin habían traído de su departamento.

-Dongwan hyung pidió que te sedaran por el resto del fin de semana, dijo que necesitabas descansar…. - explicó Andy sin que su hyung haya pronunciado alguna palabra. La confusión en el rostro de HyeSung era demasiado evidente a pesar que permanecía inexpresivo.

La mirada de HyeSung cayó sobre la aguja en su mano derecha, recorriendo el camino hasta encontrar el suministro de suero que colgaba del parante de metal al lado de la cama; su estómago se revolvió de pronto, odiaba sentirse como un paciente.

-pediré que te quiten eso, ya no lo necesitas de todos modos – Andy volvió a leer el lenguaje corporal de su hyung, colocándose de pie en dirección de la puerta.

Una vez solo en la habitación, los ojos del ángel de cabello oscuro perforaron a través de la pared adyacente, añorando en silencio la voz de su novio y recordándose que no volvería a oírlo en mucho tiempo. Una lágrima resbaló por su mejilla derecha, cerrando los ojos ante los recuerdos que ahora sólo le quedaban. No podía hacer nada más por Eric, sólo ocuparse de que la culpable de su estado reciba su castigo.

Y así pasaron seis meses…

Seis meses en los que, poco a poco, la habitación 324 del tercer piso del hospital general de Seúl fue recibiendo menos visitas diarias. Seis meses en los que los rostros tristes y acongojados aprendieron a resignarse y continuar con su día a día.

Seis meses en los que las únicas dos personas que permanecían al lado del hombre durmiente en la habitación 324, también aprendieron que ya era hora de continuar y vivir con la resignación.

Y seis meses en los que el juzgado penal de Seúl, dictó la más dura sentencia a una mujer cuyo único crimen fue no haber aceptado el rechazo del hombre que decía amar, llevándola a cometer más de una locura que terminó finalmente encerrándola por 30 años en una de las prisiones para mujeres de la ciudad.

Pero lo que esos seis meses no lograron borrar, fue la angustia en los corazones de esas dos personas que esperaban por el día en el que el paciente de la habitación 324 abriera los ojos. Había resignación en el exterior, pero temor y llanto por dentro.

Ese temor que venía todas las mañanas al sonido de la alarma del despertador, abriendo los ojos de un salto para revisar el teléfono celular y asegurarse que no hubiera alguna llamada de emergencia del hospital. Ese temor que los invadía al abandonar la habitación 324 y partir a casa con las silenciosas plegarias para que el paciente resista una noche más.

Ese temor de no volverlo a ver abrir los ojos nunca más.

 

 

-HyeSung ah… - la mujer sentada en la silla de metal al lado de la cama, sonrió dulcemente al hombre que acababa de abrir la puerta.

Usualmente a HyeSung no le gustaba interrumpir la hora de visita de la Sra.Mun, pero ese día había terminado más pronto de lo que se imaginaba la reunión de directorio en Shin Company, no dándose cuenta de la hora y dirigiéndose al hospital apenas pudo librarse de algunos de los accionistas que se acercaban para felicitarlo por otro nuevo logro de la compañía.

-lo siento, no me di cuenta que todavía estaba acá – con una mirada arrepentida, el ángel de cabello oscuro retrocedió sus pasos, tomando la perilla de la puerta de regreso, dispuesto a abandonar la habitación.

-no te vayas… ya estuve aquí lo suficiente – la Sra. Mun se colocó de pie de la silla, tomando su bolso de encima de la mesa al lado de la cama.

La mirada de HyeSung cayó al piso, temeroso de mirar directamente a los ojos de la mujer. Desde el día del accidente, el ángel de cabello oscuro no había podido reunir el valor para enfrentarse a la madre de su novio; el sentimiento de culpa lo invadía y era muy consciente que pedir el perdón de la mujer era demasiado atrevimiento para él.

-no lo hagas por favor, mírame – la dulce voz de la Sra. Mun llamó a tan solo unos pasos de distancia de donde se encontraba el ángel de cabello oscuro.

Lentamente y tomando todo el uso de su poder, la mirada de HyeSung se encontró con los ojos serenos de la madre de su novio.

-no te voy a culpar… jamás lo haría, porque fue Eric quien eligió seguirte desde el primer día y yo respeté la decisión de mi hijo a pesar de no estar de acuerdo… - la voz dulce de la mujer se iba quebrando en cada palabra, sosteniendo con fuerza el bolso en sus manos.

-pero sí voy a pedirte que hagas algo para despertar a mi hijo…

Tomó a HyeSung por sorpresa el pedido de la mujer, quebrándose por dentro al ver las lágrimas que empezaban a caer por su rostro.

