Miré por la ventanilla del salón a ver si era seguro entrar, el profesor estaba dándole la espalda a la puerta de entrada mientras hablaba con un alumno que no podía ver, así que ese era mi chance; Ni siquiera se daría cuenta. Abrí la puerta con cuidado y entré, el resto de la clase estaba haciendo el suficiente ruido como para que yo pasara desapercibido así que aproveché mi oportunidad para escabullirme a mi lugar al fondo del salón junto a Jaemin.

—Yo ya te hacía en detención Hyuck. —dijo Jaemin levantando las piernas de mi asiento sin quitar los ojos de su móvil. 

—Estoy harto de ese lugar —puse mi bolso sobre la mesa y me dejé caer en el asiento—. Al menos aquí puedo dormir un rato. Apenas pegué un ojo con todo esto.—hundí mi rostro entre mis brazos cruzados sobre la mesa.

—Pues se nota, tienes una cara de zombie que no te la puedes. —Se rió entre dientes—. Bueno, suficiente descanso de tu trágica existencia Hyuck. —bloqueó su celular y lo puso sobre la mesa. —Lamento ser yo quien te de la trágica noticia pero...

Levanté la vista para ver a Jaemin, quien apuntó con la mirada el frente del salón donde se hallaba la pizarra.

—Jóvenes. —el profesor levantó la voz por fin y dio un par de golpes en su escritorio con el borrador. —Por favor presten atención. Su nuevo compañero se va a presentar así que sean respetuosos.

Que me parta un rayo ahora mismo. ¿Se puede tener tan mala suerte? La verdad no sé si la mía es peor que la suya, porque al pararse frente a la clase el rubio de mis desdichas todos empezaron a cuchichear, por supuesto que todos sabían quién era, el rumor de la broma del casillero había sido el tema del día de ayer y todos se preguntaban quién era y donde estaba su víctima; encima su apariencia no ayudaba en hacerlo pasar desapercibido, ¿rizos rubios teñidos y gafas redondas más grandes que todo su rostro? ¿es una broma? en serio este tipo no tiene idea de lo que es andar de encubierto.

El profesor al notar el desorden que se armó volvió a hacer callar a la clase y le pidió al chico que se presentara.

—Mi nombre es Lee Minhyung, pero pueden llamarme Mark. —dijo en el volumen límite para que todos lo escucharan.

¡Por fin tengo un nombre! ¿tanto le costaba decírmelo anoche?

—Me mudé hace poco a Seúl por asuntos familiares, soy de Vancouver, Canadá... —se detuvo en medio de su frase cuando su mirada se topó con la mía, abrió los ojos como platos y chasqueó la lengua; sí Mark, opino lo mismo. —Espero que podamos llevarnos bien. —Terminó forzosamente e hizo una reverencia.

—Muy bien Mark, puedes sentarte donde gustes. —El profesor le indicó el asiento junto a la puerta de entrada, exactamente en el lugar opuesto a donde yo estaba. —Ahí hay un lugar libre. —el chico asintió y le dio las gracias. 

Se sentó frente al pequeño escritorio; no se veía del todo contento porque de seguro estaba escuchando lo que murmuraban los demás. Yo estaba en más o menos la misma situación, solo que era él el blanco de las burlas, una parte de mí no pudo evitar sentirse culpable, aunque el tipo hubiese sido un idiota conmigo el día anterior. Pude notar cómo me buscaba con la mirada por el rabillo de su ojo, de seguro esta situación lo estaba sacando de quicio tanto como a mí.

El primer periodo había sido un caos. Todos hablaban por lo bajo de Mark, que de seguro se había dado cuenta de lo que estaba pasando porque apenas sonó el timbre para el receso salió corriendo del salón. No puedo creer que de todas las clases haya tenido que ser ésta en la que él estuviera, ahora no me lo voy a sacar de la cabeza ni un segundo, eso es lo que más me está molestando.

Porque sí, ya es terrible todo el asunto de vivir con él, pero al menos pensé que podría relajarme en clases, por raro que eso suene, pero supongo que estoy teniendo uno de esos días de mierda a gran escala, y todo por la estúpida broma del casillero.

Desde mi escritorio vi como el trío de imbéciles que se encargaba de hacerle la vida imposible a alguien por temporada se acercaba al asiento que era ahora de Mark y revisaban debajo de la mesa. Sohyon era el cabecilla del grupo, ya me había metido en problemas por su culpa cuando llegué a la escuela porque se había ensañado con Nana y yo no me iba a quedar sentado mirando cómo él se dejaba; no es como que Jaemin no pudiera defenderse, pero solo no quería, decía que en algún momento se iban a hartar de eso y me pidió que no me entrometiera, pero yo conozco perfectamente ese tipo de gente, una vez tienen a alguien en la mira no lo dejan ir hasta que alguien más los detenga o algo peor pase, así que tuve que encargarme de ellos, a mi modo, nunca se enteraron de que fui yo el que les llenó de grillos las habitaciones, pero sé que siempre sospecharon de mí. Les dejé una carta amenazándolos con que la siguiente plaga sería peor si es que no dejaban en paz a Nana. Los muy idiotas siguieron molestándolo así que lo siguiente fueron cucarachas, de ahí en adelante lo dejaron tranquilo, así que valió la pena y el asco que me dieron esas cosas, de no ser por Jaehyun jamás hubiera podido llevarlas yo solo.

