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C A P Í T U L O   C U A T R O

***

Ocho días pasaron y al segundo Stephanie ya sabía que algo había salido mal cuando Taeyeon no le habló después de la práctica. Al tercero un mensajero en traje y lentes oscuros le dejó un paquete con su ropa y una nota que solo decía: ‘Gracias’.

¿Tan mala había sido la reacción que ahora no querría ni hablarle? ¿Qué había creado? ¿Por qué ella misma no se atrevía a escribirle? Sabía que había algo más dentro de todo, pero a la vez no se atrevía a averiguar qué era. O mejor dicho, a aceptarlo, porque muy en el fondo sabía de qué se trataba todo esto.

Tampoco tendría sentido hacerlo, solo fue un período de diversión sin reglas ni promesas innecesarias. Dos adultos disfrutando. Dos adultos que deben seguir caminos separados. Eso era. Aunque esté costando un poco más de lo que Stephanie pensaba.

Debía aceptarlo: Quizás se tocaba a veces pensando en ella porque su almohada aún estaba cargada de su esencia y si a veces extrañaba el calor de su cuerpo era porque estaba extinguiéndose el verano.

Al final, el hecho de que vea a Taeyeon en todos lados probablemente sería porque estaba todo muy reciente. O porque últimamente hacía mucha publicidad para exteriores. Y si escuchaba su voz, era porque ese maldito spot de tv de Gatorade se repetía una y otra vez, donde ella decía: “Para ser la número UNO, debo mantenerme hidratada.” Y para mantenerse en la cabeza de Stephanie necesitaba manetenerse desaparecida, aparentemente.

“¿Está haciendo los ejercicios continuamente?” Preguntó la terapeuta.

Yuri observaba la escena esperando la respuesta de Stephanie, quien estaba echada sobre su colchón, recibiendo los ejercicios involuntarios sobre su tobillo.

“¿Señorita Hwang?”

Seguro Taeyeon en ese momento estaría entrenando. Quizás se había ido de viaje y no tenía cobertura. No tendría por qué pensar necesariamente que algo malo habría pasado entre ellas.

“No se preocupe, si no los está haciendo yo me encargo de que cumpla la rutina.” Respondió Yuri haciendo una reverencia y acompañando a la terapeuta a la puerta.

Stephanie siguió en trance hasta que Yuri regresó y se sentó a su lado, posicionando su cabeza totalmente sobre la tenista aún echada, logrando encontrar la conexión visual.

“¿Puedo saber qué pasa contigo?”

“Invades mi área personal.”

“Tengo que hacerlo para que te des cuenta de que existen otras personas aquí que requerimos de tu atención." Hizo una pausa. "...Como la terapeuta, que acaba de irse.”

Stephanie amplió la abertura de sus ojos y se sentó de golpe, asustada, porque no había notado que la mujer no estaba aún con ellas.

“¿Dije algo en voz alta?”

“De hecho no dijiste algo en absoluto.” Yuri la observó acomodándose en la cama, ya sin la férula era un trabajo más fácil. “Has estado ida desde hace algunos días, ¿Pasa algo?”

“No.”

“¿Está relacionado con Taeyeon?”

“NO.”

“¿No están hablando?”

“¡Yuri-ah!”

“Tienes la palabra 'tensión' escrita en el rostro, ¿Pasó algo?” Preguntó. Stephanie rodó los ojos y tomó el celular para ver algún indicio de vida de Taeyeon. Solo encontró el post de hace dos días con su perro. “Puedes contarme. Quiero ayudarte.”

“¿De pronto te interesas en mi asunto con Taeyeon?” Preguntó incrédula y fastidiada.

“Me interesas tú y como sociedad no nos conviene que estés desconcentrada o tensa. O ambas. Queremos que te recuperes rápido y regreses al mismo estado de siempre.”

“Así que es conveniente.”

“Si así vas a decirme lo que ocurre, entonces lo es.”

