Capitulo 3

Un sueño dos amores.

Capitulo 3.

 

Kim abrió los ojos al escuchar el sonido de aviso de abrocharse el cinturón. Se desperezó mientras sentía que el avión empezaba a descender. Despertó a Park y le hizo un gesto con la cabeza hacia la ventanilla para que observara que habían llegado a su destino.

Ambas ansiaban bajar y estirar los músculos. Luego de un día y medio de viaje estaban destruidas.

-Por fin, no veía la hora de llegar. Odio los aviones- dijo Kim fastidiada mientras buscaba en su cartera una aspirina y una botella de agua. Tenía un dolor de cabeza insoportable.

-No te quejes, ya llegamos- respondió Park con disimulada ansiedad mientras dificultosamente se acomodaba en el asiento.

Kim no habituaba viajar en aviones, y de todas formas un vuelo tan largo era normal que la tuviese molesta. En cambio Park, a pesar de la diferencia horaria parecía renovada. Añoraba un cambio de ambiente, como si lo hubiese estado esperando por mucho tiempo.

Ésta sonrió cálidamente y Kim se sintió muy feliz al haberla acompañado en este viaje. Esa cara sonriente y honesta no la había visto en años.

-Lo primero que quiero hacer cuando lleguemos, es darme un buen baño con esas sales que me regalaste- Kim anhelaba mucho el aroma a coco y lima que tanto la relajaba.

-Genial. Entonces voy a poder dormir un rato... o unas horas mejor dicho- Park recordaba los ridículamente largos baños de su amiga mientras reía por lo bajo.

Se dirigieron a la zona de retiro de equipaje y esperaron junto a la cinta transportadora que aparecieran sus valijas.

-¡Estos aparatos me ponen nerviosa! ¡Son tan lentos!- exclamó Kim con inquietud moviendo la pierna histéricamente.

-¡Ahí esta la mía!- Park agarró la suya con felicidad- Una menos.

Esperaron un rato más hasta que por fin apareció. Era una valija grande de cuero negro que Park le había regalado hace unos años para los viajes que realizasen juntas. Para Kim era muy importante y no podía imaginarse el gasto que había hecho su amiga. Si la perdiese no podría reemplazarla.

-¡Gracias a dios! Creí que la espera me mataría -Kim suspiró de alivio al ver que ya tenía su valija y podían irse.

-¿Viste que te dije?- se burló Park.

-No me molestes- Kim rodó los ojos – Ahora sí, ¿me ayudarías con el equipaje? –preguntó con autoridad.

-¿No está menos pesada?- preguntó extrañada mientras la ayudaba a cargarlo, y reía por lo bajo. Recordaba que ésta solía llevar muchas cosas innecesarias.

-No, ¿qué decís?- Kim no asumía que solía viajar con un peso inútil -¿Vamos a tomar un taxi?

-Ahora la ansiosa por llegar sos vos, ¿no?- Park volvió a burlarse -Me parece que esta chica tiene intenciones ocultas, llamadas Kevin- agregó con picardía.

-Alguien quiere pelea- dijo mirándola con una fingida cara de resentimiento -Sabes que esas no son mis intenciones. Lo quiero como amigo.

-Ya se, pero me gusta molestarte- Park le sonrió con dulzura para fastidiarla más.

-¡Que novedad!- las intenciones de su amiga no sirvieron porque Kim le siguió el juego y ambas empezaron a reírse.

Intentaron localizar la parada del taxi pero no lo lograron. Buscaron alguien que hablase inglés para poder pedirle ayuda, pero su búsqueda se vio interrumpida.

-Mmm... ¿Park?- dijo de pronto Kim ruborizándose.

-¿Que?- ésta se sobresaltó ante la timidez de la otra.

-No te asustes, pero no encuentro la dirección- Kim no sabía donde ocultarse de la vergüenza que sentía.

-¡¿Cómo?!- Park estaba horrorizada. Nunca se había sentido tan perdida.

-No puedo recordarla, era algo en coreano- dijo Kim con un tono un tanto histérico -No puedo creerlo, ¿Cómo puedo ser tan descuidada?- dijo mientras se agarraba la cabeza. El dolor era tan molesto y ésta realmente le pesaba.

