Stigma.

Wings saga OS.

❝Dicen que mi reino es el infierno, dicen que soy Dios del inframundo, señor del fuego eterno, dicen que compro las almas y tengo un plan.❞

 

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—Y eso es todo —responde SeokJin, observaba fijamente al chico que junto a él, escuchaba atento su relato.

 

—¿Entonces ese chico por quererlo todo, terminó poseído por Lucifer?

 

—Así es, es básicamente lo que NamJoon hubiera hecho contigo, poseer tu cuerpo y en última estancia, robarte el alma.

 

—¿Hay más casos de esos?

 

—Más de lo que crees, Yoongi.

 

“No hay tiempo para errores, las leyes divinas no deben ser rotas por nadie”, puras palabras, la legión a la cual había pertenecido en su tiempo de ángel, había cometido un enorme y fatal error, no le habían borrado la memoria a Yoongi.

 

Después de lo ocurrido, de haber perdido a su amor eterno, NamJoon, esa noche el chico lo encontró en su habitación, Yoongi había sido quien se quedó a su lado después de ese fatídico día, el chico parecía más intrigado por la vida pasada de SeokJin, llegando al punto en que ambos hicieron un pacto, un acuerdo inquebrantable.

 

—¿Estás listo ahora?

 

—Lo estoy.

 

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—¿Tienes al chico?

 

—Sí, mi señor —una figura oscura, se posa detrás del joven chico, quien observa a través de un enorme agujero en el suelo, llamas, gritos, llanto, súplicas, pobres almas en pena —¿Cuándo desechará ese cuerpo de humano?

 

—Eso es algo que no te interesa, limítate a hacer tu trabajo, pronto vendrán a consultar algo, viene el dulce de SeokJin, oh, el último ángel que le han sido arrebatadas sus alas.

 

El señor de las tinieblas, conocido en el mundo humano como Hoseok, había poseído a ese chico, después de que una noche, él mismo le pidiera que le cumpliera su deseo más grande, que era convertirse en el mejor bailarín. La astucia de Lucifer es mucho más grande y el engaño es su arma fuerte.

 

Aceptó el trato con el chico sin explicar el precio de su deseo, poseyó el cuerpo del chico, ahora tenía un control mayor sobre la Tierra, sin olvidar los enormes problemas que los ángeles le traen cada vez que liberaban un alma de las garras de sus demonios o súcubos.

 

“Tú nunca podrás amar, traicionaste a Dios, nuestro padre, eres un ser que solo traerá la desgracia y la oscuridad a la vida de todos”.

 

Él amó, amó a quien lo envió al infierno, amó a quien luchó con él, amó a un ángel, un día rondando por la Tierra, encontró un blanco perfecto, un chico, un dulce niño llamado Jimin, con un corazón noble.

 

Entonces sucedió… ese ángel enviado a apartarlo, era el ángel más hermoso que hubiese visto en siglos. En el pasado había sido él el ángel más hermoso de todo el reino, ahora seguramente era ese que veía frente a él, con una enorme espada pero no era del fuego divino, era diferente.

 

—Aléjate del niño, Lucifer, no tienes permitido tocarlo —sentenció el ángel, preparándose para atacar.

 

—Já, no me hagas reír, yo tengo el control de la Tierra en estos momentos, no puedes decirme qué hacer o qué no hacer —se burló del ángel, emitiendo una carcajada terrorífica, pero no hizo más que enfurecer al ser divino frente a él —De todas maneras el niño va morir pronto.

 

—¿Qué dices? —preguntó el ángel, mostrando interés en el detalle dicho por Lucifer.

 

Touché.

 

—Sí, tengo escrito que debo matarlo, lástima, hubiera tenido un futuro prometedor.

 

—Eso no puede ser, debo hablarlo con padre… yo, no puedo permitir eso.

 

—¿Has visto cómo será ese niño en el futuro verdad? —el ángel solo asintió—Te propongo algo, haz un trato conmigo, entonces no le quitaré la vida al niño, solo esa es mi condición.

 

El ángel lo pensó un poco, esa duda, fue lo que logró su final, accediendo al trato, Lucifer poseyó sus recuerdos, su memoria, arrebató todo de él.

 

Y ahora vienes de nuevo a mí, esto será interesante.

 

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—Parece que conoces muy bien estos lugares.

 

—Digamos que el hecho que no haya perdido la memoria, me permite recordar lugares exactos donde sé que podría estar.

 

—Me parece bien, supongo —el chico encogió de hombros, siguiendo de cerca a su amigo Jin.

 

—Creo que hemos llegado, creo que esta noche, habrá más sorpresas de las que te imaginas.

 

Muchas figuras oscuras se divisaban a través de esos pasillos, gruñidos y algunos escupitajos al suelo, por la presencia del que antes fue un ángel.

 

Dentro de una enorme habitación, tapizada con una mullida alfombra y las paredes de colores tenues.

 

—Bienvenidos sean, querido Jin, tantos años —una voz burlona retumbó en el lugar, junto con unos aplausos.

 

—Lucifer, debería decir Hoseok, no compartimos el mismo sentimiento.

 

—Oh, eres un pesado —imitando un gesto dramático, juntó sus manos en su corazón, riendo de forma estruendosa.

 

—Seré claro y rápido, quiero que liberes a Nam.

 

—¿Por qué debería? O más bien, ¿cómo lo haré? Si fue sellado por tus adorados hermanitos.

 

—Pero tú lo liberaste, puedes hacerlo de nuevo.

 

—Vaya, qué tenemos aquí, ¿quién es tu amigo?

 

—Eso no te incumbe.

 

—Toda vida me incumbe, pero él, hola chico, supe que NamJoon fue un dolor de trasero un tiempo, me llamo Hoseok, pero para ti Lucifer.

 

—Yoongi —respondió el chico.

 

—Dime SeokJin, ¿por qué no le has dicho a tu amigo Yoongi su verdad?

 

Segundo touché.

 

—¿De qué habla, SeokJin?

 

—Yoongi, no lo escuches solo miente.

 

—¿Yo miento? A ver tú, chico —señaló a Yoongi— ¿Conoces a este chico?

 

De entre las sombras, un joven de cabellos rubios, caminaba hasta posicionarse al lado de Hoseok.

 

—Jimin… pero ¿qué haces aquí?

 

Jimin, quien había permanecido con su cabeza mirando hacia el suelo, por fin observó a quien llamó su nombre, pero para la sorpresa de todos no era Jimin, era una réplica exacta de él, pero en su mirada solo había maldad.

 

—Oh, déjame presentarte a Lamia, ella es una gran súbdita mía, creo que tú buscas a este chico.

 

En una de las paredes de la habitación donde se encontraban, una compuerta se abrió, había una cama en medio sin ningún otro mueble, la figura de un chico apareció frente a ellos, encadenado.

 

Jimin, lloraba porque no podía volver a su realidad, quería despertar de esa mentira, al menos eso quería creer que era, lloraba por sus padres, sus amigos, por él.

 

—Es hora que recuerdes todo, Yoongi —Hoseok apuntó su dedo índice a Yoongi.

 

Todo sucedió tan rápido, incluso antes que SeokJin pudiera haber reaccionado, los gritos y todos los recuerdos, volvieron a su mente como un torbellino de viento, sostenía su cabeza con fuerza hasta que todo cesó.

 

—Bienvenido de nuevo, Yoongi, o debería decir, ángel Gabriel.

 

Entonces su ángel que había estado dormido en todos esos años, despertó, recordando entonces eso…

 

Su trato con Lucifer por el amor al pequeño Jimin.

 

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