“No hablaré al respecto.”

“¿Puedo decir lo que creo que ha pasado?”

“No.”

“Bueno, igual voy a decirlo.” Insistió Yuri, sentada al pie de la cama. “Hace como una semana no ves a Taeyeon-ssi, desde que te envió con un mensajero la ropa que le prestaste. Lo sé porque estuve ahí y vi la entrevista que dio mientras usaba la camiseta rosa que compraste cuando fuimos a España.” Yuri se acomodó. “Mi teoría es que dejaron de hablar, porque recibiste el paquete un día que ella no entrenaba y tenía dos huecos en su horario, suficiente tiempo para dejártelo e incluso tener o rápido en la cocina.” Pasó saliva sin sentir vergüenza. Stephanie estaba escandalizada. “Ella no ha salido de viaje y tiene días ligeros hasta su preparación para el siguiente partido que es en…” Revisó su calendario en el celular. “Trece días.”

“No tienes derecho…”

“Soy parte de tu equipo de marketing, lo sé todo.” Bloqueó la pantalla y dejó el celular de lado. “¿Por qué dejaron de ser TaeNy?”

“¿TA-QUÉ? ¿Ahora quieres que seamos algo?”

Yuri rodó los ojos, desbloqueó su celular y buscó la etiqueta en instagram. Inmediatamente la aplicación arrojó doce mil resultados que se encargó de enseñarle a la tenista lesionada. “TaeNy. Taeyeon y Stephanie.”

“Taenie en todo caso.I-E…”

“No seas exigente y míralo con tus propios ojos. No solo yo lo noté. Hasta Ryeowook sigue la etiqueta para estar al tanto. Y no, no se lo dije yo.”

“Ok, detente, ¿Te lavaron el cerebro? ¿Tienes una contusión?”

“No y no.”

“¿Hola, Yuri? Soy yo, Stephanie. La que no debía salir con esta mujer.” Señaló una de las fotos del feed. “Con ninguna mujer, pero particularmente no con ella.” Señaló varias veces con desesperación.

“Solo te pedí que seas responsable y consciente.”

“¿Y ahora no lo quieres así?” Preguntó la tenista incrédula.

Yuri le quitó el celular y suspiró. “Aparecer al lado de Taeyeon ha subido tu porcentaje de fama. La gente cree que de hecho ahora son buenas amigas desde el accidente y es una historia muy agradable y positiva para ambas.” Dejó el aparato a un lado.

“No. Hay algo aquí que no estás diciéndome.”

“Ok.” Cruzó los brazos. “Vas a tener que grabar un spot con Taeyeon-ie. Hemos revisado el material junto a su equipo y es una gran oportunidad para ambas, Steph. Los creativos están fascinados por su química. Mientras más natural y real sea su interacción—”

“Dices que vamos a trabajar juntas en un mismo set.”

“Parte del contrato que aceptamos es ajustarnos a los cambios en la campaña. Y hay una propuesta con ambas en la misma pieza.”

Stephanie se tomó la cara con ambas manos y sobó sus mejillas con frustración. “Pues se ha arruinado el plan de marketing, amiga. Taeyeon no me habla desde hace ocho días porque me negué a salir con ella.”

“Pero ustedes ya salían…”

“No, de hecho no salíamos. Literalmente, no salíamos de aquí.”

“¿Y por qué no aceptaste?”

“¡TÚ ME LO DIJISTE!”

“¿Desde cuándo haces lo que yo te digo?” Yuri mantuvo la calma en todo momento, sabía que Stephanie a veces era temperamental.

“¡DESDE QUE ME RETASTE A SER UN MALDITO ADULTO!”

“¿Por qué estás tan molesta? No era algo importante, puedes arreglarlo. Hiciste lo correcto para tu carrera y ahora te estoy diciendo que está bien que sean amigas. No queremos tensiones, todos han comprado la buena relación que tanto defendías. Tenías razón. Ve y sé feliz.”