-No te angusties- intentó calmarla y se le ocurrió una idea -Trata de llamarlo a Kevin, a ver si te pasa nuevamente la dirección.

Kim marcó en su celular de manera rápida y en pocos segundos estaba escuchando el tono de llamado.

-¿Hola?- Kim escuchó a su amigo hablar en coreano por primera vez y le tomó unos segundos reaccionar.

-Ho-hola ¿Kevin?

-Si... ¿Kim?

-Si, soy yo. Tenemos un problema. Ya llegamos, pero... perdí la dirección- dijo avergonzada, no eran situaciones que solían sucederle.

-Realmente me hiciste preocupar- Kevin rió con sarcasmo y le preguntó-¿Era solamente eso?- éste le pasó la dirección.

-¡Que alivio!- ya más relajada le agradeció -Gracias. Estamos salvadas.

Kim se despidió de Kevin y justo en ese momento divisó a lo lejos un cartel con un auto dibujado.

-Un problema menos- dijo Kim señalando el cartel -¡Taxi a la vista!- rió, y al instante notó que Park no estaba a su lado. Desesperada, empezó a mirar para todos lados, hasta que finalmente la encontró. Ésta se había ido muy entusiasmada a comprar una revista.

Kim pensó -lo que mata es la necesidad- mientras sonreía de lado.

-¿Me podes explicar que estás haciendo?- preguntó acercándose a donde estaba Park.

-Te vi muy entretenida hablando con él, y me busqué algo para hacer- dijo divertida y al ver a Kim con el celular en la mano, le preguntó al recordar- ¿Como hiciste para llamarlo tan rápido?- mientras se encaminaban a la parada de taxis- Puedo imaginarlo.

-Bueno, si preguntas por el marcado rápido ¡Sí! Esta segundo en mi lista. Lo agregué antes de salir para acá- dijo mirándola con gesto de obviedad -No tenés porque molestarme. Te dije que es pura amistad.

-Si, claro. Pura amistad libidinosa.

Kim la miró a Park, ya rendida ante el tema y giró la cabeza para mirar las edificaciones que dejaban atrás a gran velocidad. No se imaginaba que Seúl sería tan lindo.

Al llegar, le pagaron al taxista y se bajaron.

La pensión no era muy grande y se ubicaba entre dos edificios muy altos. Parecía antigua, con una escalera ancha que conducía a la puerta principal. El picaporte era gigantesco, como los vistos en mansiones.

Alguien abrió la puerta, era una señora mayor que con amabilidad las invitó a pasar. Las chicas supusieron que seria la abuela de Kevin. Recordaban que él les había dicho que solamente su familia manejaba la pensión.

Los padres de él, las recibieron con afecto y les enseñaron las instalaciones.

Los pasillos eran largos y limpios. Las luces eran tenues y transmitían una sensación acogedora.

Ellas no le dieron mucha importancia porque estaban rendidas por el cambio de horario. Lo único que deseaban era descansar.

Al entrar a la habitación, había un pequeño pasillo con una puerta del lado izquierdo que daba al baño. Del otro lado, un placard del tamaño de la pared. En frente a la puerta, una ventana con cortinas rosa viejo y un sillón al costado. Cruzando del lado izquierdo, dos camas con sus respectivas mesitas de luz, que se enfrentaban a una televisión en un mueble pequeño con puertitas. Un cuadro con un faro a la orilla del mar justo entre las dos camas, completaba la decoración.

-Si necesitan algo, no duden en avisarnos- dijo la madre de Kevin mientras cerraban la puerta.

-Muchas gracias señora Woo- respondieron ambas al unísono.

Kim miró el cuarto y luego a la sonriente Park.

-Hogar, dulce hogar- dijo Kim sonriendo también.

-¡¡Si!! Llegamos- confirmó Park todavía sin poder creerlo- ¿vas a bañarte?

-Si. No puedo más. Me voy a bañar y después derecho a la cama- Kim se dirigió hacia la cama de la izquierda y apoyó su valija.- ¡Si! voy a estrenar las sales de baño- agregó con felicidad mientras abría su valija- y darme un relajante... ¡¡¡¡AHHHHHHH!!!!

Park sobresaltada intentó ver qué pasaba, pero no llegó a ver a Kim porque un proyectil de tela le estampó directo en la cara y se quedó inmóvil.

