Kai estaba en una habitación totalmente a oscuras. Había estado ahí durante bastante tiempo. Horas, días… Ya no sabía. Había intentado salir de allí teletransportándose, pero siempre volvía a la habitación, no lograba salir al exterior. Suponía que tendría algo que no le permitía usar bien sus poderes…

De repente, la puerta de la habitación se abrió repentinamente, inundándola con luz y cegando a Kai. Cuando vio que tenía vía libre, no se lo pensó dos veces: salió tan rápido de la habitación que ni siquiera veía exactamente por donde iba. Todos los pasillos eran iguales: moqueta en el suelo y paredes moradas, con algún que otro cuadro. Cada vez venían más esbirros de Maldad, así que Kai empezó a teletransportarse hacia delante para poder ganar terreno. El problema era que si no veía adonde se tenía que teletransportar no podía, así que sólo podía salvar un par de metros.

No sabía exactamente hacia donde se estaba dirigiendo, él corría para alejarse de todo aquello. Pero un grito le hizo frenarse en seco. Estaba seguro de que era Baekhyun.

Kai empezó a correr hacia la fuente del sonido, y pronto llegó a una gran sala con unos ventanales desde donde se veía el interior. Dentro estaban Baekhyun, Muerte y otros esbirros. Y Baekhyun tenía muy mala pinta.

Heridas por todos lados, moratones, cortes… Estaba atado por las manos, y Muerte le lanzaba rayos con diferentes artilugios. Cada vez que Baekhyun era alcanzado por uno de esos rayos gritaba con dolor. Sólo con oírle podías sentir cómo el pecho se te desgarraba.

Kai empezó a mirar a sus lados, intentando entrar a la sala para ayudar a su hermano. Pero no parecía tener puerta, ni ninguna abertura. Desesperado y sin saber qué hacer, Kai decidió entrar teletransportándose. Aunque sabía que eso supondría que seguramente que tendría que luchar con Muerte, y le iba a costar mucho vencerla.

Justo cuando iba a entrar, una alarma sonó haciendo que Muerte parara de repente y decidiera salir para ver qué era lo que pasaba.

-¡Venid conmigo!-le dijo Muerte a los esbirros.

-Pero jefa, ¿no deberíamos vigilar a éste?-dijo uno de las criaturas formada por sombra y humo con una voz inhumana, metálica.

-No, no se escapará. Está demasiado débil. Dejadlo ahí.

Los esbirros dejaron de sujetar a Baekhyun, que cayó en redondo al suelo ya que sus piernas apenas podían mantenerlo de pie. Kai se escondió detrás de la esquina del pasillo, y una vez que Muerte y sus esbirros habían desaparecido se teletransportó al lado de Baekhyun.

-¡Hyung! ¡Hyung!

Pero era inútil. Baekhyun estaba en el suelo tirado, sin poder responder. Aunque Kai lo sacudió y le gritó de todas las maneras posibles para intentar despertarlo, Baekhyun estaba totalmente inconsciente.

Kai debía darse prisa, ya que seguramente Muerte no tardaría en volver. Puso el brazo de Baekhyun sobre su cuello e intentó levantarlo. Sin embargo, Baekhyun no respondía, así que como último recurso se lo cargó a la espalda y salió de la habitación teletransportándose, y empezó a avanzar hacia adelante por el pasillo a base de cambiar su posición de forma repentina para que los esbirros no pudieran cogerlo. Pronto llegó a una sala enorme, donde a la derecha se levantaba una máquina enorme, con forma de aro y unos colores de burbuja en el centro. Kai supuso que era el portal, así que decidió llevar a Baekhyun hasta ahí.

Todo sucedió en apenas unas milésimas de segundo. Kai apareció de repente al lado del portal con Baekhyun, empujándolo hacia el interior de éste mientras Ira y los esbirros que estaban en la sala atendían perplejos a lo que estaba pasando. Después de haberse asegurado de que Baekhyun se había marchado Kai desapareció del lugar, ya que sabía que si tenía que enfrentarse a Ira acabaría muy mal, y no podía ir con Baekhyun ya que tenía que encontrar al resto de sus hermanos.