“No quiero la razón.”

“Claro que la quieres, eres Stephanie Hwang.”

“Lo dices solo porque te conviene.”

“En realidad le conviene a tu carrera.”

“Le dije que no, Yuri.”

“Tú lo dijiste: No era algo serio, solo llámala, sean amigas. Coman más pizza, vean películas. Manténganse en sus propios pantalones mientras estén en la calle y sonrían mucho. Si esa felicidad puede ser captada por una o varias cámaras para un video de menos de 30 segundos en un set de producción, entonces todos seremos felices.”

“No, no entiendes. Le dije que no.”

“¿Y qué? Ve y dile sí.”

“ERES LA PEOR AMIGA. Quiero que quede claro.”

“Pero soy tu mano derecha y si para salvar tu carrera debes odiarme, estoy dispuesta.” Se sentó a su lado. “Steph, esto puede sonar mal, pero ella es el nuevo rostro de la marca y llevarte bien con ella, tener química, puede asegurarte el patrocinio por el resto del año y quizás por más tiempo.”

“Crees que no soy capaz de hacerlo por mí misma.”

“Creo que puedes. Pero en este contexto, en esta temporada, las cosas son así. Puedes tomarlo o dejarlo, pero el contrato está firmado y tu futuro en juego. Puedes verlo como un hoyo o como una escalera. Tú eliges.”

“No es solo un hoyo o una escalera, es una buena tenista y se llama Taeyeon…”

“Ha pasado solo una semana. Te gusta, le gustas. Es casual. Son amigas, no era algo importante. No es tan complicado. Tú misma lo dijiste.”

“Ok, pero quizás mentí y es más complicado que eso.”

“¿Mentiste?”

“Quizás ni siquiera sabía que quería salir con ella.”

“¿No sabías?”

“Tal vez la extraño demasiado para ser algo no importante.”

“¿Lo haces?” Yuri estaba preocupándose.

“Creo que ella me… ¿Cómo se dice?” Se cubrió el rostro. “Yo—”

“Estás enamorada.” Afirmó la publicista asustada. “Oh, Dios. No es casual.” Se detuvo. “No es casual, yo tenía razón…”

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P I N K D O R K

“Necesito más luz en el sector B. Muevan un poco los reflectores hacia la derecha y quiero todo el cesto de pelotas preparado y lleno, ¿Dónde está Kangho-ssi?”

El set era más amplio y caótico de lo que Stephanie pudo imaginarse. Habían alquilado la cancha más moderna de Tenis, en un conocido club en Gangnam, y sabían que iban a aprovechar sus amplios vestidores también. Callada, bajo las galerías vacías, desde su silla, esperaba terminar ser maquillada. Aunque muy en el fondo, rogaba que no terminaran de cubrir sus pocas imperfecciones, porque eso significaría estar más atenta a la llegada de la persona que todos esperaban.

En otro contexto, es cierto que se hubiese sentido más que molesta por no recibir la misma atención, pero ella misma estaba esperando ansiosa. Diecisiete días sin ningún contacto habían calado en ella más de lo que esperaba; ahora mismo su sistema motor temblaba sutilmente y tenía un hoyo amplio en el sistema digestivo que no podía llenar ni pasando saliva una y otra vez.

Escuchaba su respiración y escuchaba el ruido externo a su cuerpo llenando todo el espacio. Yendo y viniendo, movimiento imparable, cámaras, cables, luces, pasos, papeles, lapiceros, laptops y celulares. Toda la comunicación fluía como podía y parecía haber estado preparada para detenerse justo en ese instante, donde, en silencio absoluto, entró a la cancha Taeyeon asustada, escoltada por su equipo y un hombre del staff.

A velocidad media, Stephanie hizo conexión con la recién llegada sin que ella misma la note. Todos estaban paralizados, todos estaban en silencio admirándola, y ella era una más de ese total. O quizás no pasó así en realidad, tal vez todos seguían trabajando, podría haber sido solo una pausa imaginaria para contemplarla mejor, quizás solo fue un instante lo que parecía seguir corriendo como segundos dramáticos.

