Listas de amores pasados

Beso de murciélago (taeny)

—Un poco más de agua, por favor. Creo que acabaré deshidratándome.
—A no ser que la gripe de la gallina te atrape antes — Tiffany sonrió tímidamente—; creo que le lleva ventaja a la deshidratación.
— ¡No pronuncies el nombre prohibido! —le recordó Taeyeon, que apretó los dientes al hablar.
—Oh, perdón.

 

La noche anterior habían acordado no pronunciar «la gripe de la gallina», ya que a Taeyeon se le antojaba demasiado doloroso escuchar aquel terminó, y sus oídos no parecían estar preparados para soportarlo. Tiffany abrió el botiquín de primeros auxilios que ella había llevado como parte del equipaje y buscó en el abarrotado interior otra toallita húmeda para colocársela en la frente.
 

—Están a la derecha —le indicó Taeyeon—. ¡Uf, Tiffany, eres una paleta total! Dame el botiquín, ya las busco yo misma.
Le tendió la maletita.

 

—Cuidado, no sea que te rompas una uña… —le advirtió ella, medio riendo—. Eso sería… el Apocalipsis.
Taeyeon desenvolvió rápidamente otra toallita húmeda y, desechando la anterior, se la puso sobre la frente con cuidado. Se reclinó sobre el sofá y apoyó la cabeza en un almohadón de color morado.
— ¿Sabes?, empiezas a repetirte —dijo Taeyeon —. Vas a tener que contratar a alguien para que piense estupideces nuevas por ti.
— ¿No es más propio de ti eso de tener sirvientes que se encarguen de tus responsabilidades?
—Sí. Ojalá estuviese aquí Jack —Suspiró con aire nostálgico—; nadie hace los zumos de piña con coco rallado como él… —Frunció el entrecejo—. ¡Cómo odio este horrible lugar!

 

—Te refieres a mi casa, ¿no?
—Sí, y a todos los que la habitan, por supuesto —aclaró felizmente.
—Tranquila; para mí también es un alivio saber que cada minuto que pasa significa que falta un poco menos para que te marches de aquí.

 

Taeyeon estiró los brazos, sonriendo y ocupando prácticamente todo el sofá.
Tiffany cambió el canal de la televisión, molesta, apretando con ahínco las teclas del mando a distancia.
— ¡Sí! Será un lujo volver a tener algo de espacio —prosiguió la inglesa.
—Oye, mi casa tiene dos pisos, no es pequeña.
— ¡Si tú lo dices…! Apuesto a que tiene los mismos metros cuadrados que uno de mis cuartos de baño.

 

Tiffany enarcó las cejas con escepticismo. Cada vez le intrigaba más saber de dónde provenía realmente aquella extraña alumna de intercambio. Quizá todo aquello que decía era mentira, quizá solo se trataba de una persona con verdaderos problemas mentales que no llegaba a aceptar su propia realidad… y terminaba por inventársela. Ahogó un suspiro.
—Sabes que esta noche celebramos el cumpleaños de leo, ¿verdad?
Taeyeon ladeó lentamente la cabeza y miró a Tiffany con los ojos muy abiertos, como si acabase de ver a un fantasma. Después rio tontamente.

 

— ¡Qué chiste más malo! Y encima casi me lo trago.
—No es un chiste, Taeyeon. —Tiffany amplió su sonrisa—. En realidad es dentro de una semana, lo que pasa es que coincide con el día de Navidad, y este año hemos decidido cambiarlo. Ya sé que es un poco precipitado… pero hemos conseguido arreglarlo.
Y era cierto. Leo había querido celebrar su cumpleaños esa misma noche de cualquier modo. Así pues, sus padres decidieron aprovechar el día para visitar a la tía Marge y pasar la noche con ella, dejándoles la casa libre. Había sido toda una suerte que el señor Hwang cediera; terminó sucumbiendo a las amenazas de leo de que, si no lo hacía, dejaría de estudiar y se marcharía a recorrer mundo en la maltrecha caravana de su amigo Frank.

 

—Tendrás que ayudarme a prepararlo todo —prosiguió Tiffany animada—. A las diez en punto llegarán los amigos de leo.
— ¿Qué?
Taeyeon negó con la cabeza. Confundida, se quitó la toallita húmeda de la frente y la lanzó sobre Tiffany.
—Pero ¿qué haces, loca?
— ¡Me protejo de ti! Pretendes destrozarme la vida, ¿verdad?
—Yo no… —Puso los ojos en blanco—. ¡Oh, vamos, Taeyeon, no será para tanto! Todos son muy simpáticos.
Taeyeon se cruzó de brazos.

