Capitulo 3: Entre dudas y certezas

Un Te amo no es suficiente

 

Hola a todos ^­­_^

Gracias por la espera una vez más XD

Espero que hayan pasado unas Felices Fiestas.

Les deseo que este año nuevo que inicia esté lleno de éxitos y bendiciones ^.^

Disclaimer: Los personajes y la historia de Boys Over Flowers no me pertenecen.

Lo que está en cursiva y negrilla son recuerdos.

Ahora sí, los dejo con el capítulo 3

Ojalá y lo disfruten :)

 

 

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CAPÍTULO 3

ENTRE DUDAS Y CERTEZAS

 

 

 

Yi Jeong se removía haraganamente en la angosta superficie. Sus párpados – cual imanes que se atraen – se rehusaban a abrirse; el constante pulsar en su cabeza crecía cada vez más. Tampoco servían de ayuda los persistentes golpes de los que era víctima su puerta. Cuando finalmente pudo ponerse en pie, y aún con pasos irregulares, logró hacerse del picaporte para quitar el seguro que lo mantenía a salvo de una probable lluvia de sermones.

Al abrir el portillo, tres rostros familiares lo miraban expectantes ¿Haría falta decir que les concedió la entrada? El primero en tomar la iniciativa fue Ji Hoo, no dijo absolutamente nada, solo se encaminó directo hacia la cocina; los siguientes fueron Jun Pyo y Woo Bin, estos sí que estaban malhumorados.

¡Yah, So Yi Jeong! ¿Acaso te volviste loco? ¿No oíste cuando te llamé? —le increpó alterado Jun Pyo.

El alfarero sonrió con sorna. Los años transcurrían y Jun Pyo seguía comportándose como un maldito egoísta. Además su estentórea voz provocó que el dolor de cabeza empeorara. Se llevó los dedos a la sien masajeándola, y así mitigar la tremenda jaqueca que cargaba.

Iba a replicarle, pero alguien se le adelantó.

Yi Jeong ah, nos preocupamos por ti, sobre todo, por la manera en que te fuiste. Woo Bin suavizó sus palabras, consiguiendo que el Casanova sintiera un halo de culpa. Con su actitud había causado zozobra en sus amigos, todo por tragarse sus emociones y no exteriorizarlas.

Anda, dí algo por lo menos. resonó de nuevo el clamor autoritario de Jun Pyo.

¿Era un chiste? Si desde que se vieron dentro del estudio no le habían dado tregua. Estaba empezando a encabritarse.

Y cómo hacerlo, si ni siquiera dejan de gritar, especialmente tú, Jun Pyo. ironizó Yi Jeong, como diciendo “Si se callan les respondo”.

Bien, somos todo oído. dijo Woo Bin captando la indirecta.

Antes que les conteste, dejen que termine de despabilarse. intervino Ji Hoo, apareciendo desde la cocina. Entre las manos traía una bandeja con cuatro tazas humeantes, la cual colocó sobre la mesa.

Uno a uno los miembros del F4 tomaron asiento. Ji Hoo repartió las tazas. La primera contenía café bien cargado y le fue dada a Yi Jeong, quien bebió el amargo líquido para quitarse un poco la resaca; las otras eran de té verde. Bebieron las infusiones sin pronunciar palabras. Un silencio aplastante envolvía el ambiente, pero a la vez, placentero. Todo iba fantástico hasta que uno de ellos se atrevió hablar, y no fue precisamente el más ruidoso de los cuatro.

¿Qué harás? ¿Esta vez lucharás por ella o huirás lo hiciste cuatro atrás? inquirió apaciblemente Ji Hoo, ingiriendo un sorbo de su té.

Los ojos de Yi Jeong se desorbitaron ante semejante pregunta ¿En qué instante lo descubrió? Fue… ¿Acaso por su comportamiento en la tienda de novias? ¿Cómo rayos podía intuir lo que ocurría a su alrededor? Conocía esta habilidad, por así decirlo, de Ji Hoo. Había sido testigo cuando la aplicaba en Gu Jun Pyo, sin embargo era infrecuente la vez que lo hacía en él. Entonces, como si una lamparilla se prendiera, un vívido recuerdo surgió en su mente. Cinco años atrás Ji Hoo le pidió prestado el celular y llamó a Ga Eul. En aquel momento, él se encontraba distraído revisando las fotografías de unas piezas recién adquiridas por el museo So, y se vio sorprendido por el ardid de Ji Hoo… Ahora comprendía todo, siempre lo supo, sólo espero el momento conveniente para interrogarle.