“Buenas tardes, soy Kim Taeyeon. Gracias por su trabajo.” Hizo una reverencia.

“Ah, realmente es tan bonita como dicen.” Stephanie escuchó tras de sí.

“Es material de idol. Debería renunciar al tenis.” Rieron.

“¿Señorita Hwang?” La encargada le sonrió rompiendo el trance. El ruido del set otra vez invadió sus sentidos. “Está lista.” Stephanie expiró.

“Quiero entender por qué no has estado usando la mascarilla que te preparé. ¿Sabes cuánto me cuesta hacerla?”

“¿Realmente la haces tú?”

“Te he repetido mil veces que sí. Y mil veces me haces el trabajo más difícil para esconder estas mejillas coloradas… ¿Podrías conseguirte una cancha con techo, sabes? Me tiene harto tu insolación.” Suspiró. “¡Yah! Tú.” Se dirigió a Yoona. “¿Es muy difícil hacer que juegue bajo sombra?”

“Un momento, por favor.” Se separó del celular. “¿Qué dices?”

“Mira esas mejillas. Parece un niño obeso y rebosante, no una señorita de cutis delicado.” Señaló a Taeyeon.

“¡Yah, oppa! Deberías estar feliz que unnie se vea rebosante.”

“No puedo trabajar así. Tengo que ir por gel desinflamante.” Siwon arrugó sus labios bajo el brillo de cereza que solía usar disimuladamente. “¡Tomboy!” Empujó la cabeza de Taeyeon y caminó meneando sus caderas hacia fuera del set.

Sooyoung regresó con un folder lleno de indicaciones. “Vamos a hacer algunos movimientos y jugadas simples que repasaremos primero. Luego puedes practicar un revés liftado o algo que los impresione un poco como en la grabación del martes. Con eso bastará.” Dejó los papeles de lado y buscó la mirada de Taeyeon, perdida entre cables. “¿Aún no has saludado a tu rival?”

Stephanie estaba practicando junto a su entrenador los movimientos indicados para su papel. Escuchaba claramente los botes y los gemidos de fuerza.

“No.”

“Pensé que ibas a actuar.”

“En el set. Frente a una cámara, no ahora.”

“Oh, Tae. Sigues herida.”

“No estoy herida.” Entrecerró los ojos. “NO. ESTOY.”

“Si hay algo que puedo decirte dada mi vasta experiencia en situaciones amorosas es una sola cosa: El juego del interés es lo más importante.”

“No estoy interesada.” Sacó su celular.

“Justo ese es mi punto.” Sooyoung se acercó y jaló una silla a su lado. Una vez asegurada la atención de la tenista, prosiguió: “Le mostraste interés y ella te rechazó, ¿Qué crees que va a pasar si actúas como si no te interesara?”

“No actuaré, simplemente no me interesa.”

“Nena, ese rostro inexpresivo es tu talón de Aquiles.” Volteó hacia la izquierda. “¡Yoona-yah, ven!” Yoona se acercó rodando los ojos mientras sostenía el celular entre el hombro y la oreja.

“¿HUH?”

“A Taeyeon aún le interesa Hwang, ¿Cierto o no?”

“Cierto.” Respondió con seguridad señalándola con el índice y se marchó.

“Ustedes dos dejen mis asuntos personales en paz.”

“Piénsalo.” Sooyoung vio a Siwon regresando y decidió ir por un café. “No es importante si ella regresa a ti, pero cuando note tu desinterés vas a recuperar el control.”

“¿Qué control?” Preguntó Siwon curioso.

“Juegos de seducción.” Respondió la entrenadora.

“No quiero seducir a alguien.” Se defendió Taeyeon.

“Si quieres seducir a alguien lo mejor es que lo ignores.” Aseguró él.

“Pero no quiero.”