-hay doctores que dicen que puede oírnos, pero sólo tú eres el único que no le ha hablado… y sólo tú eres el único al que va a oír… - los ojos de la Sra. Mun estaban ahogados en lágrimas, sosteniéndose de la única esperanza que le quedaba para que su hijo pudiera despertar. La mujer nunca entendió bien la relación entre los dos muchachos, aunque los apoyaba sinceramente y podía ver el fuerte lazo que los unía. Su última esperanza recaía en ese lazo y la posibilidad que Eric respondiera al llamado de HyeSung.

El ángel de cabello oscuro no pudo seguir mirando más a los ojos de la mujer; era cierto que en todo este tiempo lo único que había hecho era sentarse desde un lugar lejano en la habitación y observar a su novio dormir por horas, rogando por dentro a cualquier divinidad por un milagro. El sentimiento de culpa lo sofocaba al punto de sellar de sus labios y aguantar toda esa frustración que había estado tragando por meses.

Cuando HyeSung volvió a alzar los ojos para dar una especie de vaga respuesta a la Sra. Mun, la mujer ya se había retirado de la habitación dejándolo solo con sus pensamientos. Ahora estaba solo con su novio, oyendo nada más que el tono del sonido del respirador artificial conectado a Eric, mezclado con el compás generado por la máquina que medía los latidos de su corazón.

Lentamente, un paso a la vez, HyeSung fue acercándose a la cama donde yacía su novio, observando su rostro que lucía pacíficamente dormido; pero HyeSung sabía que probablemente no se trataría de un sueño placentero. Qué sueño podría ser placentero si es obligado a permanecer en ese estado contra su voluntad?.

Las manos del ángel de cabello oscuro tomaron una de las manos de Eric que yacían inertes a sus lados, sintiendo la frialdad de su tacto. Los doctores les habían dicho una y otra vez que no guardaran grandes esperanzas, Eric era un cuerpo casi muerto resistiendo a pasar la luz.

HyeSung sacudió su cabeza, echando de lado esos pensamientos que lo asustaban, recorriendo ahora el rostro de su novio con sus ojos. Y recordó la primera vez que lo vio, la primera vez que le dirigió una palabra y la primera vez que su corazón sintió ese salto extraño ante su presencia.

-te dije que alejaras…. Te lo advertí…. - por meses sus labios habían estado sellados, conteniéndose con todas sus fuerzas para no mostrar nuevamente su debilidad. No quería sentirse arrepentido porque eso sólo significaría aceptar que todo el tiempo estuvo equivocado. Y no, no sentía que ni un minuto del tiempo que gastó con Eric hubiera estado errado.

Lo amaba. Amaba a Eric a tal punto de sentirse asustado algunas noches. No podía imaginarse continuar sin él. Había compartido un lado de él mismo que consideraba muerto con Eric; le había confesado hechos que prometió enterrar con él dentro de su ser. Había convertido a Eric en su centro de confort, ese lugar donde podía cobijarse y encontrar el consuelo que su alma buscaba con desesperación.

Eric era su paz. Cómo podría imaginarse una vida sin él?.

Lágrimas comenzaron a correr por el rostro del ángel de cabello oscuro, cerrando los ojos ante todos los recuerdos vividos y suplicando una vez más en silencio por un milagro.

-por favor… no me dejes… - la voz ahogada del ángel de cabello de oscuro fue cortada por el cambio del sonido de la máquina al lado de Eric.

Pero no era el sonido que HyeSung esperaba oír. No era el sonido que anunciaba el milagro.

-por favor, salga…

Todo fue tan rápido y a la vez tan pausado. Las voces de los doctores y enfermeras seguían resonando en su cabeza, observando como el caos se desataba dentro de la habitación de su novio mientras la puerta se cerraba frente a sus ojos.

 

 

*2 años después*

El viento de otoño soplaba contra sus rostros, adornando sus vistas con la lluvia de hojas secas que caían de los árboles. Era el cambio de estación y también era el momento para un cambio en sus vidas. Ya había terminado, era hora de continuar y comenzar a vivir.

Pero antes, una última despedida era necesaria también.

-perdónanos por tardar tanto en venir… - la mano de Andy se estiró sobre la lápida de mármol, acariciando cada una de las letras gravadas,mientras sus lágrimas empapaban el césped en el que se encontraba arrodillado.

Detrás del menor, cuatro hombres se encontraban de pie, vestidos enteramente en trajes de color oscuro y con las cabezas bajas. El silencio en sus actos sólo demostraba el respeto y el dolor compartían entre ellos.