Yi Jeong depositó su taza en la mesa para luego obsequiarle una mirada al borde de la desesperación al médico.

No sé qué hacer admitió sujetándose con sendas manos la cabeza. Es la primera vez en mi vida que no tengo la menor idea de cómo actuar ante una mujer… Una agria sonrisa adornó su faz especialmente, si esa mujer es Ga Eul. — De alguna manera, la joven maestra tenía la capacidad de leerlo con facilidad, pero también de desconcertarlo con sus actos, como cuando le aseguró que renunciaba a él. Aquellas palabras lo habían tomado desprevenido y al final no supo cómo reaccionar ante su resolución.

La confesión no tomó por sorpresa a ninguno.

De verdad que eres un tonto. Debiste admitir tus sentimientos por ella hace mucho tiempo.dijo inesperadamente el líder del F4, repasando las yemas de sus dedos en el borde de la taza.

¡Esto era el colmo! Hasta el despistado de Gu Jun Pyo lo sermoneaba ¡Que patética resultaba la situación! Años guardando su amor por Ga Eul y en menos de lo que esperaba sus amigos tiraron abajo los muros que había erguido.

Creo que si Jun Pyo esta aconsejándote, y eso que es el más inexperto de nosotros, solo significa que estás perdido. habló Woo Bin, medio en broma y medio en serio.

Yi Jeong lo fusiló con la vista. Está bien que ha sido un idiota, pero de ahí a compararlo con el alocado líder hay un trecho muy grande. Woo Bin se percató de la mirada reprochadora y estuvo tentado a disculparse. Sin embargo, decidió que no era el momento para ser blando con él. Al contrario, tenían la obligación de enseñarle que los errores se pagan caro.

Te pregunto nuevamente ¿Piensas luchar por ella o vas a huir? Ji Hoo asentó sus codos en la mesa y enlazó los dedos repitiendo la pregunta inicial.

Yi Jeong percibió sobre sí las inalterables miradas del F4. Llegó a sentirse más nervioso que durante alguna de sus exposiciones, esto se debía a que el trío no le quitaba los ojos de encima. De tanto en tanto se hacían señales tácitas entre ellos.

Yo… fue el débil sonido que afloró de las cuerdas vocales del Casanova.

En cualquier caso, no pudo proseguir. Otra vez lo interrumpían, arrebatándole la oportunidad de elaborar una respuesta coherente. Al parecer era el día de “no permitas que Yi Jeong emita palabras”.

Ya deberías de saber la respuesta. Si en realidad la amas, manda al demonio todos los miedos y lucha por recuperarla. soltó Jun Pyo. Su tono de voz era firme y demandante.

Ciertamente el consejo de Gu sonó como a una orden. Alguna vez se había hallado en la misma posición que su amigo, salvo por una clara diferencia, el enemigo que tuvo que enfrentar fue su madre. En cambio, Yi Jeong era su propio rival a derrotar.

¡Es increíble! exclamó con algarabía Woo Bin aplaudiendo. El resto del F4 viró a verlo, mientras trataban de entender su animosidad. Woo Bin no le hizo de emoción y explicó—: Es la primera vez que oigo a Jun Pyo decir algo inteligente. Las risas colmaron el estudio, por supuesto que hubo una persona en desacuerdo.

¡Yah, Song Woo Bin! Yo siempre tengo palabras inteligentes, que ustedes no sepan apreciarlas es su problema. comentó con superioridad el heredero de Shin Hwa. El grupo meneó la cabeza en signo de negación, su líder jamás abandonaría la altivez que lo identificaba.

A raíz de dicho comentario todo se tornó más relajado.

Se les olvida algo, ella se va a casar con otro. Esto último, Yi Jeong lo mencionó con rabia.

—Pero todavía no lo ha hecho.le recordó Woo Bin con un guiño travieso, encendiendo una pequeña luz de esperanza entre tanta oscuridad.

Además, a Ga Eul yang le impacto demasiado tu llegada. Esta información tan inestimable era provista por Jun Pyo, el cual sonreía enormemente. Todo hizo suponer que estaba enterado de algo que los demás no.