“¿Lo ves? Ni siquiera es necesario replantear mi punto.” Sooyoung se fue a buscar café. “Hasta Siwon-ie lo sabe.”

“Claro que lo sé. Es básico.” Rodó los ojos.

Taeyeon se masajeó las sienes.

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P I N K D O R K

“Corte.”

Taeyeon botó el aire nerviosa. Habían repetido la misma escena más de cinco veces y lo bueno es que ya se había aprendido las líneas de memoria, lo malo es que era la primera escena que grababa junto a Stephanie. El poco espacio entre ellas dos estaba logrando desquiciarlas. La tensión era pesada y no quería pensarlo, pero estaba casi segura que todos lo notaban.

Casi se podía oler de lejos.

“Repasemos una vez más. Stephanie-ssi entra desde aquí y Taeyeon-ssi camina hacia allá. Cuando se encuentren en la línea amarilla, conectarán las miradas. Esta toma solo es de apoyo, no le den demasiada importancia. Esta vez vamos a pensar que ustedes han tenido una historia y hay tensión entre los personajes por un malentendido que está siendo solucionado. Por eso la mirada es de sorpresa y conexión.” Dijo el director y ambas asintieron, sabiendo exactamente de lo que se trataba una situación así. “Bien, repitamos la escena por favor. Atención.”

“Preparados.” Dijo la asistente. “Rivales, escena 6 toma 8, acción.”

Las luces giraron hacia ellas.

Estaban dentro del inmenso vestidor de gimnasio. Ambas tenían que caminar en sentido contrario, Taeyeon al lado de los casilleros negros mate y Stephanie al lado de una banca larga de madera que las separaba. Ambas se miraron y conectaron pensando en la tensión que existía entre ellas.

“Y… CORTE. PERFECTO.”

Stephanie empezó la siguiente escena. “La parte más importante del juego es cuando te das cuenta que el rival nunca está frente a ti.”

Voltearon hacia la cámara. “Sino en tu propia cabeza.” Dijo Taeyeon.

“CORTE. Bien, creo que lo tenemos. Preparemos todo para el escenario final.”

Salieron a la cancha otra vez, ahora perfectamente iluminada, esperando ser usada por el par de deportistas. El director se acercó y explicó el flujo de movimientos para hacer la grabación rápida. Una cámara se encargaría del encuadre total y dos se acercarían para hacer tomas detalle de las jugadas y expresiones. Ellas lo sabían, estaban mentalizadas y concentradas, pero muy en el fondo sabían que esto era más que una filmación y más que solo un juego.

“¿Están listas?”

Taeyeon asintió desde el lado izquierdo de la cancha y Stephanie caminó hacia el derecho. “¡Lista!”

“Cámara.” Gritó el director. “Acción.”

Taeyeon entrecerró los ojos concentrada en la pelota y en la fuerza que iba a invertir. Stephanie sentía no solo la tensión, sino la furia al otro lado de la cancha. Estaba nerviosa.

Pasó saliva y casi sonó escandaloso por el silencio sepulcral que reinaba.

“¿Stephanie-ssi?” Preguntó el director.

“¿Cortamos?” Susurraron.

“No, sigue corriendo.”

Stephanie respiró y vio cómo Taeyeon no alejaba su vista, ni la suavizaba. Estaba preparada con la espada desenvainada, esperando el saque.

Saque.

Drive.

Drive.

Drive.

Volea.

Revés.

Drive.

Remate.

El gemido de Taeyeon al hacer el punto fue consistente. Tan consistente como el golpe seco con el que empujó a la pelota a velocidad. Movió su cuello para relajarse y siguió moviendo lentamente su cuerpo de derecha a izquierda, balanceándose. Esa pasividad agresiva empezaba a provocar a Stephanie.

Saque.

El director estaba maravillado con los gemidos que acompañaban cada golpe.

Drive.

Revés.

Drive.

Revés.

Drive liftado.