-ha pasado tanto tiempo… pero estamos bien… Hyung está bien – la voz de Andy se quebraba, sujetando con fuerza el ramo de flores que llevaba en manos.

-está bien, está bien… - el brazo de Junjin, quien llevaba tiempo arrodillado al lado de Andy, se colocó sobre el hombro del menor brindándole consuelo.

-siento que nunca tuve tiempo de agradecerte por todo lo que hiciste por mi… te fuiste tan rápido al mismo tiempo que me daba cuenta de lo importante que eras en mi vida… - las palabras del ángel de cabello oscuro trajeron más lágrimas al menor frente a la lápida de mármol.

-… pero cumplí con mi palabra… no pude hacer mucho por ti, pero estamos acá para decirte que estamos bien… cumplí mi palabra Nana Lee… cumplí mi palabra… - la voz de HyeSung también se quebró, recordando los últimos minutos en los que estuvo frente a su convaleciente niñera de infancia.

Nana Lee, la mujer que representó esa figura maternal para un niño pequeño que sólo necesitaba amor. Nada más. Porque de nada le valieron los lujos al ángel de cabello oscuro, viendo día a día como la relación dentro de su propia casa se tornaba más fría y él sólo podía ser un espectador sin esperanza.

Pero ahí estaba Nana Lee, la mujer que no sólo le brindó su amor, sino también una razón para recuperar su esperanza y por qué no, un deseo cumplido desde lo más profundo de su pequeño corazón de cuatro años. Un hermano menor.

-… cumplí mi palabra Nana Lee, cuidé de Andy y ahora los dos somos libres y felices… - HyeSung dio unos cuantos pasos de frente, colocando una mano sobre el hombro libre de su hermano menor.

Una mano sujetó cálidamente la mano que colgaba por el lado izquierdo del ángel de cabello oscuro, respondiendo éste con un suave apretón y una dulce sonrisa al rostro de su novio.

No había pasado más de tres meses desde que Eric al fin abrió los ojos, sorprendiendo a todos los doctores y enfermeras que ya lo habían dado por muerto desde aquella noche de crisis en la que el final estuvo más cerca que nunca.

La recuperación de Eric había sido rápida aunque aún le costaba adaptarse a todo lo que había sucedido en los dos años de su inconsciencia. Su madre continuaba viviendo en la misma casa, con unas cuantas reparaciones y acomodaciones que HyeSung había mandado realizar. Minwoo trabajaba en el departamento legal de la empresa de la familia Kim, cuyo nuevo director era Dongwan.

Junjin tomó parte en Shin Company como jefe de relaciones públicas y Andy, luego de dos años de dedicado trabajo y una fuerte resolución de su hermano mayor, alcanzó la posición de CEO en Shin Company.

En cuanto al ángel de cabello oscuro, sus planes estaban aún por cobrar vida.

 

 

-estás seguro que todo estará bien? - la voz de Andy salió con desconfianza, observando a los dos hombres que le dirigían dulces miradas.

-ya deja de preocuparte, lo harás bien en la empresa – aseguró el ángel de cabello oscuro, haciendo una disimulada a seña a Junjin, para que se acercara a llevarse a su novio y terminaran de abordar ambos el avión privado que los esperaba.

Minwoo y Dongwan habían partido antes a unas largamente postergadas vacaciones a Amsterdam.

-te prometo que lo cuidaré mucho – dirigió Junjin sus últimas palabras al hermano mayor de su novio, llevándose al menor hasta la puerta del avión privado.

HyeSung y Eric sonrieron y agitaron las manos a los menores que terminaban de abordar el avión, retirándose luego al interior del hángar privado mientras veían como el aparato alzaba vuelo.

Por varios años los tres integrantes de la triada permanecieron juntos, cuidándose las espaldas unos a otros; pero había llegado el momento de partir y hacer cada quien su vida y disfrutar de la felicidad que ya habían alcanzado. Ya no habían peligros para ellos, ya no habían enemigos que pretendían hacerles daño; era el momento de empezar a disfrutar la vida como se la merecían.

-mamá te envía sus saludos – habló Eric primero, luego de la cena que acababa de disfrutar con su novio en el departamento que habitaban temporalmente en LA.

HyeSung sonrió desde el sofá donde se encontraba sentado, estirando una mano sobre la mesita de centro, tomando una caja de color azul de la superficie, al mismo tiempo que Eric se unía a su lado en el sofá.

-me aseguraré de devolverle la llamada mañana temprano – sonrió el ángel de cabello oscuro, alcanzando la caja de color azul a manos de su novio.