Ji Hoo entrecerró los ojos. Sus sentidos le indicaron que esta grandilocuencia de Gu Jun Pyo provenía de alguien más y para comprobar su teoría, afirmó:

Jan Di fue quien te contó eso. La cara de Gu se desfiguró por el asombro.

Sé ve que nunca puedes darme un poco de crédito Ji Hoo — fue evidente el sarcasmo del líder F4.

Ji Hoo mostró una sonrisa pícara, parecía como si hubiera realizado una pequeña travesura.

No contestó obviamente y preguntó —: Bien, ¿qué más sabes?

La plática parecía encaminarse hacia un juego de preguntas y respuestas. Y como era de esperarse, Jun Pyo poseía una fuente de información muy importante…Geum Jan Di.

Gu Jun Pyo tragó saliva y unas gotas de sudor comenzaron a recorrer su rostro ¿Cómo terminó asi? Resultaba claro que su gran bocota lo metió en tremendo lio. Estaba entre denegarle datos valiosos a su querido amigo o recibir un par de gritos y tal vez uno que otro golpe por parte de su novia. Una vieja escena rodó por su cabeza, haciendo que una delgada línea de miedo atravesara por su columna vertebral.

¡No sé absolutamente nada más! desmintió rápidamente. Se puso de pie y desapareció en la cocina. El resto del F4 entrevió de inmediato que sabía más de lo que estaba dispuesto a contar.

En la cocina, Jun Pyo revivió lo que Jan Di le dijera el día anterior…

 

 

 

Iban a dar las siete cuando fue a buscar a Jan Di, quien por las tardes acostumbraba ir a la biblioteca a estudiar. Durante varias horas se perdía entre los libros de medicina. Sólo le faltaban dos años para recibirse, llegado ese momento sería cuando por fin pondrían fecha para la boda. Jan Di no tenía previsto casarse antes de finalizar los estudios. Era de suponerse que Jun Pyo no se encontraba complacido con la idea, pero lo sobrellevaba.

Jan Di vio el gentío apiñado y no hizo falta ser genio para entender lo que sucedía, como pudo se abrió paso entre la multitud. Apoyado sobre un pilar y luciendo deslumbrante se encontraba su novio.

Gu Jun Pyo, ¿qué estás haciendo aquí? Ya en cuantas ocasiones había hecho la misma pregunta, y la respuesta era….

Vine a buscar a mi novia Sí, eso mismo contestaba siempre. Sacudió la cabeza frustradamente, este hombre era irremediable ¡Vamos!

Se aproximó a ella y la tomó de la mano para llevarla al coche – un Ferrari Enzo rojo con puertas desplegables hacia arriba – aun si su prometida le gritaba que podía caminar sola.

De vez en cuando la observaba de reojo y sonreía con diversión, ella estaba de brazos cruzados y un gran mohín sobresalía de sus labios; súbitamente frenó el automóvil en plena autopista.

¿Por qué te detienes? indagó extrañada.

Maliciosamente se fue acercando a Jan Di. Ésta se encogía cada vez más en el asiento, cuando estuvo tan cerca de ella que casi podían rozar sus bocas, le dijo en tono seductor:

Si no terminas con esa mueca, juro que te besaré sin parar. Jan Di dio un leve respingo, con tan mala suerte o buena podríamos decir, que terminó besándolo.

Los ojos de Jan Di se abrieron de par en par y aunque quiso alejarse le fue imposible, porque antes de que lo hiciese Jun Pyo intensificó el beso. Los latidos de sus corazones se elevaron y también la temperatura dentro del vehículo, no fue hasta que oyeron los bocinazos que se separaron. Un sonrojo se hizo visible en la nívea piel de la ex nadadora y su engreído novio tampoco fue inmune a la vergüenza del momento.

Incómodo, Gu carraspeó y se arregló el cuello de la camisa. A continuación, encendió el auto y apretó el acelerador poniéndose en marcha otra vez. Jan Di apartaba la mirada, carecía de valor para enfrentarlo.

Después de algunos minutos, Jun Pyo estacionaba el automóvil en la entrada de la clínica del ex presidente Yoon, descendió y ayudó caballerosamente a su novia.

Cuando se adentraron en la sala de espera, lucía totalmente solitaria. Jan Di fue directo al consultorio del abuelo creyendo que estaría allí, sin embargo, no lo encontró. Tampoco se divisaba la figura de Ji Hoo. Era demasiado inusual, ya que por lo general uno de los dos se quedaba para tratar a los pacientes.