Kim no decía nada, simplemente parecía estupefacta. Alguien tocó la puerta, pero ellas no reaccionaron.

-¡Hola! perdón la intromisión, pero me asusté. Se escuchó un grito- dijo Kevin mirándolas y evaluando la situación. Notó que Kim tenía la cara pálida y la mirada perdida. Park, por otro lado, tenía un calzoncillo a modo máscara y demostraba no entender que estaba pasando.

-Que raras son las argentinas- dijo más para si que otra cosa, mientras reía por lo bajo.

-¡¡AHHHH!!- gritó Park, deshaciéndose del sombrero, arrojándolo sin mirar a donde. Por cosas del destino, cayó en la cabeza de Kevin.

Kim, ante el grito de Park, por fin reaccionó.

-¿Qué es esto? ¡¿QUÉ ES ESTO?! ¡Mis cosas! ¡¿Dónde están mis cosas?!- Kim empezó a revolver la valija y a arrojar las cosas al aire, mientras despotricaba en español.

Calzoncillos, pantalones, camisas, una afeitadora eléctrica, espuma de afeitar, desodorante, libros, medias, zapatillas, cinturones y muchas cosas más había en la valija, pero nada que le perteneciese a Kim.

-¿Y esto de donde salió?- dijo Kevin mientras se sacaba el calzoncillo de la cabeza y lo dejaba a un lado.

Park lo miró y se disculpó por su torpeza.

-¿Que pasó?- preguntó preocupado.

-No sé que pasa. La escuché pegar un grito y después empezó a tirar ropa por el aire como loca.

Kevin se acercó a Kim, se quedo a su lado y, mirándola, le preguntó.

-¿Estás bien?

-No- dijo ella con ojos llorosos.

Kim lo miró y tardó en reaccionar. Al darse cuenta de quien se trataba, se abalanzó sobre él y lo abrazó. Ambos cayeron al piso y él quedó atónito debajo de ella. Después de unos minutos, notó la situación en la que se habían encontrado y ésta se paró avergonzada.

Él tenía el pelo castaño claro, corto pero no demasiado, desmechado y con flequillo. Sus ojos, ¡Oh sus ojos! indescriptiblemente hermosos y de un marrón oscuro. No era muy alto, pero su altura estaba bien. Lo más encantador era su honesta sonrisa.

-Que buena forma de saludar- bromeó mientras se levantaba.

Park rió y se detuvo al recordar lo desesperada que estaba Kim, su cara se tornó seria.

-¿Me podes explicar que sucede?- ésta estaba muy preocupada -Tiene que haber sido algo realmente grave, no acostumbro ver esas reacciones tuyas.

-Mis cosas no están. Es todo de hombre- las lágrimas desbordaban de sus ojos.

-No te preocupes, tiene que haber una solución- dijo Park.

-¿No hay algún teléfono? ¿Una dirección?- dijo Kevin señalando la valija.

Kim empezó a buscar frenéticamente entre las cosas del desconocido hasta que encontró adentro un nombre con una dirección.

-¡Acá esta!- exclamó y anotó los datos en un papel. Se dirigió hacia la puerta.

-¿A donde vas?- preguntó Park.

-¡A buscar mis cosas!- respondió Kim con cara de realizada.

Park miró a Kevin haciéndole señales para que la detenga.

-¿Estas loca? ¡A esta hora no te voy a dejar salir!- dijo él con autoridad.

-Ya estoy bastante grandecita para que me digan lo que tengo que hacer. ¡Necesito mis cosas ya!- a Kim no les gustaba que le den órdenes. La miró a Park en busca de apoyo, pero ésta no le dio señales de ayuda. Volvió a mirar la hora y eran las tres de la madrugada- Bueno, mañana a primera hora estoy saliendo.

Park y Kevin, ya más relajados, se sentaron.

-Que buena forma de conocernos personalmente, ¿no?- dijo Kevin con diversión.

-Ni que lo digas- dijo Kim riendo.

Luego los tres se miraron y estallaron en carcajadas.

Kevin les ofreció algo para comer.

-Debo decir que respecto a lo culinario tengo mucha destreza- Ambas se sorprendieron al escuchar a Kevin alardear de su habilidad. Por chat les había parecido un chico tímido y modesto. De todos modos a Kim le había parecido encantador- ¿Qué les apetece?