Kai luego apareció en uno de los pasillos que estaban cerca de aquella sala, pero lo suficientemente lejos como para que Ira y los esbirros no pudieran encontrarlo a no ser que hicieran una búsqueda exhaustiva. Cuando iba a echar a andar para buscar alguna señal de que sus hermanos estaban por allí, se encontró que en el pasillo había un par de espectros.

Sin darles tiempo a reaccionar, Kai corrió por el pasillo al tiempo que se teletransportaba, pero cada vez había más espectros, y en cualquier lugar que aparecía lo lograban capturar. Kai empezó a hundirse entre todos los espectros cuando de repente los que tenía a su derecha desaparecieron de repente.

Al abrir los ojos e intentar fijarse en lo que estaba pasando, vio a Chanyeol lanzando bolas de fuego a los espectros para que desaparecieran, y en un momento el pasillo se quedó desierto. Kai se arrodilló y cerró los ojos intentando recuperar el aliento.

-¿Estás bien, Kai?-dijo Kris. Kai miró hacia arriba y se fijó en que al lado de Chanyeol estaba su hermano chino, el cual no había logrado ver entre tanto espectro.

-Sí, sí… Gracias. ¿Dónde están los demás?

-A Lay y a Chen los vi pasar antes a toda pastilla hacia donde quiera que conduzca este pasillo.

-Luhan y Sehun acaban de accionar una alarma, no sé qué intentaban…-dijo Chanyeol.

-¿Fueron ellos? Hace un momento estaba en una sala donde Muerte estaba… Bueno, no sé qué estaba intentando hacer, pero Baekhyun estaba medio muerto. Cuando sonó la alarma Muerte lo dejó solo, así que aproveché para sacarlo de aquí. Allí, -dijo Kai señalando la dirección donde estaba la sala grande.- hay un portal que lleva hasta la Tierra.

Chanyeol se quedó petrificado, incapaz de decir nada. ¿Que Muerte qué?

-¡Voy a matar a Muerte, valga la redundancia!-dijo Chanyeol empezando a correr hacia la sala, pero Kris fue más rápido que él y lo logró agarrar antes de que su hermano menor empezara a hacer tonterías.

-¡Muerte luego! Hay que encontrar al resto.

-Por cierto, Chanyeol, ¿tú por casualidad no habrás visto a Sarang?-preguntó Kai.

-¿Quién?-dijo confuso Kris.

-Eh… Pues no… Pero estoy seguro que las puertas no se abrieron solitas por error…

-¿Quién es Sarang?

-Entonces nos faltan Suho, D.O, Xiumin y Tao, ¿no?

-¿Pero quién es Sarang?-dijo Kris molesto ya que sus dos hermanos no hacían otra cosa que ignorarlo.

-Ya te lo contaremos. Ahora debemos buscar al resto.

De repente Kai, Chanyeol y Kris oyeron un grito cerca de ellos. Pero no era un grito de terror, sino más bien de enfado. Después vinieron un par de palabras en chino que hicieron que Chanyeol y Kai se quedaran mirando a Kris.

-Bueno… Ha dicho dejadme en paz, así que supongo que será Tao.

Los tres hermanos empezaron a correr hacia la voz y se encontraron a Tao intentando luchar contra los espectros. Tao volaba, y daba patadas y puñetazos dignos de una película de artes marciales. El problema que aunque con cada patada y puñetazo hacía desaparecer a un espectro, luego aparecían dos más. Y Tao no parecía que pudiera aguantar por mucho más.

Igual que antes, Chanyeol dirigió sus manos hacia los espectros, teniendo cuidado de no apuntar hacia Tao, y en menos de un minuto los había carbonizado a todos.

-Ay… Gracias…-dijo Tao en chino jadeando.