Regresó al vestíbulo. Allí Jun Pyo le extendió una nota que halló en la repisa junto a las fotos; desplegó el papel leyéndolo con detenimiento.

 

 

 

Jan Di:

Tuvimos asuntos urgentes que atender, quedas a cargo del dispensario. En una hora estaremos de vuelta.

Ji Hoo.

 

 

Dobló el mensaje y lo guardó en el fondillo delantero del chaleco. Le inquietó que ni siquiera hayan cerrado el consultorio, al parecer tenían demasiada prisa.

¿Qué pasó?preguntó Jun Pyo intrigado.

No dice nada en concreto, solo que estarán de vuelta en una hora. le explicó, mientras se quitaba el chaleco y lo ponía en el perchero.

¿Será por Yi Jeong? musitó angustiado.

Jun Pyo introdujo su mano en el bolsillo izquierdo del pantalón, sacó el celular y se comunicó con Woo Bin. Según supo, el ceramista continuaba encerrado en el estudio. Eso le habrían informado al khangpae – sus hombres – después que les ordenara buscarlo. Si bien, esta noticia le generaba serenidad, no disminuyó del todo la inquietud.

Por su parte, Jan Di no desatendía ningún detalle de la charla. Claro que la curiosidad no era la única razón, sino que – al igual que su novio – le interesaba Yi Jeong. Después de todo, el Casanova siempre la había defendido de Kang Hee Soo, incluso hasta del mismo Jun Pyo.

¿Qué es lo que ocurre con Yi Jeong sunbae? se animó por fin a inquirir.

Gu Jun Pyo la miró un instante, inseguro de contarle. Luego de meditarlo breves segundos creyó que posiblemente le serviría hablar con ella.

Es por lo que pasó esta mañana en la tienda de novias relató Jun Pyo, reclinándose en el sillón Salió como alma que lleva el diablo. No entiendo por qué.

Jan Di mordió su labio inferior, desde la mañana las dudas le sobrevinieron. No sólo Yi Jeong había actuado extraño, también Ga Eul. Y por lo que percibía, su obtuso prometido desconocía lo sucedido entre ellos. A decir verdad, ella tampoco lo supo – su historia personal con Jun Pyo la absorbió – hasta que la propia Ga Eul le narró la dramática relación con el Casanova del F4; sucedió días después que Jun Pyo recobrara la memoria.

 

 

 

 

Jan Di corrió a atender la puerta de la mansión Yoon – el abuelo y Ji Hoo no se encontraban en la casa – cuando abrió se topó con la delicada silueta de Ga Eul. Su cara denotaba tristeza y sus ojos rojos e hinchados de tanto llorar. La condujo hasta la sala haciéndola tomar asiento, luego fue a la cocina por un vaso con agua.

Al volver, Ga Eul sostenía con ambas manos sus piernas escondiendo el rostro entre ellas. Jan Di la escuchó sollozar. Lentamente se aproximó a su lado y se agachó para acariciarle cariñosamente la cabeza. Cuando el llanto se incrementó, la abrazó con fuerza. Un par de minutos le costó serenarse.

Jan Di le tendió el vaso y la observó beber todo el líquido. Recibió el recipiente y lo puso arriba de la mesa, seguidamente se sentó junto a ella.

Soy una tonta… ¿verdad?dijo entre gimoteos Ga Eul, secándose las lagrimillas con la manga de su camisa.

Jan Di sonrió tiernamente.

Tonta no, ingenua que es diferente.

¿Y eso no es lo mismo? Para Ga Eul las dos palabras no eran diferentes.

No, porque una persona tonta siempre comete errores por no confiar, ni dejarse llevar. Mientras que las ingenuas, dan su corazón sin miedo buscando hallar la felicidad de las personas que aman, incluso si eso significa renunciar a la suya…le respondió con honestidad y agregó —: Por ello, no creo que seas tonta Ga Eul ah.

Gracias, Jan Di ah. dijo Ga Eul, abrazando a su amiga. Oírla la reconfortó.

No me contarás por quién lloras. Sintió la tensión en el cuerpo de Ga Eul y la presteza con la que se retiró.

Eso no es importante. le aseguró.