-Milanesas con puré- la broma de Kim no fue muy compartida- Fue solo un chiste, no muy gracioso por lo que veo- dijo mientras esperaba una contestación de su amiga que parecía muy concentrada con la revista que se había comprado en el aeropuerto. Ella solía entretenerse leyendo revistas de moda. Además de bailar, parte de su trabajo era ayudar con el vestuario en la empresa. Tenía bastante talento en lo que hacía.

-Mmm... A mi me da igual- Park estaba tan compenetrada en lo suyo que parecía no interesarse por lo que sus amigos trataban. Además de que al parecer no tenía mucho apetito.

-¡Ok! ¿Cuál es la sugerencia del chef?- bromeó Kim y Kevin le siguió.

-Te puedo ofrecer... ¿un omelette?- dijo él amablemente.

-Curioso debo decir. Supuse que me sugerirías algo un tanto complicado- finalizó ella con una sonrisa pícara.

-Espera y verás. Cuando digo que soy hábil es porque lo soy- ambos rieron ante su intento de ser cautivador.

Mientras Kevin cocinaba; Kim tomaba un baño y Park preparaba la mesa para la cena.

-¿Cómo les fue en el viaje?- preguntó Kevin curioso- ¿Alguna complicación? Además de lo obvio, claro está.

-La verdad fue muy tranquilo. Dormimos todo el viaje.- Park rió y luego bajó la vista a los palitos que tenía en su mano- ¿Kevin? –intentó captar su atención.

-¿Si?- respondió girándose para mirarla.

-¿Cómo se ponen en la mesa los palitos?- ella estaba avergonzada de su propia ignorancia.

Él sonrió con ternura y fue a ayudarla.

-Si preferís hay cubiertos occidentales –le ofreció.

-No, esta bien así. Kim va a estar de acuerdo conmigo- quería acostumbrarse rápido a la cultura del país. De su nuevo lugar de residencia. Este pensamiento le dio tanta felicidad que se puso a saltar como una nena pequeña. Kevin, que había vuelto a cocinar se dio vuelta para decirle algo y, al verla, se vio interrumpido por la imagen y estalló en carcajadas.

Park paró al instante y se sonrojó. Para que él no notara su vergüenza, lo  acompañó riendo.

-¿Que es todo ese ruido?- dijo Kim divertida entrando a la cocina- ¿De que se ríen?- agregó. La miró extrañada a Park, que no solía reírse de forma tan desaforada y menos delante de otra persona que no fuera ella. Estaba empezando a ver muchas reacciones nuevas en su amiga, y no podía estar más contenta de esto.

-De mi ridiculez- respondió Park.

-Claaaaro- Kim no entendía la situación pero, de todos modos, sonrió de lado.

Comieron, entretanto charlaban de sus vidas. Kevin les contó de su trabajo que resultaba bien pago, pero le era muy estresante ya que debía cumplir con muchas exigencias. Ellas no tenían mucho que comentar, por lo que la cena no duró demasiado.

-Kevin, ¿Puedo usar el teléfono?- preguntó Kim.

-Si. Claro que sí- respondió Kevin al tanto se despedía de Park y acompañaba a Kim a la recepción.

Le explicó a ésta como debía hacer llamadas al extranjero, le dio las buenas noches y la dejó sola.

         Cuando Kim entró a la habitación, veinte minutos después, Park recién bañada se acercó a la heladera y sacó dos cervezas.

-¡Oh si!- exclamó Kim celebrando con extrema felicidad la ocurrencia de su amiga.

-Siempre estoy en todas- alardeó ésta y le ofreció una lata- ¿Hablaste con tus papás?

-Si… no lo tomaron muy bien- dijo tristemente -pero quería que supiesen que estamos bien.

-No te preocupes, ya van a entenderlo- Park comprendía la situación y  no quería que ella estuviera triste por lo que, levantando su lata, evitó la conversación- Brindemos por la exitosa llegada.

-O casi exitosa- dijo Kim con sarcasmo. Park asintió divertida mientras chocaban las latas.

[Continuará]

 

Ya apareció el primer Kpoper!! (Nosotras incluso no podemos más de la emoción) ¿Qué les pareció? Si les gusta no duden en dejar reviews. Nos animan a seguir escribiendo ^o^

 

Park y Kim

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