Stephanie se acercó a la net para responder con un drive y a penas respondió, Taeyeon mandó un contundente remate que obligó a la pelota a pasar volando casi rozando la mejilla de su rival. Stephanie estaba agitada y asustada por la reacción.

Taeyeon ni siquiera se acercó para disculparse, solo se volteó para acomodarse otra vez en su zona.

“¿Sientes tensión o soy yo?” Murmuró Sooyoung. Yoona bloqueó su celular y se quedó mirando la cancha con la boca abierta.

“Corte.” Dijo el director. “Queda. Una más.”

La entrenadora caminó hacia Taeyeon para darle algunas indicaciones sobre cómo hacer tu trabajo sin matar a alguien en el intento. La tenista alegó que no sabía de lo que estaba hablando. Yoona observó por un momento a ambas estrellas siendo aconsejadas y maquilladas, pero tras varios segundos regresó su interés a la tableta y los horarios variados de su cliente.

“No han arreglado sus asuntos, por lo visto.” Escuchó la voz de Yuri al lado y respondió sin dejar de observar su tableta.

“Te dije que sería incómodo.” Dijo mientras tecleaba.

“Míralas.” Susurró Yuri y Yoona subió la mirada. “Hay tanta tensión entre ellas que se podría prender un foco si se tocan.”

Drive.

Drive.

“¿Un foco? Podrían iluminar toda la cancha.” Dijo Yoona riendo y haciendo reír a Yuri también.

Revés.

Drive.

Stephanie remató con fuerza y Taeyeon corrió para salvar la pelota con un revés liftado, que terminó como un punto más para ella.

“¡Corte!” El director se puso en pie. “¡Eso fue excelente!”

Todo el equipo de producción se reunió para revisar las tomas y otros empezaron a mover las luces. Stephanie no podía creer la concentración con la que Taeyeon jugaba, esto no se parecía a la actitud con la que se había topado en el primer partido. Ahora dudaba si su rival había jugado entonces con todo su potencial o si estuvo distraída… Y si estuvo distraída ese día, ¿Por qué Stephanie no podía distraerla hoy?

Esto sobrepasaba el ras de la cancha y los límites de juego. Taeyeon había logrado cabrearla y a Stephanie no le gustaba no tener el control de la situación. Decidió tomar cartas en el asunto, así que entró a los vestidores donde sabía que la encontraría sola, terminando de cambiarse para cerrar el día.

Entró y cerró la puerta fuerte tras de sí, haciendo que Taeyeon lleve la mirada de sus agujetas a la puerta, pero cuando supo quién era, siguió atándolas.

“¿Puedo saber qué pasa contigo?”

“¿De qué hablas?” Terminó y empezó a guardar su ropa en una maleta de deporte.

“Casi me vuelas la cabeza, ¿Crees que es divertido?”

“No sé de qué estás hablando, ¿Puedes ser más específica?” Preguntó sin expresión.

“Dejas de hablarme por no sé cuánto tiempo y ahora actúas como si no existiera.”

“Sé que existes.”

“¡Entonces es como si no supieras quién soy!”

“Porque no sé quién eres…” Respondió colgando su maletín en el hombro y poniéndose en pie. “No te he hablado, pero tampoco lo has hecho tú. Stephanie, le das demasiada importancia a algo que no la tiene.”

“Pensé que éramos amigas.”

“Tú sabes que era solo o.” Abrió la puerta para marcharse. “Entre esas cuatro letras no hay espacio para amistad ni algo más.”

“Por lo menos hazlo por el contrato.” Dijo Stephanie sin pensarlo, solo quería tenerla cerca y ya no sabía cómo sin tener que doblegar su orgullo.

Taeyeon escuchó mil veces la misma oración y solo podía pensar en lo superficial que era la situación. Casi sin creerlo, respondió: “Si de eso se trata, pierde cuidado. No intentaré volarte la cabeza la próxima vez, colega.” Y se fue.

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