A veces, Ga Eul era como un libro abierto que todo lo comparte y en otras se contenía al punto de pretender valentía y así evitar afligirla. Sin embargo, Jan Di insistió:

Ga Eul, ¿confías en mí? la asió de las manos. La muchacha asintió afirmativamente —. Entonces te juro que no me enfadaré.

Conocía a Jan Di a la perfección y quizás se olvidaría de la promesa. Pero en esos instantes tenía la urgencia de aliviar su dolorido corazón.

Es por Yi Jung sunbae…yo me enamoré de él. le reveló entristecida Ga Eul.

Oír aquella confesión le resultó escalofriante, tanto que oprimió con dureza la mano de Ga Eul, causando que la chica emitiera un suave quejido.

Lo siento, sé que prometí no enojarme, pero es difícil. Rió nerviosa Jan Di.

¿Cómo fue que Ga Eul se enamoró de alguien como So Yi Jeong? Él no era más que un mujeriegoun Casanova de corazón frío, incapaz de ofrecerle un amor honesto.

Está bien Jan Di, además eso quiere decir que te preocupas por mí.

¡Por su supuesto! aseveró convencida. Por eso, quiero que me prometas algo… Ga Eul la miró desconcertada. Olvida a Yi Jeong sunbae.

Jan Di ah…—susurró débilmente Ga Eul.

Sé que lo amas Ga Eul, pero So Yi Jeong no es la persona indicada para ti…por favor, olvídalo…es lo mejor le suplicó.

La mirada de Jan Di mostraba culpa. Su querida amiga había salido herida por estar a su lado y todo porque no impidió que se asociara con el F4. De haberlo hecho, ahora Ga Eul no estaría sufriendo por ese condenado playboy.

No es necesario que me lo pidas, porque ya he renunciado a Yi Jeong sunbae Cuánto le estaba costando dejarlo atrás, pero se repetía que ya no podía seguir arrastrando su corazón. Estos últimos días lejos de Seúl, sus padres la notaron tan deprimida que la llevaron de viaje, le habían servido para mantenerse determinada olvidarlo. Pero en días como este quería correr a su estudio y gritarle que se retractaba de sus palabras. Fue doloroso enterarse que pronto abandonaría el país y ya no lo vería por mucho tiempo —. Te prometo que lo borraré de mi corazón. Aquella aseveración le sorprendió. Ga Eul jamás se daba por vencida, era tan obstinada como ella. Aunque hubiera querido conocer más las razones de su resolución, se conformó con la promesa de Ga Eul.

 

 

 

 

Esa fue la primera y última vez que platicaron sobre So Yi Jeong. Y cuando descubrió los detalles de esa relación se alteró tanto que quiso descargar unos cuantos golpes en So.

Si consintió en entregarle la carta, era porque debía permitirle a Ga Eul cerrar un ciclo en su vida para que pudiese iniciar uno nuevo. Ahora se daba cuenta de lo egoísta de su petición. Por tratar de aquietar sus remordimientos sacrificó el corazón de su querida amiga. Ni siquiera la instó a seguir luchando como ella había hecho con Gu Jun Pyo ¿Qué clase de persona era?

¡Yah Geum Jan Di, tú también me ignoraras! chilló Jun Pyo trayéndola de vuelta a la realidad.

Jun Pyo, creo que Yi Jeong sunbae está enamorado de Ga Eul… Un corto interludio vino antes de descubrir su mayor sospecha y a lo mejor ella aún ama.

Jun Pyo se levantó de sopetón del sillón. ¿Yi Jeong ama a Ga Eul? ¿Y quizás ella también?

Pero Yi Jeong nunca ha amado a ninguna mujer. era totalmente improbable lo que sostenía Jan Di. Su amigo, el Casanova ¿enamorado?

Ay, Gu Jun Pyo ¡Tú nunca entiendes nada! gruñó irritada la ex nadadora, por la poca sensibilidad de ese hombre.

¡Pues si nadie me explica como quieren que sepa! alzó su voz. Ella resopló resignada.

Así fue como se enteró de la historia entre Yi Jeong y Ga Eul. Obviamente le prohibió mencionar a cualquiera del F4 lo que conversaron, de lo contrario sufriría un dolor terrible.

 

 

 

 

 

Gu Jun Pyo volvió al presente y más que nada, retornó donde se hallaba el F4. Advirtió la inmutabilidad con la que todos actuaban. Ji Hoo leía una revista de arte; Yi Jeong contemplaba las vasijas en los anaqueles y Woo Bin verificaba su móvil. Especuló que se habían rendido y ya no lo cuestionarían. Aprovechando esa suerte, expresó inseguro:

Chicos…debo irme tengo…una reunión en la empresa. Y se alejó presuroso del estudio.

