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❐; Efecto Broken Swan: aquella búsqueda de la perfección, sin medir los límites de tu cuerpo, tu alma, tu ser.

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❝La búsqueda de la perfección puede llevarlos a cometer actos inhumanos.❞

 

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“Estoy obeso”.

 

“Me odio a mí mismo por no ser más delgado”.

 

“¿Qué ves en mi reflejo?”

 

“Veo a un chico que desea hacer todo perfecto”.

 

Oh, pensamientos que me atormentan día tras día, es que acaso, ¿podré dejar de pensar en que la única manera de amarme a mí mismo, es solo siendo perfecto?

 

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—Deja de comer eso, Jimin, ¿no sabes que te hará subir de peso? —una voz retumbó por todo el lugar, captando la atención de su alrededor, las miradas no se dirigían solo a la persona que habló, sino también a quien iba dirigido.

 

—Pero…tengo hambre —un dulce chico, saboreaba entre sus manos un rico plato de carne con algunas papas y vegetales.

 

—No me importa, un Park no puede comer semejantes cosas, suelta eso.

 

No tuve más remedio que soltarlo, era mi plato favorito, pero no quería hacer molestar más a mi madre, mi padre solo me observaba como siempre, inmutable, dejando que mi madre me limitara y me enseñara que tienes que ser perfecto o nadie te va querer.

 

“Tienes una venda en los ojos”.

 

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“Muy bien, Jimin”, “Quiero ser como tú cuando sea grande” y miles de elogios más hacia mi persona, después de una presentación en mi academia de danza donde tuve la oportunidad de demostrar mi pasión por lo que más amo, el baile.

Veía la cara de felicidad de mi padre por haber seguido mi sueño, pero al ver a mi madre, era un plano completamente diferente, la celebración no duraba mucho con ella.

 

—Lo hiciste bien, pero tienes que bajar más de peso, tienes unas mejillas regordetas, eso me molesta.

 

Y ahí fue donde hasta bailar, se convirtió en un martirio con mi madre recordando cada segundo que no debo estar gordo, que soy feo por estar así, quiero ocultarme, no quiero que nadie me vea, ahora solo tengo un nudo en la garganta, esperando que la noche llegue para desahogar mis penas.

 

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Me miro al espejo y solo me odio cada vez más, deseo ser tan delgado como los chicos de las revistas, solo deseo poder satisfacer la necesidad de mi madre y que se sienta orgullosa de mí.

 

¿Es eso tan difícil de cumplir?

 

Las lágrimas corren por mis mejillas

como dos cascadas de agua cristalina, me doy pena, las mejillas rosadas y los labios hinchados, no puedo salir así a la fiesta de celebración por mi victoria en la competencia de baile de mi escuela, pero no deseo salir y sufrir con la mirada de reproche de mi madre, solo quiero que pare.

 

Junté todas mis energías y mi fuerza de voluntad para salir y saludar a todos como es debido, pero en mi mente era un torbellino de pensamientos “¿Ves a todos esos?, no te van a querer si no eres perfecto”.

 

Me siento como un cisne roto, mis pedazos se van cayendo poco a poco.

 

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Los meses han pasado y simplemente las cosas han cambiado demasiado, cansado de tener esa mirada de reproche quemando en mi espalda, decidí hacer algo al respecto, poco a poco, pastillas, dejar las comidas, ejercitar un poco más, la masa corporal fue desapareciendo, las mejillas regordetas fueron reduciendo.

 

“Muy bien Jimin, estás perfecto hijo”.

 

Ahora sí era perfecto, pero no sabía por qué escuchar esas palabras no me hacía sentir bien, si al verme al espejo, me siento peor conmigo mismo, sé que lo que estoy haciendo no es correcto, pero ahora tengo la aprobación de mi madre y eso es lo único que me importaba.

 

Me he sentido terriblemente mal, ya mi cuerpo está cansado, mis ojos apagados, cada vez más se marcan los huesos sobre mi piel, me cuesta respirar, recurro a lo único que puede hacerme sentir bien.

 

Detrás del espejo de mi baño, guardo unas píldoras que tomo siempre para aliviar el dolor o la ansiedad que me daba con las críticas de mi madre, siempre me trago dos para poder dormir bien, pero esta vez fue diferente, solo recuerdo abrir levemente mis ojos y escuchar el llanto de mi madre, pidiendo mi perdón, estoy en el suelo pues puedo sentir la dureza del mármol del baño de mi habitación, ya no puedo sentir nada, mis ojos pesan.

 

“Lo hice por ti madre, fue perfecto que te hayas sentido orgullosa”.

 

“Sus plumas han caído, manchadas de oscuridad, el pequeño cisne que le decían que era feo, buscó la belleza por presión, no era feliz, nunca fue feliz”.

 

¿Este era el precio de la perfección?