Handong releyó por tercera vez el encabezado de aquel ejercicio con frustración. Ya no necesitaba dormir y no le gustaba sentir que perdía el tiempo. No era capaz de pasar la noche entera tumbada en la cama mirando al techo al igual que hacía Gahyeon. Había decidido aprovechar esas horas muertas adelantando en sus estudios de coreano. Había mejorado mucho desde que llegó al país pero aún tenía mucho que aprender.

La habitación en la que estaba era un estudio con unas cuantas estanterías y el escritorio que estaba usando en el que cabían un par de personas trabajando. A veces lo usaba con Yoohyeon para ayudarle con sus clases de chino.

Intentaba poner atención a lo que estaba haciendo pero su mente se dispersaba una y otra vez. Aún estaba digiriendo los últimos acontecimientos. Gahyeon había intentado explicarle todo lo mejor que pudo pero obviamente estaba tan perdida como ella así que la información que tenía no era mucha. Lo único que tenía claro era que ahora eran vampiros, por muy loco que sonara las evidencias eran claras. No tenía un recuerdo nítido de lo que pasó la noche en la que todo cambió. Solo flashes cortos y sensaciones vagas pero Gahyeon le había contado el resto. Sorprendentemente no estaba enfadada con ella. Ya habían pasado días desde entonces y había podido sentir en su piel lo difícil que era resistir la sed.

Seguramente ella habría caído también en la tentación de haber compartido habitación con alguna de las otras chicas. Si no había pasado aún era porque había hecho todo lo posible por evitarlas pero las excusas se le estaban acabando. También había notado que cada vez le costaba más controlar sus impulsos. Quería pensar que lograría dominar su nueva naturaleza pero tenía serias dudas. Le estaba dando vueltas a todo esto cuando una presencia hizo que su cuerpo se tensara.

Sabía quién era sin necesidad de girarse hacia la puerta. La esencia de Dami llegó hasta su nariz. Curiosamente esta recordaba a esa misma habitación. A páginas de libro y a té negro con leche y azúcar. No era de extrañar que Dami apareciera por allí. Gran parte de los libros que había en esas estanterías eran suyos, la chica solía utilizar la habitación para leer en silencio ya que el resto de la casa solía estar llena del alboroto de los miembros más ruidosos del grupo.

-Hola -Dami utilizó un tono suave para no sobresaltar a la chica sin saber qué hacía tiempo que la había sentido llegar.

Handong no tuvo más remedio que girarse hacia ella. Estaba en pijama y llevaba un libro pesado en la mano. La mayor no devolvió el saludo y simplemente esperó a que le dijera que hacía ahí aunque fuera evidente. En el fondo tenía la esperanza de que se tratara de otra cosa y que la dejara sola otra vez.

-¿Te importa si me quedo aquí a leer? JiU y Siyeon están viendo uno de sus dramas en la habitación y no hay quien se concentre -sonrió y sus mejillas resaltaron. -Lo viven demasiado.

Handong maldijo mentalmente pero asintió con una sonrisa falsa. Al menos iba a sacar buen partido a sus clases de interpretación. No podía echarla de allí sin que fuera extraño y lo último que quería era levantar sospechas.

La recién llegada se acomodó en un sillón y comenzó a leer en silencio. Handong se centró en sus apuntes y trató de ignorarla. Comenzaba a ser tarde, si aguantaba lo suficiente su amiga acabaría teniendo que irse a dormir. Solo tenía que controlarse hasta entonces.

Podía hacerlo.

Debía hacerlo.

No sabía lo que ocurriría de perder el control. Recordaba el terror en el rostro de Gahyeon, era lo primero que había visto al despertar de la muerte. También como temblaba el cuerpo de la joven mientras la abrazaba. Le había dicho que creyó haberla matado y que la culpa estuvo a punto de hacerle perder la razón. No quería descubrir esa sensación y mucho menos poner el riesgo la vida de sus amigas.

Había tanto silencio que podía oír a JiU y Siyeon comentando el drama con emoción desde su dormitorio pero con toda seguridad se debía a su oído agudizado, esas dos eran ruidosas pero no tanto como para hacerse oír por toda la casa en mitad de la noche. Sus estudios de coreano eran aburridos y difíciles por lo que tenía que esforzarse en concentrarse. Decidió poner su atención en la conversación de sus dos amigas y tratar de adivinar lo que pasaba en la serie que veían. Cua