 

—Ya. Mira, si son tan simpáticos como tus amigos, prefiero no conocerlos. Gracias.
Tiffany se recostó en el sofá, cogió en brazos a ginger e intentó ignorar el berrinche de Taeyeon. A veces podía llegar a parecer una niña de tres años, a pesar de su aspecto elegante y eternamente formal. No tenía arreglo.
— ¿Estás enfadada?

 

Se inclinó hacia ella, sonriendo. Le tocó la punta de la nariz con el dedo, y Taeyeon la apartó la mano con un seco manotazo, como si se tratase de una mosca molesta.tiffany recordó aquellos días en que había trabajado de niñera para la vecina y se propuso actuar con Taeyeon tal y como se comportaba con los críos a los que debía cuidar.
 

— ¿Quieres que te ponga El rey león otra vez?
Otra vez… porque la noche anterior, pasado el primer susto tras escuchar la noticia de la gripe de la gallina, habían vuelto a verla. Taeyeon arrugó la nariz, y sus ojos ónices, fríos y penetrantes, se clavaron en Tiffany como si esta fuese una intrusa. Finalmente, tras pensárselo, desenvolvió otra toallita húmeda y decidió contestar.

 

—Vale.
Había terminado cayendo en la tela de araña tejida por Tiffany. Ella se levantó animada del sofá, intentando no reír, y rebuscó entre los DVD. Ojeó distraída algunas cubiertas.
—O, mejor aún, probemos con Aladdín, a ver qué te parece…
— ¿Aladdín? ¿Y ese quién demonios es?
—Ahora lo verás.



Taeyeon se mantuvo atenta a la película y opinó descaradamente en algunos momentos cruciales. Cuando terminó, casi una hora después, Tiffany apagó el televisor y se recostó en el sofá.
—Bueno, ¿qué te ha parecido la película?
— ¿Quieres que te responda punto por punto? —Suspiró—. Uno: los escenarios son pobres y repetitivos. Dos: ¿a esa diminuta mansión blanca la llaman palacio?, ¡por Dios! Tres: ¿las alfombras voladoras existen? Cuatro: si yo hubiese sido Jazmín habría ordenado a mis espías que investigasen a Aladdín.
Tiffany negó con la cabeza, esforzándose por no reír.

 

— ¿Por qué te identificas con la princesa? Y no con aladim.
—Pero ¿qué dices? Yo no soy una pobretona, ni robo un mendrugo de pan, ni tampoco llevo un mono pulgoso a la espalda, del que ni siquiera se sabe en qué idioma habla. —Agitó las manos con gesto señorial—. Antes me comparo con el sultán gordo, que, por cierto, un poco de ejercicio no le vendría nada mal.

 

—No tienes remedio —bufó Tiffany.
—Gracias.
Pasaron unos instantes tumbados en el sofá y sumidos en un profundo silencio. Había comenzado a sentir cierta curiosidad por taeyeon. En realidad, deseaba conocer un poco más sobre su vida en Londres, sobre él en general. Notaba que, con el paso de los días, la confianza entre ellas —a pesar de estar repleta de odio— iba asentando sus bases. Quizá se estaba acostumbrando a eso de tener al lado a un enfermo mental.

 

—taeyeon ¿puedo hacerte una pregunta?
—Eh… NO.
— ¿Alguna vez has tenido novia?
— ¿Es que no me has oído? Te prohíbo que me preguntes cosas.
—Eso significa que siempre has estado soltero, ¿verdad?

 

Taeyeon comenzó a ruborizarse lentamente, y sus mofletes se tornaron de un gracioso tono rojizo. Se incorporó en el sofá, sentándose y mirándola.
—Pues claro que no. Soy el symbol del instituto.
— ¿De veras? No me lo creo.
—Abre los ojos, mírame fijamente y verás cómo se te despejan las dudas.
Taeyeon Rio descaradamente. Su ego no tenía límites.
— ¿Y con cuántas chicas has salido?

 

— ¡Sabía adónde querías llegar, vieja picarona! —La apuntó con un dedo acusador—. No pienso decírtelo. Te quedarás con las ganas de saberlo.
Tiffany se acercó a taeyeon, rompiendo la normativa de espacio vital individual que ambas habían acordado. Ella pareció sentirse intimidada y la miró con una mezcla de miedo y desconcierto.
— ¡Va, taeyeon! ¡No te hagas la malota! —Le dio un pequeño codazo—. ¡Venga, symbol, cuéntame a cuántas Fashion victims te has llevado a la cama!
Taeyeon tragó saliva despacio. La desvergüenza de la ponía nervios. Nadie le había preguntado nunca aquello de un modo tan directo. Es más, a decir verdad, jamás se lo habían preguntado de ningún modo. Suspiró y se acercó al oído de ella. No quería darle a entender con sus silencios que no había tenido novia.