Eric observó con curiosidad y sorpresa la caja azul, lanzándole una mirada interrogativa al ángel de cabello oscuro.

HyeSung dio una sonrisa más dulce, abriendo él mismo la caja, mostrando dentro de ella un hermoso y elegante reloj plateado con finas incrustaciones de piedras preciosas.

Eric perdió el aliento ante la vista de la joya, el modelo parecía un poco antiguo pero gritaba lujo y vanidad por todos lados. Definitivamente una pieza de excesivo valor monetario.

-este reloj le perteneció a mi abuelo – explicó HyeSung ante la falta de palabras de su novio.

-mis abuelos se conocieron cuando ambos tenían veintitrés años, la familia de mi abuelo fue a pasar las vacaciones a una de las granjas a las afueras de la ciudad. El pueblo de mi abuela. Se conocieron y se enamoraron instantáneamente…

Eric oía en silencio la historia que el ángel de cabello oscuro había comenzado a relatarle, sin entender exactamente el motivo y a dónde pretendía llegar con aquella historia.

-… mi abuela era una mujer humilde y muy trabajadora. Para su primer San Valentín juntos, mi abuelo le regaló a mi abuela unos pendientes de perlas y brillantes, eran muy hermosos; pero mi abuela se sintió avergonzada porque no había llevado nada para darle a mi abuelo. Él le explicó que no era necesario recibir un regalo de ella, le bastaba con su amor y la promesa de que algún día sería su esposa. Pero eso no cambió la resolución de mi abuela, así que ella le prometió que en el próximo San Valentín, le daría un regalo digno de él.

-mi abuela era una mujer con mucho orgullo y muy trabajadora. Al día siguiente, caminó por todo el pueblo en busca de trabajo y consiguió cuatro lugares. Por las mañanas ayudaba en la limpieza de una escuela, luego iba a un restaurante como ayudante del cocinero, por las tardes trabajaba en una recicladora y en las noches lavaba platos en otro restaurante. Mantuvo ese ritmo por un año entero y se cuidó muy bien de no caer enferma y evitar gastos médicos.

Una sonrisa liviana escapó de los labios del ángel de cabello oscuro, y Eric pudo entender que esta era una historia que probablemente haya oído durante toda su vida.

-en el siguiente San Valentín, mi abuela fue a la ciudad a comprar un regalo para mi abuelo; había ahorrado el dinero suficiente para comprar algo de mucho valor. Pero los encargados en la joyería la acusaron de haber robado ese dinero, la hicieron pasar un mal momento pero afortunadamente ahí estaba un amigo de mi abuelo que conocía a mi abuela, él la ayudó a terminar la compra y ella le hizo prometer que nunca le contaría a mi abuelo lo sucedido. Él se lo prometió pero no logró cumplir su promesa…

-esa misma noche, cuando mis abuelos se encontraron para su cita de San Valentín, mi abuela le dio a mi abuelo este reloj, y él lo aceptó con una gran sonrisa en los labios. Mi abuelo me dijo que había oído la historia que le contó su amigo y no quiso humillar más a mi abuela, rechazando el esfuerzo que había hecho por todo un año. Así que aceptó el reloj y le prometió que nunca se lo quitaría…

El ángel de cabello oscuro tomó el reloj en sus manos, colocándolo en la muñeca izquierda de Eric.

-si te fijas bien en las fotografías de la familia, verás este mismo reloj en cada una de ellas… mi abuelo nunca se lo quitó como muestra de amor y símbolo de todo el esfuerzo que él y mi abuela hicieron para poder estar juntos…

-HyeSung… - las palabras hacían sonidos vacíos en la garganta de Eric, incapaz de poder decir lo que estaba en su cabeza en ese instante.

-antes de morir, mi abuelo me entregó este reloj… después de tantos años, finalmente se lo quitó porque quería pasarme su historia. Y más que eso, quería que supiera que el amor es la posesión más valiosa que una persona puede tener… no veas el valor de este reloj en monedas, su valor está aquí, en nosotros…

HyeSung terminó de asegurar la joya en la muñeca de su novio, tomando su mano con la suya, elevándola hasta tocar su pecho a la altura de su corazón.

-hace años me hiciste una pregunta que no supe responderte en ese instante… ahora soy yo el que quiere hacerte la misma pregunta…

Con la resolución en los ojos y sujetando aún la mano de su novio, HyeSung dejó salir las palabras que nunca ninguno de los dos pensó que se podrían formular.

-Eric, te casarías conmigo?….