En ese momento, Ji Hoo y Woo Bin lo siguieron. Ni siquiera se despidieron de Yi Jeong. Escuchó el clic del portillo. El taller otra vez yacía vacío como su alma. Exhaló profundamente y se encaminó a su cuarto. Tenía un propósito apremiante que cumplir.

 

 

 

 

 

 

 

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Woo Bin manejaba su BMW negro, en su mente rondaban las palabras que Jun Pyo se animó a compartir minutos atrás.

 

 

 

Al marcharse del estudio Jun Pyo estaba por subir al automóvil, sin embargo se detuvo al escuchar a Ji Hoo preguntarle:

¿A nosotros tampoco nos contarás lo que sabes? — Gu se sintió desilusionado. Tanto que había intentado escabullirse y de nada valió. Además Ji Hoo tenía la extraordinaria habilidad de conseguir siempre las respuestas a sus dudas.

A escasos metros de Yoon, venía Woo Bin, quien estaba interesado en conocer los hechos que Jun Pyo ocultaba.

Jun Pyo dio media vuelta observando las serias expresiones en los rostros de sus amigos. Una sagaz sonrisa se ejecutó en él.

Lo único que les diré es que… hizo una breve pausa depende de Yi Jeong que esa boda se realice.Luego de decir aquello, montó velozmente su auto y se perdió en la calle con la misma celeridad.

Tanto Woo Bin como Ji Hoo se miraron y sonrieron. Faltaba un mes para la boda, además a esta hora Seung Yoo debería estar rumbo a Japón.

 

 

Ajustó el manos libres en el oído derecho y tecleó el número uno en el marcado rápido. Durante un par de minutos oyó el sonido de tono hasta que una agradable voz, algo adormilada, atendió.

Hola.

Quiero verte. Aquella simple frase, si bien se asemejaba a un mandato, surgió del deseo de verla.

Yo también. No hicieron falta más palabras. Colgó e incrementó la velocidad del costoso vehículo.

Treinta minutos después, aparcó en la acera frente al edificio donde residía. Le resultaba irracional esa manera de comportarse. La imperiosa necesidad de ver a una mujer jamás la había sentido. Pero ella era diferente a cualquier otra. Ella era su paz y su guerra…

Descendió del automóvil e iba a cerrar la puerta cuando recordó el ramo de camelias rojas que había comprado en una florería cercana. La anciana que atendía dicho negocio lo había retenido cuando se ofreció gratuitamente al darle una clase sobre el significado de las flores. Por supuesto que, al principio, no estaba interesado en tal información, pero le agradó conocer lo que simbolizaban aquellas flores: “Amor ardiente y eterno”.

Cogió el ramo finamente envuelto e ingresó al edificio. Allí subió al elevador y oprimió el botón que lo llevó al tercer piso. Caminó con pasos largos y apresurados por el pasillo. De pronto, se halló ante una puerta de color verde, cuyo número grabado con dorado rezaba “3 A”. Tocó el timbre, sin embargo, nadie le abrió. Insistió varias veces obteniendo el mismo resultado. Estaba por sacar el celular cuando captó el sonido de pasos que parecían ir de un lado a otro.

Woo Bin sonrió, mientras movía su cabeza a ambos lados. Siete meses de verse a escondidas en su departamento y todavía no ha perdido la costumbre de hacerlo esperar debido a su desorganización, sobre todo, ese día con las ansias que tenía de estrecharla entre los brazos.

Casi quince minutos de espera. De improviso, la puerta fue abierta y una encantadora joven miró divertidamente al atractivo CEO de la compañía Li Shin. Una sonrisa juguetona se apreciaba en Woo Bin. La chica respiraba con dificultad.

Aun cuando unos cuantos mechones cobrizos escaparon de su rodete y las mejillas estaban sonrosadas por la carrera, esto no la desmereció, al contrario, ese aspecto le otorgó una belleza hechizante. Woo Bin se abalanzó sobre ella besándola con avidez. Cuanto más la besaba y aprisionaba contra sí, mayor era su deseo. Las flores quedaron olvidadas en el pasillo, las tiró cuando la cargó para llevarla a la habitación. Allí se dio el lujo de amarla, disfrutando de sus caricias…de su cuerpo. Juntos culminaron en una ola de desbordante placer.