Sohyon miró hacia afuera del salón y se volvió a sus dos amigos haciéndoles un gesto con la cabeza para que lo siguieran. Sabía que no iba a ser nada bueno si es que andaban merodeando el escritorio de Mark así que me fui tras ellos casualmente, y me quedé en la entrada a mirar qué hacían, a ver si solo era mi imaginación y solo pasaban de largo sin hacerle nada, eso quería que pasara, no quiero tener más problemas con esto. Pero no fue así. Mark estaba en el bendito casillero en el que yo había estado haciendo de las mías ayer, metiendo sus cosas con la más grande cara de idiota, se veía que estaba en las nubes, ni siquiera se había dado cuenta de que el grupo de matones lo estaban acechando como si fueran lobos viendo un estúpido conejo comiendo hierba feliz en su mundo de fantasía.

Ah vamos... ¿qué se supone que haga yo? ¿Acercarme y amenazarlos en su cara para quedar como un héroe y llevarme una paliza después de clases? ¡Ni de broma! No quiero meterme en más problemas de los que ya tengo. Ahora que lo pienso, él ya se convirtió en mí problema y no lo quiero asumir. No lo voy a asumir de ninguna manera, que se las arregle solo. 

Sohyon empujó la puerta del casillero con fuerza y dio un portazo haciendo que Mark se sobresaltara. Apoyó ambas manos acorralando al rubio —que era considerablemente más pequeño que él— y soltó una carcajada, sus secuaces lo siguieron haciendo el suficiente ruido para que todos se voltearan disimuladamente a ver lo que pasaba.

Mierda. Sentí como se me erizaba la piel. ¿Es que no puede ser más idiota? ¡Solo tiene que defenderse y ya está! No es tan difícil, no quiero tener que lidiar con ellos por él, eso solo lo hará más el blanco de las burlas y encima los tendría que soportar jodiéndome la vida a mí también.

El tipo le dijo algo a Mark que no alcancé a escuchar y lo dejó ir, no sin antes darle un empujón azotándolo contra los lockers. Ouch, eso debió doler. Mark se quedó ahí pasmado mirando a la nada por unos momentos, aproveché de volver a entrar al salón para pasar desapercibido.

Ya estaba, no creo que lo vayan a dejar en paz porque sí, ahora sí que me va a odiar por todo esto.

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Terminé de poner la última silla sobre su escritorio, me tardé un montón en ordenar el salón a propósito, la verdad no tengo ganas de volver a mí habitación, o mejor dicho, su habitación; de seguro Mark está maldiciéndome con todo lo que tiene después de haber pasado todo el día siendo acosado, me habían sacado de quicio a mí los idiotas que lo estaban molestando así que ni siquiera me imagino cómo debe de haber sido para él, si hasta los vi hacer que Mark tirara su almuerzo en medio de la cafetería, intenté seguirlo pero lo perdí entre tanta gente y para el último periodo ni siquiera se apareció por el salón.

Tomé mi mochila y me fui a los dormitorios. Se suponía que iría al arcade con Nana y Chenle pero no tenía ganas de nada, lo poco que dormí solo me hizo quedar con un dolor de espalda terrible y encima haber tenido que lidiar con toda esta situación me tenía de los pelos, así que tenía que intentar hacer las paces con Mark antes de que me quedara inválido durmiendo en ese sillón.

No podía evitar pensar en que si yo fuera él, nunca en mi vida lo perdonaría, así que no tengo ni idea de cómo lo voy a convencer para que me deje entrar al dormitorio, solo espero que sus ideas no se parezcan mucho a las mías. Tenía que haber algo que yo pudiera hacer, tampoco puede estar enfadado por siempre conmigo si vamos a compartir la habitación... ¿cierto?

Naturalmente yo no tenía llaves, las únicas eran las que tenía Mark y no me había dejado pedir una copia, la verdad pude haberlo hecho de todas formas pero no quiero hacerle la vida más difícil de lo que ya la tiene. Así que toqué la puerta. Por las orillas del dintel no se veía la luz encendida, y tampoco salió a abrirme, así que toqué de nuevo con más fuerza, pero nada.

­—Mark, ¿estás ahí?—. alcé la voz y apoyé mi oído en la puerta a ver si se oía algún ruido.