-¿Ya se han ido todos?-dijo Xiumin saliendo de detrás de una puerta.- Oh, hola Kai, Chanyeol y Kris.

Tao dijo algo, que parecía ser coreano, pero Chanyeol y Kai no lo entendieron. Xiumin lo miró y dijo:

-Dice que si habéis visto al resto de nuestros hermanos.

-Eh… Pues si encontramos a Suho y a D.O ya sabemos más o menos dónde están todos.

Los cinco chicos siguieron andando cuando de pronto se encontraron con que habían llegado hasta la sala de control, donde se encontraba el portal. Sólo que esta vez no habían llegado desde el pasillo del centro, sino uno más pequeño que había a la izquierda de la sala. Y justo donde doblaba la esquina estaban Suho y D.O mirando lo que sucedía en la sala.

-Hyung…-dijo Kai susurrando.

A D.O y a Suho casi les da un ataque, pero cuando se giraron y vieron a sus hermanos suspiraron con alivio.

-¡No nos asustes!-dijo D.O susurrando/gritando.

-¡Shhhh! ¡Si hacemos mucho ruido el plan de Luhan y Sehun puede estropearse!

Todos los hermanos miraron asomándose por la pared. Sehun estaba distrayendo a Ira mientras Luhan configuraba el portal. Cuando Luhan apretó un botón el interior del aro de metal se iluminó, y llamó a Sehun para poder marcharse de ese lugar.

-Tenemos que usarlo nosotros también antes de que Ira pueda reaccionar siquiera. Daos todos la mano. En cuanto Luhan-hyung y Sehun pasen, nos teletransportaré hasta allí.

Los chicos chinos no entendieron exactamente de qué estaban hablando, pero le hicieron caso. Ante la atónita mirada de Ira, la cual se había dado cuenta de que ya había dejado escapar a seis de los prisioneros, los siete chicos aparecieron al lado del portal, prácticamente tirándose a su interior.

De repente, la sala de paredes moradas desapareció ante sus ojos, y la imagen se hizo borrosa. Cuando empezó a hacerse más clara y nítida, vieron que la escena ante sus ojos empezó a tornarse de color azul, gris y negro. Un sonido muy fuerte los despertó de su trance, como un trueno, y entonces se dieron cuenta de que estaban en medio de una ciudad, en la Tierra. Por lo menos en una de ellas.

-¿Hemos llegado?-preguntó Kai mirando hacia sus alrededores.- No sé por qué, pero aunque tiene pinta de ser la Tierra, no parece el sitio donde estábamos nosotros…

-Esta es nuestra Tierra.-dijo Xiumin.- Reconozco este lugar. Aquí es donde nos encontramos con Muerte la primera vez.

Pero había algo que no encajaba. Kai miró a su lado, donde Xiumin miraba cuidadosamente el sitio en donde les había dejado el portal. El problema era exactamente ese: que sólo estaba Xiumin.

-¿Y el resto?

-Eh… No sé…-dijo Xiumin empezando a alarmarse.

Kai y Xiumin estaban en un callejón que había entre dos edificios que se levantaban en medio de alguna gran ciudad. Era de día, y cerca de allí se podía oír el sonido de los coches pasando a toda velocidad por la carretera.

-Movámonos…

Kai no se sentía bien. Había algo que le estaba molestando, y aunque miró a sus lados y no vio nada, decidió confiar en su to sentido y no quedarse quieto en un lugar. Casi sin pensar, empezó a caminar hacia donde le llevaban sus pies, seguido de un Xiumin confuso que no entendía a su hermano menor.

Tras un rato, Kai y Xiumin salieron del callejón y llegaron hasta la carretera principal de aquella ciudad. Tenía seis carriles por donde pasaban coches quemando los neumáticos contra el asfalto. A los lados de la calle se levantaban edificios enormes, con locales que mostraban sus servicios con carteles de letras grandes. En chino.

-Genial. No entiendo nada…-dijo Kai frustrado.