La ropa estaba regada por toda la recamara y, tendida sobre la cama, una pareja seguía abrazada silenciosamente, dichosa con la compañía del otro. Ella se acurrucó contra el cuerpo de su amante, mientras Woo Bin acariciaba su espalda con adoración.

Isabella…pronunció tiernamente aquel nombre.

Sí. —murmuró.

Quédate siempre junto a mí. — Isabella no le contestó.

Woo Bin se enderezó ligeramente. Sonrió. Se había quedado dormida. Tomó la sábana y la cubrió, mientras la atraía hacía él. El dulce aroma que desprendía su cuerpo anegó su sentido del olfato y poco a poco fue cayendo en un profundo sueño.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Las clases habían finalizado y todos los estudiantes se retiraron menos uno, Min Young era el único que todavía continuaba en el aula. Arrellanado en la diminuta silla y apoyando el mentón sobre la mesa daba la impresión de sentirse realmente aburrido. Esa postura no le dejó otra opción, debía entretenerlo un rato hasta que vinieran a buscarlo. Cogió un títere de la repisa y se le acercó a hurtadillas.

Se arrodilló y haciendo una voz graciosa, dijo:

Min Young ah, te ves más lindo cuando sonríes. — Ni siquiera se inmutó con su halago.

Ga Eul frunció los labios y decidió intentarlo otra vez, pero sin el muñeco.

— ¿Min Young ah, sabes por qué la gallina cruzó la calle? —le preguntó alegremente.

El chiquillo se irguió y alzó una ceja.

Maestra Chu, ese chiste está muy pasado de moda. Además, ¿para qué la gallina querría cruzar la calle? —alegó inexpresivo.

Ga Eul se sorprendió, bueno no del todo. De hecho, Min Young era demasiado maduro para su corta edad. En ocasiones podía ser frío y distante. Estaba en un periodo de adaptación, puesto que se había trasladado recientemente al jardín de niños de ShinHwa.

—Bueno…yo…quería… —balbuceó. Esto era perfecto, humillada por un niño de cinco años. Llevó su mano a la nuca y rió bobamente.

No es necesario que se excuse por su falta de gracia.aseveró con total aplomo Min Young.

Intentando componerse de semejante situación, prestó oídos a la burlesca risilla que procedía del umbral. Sin demora, Ga Eul apuntó su curiosidad hacia ese punto en especial. Incluso le daría una justa regañiza al que osaba mofarse de ella. Sin embargo, lo que pensaba decir murió en sus labios.

—Hola, Ga Eul yang… —la saludó un sonriente So Yi Jeong, levantando la mano izquierda.

Cuatro años habían transcurrido y aquel hombre de porte distinguido seguía intimidándola. Tampoco contribuyó la perfecta sonrisa que acrecentaba su encanto. En un santiamén, Ga Eul se puso de pie. Su corazón latía frenéticamente ¡Vaya que resultaba ser un traicionero!

Yi Jeong había presenciado gran parte de la escena. Viéndola así, tan maternal, asumió que algún día sería una magnífica madre.

Señor, ¿quién eres tú?interrogó curioso Min Young al recién llegado.

¿Y quién piensas que soy? —replicó Yi Jeong, jugando un poco con el interés del chiquillo.

Ladeó la cabeza y se mordió el labio inferior, mientras analizaba cuidadosamente a So Yi Jeong y por unos segundos también a Ga Eul.

Es el novio de la maestra. —concluyó. Esa frase animó al alfarero, ni él se esperaba este tipo de contestación.

¡Claro que no es mi novio!bramó sonrojada Ga Eul, quien al darse cuenta del exabrupto mermó su enojo, sonriendo nerviosa.

Entonces, ¿por qué sus mejillas están rojas desde que él entró? —le refutó Min Young, al mismo tiempo que la ponía en evidencia.

En un acto premeditado, se cubrió el rostro para evitar que Yi Jeong comprobara lo dicho por el niño. Pero fue demasiado tarde. Desde el principio el Casanova se había deleitado con ese tono rosáceo tan habitual en ella. Un aire de complacencia se extendió por su interior, después de todo, aún poseía la capacidad de hacerla ruborizar. Aunque el mérito – en parte – provenía de Min Young; resultó un maravilloso aliado sin proponérselo.