Estaba a punto de rendirme cuando por fin abrió, haciendo que yo perdiera el equilibrio por un segundo, pero me enderecé de inmediato y aclaré mi garganta avergonzado. Miré a la puerta y me quedé helado. La puerta estaba entreabierta, era un espacio más menos pequeño, no lo suficientemente grande como para entrar pero sí para que pudiera ver a Mark tras ella. Sentí como se formaba un nudo en mi estómago, no tengo idea de este tipo, apenas sé su nombre pero era evidente que lo estaba pasando horrible. La luz estaba apagada adentro, pero la del pasillo iluminó lo suficiente para ver el desastre que estaba hecho. Tenía el uniforme arrugado y muy desordenado, a diferencia de cómo lo había visto en la escuela, totalmente impecable; tampoco llevaba sus gafas así que pude ver sus ojos apenas entreabiertos mirando a cualquier lado menos a mí, estaban inflamados e inyectados de color rojo, ¿acaso había estado llorando?

—Lo siento, estaba durmiendo. —dijo con voz grave y rasposa sin mirarme aún, abrió más la puerta y me dejó pasar.

Entré y él cerró la puerta. Me quedé parado unos momentos viéndolo; sus movimientos eran lentos y desganados, de verdad se veía terrible y yo solo podía pensar en que era mi culpa.

—¿Estás bien? —pregunté sin pensarlo y encendí la luz.

Por supuesto que no lo estaba Hyuck, ¿qué clase de imbécil eres? Sé que fue una pregunta estúpida, pero al menos capté su atención, solo quería retenerlo ahí por unos momentos. Se había ido arrastrando los pies hasta el dormitorio, pero al oírme se quedó parado con la mano en el picaporte sin voltearse a verme y no dijo nada, pero noté que estaba esperando a que yo dijera algo.

—No te vi en el último periodo... ¿te pasó algo? 

La soledad de la habitación hizo que sintiera vergüenza de escuchar mis propias palabras, fue lo único que se me vino a la mente en el momento, pero seguía siendo una estupidez.

Dejó ir la manija de la puerta y lanzó un largo suspiro, se volteó a verme y se paró frente a mí. Note que era unos centímetros más alto que yo porque tuve que levantar la vista para ver sus enrojecidos ojos, y estaba furioso, eso estaba demás decirlo. Me encogí de hombros al tenerlo tan cerca con cara de que iba a matarme a mí y después a toda mi familia.

—Pues sí, ¿quieres saber qué me pasó? —preguntó sin esperar respuesta con el mismo tono sarcástico con el que me había gritado el día anterior y se cruzó de brazos. —Pasa que acabo de llegar a este estúpido internado y que un idiota puso una bomba en mi casillero. —alzó una ceja y sonrió amargamente. —¡Pero eso no es todo! Encima tengo que soportarlo cerca mío todo el día y el resto de la maldita clase no me dejo vivir en paz ni un puto segundo. ¡¿Te parece poco?! —se quedó mirándome furioso, sus palabras resonaron en la habitación y casi podía sentir el calor del fuego que le salía por los ojos, yo me había quedado mudo agachando la cabeza pero sin dejar de mirarlo. ¿Qué más podía hacer? De todas formas tenía razón y me sentía como basura por todo eso.

Mark resopló con una amarga sonrisa en los labios y negó con la cabeza, yo no moví ni un músculo hasta que sentí el portazo que dio tras entrar en el dormitorio. Ahora sí me siento como la mierda, me culpa de todo lo que está pasando ¡y con razón! yo también lo hago. No tenía ni idea de cómo iba a arreglar esta tontería pero no me iba a quedar de brazos cruzados sabiendo que soy el responsable ¡y ni siquiera fue esa mi intención! Si me meto en problemas por algo que haga me lo banco como sea, porque siempre sé que puede ocurrir, pero nunca me esperé que una inofensiva broma me iba a causar tantos dolores de cabeza, o mejor dicho, que realmente le iba a hacer daño a alguien, en serio nunca quise que algo como eso pasara.

Cuando por fin pude salir del trance en el que estaba, me salieron agallas de no sé dónde diablos y llamé a la puerta. No sé en qué estaba pensando al intentar hablarle, solo quería que supiera que yo no era uno de los estúpidos matones que lo habían estado molestando todo el día. Está bien, sí le gasto bromas a Chenle y a Nana, pero es porque son mis amigos y sé cómo van a reaccionar, además tienen la suficiente reputación en la escuela como para no ser acosados por el resto, de hecho todos estaban acostumbrados al desorden que armábamos, pero como Mark acababa de llegar por supuesto que no tenía cómo defenderse así que se habían ensañado con él, y no quiero ser el culpable de eso.

Me quedé mirando la puerta y por fin me decidí a hablar.

—Mark... siento lo que está pasando. En serio... en serio nunca quise que pasara esto... —suspiré nerviosamente mirando a todos lados como si me fueran a poner el texto de lo que tenía que decir en algún lado. —...voy a arreglarlo ¿de acuerdo?

Obviamente no me respondió, ni siquiera sé si me escuchó pero tenía que decir algo, no me iba a quedar sin hacer nada al respecto. Mark estaba hecho un desastre y era mí culpa, eso me iba a volver loco en cualquier segundo. Ni siquiera tengo un plan, no tengo ni la más mínima idea de qué rayos voy a hacer para que lo dejaran en paz, pero iba a hacer algo, estaba decidido.

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Moonie🌙