-Bueno, yo sí entiendo cosas. Mi mandarín no es tan bueno como el de un nativo, pero nos podemos entender…

Xiumin iba a decirle algo más a su hermano para animarlo cuando de repente vio doblar la esquina un coche negro. No entendía por qué, pero ese coche no le daba buenas vibraciones. Kai al ver a su hermano mayor se giró para buscar qué era lo que tanto fascinaba a Xiumin, pero al ver el coche negro su cara cambió por completo. La sonrisa le desapareció de la cara, y fue reemplazada con una expresión de preocupación, casi de miedo.

-Debemos irnos de aquí. ¡Ahora!-dijo Kai arrastrando a Xiumin, que seguía inmóvil mirando al coche negro.

Los dos chicos empezaron a correr por la ancha acera, y aunque la gente les estaba echando miradas raras, ellos no se preocuparon ya que seguramente no les volverían a ver en su vida.

Después de un buen rato corriendo, Kai y Xiumin tuvieron que detenerse para recuperar el aliento. Nerviosos, miraron a su alrededor para cerciorarse de que el coche negro no estaba cerca, y respiraron aliviados al darse cuenta de que le habían dado esquinazo.

-¿Quiénes…? Ay… No puedo… hablar…-dijo Xiumin jadeando.

-Serían… Esbirros de Maldad…

Siguieron caminando por aquellas calles a atentos a todo lo que pudiera parecer sospechoso. El coche negro no había vuelto a aparecer, pero Kai y Xiumin no podían bajar la guardia. Además, no les hacía mucha gracia quedarse quietos en un sitio. Así sería más fácil encontrarlos.

-¿Qué vamos a hacer?-dijo Xiumin asustado. Sabía que él era mayor que Kai, y encima por cuatro años así que no es que hubiera una diferencia pequeña. Sin embargo, Xiumin estaba sin ideas.

-Bueno, al parecer pronto habrá un eclipse. Sarang--

Kai frenó en seco. Es verdad, no les habían contado nada a sus hermanos chinos de cómo habían vivido en la Tierra. Dejando muchos detalles a un lado, Kai le resumió a Xiumin desde el día que llegaron y Sarang decidió acogerlos hasta cuando Muerte vino a llevárselos. Pasando por el descubrimiento de los poderes, los templos, y bla bla bla.

-Eso, es verdad, estaba muy ocupado antes corriendo para salvar mi vida como para acordarme de lo que vi antes. De repente estábamos en un lugar y aparecimos en la otra punta de la sala. ¿Y eso?-preguntó Xiumin.

Kai decidió no contarlo, sino hacerlo. Se aseguró de que no había nadie mirando, o por lo menos que no mostrara interés, y desapareció tras sí un humito gris, para luego reaparecer menos de un metro más adelante.

-Vale, esto se lleva la gorda. ¡Tu poder es mucho mejor que el de Chen!

-¿Eh? ¿Chen ya ha descubierto su poder? ¿Cuál es?

-¿Su poder? ¿Eso quiere decir que todos tenemos uno?-dijo Xiumin emocionado.- Chen controla los rayos. Pero no es rival para Muerte. Todavía.

Kai asintió, y los dos chicos siguieron caminando. No estaban seguros de lo que hacer. ¿A dónde tenían que ir? ¿Dónde iban a dormir? ¿Qué iban a comer? Y lo más importante de todo, ¿serían capaces de seguir huyendo de quien fuera que los estuviera persiguiendo?

De repente, el estómago de Kai rugió preguntando si alguien le iba a dar de comer. El problema era que ninguno de los dos tenía dinero. Y no conocían la ciudad, por lo que no sabían siquiera qué hacer o a dónde ir. Y tampoco es que tuvieran muy buena pinta.

Kai y Xiumin se miraron. Sus ropas estaban sucias y arrugadas, al igual que sus pelos. Si no se arreglaban un poquito seguramente tendrían problemas.

Justo cuando iban caminando al lado de una tienda, vieron cómo dos personas salían corriendo de ella al tiempo que salían un pitido que hacía daño a los oídos desde dentro del local.