 

—A… dos —susurró.
Invadió la estancia un incómodo silencio que, poco después, se vio interrumpido por las risas de Tiffany. Le señaló con un dedo y negó con la cabeza, incrédula.
— ¿SOLO DOS?
Taeyeon pestañeó confundida. ¿Cómo que… «Solo»?, ¿acaso no eran suficientes? Tenía dieciocho años. Y, ciertamente, después de lo ocurrido con su última novia, había aprendido la lección, y desde entonces evitaba tropezarse con cualquier otra mujer. Claro que ese episodio de su vida jamás se lo contaría a la idiota de Tiffany.

 

Un extraño cosquilleo comenzó a ascenderle desde el estómago cuando se preguntó con cuántas chicas habrían salido. Peor aún: la imaginó en brazos de otra. Cerró los ojos con fuerza, apartando aquellos pensamientos de su mente.
 

— ¿Con cuántos has salido tú? —le preguntó.
— ¿Te refieres a los de estar un par de meses, o a los de pasar un buen rato sin compromisos?
—No sé… todos en general… ¿Cuántas?
— ¿Te crees que me dedico a contarlas o qué?

 

Fue como si le tirasen encima un jarro de agua fría. Entonces, el beso que se habían dado en el cuarto de baño aquella noche, con el historial de, no debía de haber significado nada para ella. Claro que para ella tampoco, ¡faltaría más! Un beso. Un beso… tonto, estúpida e insignificante. Solo eso. Sonrío falsamente e intentó pensar en algo que pudiese dañarla, porque en ese momento, sin saber por qué, él también se sentía extrañamente dolido.
 

—Vaya, así que ¿los jóvenes salidos de la urbanización te conocen como «, la chica a domicilio»?
— ¿Qué estás insinuando?
Se levantó del sofá y puso los brazos en jarras. Enarcó las cejas.
—Lo que has oído, exactamente. Ni más, ni menos.
— ¡No te atrevas a insultarme! ¡Ni siquiera me conoces, taeyeon!
—Ya, pero tú has dicho que tu lista de tías es tan larga que ni siquiera puedes llevar la cuenta. —Se encogió de hombros y, muy en el fondo, advirtió la satisfacción que sentía al ver el rostro enojada de. Al fin y al cabo, ella también estaba enojada.
— ¿Y eso qué tiene que ver?
—En Londres, al tipo de chicas que son como tú, las denominamos «put…».
— ¡Cállate!

 

Notó que los nervios se apoderaban de ella. Aquello no era justo. Se llevó una mano al pecho, tratando calmarse, y procuró no derramar ni una sola lágrima.
— ¡Para tu información, yo nunca me he acostado con nadie! —explotó finalmente.
Taeyeon la miró fijamente y supo que estaba diciendo la verdad. Aturdida, y sintiéndose algo culpable por sus acusaciones, se dio la vuelta en el sofá y evitó toparse con sus ojos. La situación era extraña y se le estaba escapando de las manos.

 

—Así que ¿eres virgen…? —se atrevió a decir, pasados unos insoportables segundos repletos de tensión.
—Sí. — logró relajarse—. ¿Y tú?

 

Taeyeon alzó la cabeza y sus ojos mieles chocaron con los de ella. Entonces adivinó que no le iba a gustar la respuesta y le molestó que un incómodo nudo presionase su garganta.
—No. No lo soy —contestó.

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Comments

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LlamaAmerica #1
Chapter 31: Que como que así termina? Awwww quiero más!
De todos modos fue una hermosa historia *-* <3
LlamaAmerica #2
Chapter 29: Ayyy :(
LlamaAmerica #3
Chapter 28: No quiero que se vaya :(
LlamaAmerica #4
Chapter 27: Que bien Tae por fin! Jajaja
LlamaAmerica #5
Chapter 26: Jajajajaja esto están matado xD
LlamaAmerica #6
Chapter 25: Jajajaja que buen hermano el leo xD
LlamaAmerica #7
Chapter 24: Que desastre este!!! /:
LlamaAmerica #8
Chapter 23: Jajajajaja el papa? Wtf!! xD
LlamaAmerica #9
Chapter 22: Pero Tiff porque te pones así :(
LlamaAmerica #10
Chapter 21: Jajajajaja
Es que son una pareja tan dispareja xD