Capitulo I
InstintoHyuna estaba con mucho frío y pateaba el suelo sin parar para que los dedos de los pies no se le congelaran. Hacía un momento, de todos modos, había asegurado que lo hacía simplemente por la frustración que le provocaba tener que hacer cola e insistía en que fumar un cigarrillo tras otro le servía para calentarse.
—Esto es exasperante, de verdad—dijo Hyuna, arrojando la colilla a la calle mojada y aplastándola con el infinito tacón de la bota.
—Creo que lo mejor será que lo dejemos correr por hoy—sugerí. Nuestros carnets falsos no habían resultado tan sensacionales como nos había prometido el contacto de Hyuna y aquélla sería la tercera discoteca donde nos rechazaban, si es que conseguíamos llegar a la puerta… y no, el carnet falso no era porque fuéramos menores de edad, de hecho ya tenemos la edad suficiente para entrar a estos lugares, todo es culpa de Hyuna, hace algunos días con ya unas copas de más fue participe de una pelea épica en un famoso antro de Seúl para mi suerte, arrastrándome en su escándalo, la noticia se esparció demasiado rápido para nuestro gusto, notificando a otros lugares. Ya que salíamos, había dejado que Hyuna me vistiera, y el resultado no era otro que un atuendo demasiado revelador para mí gusto. Su plan era emborracharse y engancharse con el primero que le gustara, y resultaba imposible hacerla entrar en razón.
—¡No!—Hyuna negó con la cabeza—aaaah este local me gusta.
—Ya es más de medianoche, Hyuna. –Los zapatos de tacón que me había prestado me estaban destrozando los pies.
—¡Lo único que quiero es bailar!—Se puso a gimotear como una pequeña caprichosa, hay que aceptar que se veía un poco adorable —. ¡Vamos, Dara! ¡Ser joven consiste en esto, vamos que en unos cuantos años, aunque tu apariencia parezca demasiado joven y fresca, entre las dos sabemos que no es así y no disfrutaremos esto por siempre; nos graduaremos y todo será trabajo y estrés, no me hagas esto!
—Espero que ser jóvenes no consista realmente en esto—murmuré. Hacer colas interminables en discotecas no me parecía divertido en absoluto—Podemos intentarlo el fin de semana que viene, te lo prometo. Así tendremos más tiempo para que todos olviden lo que paso, y las aguas se calmen un poco.
—Si ni siquiera he tomado una copa!!! –Ahora fruncía los labios para mostrar su enojo, aunque yo sabía que estaba empezando a rendirse.
—Una copa podemos tomarla en cualquier lado—dije.
Hyuna era capaz de beber alcohol con la misma facilidad con la que yo bebía agua. No podía quejarse al respecto. A dondequiera que fuera Hyuna había fiesta segura.
—De acuerdo. –Con un suspiro, abandonó la cola y echó a andar en dirección a mi apartamento, y poco a poco empezamos a alejarnos de las luces de las discotecas y de la gente borracha que salía a fumar—. Pero me debes una.
—¿Por qué te debo una?—le pregunté.
—Por obligarme a volver a casa
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