Antes de que pudieran reaccionar, un tipo de dos metros con traje y pinganillo salió de dentro de la tienda, echando a Kai y a Xiumin al suelo. Intentaron forcejear, pero el hombre era el doble que ellos. Xiumin no dejaba de gritarle en chino que les soltara, pero no le hacía caso.

Kai empezó a lanzarle patadas y puñetazos al hombre para que le liberara, así que éste tuvo que centrarse en el menor de los hermanos. Xiumin aprovechó que el hombre había dejado de prestarle atención y se soltó, poniéndose de pie y preparándose para echar a correr. Kai podía teletransportarse, no necesitaba ayuda.

Cuando Xiumin puso su pie derecho en el suelo, sintió un dolor agudo subir por su pierna, haciendo que tuviera que arrodillarse para no caerse. Aún así, no podía quedarse allí.

-¡Xiumin, empieza a correr!-gritó Kai desde atrás.

Luchando contra el dolor, Xiumin se puso de pie otra vez y empezó a correr. Cojeaba, y cada vez que apoyaba el pie derecho en el suelo sentía cuchillas clavándose en su tobillo, pero por lo demás estaba bien.

Kai, al ver a su hermano lo suficientemente lejos como para correr y despistar al hombre, dejó de forcejear y se teletransportó al lado de Xiumin, dejando al tipo bastante desconcertado ya que Kai había desaparecido sin más.

-¿Puedes correr?-preguntó Kai.

-Sí. No. Más o menos.-dijo Xiumin mientras corría cojeando.

-Bien, lo primero es lo primero. Necesitamos comida.

Pronto Kai y Xiumin llegaron a un parque enorme, con un gran estanque en el medio lleno de patos, cisnes y otras aves acuáticas.

-Vamos a lavarnos el pelo aunque sea.-dijo Kai mientras le ofrecía su hombro a Xiumin para que se apoyara. – Y por cierto, ¿está bien tu tobillo? ¿Tanta fuerza tenía ese tipo?

-¿Eh? ¡No!-dijo Xiumin riéndose.-Esto me lo hice hace un par de semanas luchando contra Muerte. Pensaba que ya se había curado, pero parece que no.

-¿Has estado durante todo este tiempo con un esguince?-dijo Kai sin poder creérselo. Tenía bastante miedo por el resto de sus hermanos.

-¿Esguince? ¿Así es cómo se llama esto? Y tampoco es para tanto…

Los dos chicos se acercaron al estanque y se mojaron el pelo para que pareciera más o menos decente. El agua estaba muy limpia y fresca, así que aprovecharon para saciar su sed, ya que no habían comido ni bebido nada durante los días que estuvieron en aquella cárcel.

Y como no habían comido, eso fue probablemente lo que hizo que los dos chicos se fijaran que en el aire había un agradable aroma a carne y otros tipos de comida. Al girar sus cabezas hacia la fuente de aquel olor, vieron a un grupo de chicas sentadas sobre la hierba con unos tuppers con trozos de pollo, solomillos y chuletas de cerdo. Sólo con ver aquello, a Kai y a Xiumin se les hacía la boca agua.

Las chicas estaban hablando entre ellas en chino, así que Kai no entendía nada.

-Xiumin, ¿qué están diciendo?

Xiumin dejó de mirar la carne, y miró a su dongsaeng con ojos brillantes.

-Que ya no pueden seguir comiendo, porque están llenas…

Ninguno de los chicos chinos había hablando con un humano antes. Tenían miedo de su reacción. Pero esta vez era más la necesidad, así que Xiumin se acercó lentamente a ellas, olvidándose por un momento del dolor del tobillo.

Al acercarse a ellas, las chicas dejaron de hablar y miraron a los dos hermanos.

-Me ha parecido oír que no os ibais a comer lo que tenéis ahí, así que me preguntaba… Bueno… Si--y no tenéis por que hacerlo, pero sólo si queréis… ¿Nos lo podríais… dar… a nosotros…?-dijo Xiumin en chino sin poder despegar la mirada del suelo.