—Eso es…porque…tengo fiebre — Ga Eul habría querido golpearse por decir tamaña idiotez ¿Qué le sucedía? Nuevamente, estar tan cerca de Yi Jeong afectó su razonamiento, y menos con el inexistente apoyo que Min Young le confería.

Min Young siseó, consideraba insólito que la bonita maestra Chu estuviese actuando de manera torpe. En tanto, Yi Jeong tomó ventaja de las palabras de Ga Eul; se aproximó y posó la mano sobre su frente, midiéndole la temperatura. Por supuesto que sabía que no tenía fiebre. Pero, ¿quién podría culparlo por comportarse como un hombre preocupado? Tenerla cerca le permitió disfrutar momentáneamente de la tibieza de su piel. Aquellos labios carnosos lo tentaban a besarla, en todo caso, desechó la idea debido al pequeño espectador a su lado.

Con un rápido movimiento se distanció de él, mientras sacudiendo las manos le aseguraba:

Estoy bien, sunbae.

A Yi Jeong le disgustó su lejanía.

—Perdón por la demora, señorita Chu. — Una mujer apenada e intranquila entró al salón de clases, dispensándose con Ga Eul.

— ¡Mamá! —gritó Min Young, corriendo hacia su madre, la cual lo recibió amorosamente.

—No se preocupe, señora Lee. Es un placer cuidarlo —expresó con sinceridad la joven docente. Se agachó para estar a la misma altura de su alumno y le dijo —: Nos vemos mañana, Min Young ah.

Aquella sonrisa cálida que le brindó, alegró tanto a Min Young que de improviso la abrazó con fuerza. Ga Eul le devolvió la muestra de afecto.

Min Young y su madre estaban por abandonar el aula cuando, giró sobre sus pies e inquirió:

Novio de la maestra, ¿mañana vendrá?

— ¡Sí! —le contestó feliz Yi Jeong, mientras levantaba el pulgar derecho reafirmando su respuesta.

Segundos después, un radiante Min Young se marchaba finalmente del salón junto a su madre.

—Sunbae, me parece incorrecto que hagas una promesa que quizás no puedas cumplir. —lo regañó Ga Eul. Si algo había aprendido era que jamás debías albergar esperanzas cuando se trataba de So Yi Jeong.

— ¿Por qué supones que no la cumpliré, Ga Eul yang?

Ga Eul se quedó atónita ante su pregunta ¿Acaso tenía planeado aparecerse una vez más por el colegio? El pánico comenzó a recorrerle por el cuerpo ¿Cómo haría para soportar su presencia de nuevo?

Se encontraba tan absorta en sus propios pensamientos, que recién pudo reaccionar cuando los brazos de Yi Jeong la rodearon, atrayéndola hacia su pecho. Aspiró el delicado aroma del perfume que él usaba. Por sus fosas ingresaron varias esencias: mandarina, lima, toronja y otras que no logró identificar.

Durante algunos minutos se mantuvieron en esa posición. En completo silencio, saborearon la vieja comodidad que supieron atesorar.

—Te extrañé Ga Eul yang. —susurró Yi Jeong, aprisionándola cada vez más.

Lentamente, Ga Eul fue envolviendo – con manos temblorosas – los brazos alrededor de la cintura del alfarero. Hizo un gran esfuerzo, sin embargo, sus lágrimas escaparon sin remedio.

En aquel espontáneo abrazo, dos corazones emprendieron un camino entre dudas…” ¿Me amas?”…y certezas…”Mi corazón no ha podido dejarte atrás”, donde la línea que las separaba podría tornarse fina.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Nota de autora:

 

¿A quién de los dos le corresponderá la duda o la certeza?

¿Dónde habrán ido Ji Hoo y su abuelo?

La verdad es que estoy produciendo esa escena en mi cabeza XD

Woo Bin enamorado ¡Qué guardadito se lo tenía! :D

Espero que les haya gustado y ya saben sus comentarios son mi paga n.n

Gracias soeul83

 

 

 

 

 

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Comments

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Jacqueline30
#1
hola <33 me he suscrito
awesome-raji #2
Chapter 2: Gaeul is going to marry? To whom? ? Plz update soon!!!!!
Love this fic!!!!!!! Thank u for the update
ilovesa #3
Chapter 1: I love this couple, but I don't understand with the languange you use, hehe