 

 

*10 años después - En algún lugar de Italia*

Las finas copas de cristal fueron colocadas sobre la mesa, siguiendo el sonido del oscuro líquido que era vertido en su interior; la mujer encargada de servir el vino sonrió a los dos comensales que se encontraban cada quien en sus sillas dándole la espalda, observando los nuevos brotes que ya florecían en los viñedos.

El viento suave y fresco de primavera acariciaba sus rostros, respirando el exquisito aroma a libertad al que ya se habían acostumbrado luego de nueve años.

Una vida sencilla y apacible, ocultos de los problemas del mundo y sin nada que los preocupara más que sólo planear las actividades en la villa del día siguiente. Era un sueño hecho realidad y se habían prometido vivirlo hasta el último segundo de sus vidas.

-entonces… feliz aniversario? - la voz gruesa de uno de los dos hombres habló primero, tomando la copa de vino en su mano izquierda, alzándola e inclinándola ligeramente de lado hacia el lugar del otro hombre.

-feliz aniversario… - sonrió dulce y angelicalmente el otro hombre, chocando las copas en el aire, haciendo brillar al mismo tiempo los anillos plateados de fino y sencillo diseño, en cada una de las manos de los dos hombres.

El hombre de voz gruesa dio un corto sorbo de su copa, dejándola sobre la mesa nuevamente, estirando una mano por encima de la mesa hasta capturar el rostro del otro hombre de rubia cabellera y traerlo cerca a su rostro. El reloj plateado en su muñeca izquierda resplandeció ante los rayos del sol, cegando sus vistas brevemente.

Un delicado y suave beso unió sus labios, sonriendo luego dulcemente cuando sus rostros se separaron por milímetros de distancia, renovando cada uno en silencio la promesa que se habían hecho hacía nueve años atrás.

hasta que la muerte nos separe” .

 

- FIN -

 

 

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Comments

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turyka #1
Chapter 41: Ok este comentario tenía q haberlo dejado hace 3 meses. Pero estaba en shock q los dos únicos fics, en español y de Shinhwa, acabaran al mismo tiempo. Releer todo fue volver a vivir toda la Montaña Rusa de los chicos, me encantó que fuera Syung el centro del fic, que sea fuerte e independiente y que Eric fuera su escape. Genial historia. El final es fenomenal. Buen trabajo (^^)v
lyrapenta
#2
Chapter 41: Buenísima historia!! Me encantan todas y cada una de tus obras? espero con ansias nuevas actualizaciones. Hyesung en esta historia me ha encantado, es tan diferente a lo que suele ser que lo he adorado?
missstery #3
Chapter 41: Hola, que buen capitulo, llore al ver que Eric no despertaba y ver el sufrimiento de Hyesung y que no quería compartir con nadie. En fin buen capitulo como siempre, es una lástima que este fic haya llegado a su fin. Yo fui de las que se unió después y generalmente no dejaba comentarios en ellos, pero creo que algunas veces es necesario un comentario para alentar a los escritores a continuar con su trabajo, para que sepan que alguien lee sus fics y les gustan, supongo que aunque no es mucho puede servir de algo. Gracias por tan Buen fic y espero que continúes con los otros que también son muy buenos.
missstery #4
Chapter 40: Wow, pobre de Eric y Hyesung, se que te gustan los finales dramáticos, pero siempre nos haces sufrir con ellos, aunque creo que así se disfruta más el final feliz (Espero), porque se lo merecen después de tanto sufrimiento. Gracias por la actualización, estaré esperando el próximo capitulo y como siempre muy buen trabajo.
missstery #5
Chapter 39: Gracias por la actualización, me alegra que hayan rescatado a Jin y por fin puedan respirar tranquilos, aunque sea solo por un momento, por lo menos es un problema menos. Espero que Hyesung se decida y termine con su problema pronto para que Eric deje de sufrir. Muy buen capítulo como siempre y espero el próximo con ansias.
Woodongshipp #6
Wow!!!! Tus historias cada vez me sorprenden mas... espero el proximo capitulo.... y como ya dije una fiel naranjita de 17 años
missstery #7
Chapter 37: Wow otra obsesionada, que vamos a hacer con ellas. Gracias por la actualización, ahora estoy más intrigada de hacia donde va esto.
yoshidark #8
IN-CRE-I-BLE<3sin dudas esta fic tiene todo lo que amo y obvio que esperare a que actualices <3(^o^)
mariel20 #9
Chapter 37: Fighting Shinbella !!!! te esperaremos con ansias tu regresooo
AlexaxSHCJ #10
Chapter 36: y me dejas así con la intriga!!! ayy yo agarro a Eric y lo beso y salgo corriendo y me voy del país y no vuelvo más! allá fortuna! no importa!!