Una de las chicas, la de pelo largo y castaño claro y probablemente la mayor, lo miró. Se fijó en el pie que Xiumin intentaba no sobrecargar con su peso, y después miró para la comida y dijo:

-Pero está todo frío.

-Eso para nosotros no será un problema…

Y como si se hubieran puesto de acuerdo anteriormente, tanto el estómago de Xiumin como el de Kai rugieron a la vez, mostrando a las chicas que necesitaban comer ya.

-Bueno, no nos importa. De todas maneras lo íbamos a tirar todo porque nos vamos de viaje y no tenemos dónde guardarlos. Quedaos los tuppers.

Las chicas se levantaron, cogieron los bolsos y se fueron de allí. Kai y Xiumin no vacilaron: en cuanto vieron que podían comer se abalanzaron sobre la comida y empezaron a engullir todo lo que pillaban.

-Xiumin, creo que ya sé cuál es tu poder. ¡Ser tan adorable que nadie puede decirte que no!-dijo Kai.

-No es agradable que alguien cuatro años menor que yo me diga que soy adorable. Y por cierto, más vale que éste no sea mi poder, yo quiero algo guay como el tuyo…

-Hombre, tanto como guay…-dijo Kai con la boca llena del muslo de pollo que estaba destrozando.

-¡Y tanto! De repente estás aquí y, ¡puf! Desapareces y vuelves a aparecer en otro lugar. Eso puede ser muy útil…

-Sí, pero para luchar prefiero algo como el de Chanyeol, algo que sirva para defenderme. Con el mío sólo puedo escapar… Bueno, ya se me ocurrirá algo.

-¿Y qué poder tiene Chanyeol?-dijo Xiumin con los ojos brillando de curiosidad.

-Controla el fuego. ¡Deberías haberlo visto el día que descubrió su poder! ¡Tenía con él un fénix de fuego! Era increíble, además de enorme. Y con él vencimos a Muerte antes de que ella se diera cuenta de lo que pasaba. El problema es que Chanyeol no ha sido capaz de sacarlo otra vez…

-Oh… Chen descubrió que podía controlar los rayos cuando Muerte le lanzó uno. Creo que si no hubiera sido por eso, Chen ahora no estaría vivo. Y al igual que Chanyeol, el día que descubrió su poder Chen lo manejó a la perfección, y era incluso más poderoso que Muerte. Pero al día siguiente descubrió que lo único que podía hacer eran chispas, y si se concentraba bastante, un rayo pequeño.

Tras unas horas, todos los tuppers estaban completamente vacíos, y Kai y Xiumin descansaban sobre la hierba del parque, sin ganas de levantarse. Eso hasta que oyeron el sonido de un motor cada vez más cerca de ellos.

Kai se levantó a la velocidad del rayo y vio el coche negro aproximándose hacia ellos a una velocidad peligrosa. No se molestaron en recoger todo lo que habían dejado sobre el césped porque salvar sus vidas era lo primero.

El problema era que cada vez el coche se les acercaba más, y cuando conseguían darle esquinazo volvía a aparecer por otro sitio. Desesperados y sin saber qué hacer, los dos se pararon en la calle para encontrar un sitio donde esconderse.

Los ojos de Xiumin se posaron sobre el letrero del gran edificio que tenían detrás de ellos. IKEA. El coche no les seguiría si entraban ahí, ¿no? Y en caso de que los que fueran dentro del coche entraran al IKEA no creía que fueran a encontrarlos con tanta facilidad.

Xiumin cogió del brazo a Kai y lo arrastró hasta dentro del edificio. Cuando miró hacia detrás, vio que el coche negro efectivamente había aparcado, y de él salieron dos armarios con gafas de sol y pinganillo vestidos con traje. De verdad, qué falta de originalidad tienen los malos…

Sin mirar exactamente hacia donde iban los dos chicos subieron por las escaleras mecánicas esquivando a todas las personas que les miraban raro. En cuanto llegaron a la zona de los salones se escondieron detrás del sofá más grande que encontraron y esperaron a que los hombres con pinganillo siguieran hacia delante.

