Capitulo XXV
InstintoSe abalanzo sobre mí a tal velocidad que ni la vi moverse. Su cara apareció de pronto delante de la mía y sus ojos felinos me miraban fijamente. Su expresión era voraz, pero escondía algo más que simple lujuria.
-Acabarás significando la muerte para mí- murmuró en una voz tan baja que apenas podía oírla por encima del retumbar de la sangre que aporreaba mis oídos.
Desafiante y provocadora, levanté la barbilla y dejé al descubierto la suave piel de mi cuello. Aun consciente de que mi actitud no provocaría otra cosa que nuestra común desgracia, me resultaba imposible no seguir tentándola de aquel modo tan brutal, y aquella ansia me llevó a volver a morderme con rabia el labio inferior, que siguió sangrando.
Chaerin cerró los ojos, se inclinó sobre mí y, con una inmensa ternura, lamio la sangre que brotaba de mis labios. Los envolvió con su boca, bebiendo tanta sangre como le fue posible, y emitió un gemido. Una maravillosa sensación de debilidad se apodero de mí en cuanto sus labios rozaron los míos. Arquee la espalda. Mi corazón empezó a temblar intensamente, un temblor que se extendió por todo mi cuerpo, provocando un tremendo estremecimiento… Y cuando me beso por toda la boca, pensé que iba a explotar. El sabor de mi propia sangre en su lengua resultaba imposiblemente excitante.
Su boca se mostraba hambrienta y necesitada, pero en absoluto compulsiva o brusca. Sus músculos temblaban de pura contención. Sabía perfectamente todo lo que deseaba hacerme, y sabía
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