-¿Por qué no nos telestransportas hasta un sitio que esté muy alejado de aquí? No sé, a la otra punta del planeta estaría bien…-susurró Xiumin.

-No puedo, necesito conocer el sitio adonde quiero teletransportarme para que funcione. Y si lo hago yo solo no hay problema, pero si teletransporto a otras personas… Digamos que es mejor correr.-dijo Kai lo más bajo que le permitía su voz.

Cuando perdieron de vista al hombre de negro salieron de su escondite y se dirigieron a la entrada otra vez, pero la gente que caminaba en sentido contrario les hacía imposible moverse.

-Vamos hacia el otro lado…-dijo Xiumin arrastrando a Kai después de ver a otro hombre de negro entrar en el edificio.

-Di adiós.-dijo alguien que había puesto su mano sobre el hombro de Kai.

Justo al dar la vuelta, se encontraron a un hombre de metro ochenta, vestido de negro, con gafas de sol y pinganillo con una sonrisa macabra.

Sin que le diera tiempo de reaccionar al hombre, Kai se deshizo de la mano del hombre e hizo contacto físico con Xiumin, teletransportándolos hacia el sentido contrario que miraba al hombre, echándose a correr al tiempo que Kai gritaba:

-¡Adiós!

Tras un rato corriendo, Xiumin miró hacia detrás para comprobar que habían perdido al hombre de negro. Es verdad que en IKEA solo había una dirección, pero entre teletransporte y teletransporte la ruta que llevaban los hermanos parecía un plano del metro de Londres.

-Ya no puedo más… Tenemos que pararnos un momento…-dijo Kai jadeando. Ahora Xiumin entendía a qué se refería Kai cuando decía que no quería teletransportarlos.

Kai se apoyó en el reposabrazos de un sillón, que con el peso de Kai cedió y se vino abajo, ante la mirada atónita del pequeño extraterrestre. Intentó cogerlo, pero el reposabrazos se deslizó entre las manos de Kai, cayendo al suelo con un ruidoso estruendo que hizo que todas las cabezas que hubiera alrededor se giraran hacia él.

-Uy…

Xiumin cogió a Kai por el brazo para apartarlo de ahí. No sabía qué sería peor: que los pillaran los hombres de negro o que los echaran del IKEA.

Después de dar toda una vuelta por la tienda Xiumin y Kai volvieron al principio, pero se encontraron con que no podían salir porque justo en la puerta estaba aparcado el coche negro, y seguramente habría personas dentro.

La situación empezaba a ponerse fea. Xiumin podía ver cómo los hombres de negro se encontraban muy cerca de ellos, y no veía ningún sitio donde esconderse. Desesperado, Xiumin miró a su hermano menor para preguntarle si tenía alguna idea, pero Kai parecía cautivado con algo. Xiumin dirigió su mirada hacia donde Kai tenía posados sus ojos, y vio que miraba la piscina de bolas para los niños del IKEA.

-¿De verdad? ¿Crees que ahora es un buen momento para jugar con las bolas? Además no nos dejarán entrar, sobrepasamos bastante la altura máxima…

Kai tocó a Xiumin para que hubiera contacto físico y pudiera teletransportarse con él hasta la piscina de bolas. Xiumin confuso intentó quitarse las bolas de encima, pero Kai le hizo una señal para que se estuviera quieto.

-Aquí no nos descubrirán… Espero…

Después de un momento, Kai asomó la cabeza entre las bolas para comprobar si se habían ido. Efectivamente, los dos hombres de negro estaban saliendo confusos del IKEA sin entender cómo se podían haber esfumado así. Bueno, cosas que pasan cuando persigues a alguien que puede teletransportarse.

Xiumin no logró aguantar más debajo de las bolas, así que subió y se puso de rodillas en la piscina, quitándose todas las bolas que habían empezado a asfixiarle. Kai también subió, pero no con tanta brusquedad como Xiumin, y miró a su alrededor. Niños de entre 5 y 8 años les miraban como si hubieran visto a un extraterrestre. Oh, espera…

Las chicas empezaron a gritar, las mayores al ver a unos chicos tan guapos como los que aparecen en las revistas. Los chicos se limitaron a lanzarles bolas con todas sus fuerzas, como si hubieran invadido su territorio.

-¡Vale, ya nos vamos!

-¿Qué hacéis vosotros ahí dentro?

La cuidadora que estaba encargada de los niños les miró a través del cristal que separaba la piscina de bolas con el resto del parque. Y por su cara se podía deducir que no estaba muy alegre con su visita.

Kai no pensó. Tocó a Xiumin otra vez y se teletransportaron fuera del IKEA, a unos pocos metros de la puerta. Cuando salieron y se aseguraron que el coche negro no estaba por allí, Kai se arrodilló y puso una mano en el suelo para aguantar su peso mientras intentaba recuperar el aliento. Transportar a gente con él le dejaba muy cansado, tenía que practicar más…

-¿Estás bien?-dijo Xiumin.

-Sí… ¿Y tu tobillo?

-De momento no da muchos problemas.

-Tenemos que decidir qué hacemos ahora… No podemos quedarnos en un lugar…-dijo Kai jadeando.

De repente Kai se acordó de lo último que habían hablado con Sarang. El eclipse. ¿Dónde tendrían que ir para poder pasar de un mundo al otro?

Kai se estrujó la cabeza intentando pensar en qué hacer. Necesitaba a sus hermanos, ellos sabrían que hacer en esta situación. Él estaba perdido, y no sabía qué hacer. Además, Xiumin contaba con él, ya que seguramente el grupo chino no sabía nada de lo del eclipse, ni lo del templo, ni lo del libro…

Wow. Alto. Un momento. ¿Templo? ¡El templo chino! Kai no estaba seguro de qué hacer una vez llegaran, pero tenía la sensación de que tenían que ir hacia allí. ¡Y la última vez que tuvo esa sensación descubrieron una puerta que conectaba Corea con China!

-Necesitamos un mapa. Y dinero. Y un medio de transporte.-dijo Kai de carrerilla.

-Am… ¿Para qué?

-Lo primero es un mapa. A ver, dónde habrá un mapa, un mapa, un mapa…-dijo Kai empezando a andar mirando hacia su alrededor mientras Xiumin le seguía sin entender nada.

Poco tiempo después Kai caminaba satisfecho con un mapa de toda China en sus manos. Por suerte para él, había encontrado uno para extranjeros así que los nombres no venían con caracteres chinos, sino en inglés.

-Vale, ahora mismo estamos aquí. Y el templo está por aquí. Así que hay que buscar una manera de llegar…-dijo Kai señalando a con el dedo los lugares donde se encontraban.-  ¿Alguna idea? Si no envuelve el teletransporte mejor.

Y de repente, como si fuera alguna señal o algo por el estilo, la sirena de un barco sonó a lo lejos. Kai y Xiumin miraron hacia la fuente del sonido, y se encontraron que a una distancia más o menos corta se encontraba un puerto, con barcos que navegaban por el río transportando a los turistas.

-Xiumin… ¿Alguna vez te has montado en un barco?

-Mm… Los he visto de lejos, siempre me he querido montar en uno.

Los dos hermanos se sonrieron, sabiendo que no necesitaban hablar para confirmar que estaban pensando lo mismo. Con una nueva meta en la cabeza corrieron hasta el puerto, intentando pensar cómo subirse en un barco sin que nadie se enterara. Kai ya se empezaba a lamentar que su poder cansara tanto, porque sabía que lo iba a utilizar. Y mucho.

Este es un poco aburrido... Ya mañana subo otro ^^

Un chu chanyeoliano!!